10

La decisión de luchar provocó que empezara a fluir la adrenalina, por más que quedaran varias horas hasta que comenzase el combate, incluso aunque se diese el caso de que ambos bandos se abalanzasen el uno sobre el otro a máxima velocidad. Geary se moría de ganas de ordenarle inmediatamente a la flota que abandonara la formación general Alfa y que se adoptase la formación de combate que tenía en mente emplear, pero sabía que hacer eso inmediatamente sería cometer un error. Sus antiguos comandantes lo habían instruido bien al respecto. Hay tres cosas de las que te tienes que preocupar mucho durante las horas anteriores a un combate: no actuar demasiado pronto, no actuar demasiado pronto y no actuar demasiado pronto.

Y ahora Desjani quería hacer precisamente eso.

—¿Vamos a combatir con esta formación? —preguntó dubitativa.

—No. —Geary se percató de la mirada de frustración que atravesó el rostro de su capitana y bajó el pistón—. No nos vamos a poner en formación de combate hasta poco antes de entrar en contacto con la fuerza enemiga. Quiero dejar el tiempo justo, con poco margen de error, para que nuestras naves adopten sus nuevas posiciones y después sean capaces de acelerar hasta adquirir la velocidad de combate.

—¿Por qué no lo hacemos ahora? —inquirió Desjani—. Usted me dijo que le preocupaba que la flota no fuera capaz de maniobrar adecuadamente en una situación real de combate. ¿Por qué esperar hasta que estemos casi entrando en contacto con el enemigo?

Esa era una pregunta que él mismo hubiera formulado en otra época ya muy lejana.

—Porque no queremos darle al enemigo horas de ventaja para evitar nuestra formación y descubrir nuestro plan de ataque.

—¿Pero no podríamos estar en una formación útil y luego cambiar a otra? Si lo hacemos así, estaríamos listos aunque las naves no consigan colocarse en la formación a tiempo. Podríamos cambiar varias veces para que al enemigo le costase atisbar nuestras intenciones —sugirió Desjani.

Geary se rió con dulzura, lo cual le hizo ganarse una mirada de sorpresa por parte de Desjani.

—Lo siento, pero es que me ha recordado a mí mismo proponiendo exactamente lo mismo. Tardé un tiempo en darme cuenta de cuál era el punto débil de esa opción. —Geary señaló al visualizador, en el que los símbolos que representaban a las fuerzas de la Alianza y de los síndicos recortaban lentamente la distancia que las separaban y se encaminaban a una convergencia inevitable—. Una vez que se decide entrar en combate, normalmente tenemos bastante tiempo para prepararnos. Durante ese ínterin siempre hay una gran tentación de seguir enredando con otras cosas. Seguir cambiando formaciones, seguir haciendo pequeños ajustes, seguir modificando los planes. Y si se hace eso, se acaba cansando a la tripulación y gastando las reservas de combustibles antes de entrar siquiera en contacto con el enemigo. Es mucho mejor tener la disciplina suficiente como para quedarse a esperar y darles a las naves la oportunidad de descansar un poco antes de la batalla.

—Entiendo. —Desjani se giró sobre su asiento—. Sí, lo comprendo. La verdad es que, si por mi fuera, querría ponerme a hacer algo ya, pero sería prematuro. Así es como luchábamos antes, ya sabe. Adoptar inmediatamente la formación de batalla, casi siempre algo sencillo, y después cargar directamente contra el enemigo.

—Me lo suponía. —Geary volvió a mirar al visualizador, que indicaba que la fuerza síndica parecía estar siguiendo esa misma táctica de aproximación. Dos fuerzas antagónicas que se arrojan directamente sobre su oponente y tratan de machacarse la una a la otra. Fuerza bruta contra fuerza bruta. No hace falta preguntarse por qué esta gente valora tanto el orgullo y el valor. En ese tipo de batallas, el bando que sigue luchando más fuerte y más tiempo suele tener más papeletas para ganar. Pero pagando un alto precio en forma de víctimas y naves perdidas.

Geary comprobó la hora y después volvió a llamar a la flota.

—Aviso a todas las unidades. Después de la última actualización se prevé entrar en contacto con la fuerza enemiga dentro de siete horas. Se recomienda a todas las naves que sus tripulaciones aprovechen para descansar durante las próximas horas. —Geary sonrió abiertamente a Desjani—. ¿Alguna vez la han mantenido en estado de máxima alerta durante doce horas?

Desjani apartó la mirada.

—La verdad es que es algo bastante frecuente hoy en día. Es una manera de asegurarse de que todo el mundo está preparado —justificó Desjani.

—Está de guasa. —La mirada de Desjani le reveló que no lo estaba—. Eso no sirve más que para dejar a todo el mundo hecho unos zorros antes de que la batalla haya dado comienzo siquiera. Hay situaciones en las que no queda más remedio, pero en un caso como este, en el que sabemos que el enemigo no podrá entrar en combate con nosotros hasta dentro de unas siete horas, lo lógico es que todo el mundo trate de descansar todo lo que pueda. —Geary se levantó ceremoniosamente—. Voy a estirar las piernas —les anunció a todos los presentes en el puente de mando—, y a por algo de comer. —Consciente de que todos los ojos estaban posados sobre él, Geary salió caminando tranquilamente por el puente de mando, preguntándose para sus adentros cómo iba a ser capaz de fingir que le apetecía comer algo. Tendría que fingir también estar descansando durante al menos las próximas dos horas, si bien sabía que las opciones de conciliar el sueño aunque solo fuera un rato eran casi inexistentes—. Por favor, manténgame informado de cualquier cambio o movimiento que se produzca en la formación síndica, capitana Desjani.

—Por supuesto, señor. —Desjani titubeó, pero mientras Geary abandonaba el puente de mando escuchó cómo la capitana daba permiso a una buena parte de la tripulación del Intrépido para que se fueran a comer algo también.

Después de pasarse varias horas caminando por el Intrépido para visitar los compartimentos y hablar con los tripulantes que había en su interior, después de fingir que se metía entre pecho y espalda un menú en tres comedores distintos y después de ponerse en contacto periódicamente con la capitana Desjani para asegurarse de que no había ninguna novedad, finalmente Geary se dio por vencido y regresó al puente de mando. Desjani seguía en su puesto y, por lo que parecía, no había abandonado el puente de mando en todo ese tiempo.

Desjani lo miró con gesto avergonzado.

—La fuerza de la costumbre —se excusó la capitana.

