UN MUNDO LLAMADO CLEOPATRA

EL sistema planetario queda en la Osa Mayor a 398 años-luz del sol. Esto trae como consecuencia ciertos cambios en el aspecto del firmamento. Las constelaciones nórdicas están ampliamente dispersas y la mayoría de las estrellas conocidas que hay en ella se ve más brillante que desde la Tierra, aunque algunas han cambiado de configuración pues, vistas desde aquí, ahora quedan en dirección sur. Las estrellas más débiles, invisibles en la Tierra, se han convertido en objetos visibles a simple vista. Estos cambios aumentan a medida que uno mira más cerca de la Osa Mayor. De por sí está modificada hasta ser casi irreconocible al ojo inexperto, tal como las constelaciones más cercanas a ella. Cuanto más hacia afuera se mira en la esfera celeste, menor es la distorsión. En comparación, las estrellas sureñas están un poco afectadas. Aquellas cercanas al polo sur celeste de la Tierra, como Octans, mantienen mejor su forma, aunque exhiben el mayor encogimiento en medida angular. Varias de sus estrellas más débiles (según se las ve desde Tierra) ahora son invisibles-lo mismo que el Sol-pero han sido reemplazadas por otras que —vistas desde la Tierra—'originalmente' eran nórdicas.

Por eso, para un nativo del hemisferio norte terrestre el cielo aparece considerablemente cambiado en torno a Carro, Cassiopeia, etc. Pero aún es posible identificar a Orión, por ejemplo, y aquellas constelaciones que un australiano o un argentino están acostumbrados a ver no han sufrido grandes alteraciones.

Sin embargo, los hemisferios celestes de Cleopatra no son idénticos a los de la Tierra. En realidad, el polo norte de Cleopatra apunta hacia Piscis, que está a casi 90 grados del eje terrestre (las definiciones 'norte' y 'sur' se hacen teniendo en cuenta que el sol sale por el este). No hay una estrella guia definida, pero Piscis gira en torno a un punto en su propio medio, acompañada por sus vecinos Virgo, Pegaso y Acuario. El polo sur celestial está cerca de Cráter. Las constelaciones que los habitantes de la Tierra están acostumbrados a ver en cualquiera de los cielos están aquí —siempre que sean reconocibles—, siempre están bajas, y muchas no son observables más que en determinadas estaciones.

En estas circunstancias, sería más conveniente para los colonos que volvieran a trazar nuevamente sus mapas estelares, colocando las nuevas constelaciones tal como las ven. De todos modos, quizás esto sucederá con el paso de las generaciones.