Capítulo II
LA CREACIÓN DE LENGUAS

1. Un vínculo de unión para la humanidad

Ya es antiguo el ideal de luchar contra la dispersión y la multiplicidad de lenguas. Por ejemplo, a mediados del siglo XVII, uno de los fundadores de la Royal Society, John Wilkins, elaboró un sistema de escritura científica y filosófica con la intención de que los sabios pudieran comunicarse de manera universal y que, además, no contuviera expresiones equívocas. Desde entonces, se han construido una serie de lenguas artificiales a semejanza de las lenguas naturales, la más conocida de las cuales es el esperanto:

Año Nombre Creador
1879 Volapük Schleyer
1887 Esperanto Zamenhof
1902 Idiom Neutral Rosenberg
1904 Latino sine flexione Peano
1911 Simplo Ferranti
1927 Novial Jespersen
1935 Basic Ogden

El esperanto vio la luz a finales del siglo XIX, y su diseñador, Ludwick Lejzer Zamenhof, se dejó llevar por la esperanza de que se convertiría en lengua internacional (sin sustituir la lengua propia o primera lengua). El esperanto fue concebido como vínculo de unión de la humanidad, pero Zamenhof se basó, principalmente, en las raíces de las lenguas indoeuropeas y, muy especialmente, en el latín y el ruso.

El nombre esperanto proviene del pseudónimo utilizado por Zamenhof en sus escritos, Dr. Esperanto. Este poliglota dominaba, entre otras lenguas, el ruso, el polaco, el alemán, el francés y el jiddisch. Aparte de ser el creador del esperanto, tradujo a esta muchos clásicos de la literatura, además de la Biblia.

Algunas de las características estructurales del esperanto son estas: 5 vocales y 23 consonantes; el acento siempre se encuentra en la sílaba antepenúltima; solo hay un artículo (la) sin formas de género y número; los nombres acaban siempre en -o y el plural nominal se forma con -j; los paradigmas verbales son totalmente regulares; no existe la doble negación; el léxico consta de raíces que pueden combinarse (composición) y que pueden ser modificadas gracias a un sistema de 9 prefijos y 38 sufijos. Todo esto siguiendo las pautas de dieciséis reglas básicas.

Un texto en esperanto

«Cetere en la nuna tempo en la afero de lingvo internacia la rutino kaj spirita inercio komencas iom post iom cedadi al la sana prudento. Jam longe tie aù aliloke en diversaj gazetoj kaj revuoj aperas articoloj plenaj de aprobo por la ideo mem kaj por gial batalantoj.»

Traducción

«Por otra parte, hoy, en cuestiones de lengua internacional, la rutina y la inercia intelectuales comienzan a ceder poco a poco ante la sana sabiduría. Ya hace tiempo que, por todas partes, en periódicos y revistas diferentes, aparecen artículos llenos de aprobación a favor de esta idea [la difusión del esperanto] y de sus partidarios.»

Pierre Janton (1976). El Esperanto. oikos-tau.

El futuro del esperanto como lengua internacional es bastante dudoso: no ha sido reconocido por las instituciones mundiales y no tiene el apoyo de un estado poderoso. En estos momentos no hay cifras fiables de hablantes, pero una estimación prudente situaría entre cinco y diez millones el número de personas que, esparcidas por todo el mundo y agrupadas en organizaciones esperantistas, tienen algún dominio de esta lengua artificial.

1.1. El dominio del inglés

Como es bien sabido, el inglés está asumiendo actualmente el papel de lengua de intercambio en proporciones arrolladoras, muy por encima del francés, el castellano, el alemán y el ruso. El inglés domina en las relaciones políticas, comerciales, financieras, científicas, deportivas y turísticas, entre otros campos, lo que lo convierte en una especie de esperanto, sobre todo bajo la forma de Basic English, variedad que permite que mucha gente pueda comunicarse en determinadas circunstancias más bien formales.

De hecho, en la historia de la humanidad ha habido diferentes lenguas naturales que han asumido el papel que ahora tiene el inglés: el latín, el árabe, el castellano y el francés, entre otros. La diferencia es que estas cuatro lenguas facilitaron la intercomunicación en áreas restringidas, mientras que el inglés parece que en la actualidad alcanza prácticamente a todo el planeta (al menos en cuanto a los campos o dominios temáticos antes mencionados).

La extensión del inglés, sin embargo, no se ha producido debido a ninguna característica estructural de esta lengua que la hiciese más «fácil», sino por el dominio político, científico, comercial y tecnológico de los países anglófonos en estos momentos. Ninguna lengua tiene privilegios estructurales (como sistema lingüístico) para convertirse en lengua de intercambio internacional: las causas de esta extensión son, en todos los casos, externas a las características de las lenguas.

2. El contacto lingüístico

En muchos lugares del mundo se ha dado, de manera acelerada, natural y espontánea, la construcción de una lengua nueva: un grupo de hablantes, en general iletrados, puede edificar una lengua natural en el espacio de dos generaciones. En el supuesto que ahora examinaremos, la construcción de una lengua nueva, a partir de otras lenguas, pasa por un estadio intermedio denominado pidgin, antes de convertirse en una lengua de pleno derecho, que conocemos con el nombre de criollo.