—Es usted una capitana de navío, Tanya. Soy consciente de que eso significa que tiene que estar aquí incluso cuando se supone que no debería estar aquí. —Geary se sentó y se obligó a sí mismo a recostarse y estudiar nuevamente el visualizador. Las dos flotas enemigas estaban ya mucho más cerca una de otra, pero seguían quedando horas para que establecieran contacto entre sí—. Vamos a luchar en posición Zorro Cinco —adelantó Geary.

—¿Zorro Cinco? —Desjani sonrió abiertamente ante aquella perspectiva—. No se puede imaginar las ganas que tengo de ver cómo realiza la flota tal despliegue.

Y yo, y yo. Espero que sean capaces de llevarlo a cabo. Geary hizo cálculos utilizando las últimas estimaciones de la velocidad a la que se viajaban los síndicos y del punto en el que se encontrarían ambas formaciones si nada cambiaba hasta entonces. Dos horas más. Mucho tiempo. Todavía no puedo ordenar a la flota que se ponga en posición Zorro Cinco. A Geary le asqueaba la idea de pasarse la siguiente hora mirando el visualizador, así que activó el programa de simulación y empezó a hacerlo funcionar con su flota y la fuerza síndica real contra la que se tendrían que enfrentar. Esto debería de mantenerme ocupado y, además, tal vez así repare en algo que me pueda hacer falta saber.

Con todo, la hora siguiente transcurrió con tanta lentitud a sus ojos que parecía que no se iba a acabar nunca.

—Muy bien, Tanya. Preparémonos para patear culos síndicos. —Desjani desnudó los dientes al esbozar una sonrisa de avidez mientras Geary llamaba a la flota—. Aviso a todas las unidades, aquí el capitán Geary desde el Intrépido. Ejecuten formación Zorro Cinco a las cuatro punto cero. El Intrépido sigue siendo el punto de referencia de la formación.

Zorro Cinco era una formación antigua, si bien hasta donde Geary sabía llevaba mucho tiempo sin usarse. Parecía ajustarse perfectamente a los movimientos de los síndicos y a lo que Geary quería hacer en el momento de entrar en combate con ellos, además de que se trataba de una de las formaciones que había incluido en las simulaciones, así que sus comandantes de navío estaban al menos un poco familiarizados con ella.

—¿Zorro Cinco? —preguntó una voz. La copresidenta Rione, en el otro extremo, no estaba tan familiarizada con ella—. ¿Qué quiere decir eso?

Geary se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa, pese a que no era consciente de en qué momento a lo largo de la última hora había llegado la copresidenta al puente de mando.

—Se trata de una manera de disponer mis unidades. Una opción bastante elaborada en comparación con las maneras en las que se han estado librando las batallas en los últimos tiempos, pero debería ser muy efectiva —informó.

—¿Y eso? —indagó Rione.

—Tengo superioridad numérica —le aseguró Geary a Rione—. El truco para aprovecharla es que esa fuerza superior en número golpee al unísono contra el enemigo de tal manera que sus defensas se vean desbordadas.

Rione parecía escéptica.

—Si estoy interpretando bien lo que veo en los visualizadores, sus naves están adoptando diferentes trayectorias —repuso Rione.

—Esa es la idea. Que haya muchas naves en una formación significa que no se pueden emplear todas a la vez. Si se ataca a una fuerza enemiga por un flanco de la formación, hay otro flanco de la formación por el que las naves no la pueden atacar —indicó Geary.

Rione meneó la cabeza.

—Veo que está separando a sus propias unidades. ¿Cómo va a ayudar eso a que trabajen en equipo? —criticó Rione.

—Me temo que tendrá que verlo sobre el terreno. —Geary sentía demasiados nervios y emoción como para intentar dar más explicaciones sobre las tácticas de una flota a una civil. Llevaba practicando movimientos de flota mucho tiempo, se había estado preparando para ello bajo la dirección de algunos capitanes y almirantes que en su día lo intimidaron por su enorme talento, y había estado practicando esas simulaciones durante el último par de semanas. Pero esta era la primera vez que lo hacía en serio, la primera vez que un gran número de naves se iban a mover y actuar contra el enemigo de acuerdo a sus órdenes, la primera vez que sus decisiones iban a determinar el sino de muchas naves y, tal vez, de la flota entera.

Geary se concentró en el visualizador para calmarse. A medida que las naves se movían siguiendo sus órdenes, el grueso de la flota se fue dividiendo en tres secciones. La que estaba centrada alrededor del Intrépido era significativamente más grande que las otras dos, un óvalo achatado que esperaba la llegada inminente de la flota síndica. A millones de kilómetros, o a una distancia ligeramente superior a los treinta segundos luz, por encima y delante del Intrépido había una serie de naves que conformaban la segunda y tercera sección del cuerpo principal, que recreaba la forma de un círculo aplanado. Al mismo tiempo, otro círculo aplanado en cuyo interior se alojaba el resto de las naves del grueso de la flota se encontraba a treinta segundos luz, si bien en este caso hacia abajo y adelante. Juntas, las tres formaciones parecían un cascanueces enorme que seguía a la espera de la llegada de los síndicos, con la base centrada en torno al Intrépido y los dos mangos situados en las partes superior e inferior de la trayectoria de los síndicos.

Igualmente, y también a treinta segundos luz de distancia, empezaron a aparecer a cada lado dos discos más pequeños situados en un ángulo perfecto con respecto al grueso de la formación, mientras que unidades más ligeras, principalmente cruceros ligeros y destructores, con un refuerzo de cruceros pesados, se colocaban en posición para formar las fauces del cascanueces.

Más atrás, detrás de las líneas del frente, estaban las naves auxiliares y los buques de guerra que debían hacer las veces de sus escoltas.

Las seis partes de la flota de la Alianza se movían a un ritmo deliberado de tres centésimas de la velocidad de la luz, siguiendo la trayectoria y la velocidad impuesta por el Intrépido. Una vez que ya habían abandonado la órbita alrededor de Kaliban que habían estado ocupando las dos últimas semanas, las naves de la Alianza se dirigieron por el espacio hacia el punto en el que debían interceptar a las fuerzas síndicas.

Geary expelió un suspiro de silencioso alivio al ver que las naves respondían a sus órdenes. Nadie parecía estar metiéndose en la posición que no le tocaba, ni tampoco se veía a nadie empujar a nadie para ser el primero que pudiese enfrentarse a las fuerzas síndicas. No obstante, Geary hizo una mueca al revisar las formaciones. Debía dar una orden más, para confirmar los planes de mando estipulados para la batalla inminente, y tenía que tomar una decisión en ese sentido que temía poder tener que lamentar.

