Capítulo 11

La puerta se abrió. Suzana murmuró en su sueño, pero permaneció perfectamente escondida contra el costado de Krael. 
Rhon metió la cabeza por la puerta. "Nalfien a enviado por usted, mi capitán." 
"Dile que hoy no ", murmuró Krael, deslizando sus manos por el cabello de Suzana, que yacían en gruesos rizos sobre su pecho y su vientre. El negro brillante casi desaparecía en contra piel. 
"Pero..." 
"Dile que hoy no. Puede venir en pos de mí si se atreve." 
"Sí, mi capitán." 
Krael tomó aire y lo soltó lentamente mientras frotaba la mejilla contra la parte superior de la cabeza de Suzana. ¿Por qué molestarse? Valanth quería a Suzana. Él la tendría. El tiempo de Krael con ella era precioso. ¿Por qué gastarlo con los brujos? 
"Te amo". 
Había dicho esas palabras. ¿Por qué? ¡No podía estar enamorada de él! Nunca sucedía así. Además, ¿qué necesidad tenía de una verdadera pareja? Nunca había sentido esa necesidad particular de la raza y siempre había disfrutado de muchas mujeres. ¿Por qué querría ahora una pequeña adolescente? 
Ella suspiró, frotando su mejilla contra su pecho. Su aliento le acariciaba suavemente sus tetillas. ¡Estaba malditamente endurecido solo de eso! ¿En cuanto a su polla? A menos que él acabara de sacarla de ella -y no hasta entonces -había estado constantemente dura los últimos días. 

Él sintió su sonrisa sobre su piel. Viendo su mano extendiéndose desde sus curvas adorables en el esternón para aplanar las costillas. Delicadamente, ella trazó sus músculos, encontrando algunas cicatrices antiguas que apenas se notaban a menos que las vieras de cerca. 
¿Se puede decir 'buenos días' aquí, mi señor?" Preguntó ella, su voz ronca de sueño estaba sacudiendo su columna lumbar. 
"En general, no, no." 
Su mano bajo por su barriga. "¿Cómo saludas a alguien cuando te despiertas?" 
Su polla saltó cuando ella extendió un elegante dedo para rastrear la punta. "Si nos despertamos en la cama con alguien, generalmente follamos". 
Ella levantó la cabeza, sorprendida. "¡No!" 
Sonrió. "Eso es para lo que fuimos creados." 
"Pero... ¿todas las mañanas? ¿Qué pasa si estás enfermo? ¿O de mal humor? ¿O...?" 
Alargó la mano hacia el pelo detrás de la oreja. Lo utilizó para tirar de su rostro hacia el suyo. "Entonces, los saludos rara vez están en orden". 
La besó, divertido cuando su atención desvió su pregunta al enredo de sus lenguas. 

Ella protestó cuando él se apartó. Arrastrando los ojos abiertos, su corazón saltó al ver la diversión perversa en sus ojos azul  claro. 
"Próxima lección." 
Ella parpadeó. ¡Oh! 
Muy fácil, empujó su cuello y los hombros, bajándola por su cuerpo hasta que estuvo de cara a su polla. ¡Era tan grande! ¡¿Cómo en el vasto océano lo hizo encajar dentro de su cuerpo?! 
Él le soltó el pelo y, mientras miraba, coloco una almohada detrás de sus hombros para apoyarse. "Chúpala" ordeno. 
Ella volvió los ojos hacia él. "¿Chuparla?" 
Sus párpados se entrecerraron. "Sí. Lámete los labios, después toma todo lo que puedas en tu boca." 
Insegura, ella hizo lo que le había mandado. Tenía que levantarse sobre sus manos y las rodillas, la cabeza inclinada sobre su regazo. Tomó la larga columna de músculo duro con ambas manos, apenas capaz de abarcar el ancho. Abriendo ampliamente los labios, deslizó la cabeza en su boca. 
"Mmmm," tarareaba, encontrando delicioso su sabor. La anchura de él era difícil de manejar, pero el aceite natural que se filtraba de su piel demostró ser bastante picante. 
Gimió, y ella le dio una rápida mirada para encontrarlo con los ojos cerrados, la cabeza caída hacia atrás. ¡Qué espectáculo! Su cuerpo extendido, el largo de su vientre y el pecho brillaban a la luz del fuego. Esa gloriosa cabellera enmarcaba su cara, en abanico para cubrir un poco de la cama a cada lado de él. El diseño en su rostro brillaba con vida en la luz vacilante. 

Ella lo sacó y lamió el sabor agradable justo debajo de la cabeza de ciruela. Él corcoveó, capturando un aliento. Experimentalmente, lo hizo de nuevo, encantada cuando se retorcía, sujetando la manta al lado de ellos. ¡Qué divertido! Mojando su lengua, trazó toda la cabeza, apretando el eje con las manos. 
