Agradecimientos
ANTE todo quiero dar las gracias a mi madre y a mi padre, Shirley y Stan Mullin. Sin su inquebrantable apoyo, Cenizas no existiría. También le estoy agradecido a Helen-Louise Boling por sus comentarios sobre Cenizas y por ser del tipo de suegra buena.
Gracias a ti, Ian Strickland, que me mostraste Cenizas a través de los ojos de un adolescente, y a Dorothy Monosky, que me mostró Cenizas a través de los ojos de una profesora y fomentó mi humildad. La novela es mejor gracias a sus aportaciones.
A todos los del Critique Circle que me hicieron observaciones sobre partes de esta novela (Angela Ackerman, Adryth, Vicky Bates, Darla Davis, Liam Deihr, Karla Gomez, Gorse_ wine, Greenguy, Molly Hart, Katy, Helen Kitson, Autrey Koudelka, Andrea Mack, Martha 2150, Memyselfi, Shannon O’Farell, Quotelover, Sky, Tamamushi, y Elizabeth Taylor), gracias. También agradezco los amables consejos de Jim McCarthy, aunque no el rechazo que lo acompañó. Cenizas mejoró de modo espectacular gracias a su perspicacia.
Le estoy agradecido a Pete Matthews y Erin Stoesz, que me ofrecieron sus conocimientos profesionales de geología para detectar errores científicos en Cenizas. Cualquier error que haya quedado es únicamente responsabilidad mía.
Estoy en deuda con mi editora y correctora, Peggy Tierney, una deuda que jamás podré pagarle por su fe infinita en Cenizas y por la paciencia que tuvo conmigo cuando trabajábamos para convertirlo en el mejor libro que podía ser. Llegué a temer sus e-mails que decían: «¿Podrías volver a escribir el final sólo una vez más?» Pero ella sabía exactamente qué necesitaba la novela y la culpa es mía por tener que hacer seis intentos antes de conseguirlo.
Lisa Rojani hizo un trabajo magistral al corregir Cenizas… ¡dos veces! En su honor he puesto los únicos signos de exclamación de estos agradecimientos. Hizo que mi estilo fuera mejor de lo que yo creía que podía ser. Gracias a Dorothy Chambers por salvarme de bochornos indescriptibles. A Marthy Jean Stacey, que dio vida al trasfondo emocional a Cenizas a través de su artística cubierta original, gracias. También agradezco la ayuda que Gabe Tierney me ofreció para el primer capítulo y la cubierta.
La señora Parker y el señor Wesson, de la ATA Black Belt Academy de Indianápolis, demostraron una paciencia y una perseverancia casi sobrehumanas al enseñarme todo el taekwondo que acabó convirtiéndose en una parte tan importante de Cenizas. Gracias a ambos.
Gracias a mi hermano, Paul Mullin, por ayudarme con los «momentos MacGyver» de Darla. También gracias a Paul, Caroline, Max y Anna, por enseñarme todo lo relacionado con las cabras, los patos y los invernaderos.
Un enorme agradecimiento para Larry Endicott, que es un fotógrafo tan brillante que incluso yo quedo bien al pasar por el objetivo de su cámara. Gracias a Mab Graves, que me dio ánimos y me proporcionó una ayuda imprescindible con las cuestiones artísticas.
El apoyo de los autores, libreros, bibliotecarios y profesores que leyeron Cenizas y me ofrecieron sus elogios por adelantado, me han proporcionado entusiasmo y humildad: Charles Benoit, Cinda Williams Chima, Carol Chittenden, Robert Michael Evans, Michael Grant, Carl Harvey, Kathy HicksBrooks, Christine Johnson, Saundra Mitchell, David Patneaude, Richard Peck y Dave Richardson.
Y, más que a nadie, gracias a ti, Margaret: mi mujer, mi primera lectora, mi mejor amiga y mi verdadero amor.