—Aviso a todas las unidades, aquí el capitán Geary, a bordo del Intrépido para dar confirmación a la estructura de mando prevista para el próximo enfrentamiento. Además de ejercer el mando pleno, ejerceré las labores directas de mando sobre el cuerpo principal de la flota —advirtió Geary.

El capitán miró al visualizador mientras seguía hablando y se fijó en la potente formación que empezaba a disponerse en la parte superior y posterior del cuerpo principal de la flota.

—La formación Zorro Cinco Uno será comandada por el capitán Duellos, de la Osada. —La vista de Geary descendió hasta el brazo inferior de la flota—. La formación Zorro Cinco Dos quedará bajo el mando del capitán Numos de la Orión.

Desjani le dirigió una mirada compasiva.

—El capitán Numos es veterano —explicitó Desjani.

—Ajá. No me quedó más remedio que ponerlo al mando de esa formación. —No me quedó más remedio porque no tenía motivos para desprestigiarlo eludiéndolo a la hora de conceder esa responsabilidad. Pero como le dé por cagarla esta vez, ya tendré motivos y vaya que si habrá consecuencias.

Geary activó su intercomunicador de nuevo.

—La formación Zorro Cinco Tres queda bajo el mando de la comandante Crésida, de la Furiosa. La formación Zorro Cinco Cuatro queda bajo el mando del comandante Landis, de la Valiente. —Aquello dejaba repartidas las responsabilidades de las fuerzas ligeras en las fauces de la formación—. El capitán Tulev de la Leviatán está al mando de la formación Zorro Cinco Cinco. —Las naves auxiliares necesitaban que quien se quedase al mando de sus escoltas fuera un hombre con el que Geary pudiera contar y estaba seguro de que Tulev era ese hombre. Un comandante temerario, incluso alguno tan de confianza como Duellos, podría verse tentado en algún momento a abandonar a las naves auxiliares y dejarlas desprotegidas con tal de arrojar a las escoltas al fragor la batalla. Tulev, firme y tranquilo, debería en cambio permanecer junto a las naves auxiliares, que disponían de menos armamento, hasta la muerte.

Geary volvió a mirar satisfecho al visualizador, contento al ver que los distintos elementos de la flota iban exactamente a donde tenían que ir. Entonces atisbo un gesto de preocupación en el rostro de Desjani.

—¿Qué ocurre? —preguntó Geary sin alterarse. Desjani titubeó—. Necesito saber qué le pasa por la cabeza, capitana Desjani. Vaya al grano.

—Muy bien, señor. —El tono de Desjani era medio de disculpa—. Sé que hemos hecho simulaciones empleando esta formación, pero sigo preocupada por las distancias existentes entre nuestras fuerzas. Parece que estamos lo suficientemente desperdigados como para invitar a nuestro enemigo a que nos derrote sin paliativos.

Geary asintió con la cabeza.

—Esa es una preocupación coherente. Dividir la flota y quedarse de brazos cruzados permitiría al enemigo golpear en cada punto hasta hacer valer su superioridad local. Si no nos moviésemos, eso sería exactamente lo que ocurriría. Pero no vamos a quedarnos sentados esperando a que los síndicos nos ataquen. O, mejor dicho —se corrigió Geary—, las otras formaciones no van a quedarse quietas. El cuerpo principal va a ofrecerse a sí mismo como un objetivo apetecible para el asalto síndico.

Por extraño que pareciese, el hecho de que Geary le asegurase a Desjani que su nave iba a entrar en contacto directo con el enemigo sirvió para borrar sus dudas.

—¿El Intrépido va a mantener esta trayectoria hasta que entremos en contacto con el enemigo? —preguntó Desjani.

—Eso es. —Geary sonrió de nuevo—. Vamos a ir ajustando nuestra trayectoria como sea necesario si los síndicos no van directamente a por nosotros, y modificaremos nuestra velocidad en los momentos adecuados. Pero para cuando los síndicos nos alcancen, tendrán muchas más cosas de las que preocuparse, aparte de nosotros. Créame.

Desjani le devolvió la sonrisa.

—Eso hacemos todos, capitán Geary.

Por alguna razón, escuchar aquello casi dejó a Geary temblando otra vez. La fe que parte de esa gente tenía en él era tan absoluta que resultaba enervante. Con todo, Geary volvió a centrarse en las maniobras de sus naves, comprobando como los discos individuales ejecutaban impecablemente la formación. El capitán podía hacer rotar a voluntad el visualizador que tenía enfrente de él, de tal modo que podía ver de refilón las filas de naves que se situaban debajo del óvalo del cuerpo principal dispuestas en torno al Intrépido. En condiciones normales, tal formación habría tenido destructores en la parte frontal, cruceros detrás, y por último la sombría masa pesada de acorazados y cruceros de batalla. Pero como Geary había mandado a las unidades más ligeras junto al resto de elementos de la formación Zorro Cinco, el cuerpo principal estaba compuesto simplemente por cañoneros torpederos, acorazados y cruceros de batalla dispuestos en una formación abierta con campos de tiro entrelazados por delante y a los lados. ¿Ya habrán visto los síndicos lo que estoy haciendo? ¿Lo comprenderán?

Geary comprobó el estado de la formación síndica. Seguía estando a unos seis minutos luz de distancia y las imágenes con retardo mostraban que la fuerza síndica no había respondido con ningún movimiento de su formación a las maniobras de la flota de la Alianza. Las naves síndicas se encontraban extendidas en una barra plana que se estrechaba y extendía hacia adelante en sus extremos. En cierto modo, parecía una cabeza de martillo que se cernía sobre la flota de la Alianza. Geary fue capaz de reconocer qué concepto general subyacía bajo aquella forma. Sencillo y eficaz contra un enemigo que no emprendiese las medidas adecuadas para repelerlo, el martillo concentraba la fuerza de asalto del ataque sobre una zona relativamente pequeña pero de importancia crítica, lo cual daba pie a un barrido posterior ejecutado en oleadas sucesivas por los buques de guerra situados justo a continuación de tal manera que así se lograba penetrar hasta el centro mismo de la fuerza defensiva, que era finalmente golpeado una y otra vez sin que los defensores tuvieran la más mínima opción de recomponerse entre oleada y oleada. Todo muy sencillo, la verdad. El comandante síndico no tendría que ordenar ninguna maniobra a su flota hasta que esta hubiese barrido por completo a las fuerzas de la Alianza y, una vez conseguido ese objetivo, bastaría con que ordenase a toda la formación dar media vuelta y repetir el martilleo si era necesario. O también liberar a la formación para que las naves fueran una a una rematando a los supervivientes desperdigados tras el primer ataque.

Por desgracia para vosotros, no tengo intención de permitir que llevéis tal ataque a buen puerto.