Imaginemos una situación de contacto lingüístico en la que personas de diversos orígenes, con lenguas diferentes, han sido trasladadas (en general, convertidas en esclavos) a un territorio en el que se habla la lengua dominante. Veamos la evolución de este supuesto.

Supongamos que los hablantes de las lenguas A y B no pueden comunicarse entre ellos y que, además, están expuestos a la lengua X, que es la lengua de los dominadores. En estas circunstancias, aprender la lengua X quiere decir dos cosas: que se entienden las órdenes de los dominadores y también que es posible la comunicación entre los hablantes de A y de B usando la lengua X.

Ahora bien, consideraremos que los que tienen como lenguas propias A y B son adultos y que las circunstancias del aprendizaje de X no son, ni mucho menos, idóneas. Así, se convertirán en semihablantes de X, lengua que adquirirán a partir de los hábitos fonéticos, morfológicos, sintácticos y léxicos de las lenguas propias: hablarán X con acento de A, por ejemplo, y amoldarán las palabras de la lengua dominante a las estructuras sintácticas de la propia lengua. Esto es un pidgin: una mezcla forzada entre dos lenguas que se caracteriza, generalmente, por estar formada por el léxico de X más un sustrato de gramática elemental, con un nivel escaso de flexiones y de elementos funcionales.

Supongamos también que los hablantes de A y de B tienen descendencia. ¿Qué lengua transmitirán a los hijos? A menudo, y pensando en un futuro mejor para estos, les hablarán en la semilengua; es decir, en un tipo de aproximación al habla de los dominadores. Pues bien, estos niños, comunicándose entre ellos, desarrollarán en una generación todos los mecanismos gramaticales de una nueva lengua: el tipo de lengua conocida con el nombre de criollo. Una lengua criolla es, pues, el resultado del aprendizaje de un pidgin por parte de la segunda generación de quienes lo han creado.

Los criollos son considerados hoy como un ejemplo privilegiado de las aportaciones específicas de nuestro mecanismo de adquisición de lenguas: enfrentados a una semilengua (es decir, encontrando en su alrededor datos verbales que no son los que espera la facultad humana de adquisición lingüística), los niños construyen una lengua normal que permite el desarrollo de todas las funciones expresivas. Esta construcción revela hasta qué punto llegamos al mundo dotados de una facultad que se debe desarrollar hasta llegar a la madurez.

En el mundo hay (o ha habido) más de un centenar de criollos, cuya base es alguna de las lenguas de los colonizadores: el castellano, el portugués, el francés y el inglés, principalmente. Por ejemplo, el papiamento, en la isla de Curazao, donde confluyen tres lenguas europeas (castellano, portugués y holandés) con lenguas de África; el chabacano, mezcla del castellano y del tagalo, en Filipinas; el reunionés, de base francesa, en la isla de la Reunión, o el sabir australiano, mezcla de inglés y algunas lenguas de Australia y Nueva Guinea.

Veamos un ejemplo de lengua criolla, concretamente el comienzo de una historia en papiamento. La traducción se debe interpretar desde el castellano (por ejemplo, «ku su jú» es «con su hijo»).

«História di una máma ku jú. Un día taba tín un máma ku su jú, i nan taba ta masha póber. E táta taba ta piskadó, i tur día k'e bin fe lamán, e máma ta'a mand'e jú bái bende piská.»

Traducción

«Historia de una madre y su hijo. Había una vez una madre y su hijo, y eran muy pobres. El padre era pescador, y siempre que venía del mar, la madre enviaba al hijo a vender el pescado.»

David Crystal (1977). Enciclopedia del lenguaje de la Universidad de Cambridge. Madrid: Taurus

En algunos casos coexisten en un mismo lugar dos lenguas criollas, cada una originada a partir de una base léxica diferente. Es el caso del camerunés, el guayanés, el guineano, el neohebridano o el sanluciano.

Las lenguas criollas se encuentran, principalmente, en América Central y América del Sur, en las costas de África y en zonas ribereñas del sudeste de Asia y de Oceanía.

También hay casos parecidos a los criollos, denominados linguas francas, que han surgido con finalidades comerciales y, en general, de contacto entre pueblos diferentes. La lengua suahelí, por ejemplo, es hablada como propia y primera por unos tres millones de personas, principalmente en Tanzania; pero se calcula que en África oriental la pueden usar, como lingua franca, entre treinta y cincuenta millones. En la época medieval, parece comprobado que, en el Mediterráneo, los marineros y los comerciantes usaban también una lingua franca formada con elementos del catalán, el italiano (genovés) y el árabe.

La distribución mundial de las lenguas criollas se corresponde fielmente con la distribución de los territorios colonizados durante los últimos 500 años por los europeos, fundamentalmente, y también con el comercio de esclavos que se desarrolló entre el África occidental y el Caribe. En las costas del África oriental se da también algún caso de lengua criolla con base léxica árabe.

Distribución de las lenguas criollas