"Sí." encontró las manos de ella para mostrarle cómo exprimirlo. Cómo deslizarla hacia arriba y hacia abajo. Cuándo y dónde aplicar la presión. Ella aprendió su lección, al tiempo que mantenía la punta de su polla con su lengua húmeda. 
"¡Diosa! Suza, chupa. ¡Chupa fuerte!" 
Ella obedeció, con las mejillas hacia dentro. Quedo como amordazada cuando súbitamente él se empujó dentro pero se recuperó rápidamente. Ella usó sus manos, dándose cuenta de que necesitaba hacer como un coño con sus manos y la boca para darle pleno disfrute. 
¡Por Los Nueve Tormentos de Rhae! ¿Cómo podría una pequeña inocente hacerlo tan salvaje como esto? Apenas sabía qué hacer, pero el toque de sus manos y el tacto de su boquita pequeña, los dientes raspando la piel sensible cuando luchaba por obtener dentro la mayor cantidad posible de él... dulce madre de la noche, ¡estaba perdido! 
"Suza, ¡para!" 
Ella no escuchó. Tuvo que inclinarse hacia delante y tirar la cabeza con una mano, utilizando la otra encima de los dedos bombeando la semilla de su polla. Ella tenía la mirada aturdida, la lengua atrapada entre sus dientes, y se puso más duro con esa vista. Tiró esa boca hermosa en la suya, jodiéndola con la lengua como acababa de joderla con su polla. Hasta que estuvo drenado. Y empapado. 
Gimiendo, se dejó caer en las almohadas, necesitando un momento. 
De rodillas junto a él, Suzana examinó su cuerpo. Luego, en silencio, se levantó y se fue a la letrina. Esta vez fue ella la que volvió con un recipiente y agua para limpiarlo. Si fuera cualquier juez, diría que disfrutó mucho lavándolo. Él hizo una nota mental para dejar que lo bañara. Oh, sí, que le iba a encantar lavarle el pelo. 
Después de regresar el recipiente y la tela, ella se subió a la cama y a su cuerpo. Él la rodeó con sus brazos cuando ella misma se extendió sobre el pecho, la cabeza metida debajo de su barbilla. Durante un largo rato, se quedaron tranquilos – ella que jugaba con un mechón de su pelo, él acariciándole el pelo y la espalda. 
Dicha. 
"Te quiero, Krael". 
Se puso rígido. Suzana contuvo la respiración. Había oído sus palabras. Ella lo sabía. "Mi señor..." 
"Shhhh, Suzana." 
Ella negó con la cabeza, empujando hacia arriba para sujetarse en sus brazos por encima de él. No fue fácil para abarcar su anchura, pero lo manejó. Ella le sostuvo la mirada de sus ojos azules, de frente, esperando no equivocarse. "Te amo".
Un labio negro se levantó en un gruñido. Su corazón se detuvo. De repente, él la levantó y abandonó la cama. 
"Mi señor..." 
"Suzana, no me puedes amar." 
Se sentó en la cama, mirándolo. "Pero lo hago." 
"¡No!" Él se detuvo, su cabello ondeó hacia delante silbando antes de asentarse sobre su cuerpo desnudo. ¡Oh, qué cuerpo! Quería recorrer sus manos sobre esa hermosa extensión en lugar de discutir, pero las palabras había que decirlas. "Tú no lo haces. Es un enamoramiento, nada más." 
Frunció el ceño, y luego cuidadosamente borro la expresión de su cara. "Yo no soy una niña, mi señor. He estado enamorada. Sé la diferencia." 
"No. No lo haces. Los seres humanos no pueden sino desearnos a nosotros. 
Es parte de lo que somos. Parte de lo que Rhae nos hizo. Es posible que tengas sentimientos más fuertes por mí ahora. Pero yo soy el primero que he estado contigo. Habrá otros." 
Pánico borboteaba en su pecho, pero ella luchó para suprimirlo. "No" 
"Sí". 
"No quiero a nadie más." 
Se encogió de hombros, manteniéndose muy quieto. "Ahora, tal vez." 
"¡Nunca!"
Él gruñó, caminando lejos de ella. "Tenemos nueve días juntos. Eso es todo. Si no estás embarazada por entonces, irás a otro”. 
"¿Qué pasa si estoy embarazada?" Coloco la mano tentativamente en su vientre. 
Sopló una ráfaga de aire a través de sus labios, un sonido de exasperación. 
"Suzana, te lo dije. No sucede de una vez. Toma tiempo para que los brujos encuentren la combinación adecuada para ti." 
¿Qué fue ese destello de emoción, que vio pasar por sus rasgos? No importa. 