Geary siguió esperando hasta que todas sus naves llegaron a las posiciones estipuladas para ellos.

—Se ordena a todas las unidades que estén totalmente preparadas para entrar en combate. A las cero punto siete todas las unidades acelerarán hasta una vigésima parte de la velocidad de la luz y avanzarán a lo largo del eje de la formación definido por el Intrépido. —Dos minutos después, toda la flota de la Alianza aceleró al unísono, incrementando su velocidad tal y como se le había indicado—. Joder, esto tiene buena pinta.

—La verdad es que sí. —Desjani sonrió abiertamente y se dio cuenta de que Geary parecía sorprendido por aquella intervención—. ¿No se había dado cuenta de que estaba hablando en voz alta?

—No. —Aun así, Geary volvió a sonreír al observar el visualizador, que mostraba cómo la ingente formación de la flota de la Alianza seguía avanzando a toda prisa con un perfecto orden y concierto, mientras que la fuerza síndica seguía en posición de carga con el objetivo de impactar contra el centro justo del cuerpo principal, lo que no hacía sino meterlos cada vez un poco más dentro de las fauces del cascanueces. Nunca viene mal tener un oponente arrogante o algo estúpido, ¿verdad?

Ahora venía la parte difícil, y Geary se aseguró de que ordenaba ejecutar las maniobras siguientes en los momentos precisos y de la manera adecuada. Observó los datos y los visualizadores a medida que los dos oponentes se iban acercando el uno al otro, tratando de dejar que fueran sus instintos y su preparación los que le indicasen el momento justo de ir ordenando las siguientes instrucciones. Las imágenes de los buques de guerra síndicos más cercanos seguían teniendo cinco minutos de desfase en el momento en el que los veía la Alianza. Cinco minutos no eran una gran cantidad de tiempo, sobre todo teniendo en cuenta el impulso de aquellos enormes buques de guerra, pero era tiempo suficiente como para que los síndicos tuvieran aún la opción de ejecutar algún movimiento en el último minuto que pudiese estropear el ataque que tan cuidadosamente había coordinado Geary. Sobre todo si al capitán le daba por mover su formación demasiado pronto y eso era suficiente para alertar a los síndicos.

Los minutos pasaban. En un momento al capitán le pareció que Desjani le estaba preguntando algo, pero siguió concentrado en las sensaciones que le despertaban las flotas abalanzándose la una sobre la otra y no abrió la boca.

Unos pocos minutos más. Solo unos pocos más.

Geary estiró la mano y tocó el botón del intercomunicador sin apartar nunca la vista del visualizador.

—Formación Zorro Cinco Uno. A las cuatro punto cinco aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz y modifiquen trayectoria en sentido descendente seis punto cero grados. Alineen su eje de formación en perpendicular con respecto a la formación síndica. Ajusten la trayectoria como sea preciso para colocarse sobre la parte superior de la formación síndica y quédense más o menos a un tercio de camino por detrás de su punta de vanguardia.

Geary hizo una pausa para seguir respetando los tiempos correctos.

—Formación Zorro Cinco Dos. A las cuatro cinco punto cinco aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz y modifiquen trayectoria en sentido ascendente cinco punto cero grados. Alineen su eje de formación en perpendicular con respecto a la formación síndica. Ajusten la trayectoria como haga falta para colocarse sobre la parte inferior de la formación síndica y quédense más o menos a dos tercios de camino por detrás de su punta de vanguardia.

Cuarenta segundos después llegó un acuse de recibo de las órdenes destinadas a la formación Zorro Cinco Uno por parte de un exultante capitán Duellos. Un minuto después, el capitán Numos, al mando de la Formación Zorro Cinco Dos, también dio acuse de recibo de las instrucciones ordenadas sin mostrar emoción alguna.

Geary siguió esperando, tratando de mantener la cabeza en ese punto en el que podía calcular todas las distancias y retardos que entraban en juego.

—Formaciones Zorro Cinco Tres y Zorro Cinco Cuatro. A las cinco punto cero aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz y modifiquen trayectoria para interceptar las puntas de vanguardia de la formación síndica en sus frentes. Alineen sus formaciones para mantener los ángulos adecuados con respecto a la formación síndica.

A medida que el resto de formaciones empezaban a acelerar contra el enemigo, Geary pudo casi sentir físicamente la tensión que se debía de vivir en el interior de las naves del cuerpo principal al pegar ese salto que las habría de conducir hasta el punto máximo de aceleración y que les permitiría sumarse al ataque.

—Cuerpo principal. Mantenga su formación. Den la vuelta a sus frontales y prepárense para ejecutar maniobra de frenado.

A Geary le pareció haber visto por el rabillo del ojo el rostro de Desjani completamente teñido de sorpresa, pero también era verdad que bien podía habérselo imaginado. El capitán permaneció a la espera mientras las naves de la Alianza viraban ciento ochenta grados hasta que su popa quedó mirando de frente al enemigo. Vamos, vamos, alentó a los enormes buques de guerra. Moved el culo. Bien.

—Cuerpo principal, reduzca velocidad hasta dos décimas de la velocidad de la luz, después procedan a virar frontales y prepárense para entrar en combate. —Otra vez volvió a tener la sensación de que las naves del cuerpo principal sufrían una tensión como si les estuvieran tirando de la correa—. Aviso a todas las naves. Mantengan formación. Van a recibir el ataque síndico al completo en unos pocos minutos y tendrán todo el combate que sus corazones puedan resistir.

El Intrépido se estremeció al notar como sus motores frenaban su movimiento inercial, después se balanceó hacia arriba y dio media vuelta para posicionarse frontalmente con respecto al enemigo.

En ese momento, el impulso que llevaban les dejaba a los síndicos con poca capacidad de rectificación del ataque, pero seguían teniendo la posibilidad de reaccionar tímidamente si se daban cuenta de lo que estaba haciendo Geary. Pero dado el desfase con el que recibían las imágenes de los movimientos de las naves de la Alianza, tardarían unos minutos en darse cuenta de que las fauces situadas por encima y debajo de su trayectoria habían empezado a cerrarse. Minutos después, verían cómo los dientes del cascanueces se cerraban de forma amenazadora sobre sus dos flancos. Incluso entonces, los síndicos seguirían pensando que podían entrar en combate con el cuerpo principal de la flota de la Alianza antes de que las fauces se cerraran sobre ellos, pero la maniobra de frenado de Geary había modificado el momento de entrar en contacto justo lo suficiente como para que las fauces mordieran al enemigo minutos antes de que la caravana de la fuerza síndica pudiese impactar contra el cuerpo principal de la Alianza.

También podrían intentar virar hacia arriba o hacia abajo para entrar en combate con una de las dos fauces por separado, pero si lo hacían, seguiría teniendo la posibilidad de lanzar al cuerpo principal contra ellos, y las unidades ligeras seguirían teniendo la capacidad de percutir sus flancos. No van a salir de esta sin daños.

—Movimiento azul en las naves síndicas —informó el consultor táctico.

—¿Están acelerando? —inquirió Desjani.

—Están tratando de contrarrestar el efecto de nuestra maniobra de frenado y acelerar así la toma de contacto. Tal vez crean que van a poder darnos en todo el centro del cuerpo principal y que luego serán capaces de salir de la trampa —apuntó Geary—. Pero no creo que lo consigan. Duellos y Numos no deberían tener problemas a la hora de neutralizar la aceleración de los síndicos incrementando el ángulo de interceptación.

—Lo que nos va a ser más difícil es enfrentarnos a ellos yendo a esas velocidades —advirtió Desjani.

—No crea. Nosotros sí que sabemos hacia dónde se dirigen. Son ellos los que lo van a pasar peor, porque les resultará más difícil vernos con la imagen distorsionada que tendrán de nosotros —replicó Geary.

Según se iban agotando los minutos previos a la toma de contacto, Geary tuvo que anticipar mentalmente los acontecimientos que se iban a ir sucediendo, porque el desfase suponía que no estaba viendo aquello realmente como estaba ocurriendo. Los sensores del Intrépido y los ojos de Geary le decían que las dos fauces del cascanueces estaban a punto de entrar en contacto con el enemigo, cuando en ese mismo momento el disco superior de naves de la Alianza estaba ya golpeando el martillo síndico con un ángulo picado de incisión; es más, el segundo disco debía estar también mordiendo en sentido ascendente en esos momentos desde más atrás. Mientras que las naves de la Alianza se adentraban disparando en el interior de la formación síndica por su eje más corto, cada uno de esos navíos disponía solo de unos minutos para estar en contacto con el enemigo, tiempo en el que tenían barra libre para despellejar a cualquier nave que estuviera dentro de su alcance y seguir corriendo hacia adelante inmediatamente después, justo a tiempo de evitar que sus defensas sufrieran demasiado. Mientras las naves de la Alianza seguían saliendo al exterior, lo cual les proporcionaba tiempo para que sus escudos se recompusieran, las naves síndicas no dejaban de recibir impactos una y otra vez de los buques de guerra de la Alianza que seguían entrando continuamente a medida que el estrecho disco de la formación de la Alianza seguía penetrando a través de la formación síndica.

Con todo, Geary no podía dejarse llevar por aquella escena.

—Se ordena a todas las unidades del cuerpo principal que abran fuego en cuanto las naves enemigas penetren en su radio de acción armamentístico. Asegúrense de que las primeras descargas son de metralla, seguidas por espectros a continuación.

Por un momento le entró miedo ante la posibilidad de haber apurado demasiado los tiempos, de haber dejado la orden final de abrir fuego para demasiado tarde, por su deseo de asegurarse de que aquella cortina concentrada golpeaba de lleno a la formación síndica que acababa de ser brutalmente atacada por las dos sierras circulares de la Alianza. En ese momento Geary escuchó al consultor de armas del Intrépido informar de que las trayectorias previstas para las naves síndicas se estaban adentrando en el radio de acción de las armas del buque insignia. Unos instantes después llegó la confirmación de que los sistemas armamentísticos del Intrépido estaban abriendo fuego. Incluso teniendo en cuenta el desfase de tiempo ineludible para que su orden llegase a todas las naves del cuerpo principal, todas deberían haber abierto fuego en el momento preciso.

El espacio entre la fuerza síndica y el cuerpo principal de naves de la Alianza se vio de repente inundado de rápidos destellos de luces correspondientes a una ráfaga de misiles disparada por los síndicos contra el cuerpo principal de naves de la Alianza y repelida por la oleada de metralla de la propia Alianza. Instantes después, el espacio que se abría delante del Intrépido se iluminó por toda una extensa zona al darse de bruces los buques de guerra síndicos atacantes contra la cortina de metralla. Los proyectiles empezaron entonces a relampaguear antes de evaporarse a medida que colisionaban con los escudos síndicos, pues, a raíz del impacto, su energía cinética se acababa convirtiendo en un marasmo de luz y calor. A ojos de todo el mundo aquello era como si alguien hubiese pintado toda una franja del espacio con una estela de luminosidad.

La llama más potente no había acabado de extinguirse cuando un aluvión de luces más grandes y brillantes empezó a relampaguear como si fueran hileras de bombillas. Geary siguió mostrando una actitud desapasionada, sabedor de que estaba presenciando la muerte de combatientes síndicos menores, cuyos escudos protectores se habían visto desbordados y habían dejado a las naves expuestas a los impactos ulteriores de la metralla a unas velocidades relativas muy altas.

Justo detrás de la metralla vino una oleada de espectros que percutió los ya de por sí mermados escudos, lo que posibilitó que, en muchos casos, los espectros acabaran logrando rebasar la frontera de las protecciones para impactar directamente sobre las naves síndicas.

En cuestión de momentos, la caravana de la fuerza síndica quedó borrada del mapa.

Geary tragó saliva, tratando de no pensar en la cantidad de vidas que se habían acabado sin más durante aquellos fogonazos de luz. Miró a Desjani, que estaba estudiando atentamente el mapa de situación, apretando y soltando las manos periódicamente.

Como mantuvieron su trayectoria, ya que la inercia les dejaba pocas opciones más, las oleadas de naves síndicas que llegaron a continuación dieron con sus huesos contra los restos de las naves que anteriormente habían compuesto la vanguardia de su caravana. En lugar de poder golpear el cuerpo principal de la Alianza, presuntamente debilitado, con atacantes frescos, los síndicos que llegaron después se encontraron con que eran ellos mismos los que habían sido golpeados por las dos sierras circulares de la Alianza antes siquiera de haber llegado todos a su destino, ya que por el camino se encontraron con un imprevisto campo de escombros pertenecientes a las naves destrozadas anteriormente por las fuerzas enemigas. En el bando de la Alianza, las naves de Geary seguían casi intactas, con sus escudos todavía al máximo.

Entonces las fuerzas síndicas entraron dentro del alcance de las lanzas infernales de la flota de la Alianza y el cielo se nubló con astas de energía envueltas en llamas que convergían todas en el punto hacia el que se dirigían las naves síndicas. Casi inmediatamente después, Geary vio cómo se lanzaban también los campos de anulación destinados a cruzarse en el camino de los síndicos, que seguían abalanzándose hacia aquel lugar a toda prisa.