Tan pronto como ella lo vio, se había ido, perdido cuando él volvió la cabeza y su maravilloso pelo cayó oscureciéndole el rostro. 
Ella trató una nueva táctica. "¿Significa esto que no me amas?" 
Él le dirigió una mirada furiosa antes de recuperar una taza de la mesa auxiliar. "¿No te han explicado sobre la unión verdadera?" Abrió una botella de vino y se sirvió. 
Él no dijo que no. Ella pusó el corazón en ello. "Sí, mi señor." 
"Entonces, sabes que no puede ser." 
"¿Por qué no puedes ser mi verdadera pareja?" Sabía que se estaba repitiendo, sabía que lo estaba haciendo enojar, pero luchó para encontrar la verdad. Sabía que estaban destinados a estar juntos. 
Sacudió la cabeza, y bebió de su bebida. "Eso no sucede la primera vez." 
"¿Por qué no?" 
"Nunca pasa."
Hizo caso omiso de la emoción fría que amenazaba su corazón. "¿Nunca?" 
"No que yo sepa." Estimulándola de nuevo. Los dulces, montículos redondos de sus pezones mirando a través de la plata blanca de su pelo, su polla balanceándose delante de él, de forma completa distrayéndola. 
"¿No puede suceder la primera vez?" 
"No" 
Ella frunció el ceño de nuevo. No parecía seguro. Pero vacilaba en presionarlo. 
Sintió que las lágrimas venían. No había nada que hacer para detenerlas, aunque lo intentara. Había una posibilidad muy real de que iba a ser separada de Krael. Cuando ella sabía que era su pareja. Su verdadera pareja. Su gente no compartía esa etiqueta, pero conocía el concepto. Había visto las almas gemelas dentro de su propia familia, entre sus propios padres. Sabía que el amor puede y sucede instantáneamente. ¿Por qué no podía creerle Krael? 
Mirando sus rodillas, abandonó la lucha y dejó que las lágrimas rodaran por sus mejillas como la lluvia, cayendo sobre sus pechos. 
"Suza." Su voz era severa. Ella no levantó la vista. No podría soportar la vista. 
Cuando sus relucientes muslos oscuros aparecieron en su visión, las lágrimas le vinieron más. Su mano le agarró los hombros y se deslizo sin fuerza en sus brazos. 
"No llores".
Eso provocó más sollozos. Miserable, le rodeó con sus brazos como pudo sobre su torso musculoso y hundió la cara contra su cuello. 
"Sólo te quiero a ti". 
"Ahora. Porque soy el único que has conocido." 
"¡No necesito una comparación para saberlo!" 
Gruñó, sentándose de nuevo en las almohadas. 
Ella se sorbió la nariz. Agarró una esquina de una manta, y la usó para secarse los ojos y la nariz, cuidadosamente hizo una bola y la arrojó a un lado. Permaneció dentro de su abrazo, como en el hogar que nunca había tenido antes. 
Apretó los labios justo por encima de su tetilla. “Te quiero”, pensó. Pasando su lengua por el pezón, emocionada por la manera en que su cuerpo reaccionó bruscamente. “Yo si te amo”, insistió silenciosamente, cerrando los labios sobre el pequeño nudo duro y chupó. Sus manos acariciándole el pelo, una de ellas arrastrándose hacia abajo en sus nalgas. Su cabello era de seda en la espalda, pero no era la seda que ella quería sentir. Se apartó para reajustarse hasta que estaba montándolo. Como se encorvó, su coño se presionó a las crestas duras del abdomen. Metió las manos en el cabello a los lados de su cara y tiró de él en un beso. 
¡Él era de ella! Ella nunca se había sentido tan posesiva con nada antes, pero esto lo sabía. 
 "Fóllame. ¡Por favor!" Suplicó, los labios todavía presionándolo, compartiendo su aliento. "Tómame, de cualquier manera que quieras." 
El "Mmm" de él retumbo en vibraciones tentadoras en su coño. "Me jodes". 
Su ataque le había bajado de las almohadas hasta que él se encontró cerca dejándola boca abajo. Su pene suavemente tocó su culo. Con impaciencia, ella se contoneó hacia atrás hasta que la cabeza pinchó su apertura goteante. Ella bajó la mano para posicionarlo, y luego empujó bruscamente todo su cuerpo hasta empalarse a sí misma. 
Siseó, cavando los dedos en sus caderas. "¡Sí!", Gritó, apretando las manos sobre su pecho, arañándolo. Ella se levantó, luego bajó, gritando cuando su longitud chocó en su vientre, ¡pero le encantó! Salvaje, se retorcía encima de él. 
Cuando llegó su clímax apretó todo su cuerpo, tan violento que tomó por sorpresa a Krael arrancándolo de su control. Su cuerpo tembloroso lo dejo seco, y luego continuó agarrándolo dentro.