Nunca podría llegar a estar seguro de hasta dónde había visto de verdad y hasta dónde se lo había imaginado en forma de instantáneas, pero el caso es que las dos flotas se arrojaron la una sobre la otra a una velocidad combinada que superaba con mucho la décima de la velocidad de la luz. Tanto fue así que los momentos de mayor acercamiento se sucedieron a una velocidad vertiginosa que los humanos no fueron capaces de registrar. Y, sin embargo, por aquel entonces el daño ya estaba hecho.

Si las naves de la Alianza habían absorbido una enorme cortina que fue repelida por sus escudos de proa, los síndicos, claramente superados en potencial armamentístico, no se libraron tampoco de meterse dentro del fuego mucho más pesado de las naves de Geary. Como ya se habían visto debilitados previamente y no habían tenido tiempo de ser reparados, los escudos síndicos no pudieron evitar que los disparos atravesaran su barrera y siguieran su camino. Los campos de anulación agujereaban por doquier en las naves enemigas mientras que las lanzas infernales desollaban a los buques de guerra síndicos que seguían en pie.

Los sensores del Intrépido capaces de detectar y calcular los daños a una velocidad sobrehumana, informaron a su tripulación de que la mayoría de las naves síndicas que habían superado a Geary se encontraban dañadas. Muchas de ellas parecían ser poco más que escombros, pero seguían a sus camaradas que continuaban intactos por la fuerza de inercia. A medida que el cuerpo principal de la Alianza se disponía a ocupar el espacio en el que anteriormente se encontraba la fuerza síndica, Geary se dio cuenta de que muchos de los impactos que habían quedado registrados en los escudos de la Alianza eran en realidad trozos de los buques de guerra síndicos que habían sido despedazados.

Geary se obligó a sí mismo a ignorar el coste humano de lo que acababa de ocurrir y revisó su visualizador con el objetivo de encontrar resúmenes de las estimaciones de daños infligidos sobre la flota síndica, si bien en ningún momento dejó de dar órdenes.

—Cuerpo principal, dé la vuelta a la una punto cinco y vire hacia arriba a través del cero nueve cero. —Tras aquella orden, las naves del cuerpo principal cambiaron sus trayectorias hacia arriba al unísono y se lanzaron a la caza de la fuerza síndica que los acababa de superar, si bien tan solo ligeramente por encima por los radios de giro que había que ejecutar a las velocidades a las que se estaban desplazando. Al final del movimiento se encontraban boca abajo en comparación con su posición original, claro, pero en el espacio aquello no importaba lo más mínimo.

Resultaba tentador, muy tentador, romper la formación y permitir que las naves más rápidas cargaran a la vanguardia, pero hasta que supiera que las fuerzas síndicas se habían quebrado, no podía correr el riesgo. También tenía que asegurarse de que el resto de su flota seguía actuando de manera coordinada. Y, a pesar del daño que ya se les había infligido a los síndicos, la fuerza enemiga seguía encaminándose hacia la formación de naves auxiliares de la Alianza.

—Formación Zorro Cinco Cinco. Adopte trayectoria evasiva ángulo mínimo descendente dos cero a la una… punto siete. —Aquello llevaría a las naves auxiliares hacia la formación liderada por el capitán Duellos, que ya había modificado su trayectoria después de haberse sumergido en la formación síndica y que ahora regresaba hacia la parte posterior del conglomerado síndico—. Formación Zorro Cinco Uno, permanezcan cerca de la Formación Zorro Cinco Cinco y presten la ayuda que precise.

Geary volvió su atención hacia los discos más pequeños de cruceros y destructores que formaban las fauces del cascanueces. A medida que los síndicos iban cargando hacia delante, las unidades ligeras de la Alianza se encargaron de ir cercenando las unidades de escolta que conformaban los extremos de la formación síndica.

—Formaciones Zorro Cinco Tres y Zorro Cinco Cuatro. Maniobren independientemente y cerca del enemigo. Asegúrense de destruir cualquier destacamento o unidad rezagada. No, repito no, rompan la formación hasta que se les den las órdenes pertinentes en ese sentido.

Geary respiró hondo mientras observaba la representación de la formación comandada por el capitán Numos. De haber obedecido las órdenes de Geary, Zorro Cinco Dos debería estar bien encima del camino emprendido por los síndicos. En lugar de eso, se había nivelado demasiado pronto y ahora enfilaba el mismo camino que el que habían elegido las naves síndicas, si bien seguía estando bastante detrás de ellos y todavía a unos cuantos segundos luz incluso de la formación del cuerpo principal de Geary. Según parecía, Numos había tratado de seguir virando incluso cuando su formación atravesaba el lugar en el que se encontraban los síndicos y, como había tenido que girar mucho para no comerse a nadie, no había podido evitar perder gran parte de la velocidad que llevaba. Como resultado de aquella maniobra independiente, las tropas de Numos no habían conseguido golpear al enemigo con toda la fuerza que deberían. Se ha quedado fuera del radio de tiro intentando romper por su cuenta la formación enemiga por la retaguardia. Idiota.

—Formación Zorro Cinco Dos, continúen persecución y acérquense a la formación enemiga lo antes posible.

El modo en el que ese idiota ha manejado su formación ha dejado a una buena parte de mis naves pesadas fuera de contacto durante el primer encuentro y me ha robado a mí parte de la ventaja numérica que tenía. Ese tipo nunca va a estar al mando de otra formación que esté bajo mi tutela a no ser que las estrellas del firmamento me lo ordenen personalmente.

Así las cosas, ¿van a seguir cargando los síndicos contra las naves auxiliares antes de darse la vuelta o van a escapar a espacio abierto con vistas a ganar tiempo y recuperarse del daño que les hemos infligido?

Durante los siguientes minutos, Geary solo pudo quedarse observando a medida que las imágenes desastrosas confirmaban que las naves auxiliares habían alterado su trayectoria tal y como se les había ordenado, de modo que su camino adoptó una curva descendente hacia los buques de guerra del capitán Duellos. Las escoltas del capitán Tulev, que protegían a las naves auxiliares habían adoptado una formación que recordaba ligeramente a un disco cóncavo, con todos los buques de guerra pivotando lentamente, siempre con la fuerza síndica, gravemente dañada, en su punto de mira. Las dos formaciones más pequeñas de la Alianza estaban bastante atrás, pero seguían acercándose lateralmente hacia los síndicos. El propio cuerpo principal de Geary seguía balanceándose a causa de su cambio de trayectoria.

Los síndicos, hasta donde Geary podía ver, seguían encaminándose en dirección a las naves auxiliares, a pesar de que su formación estaba cada vez más desastrada y de que las naves reventadas y aquellas que habían recibido más daños se iban saliendo de las trayectorias estipuladas en el momento que la inercia dejaba de mantenerlas unidas al resto de la formación. A juzgar por las evaluaciones de daños que seguían llegando y por el corte desigual de la formación síndica, se podía asegurar que habían perdido un buen número de naves. Aun así, siguen ciñéndose a su plan, según parece. Pensamiento rígido. ¿Qué tendrían planeado hacer después de su incursión para tirotear a las naves auxiliares?

Media vuelta y de nuevo a la carga contra nosotros en masa. Se darían la vuelta más o menos… ahí.

Y es lo que siguen teniendo que hacer si quieren salir de aquí. No hay puntos de salto en ningún sitio cerca de su trayectoria actual. Su única oportunidad a corto plazo de escapar de nosotros es que logren atravesar nuestra barrera de nuevo y retornen al punto de salto por el que entraron en el sistema.

El cuerpo principal había acabado de dar la vuelta y se había consolidado en un vector que lo habría de llevar de nuevo hacia los síndicos, si bien el cuerpo principal seguía siendo mucho más lento que la fuerza síndica. Pero ahora que ya hemos dado la vuelta, puedo meterle caña a los motores de esta fuerza y lanzarme a la caza de esos cabrones.

—Cuerpo principal, aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz a las tres punto cero. —Geary se giró hacia la posición de Desjani—. Capitana, por favor, ajuste la trayectoria del Intrépido y mantenga esta formación lista para interceptar el camino previsto de la fuerza síndica.

Desjani parecía confundida, pero asintió con la cabeza.

—Nunca los vamos a atrapar yendo a una décima de la velocidad de la luz —avisó Desjani.

—Suponga que se dan la vuelta aquí —advirtió Geary, señalando su conclusión anterior—. Vendrían de nuevo a por nosotros.

El rostro de Desjani se encendió, ávido de sangre, al entender lo que aquello implicaba.

—¡Sí! —bramó—. Y esa será la última maniobra que ninguno de ellos podrá ejecutar jamás.

Geary miró hacia otro lado y después activó su panel de mandos.

—Aviso a todas las unidades: mantengan la formación —ordenó de nuevo, atormentado por las imágenes del caos reinante cuando su flota se partió en dos en Corvus—. Formación Zorro Cinco Cinco, incremente ángulo inferior en dos cero a las tres punto ocho. —Eso debería obligar a los síndicos a torcer su propia trayectoria lo suficiente como para ayudar a las formaciones de Geary a alcanzarlos en un asalto coordinado—. Formación Zorro Cinco Uno, modifiquen trayectoria inferior uno cero a las tres punto ocho. Ajusten formación eje cuatro cero grados a estribor a las tres punto ocho. Sigan a una décima de la velocidad de la luz. —Eso debería proporcionarle a la formación de Duellos ventaja sobre los síndicos si estos seguían dirigiéndose hacia las naves auxiliares—. Formación Zorro Cinco Tres, modifiquen trayectoria uno cero a babor y dos cero inferior a las cuatro punto cero y amplíen el ritmo hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz. Formación Zorro Cinco Cuatro, modifiquen trayectoria uno cinco a babor y uno cero inferior a las cuatro punto cero y mantengan la velocidad actual. —Lo cual debería dar tiempo a las dos formaciones más ligeras a llegar desde el punto en el que se encontraron destrozando naves síndicas lisiadas y desperdigadas, justo a tiempo para barrer los restos de la formación síndica que renqueasen por los flancos y para infligir el mayor daño posible a las naves síndicas que estuviesen teniendo problemas a la hora de mantener la formación.

Geary no pudo evitar quedarse mirando airadamente a la formación de Numos, si bien se había dado cuenta de que podía emplear la posición ventajosa en la que se encontraba para su propio provecho.

—Formación Zorro Cinco Dos, ajusten trayectoria a estribor tres cero, bajen cero punto cinco e incrementen la marcha hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz a las cuatro punto cero. Giren el eje de formación seis cero a babor. —Si los síndicos trataban de correr hacia alguno de los otros puntos de salto que había en el otro lado del sistema tendrían que apartarse hacia el corazón del sistema Kaliban. Las probabilidades de que pudieran emprender una huida tan larga eran escasas, de todos modos, pero si ahora les daba por intentar eso, las naves de Numos deberían ser capaces de interceptar su rastro y acribillarlas en plena huida.

Si no trataban de escapar, el resto de formaciones de Geary los irían sacudiendo en rápidas tandas sucesivas.

Geary se recostó sobre el asiento, respirando pesadamente como si hubiera sido él quien hubiese realizado todo aquel esfuerzo en persona, consciente de que, durante un rato, lo único que le quedaba por hacer era observar y esperar a ver qué pasaba. Todavía quedaría otra media hora quizás antes de que las formaciones volvieran a entrar en contacto de nuevo.

—¿Capitán Geary? —Geary miró hacia atrás y vio a la copresidenta Rione todavía en el puente de mando, aparentemente calmada, pero con los ojos bien alerta—. ¿Tiene usted un momento?

—Sí, señora. —Geary esbozó una rápida y tensa sonrisa—. Tendrán que pasar al menos unos minutos hasta que sepa si todo el mundo está siguiendo mis órdenes y si los síndicos están haciendo algo imprevisto. Es un dilema militar que perdura por los siglos de los siglos. Date prisa y espera.

—¿Me podría explicar algo, entonces? —Rione gesticuló vagamente a su alrededor—. Sus órdenes hablaban de «ascendente», «descendente», «babor» y «estribor», pero las naves de su propia flota están dispuestas de muy diversas maneras. Por ejemplo, usted está boca abajo en relación con las naves de la fuerza del capitán Tulev. ¿Cómo saben ellos a qué dirección se refiere usted?

Desjani, de cuya presencia Rione no se había percatado, entornó los ojos por la ignorancia de la copresidenta, pero Geary se limitó a señalar algo en el visualizador.

—Es una convención estándar, señora copresidenta, y todos los tripulantes se la saben al dedillo. Debe quedar establecida para proporcionar un marco de referencia común a todos en un entorno tridimensional infinito. —Geary hizo un bosquejo con la forma del sistema Kaliban—. Todo sistema estelar tiene un plano en torno al cual orbitan sus planetas y demás objetos. Uno de los lados de ese plano queda etiquetado como «arriba» y el otro como «abajo». Por eso los conceptos de arriba y abajo no cambian, independientemente de cómo esté orientada la nave de cada cual. Por esa misma regla de tres, si uno se dirige hacia la estrella es «estribor» y, si se aleja de la estrella, va hacia «babor». —Geary se encogió de hombros—. Me han contado que hace tiempo intentaron emplear «derecha» e «izquierda» en lugar de «estribor» y «babor», pero parece que al final se ha impuesto la terminología antigua.

—Ya veo. Uno se orienta a partir del exterior, no a partir de uno mismo o a partir de la situación de la nave —resumió Rione.

—Es la única manera de trabajar. Si no fuera así, no habría entendimiento posible entre dos naves a la hora de dar direcciones —explicó Geary.

—¿Y si el encuentro se produce fuera de un sistema estelar? ¿Y si no existe tal referencia? —inquirió Rione.

Desjani miró atónita. Geary también se vio algo sorprendido por la pregunta. Pero la verdad era que ¿cómo lo iba a saber Rione?

—Eso no se produce. ¿Cómo podrían dos naves encontrarse en el espacio interestelar? ¿Por qué se iban a encontrar ahí, demasiado lejos de la estrella más cercana como para usarla a modo de referencia? ¿Por qué iban dos naves, o flotas, a luchar en un sitio en el que no habría razón para luchar? Sin nada que defender, sin nada que atacar, sin puntos de salto ni puertas hipernéticas. El bando más débil podría limitarse a huir indefinidamente. Rione devolvió la mirada, con la sorpresa aún marcada en sus ojos.

—¿Siempre eligen luchar? —interrogó la copresidenta.

—Ya vio lo que ocurrió en Corvus —recordó Geary—. Nos limitamos a seguir nuestro camino y los síndicos no pudieron atraparnos antes de que saliéramos de allí. El espacio, incluso entre sistemas estelares, es demasiado grande y las naves siguen siendo demasiado lentas con relación a él como para forzar una batalla si uno de los dos bandos rehúsa entrar en combate y no puede bloqueársele la escapatoria. Si hubiéramos querido defender un planeta en Corvus o negar el acceso a los puntos de salto, tendríamos que habernos quedado y pelear, pero no era el caso.

La mirada de Rione se volvió hacia el visualizador.

—Igual que ha escogido luchar aquí —afirmó la copresidenta.

—Eso es. Si en lugar de eso hubiésemos emprendido una huida, los síndicos no nos habrían podido atrapar. —Y cada vez parece más evidente que acerté al optar por combatir. No te pongas muy gallito, Geary. Todavía no se ha terminado. Pero hemos conseguido infligir un daño enorme sobre el enemigo. El capitán revisó la información disponible en su visualizador.

—Siguen dirigiéndose hacia nuestras naves auxiliares —indicó.

—No parece usted preocupado —señaló Rione.

—No —ratificó Geary—. Si se hubieran dispersado y se hubieran dado a la fuga después de atravesar nuestra posición, algunos de ellos podrían haber conseguido huir. Pero ahora me han dado tiempo para volver a cargar sobre ellos con mis naves. —Geary no añadió algo que sabía que era cierto. El destino de la fuerza síndica había quedado sellado. Todas esas naves síndicas serían destruidas a corto plazo.

Desjani señaló su visualizador y llamó la atención de Geary sobre algo. Las órdenes que Geary había dado a la formación Zorro Cinco Cinco habían obligado a la formación síndica a modificar su trayectoria para seguir acercándose a las naves auxiliares y a sus escoltas. Al hacer esto, los escombros síndicos y las naves que estaban demasiado dañadas como para maniobrar propiamente, no pudieron hacer otra cosa que mantener la vieja trayectoria, lo cual las fue separando gradualmente de sus camaradas menos dañadas. La formación síndica empezaba a parecer ya un tótum revolútum, con los cascos de los escombros cada vez más desperdigados y las naves más dañadas dispersándose hacia dentro y hacia fuera mientras los buques de guerra restantes seguían su trayectoria. Estos sí que mantenían su bloque rectangular, si bien la formación había perdido un tercio de su extensión tras la aniquilación de la caravana síndica, y en su interior se divisaban un buen número de huecos en los puntos donde anteriormente estaban dispuestas las naves reducidas ahora a escombros.

Geary se dio cuenta de que Rione también observaba cómo los dos grupos de naves síndicas se separaban, por un lado los buques de guerra que seguían en funcionamiento y que enfilaban un ataque que los condenaría para siempre y, por el otro, los escombros de las naves dañadas que seguían su trayectoria original.

—He visto informes detallados de batallas espaciales antes, capitán Geary. ¿Por qué no he visto ninguna como esta? —preguntó Rione.

—Todavía no se ha acabado, señora copresidenta —precisó Geary.

—Eso ya lo sé. Pero esta formación que ha empleado usted, la manera en la que ha ordenado que se movieran y lucharan sus naves. No lo he visto nunca. ¿Por qué? —insistió Rione.

Esta vez Desjani sonrió a Geary y el capitán supo en ese momento que, o se daba prisa en responder él mismo, o la capitana proclamaría a los cuatro vientos que aquello se debía a Geary era el mejor comandante de flota de todos los tiempos.

—La formación Zorro Cinco y otras parecidas llevan mucho tiempo sin usarse. Tardé un tiempo en darme cuenta de cuál era la razón. Y la razón es que requiere un tipo especial de preparación y de experiencia a la hora de ponderar con exactitud el momento justo de transmitir las órdenes a las fuerzas desplazadas con un rango de desfase de varios minutos luz por todo el espacio. Hay que saber también cuándo hacer que esas órdenes se ejecuten, cómo compensar las pequeñas, pero existentes, distorsiones de la relatividad que pueden hacer que se vaya al traste el curso temporal habitual. Y también hay que saber cómo calcular qué debe de estar haciendo el enemigo en función de las imágenes con desfase que te van llegando y que varían en función de a qué parte de la formación enemiga estés atendiendo. —Geary recordó un espectáculo al que había asistido en una ocasión—. Imagíneselo como un ballet en cuatro dimensiones, en el que las distintas partes se escalonan en diferentes capas de desfase temporal a la hora de verlos y comunicarse con ellos.

Rione no se molestó en ocultar su reacción.

—Imponente. ¿Cómo adquirió esa habilidad? —indagó la copresidenta. Geary exhaló lentamente antes de contestar.

—Aprendí a hacerlo gracias a gente veterana, oficiales que se prepararon en esas disciplinas durante décadas —expuso Geary.

Rione tardó unos momentos en establecer la conexión.

—Todos los cuales están ya muertos —explicitó Rione.

—Sí. —Geary la miró inexpresivamente—. Todos esos oficiales que preparaban a gente como yo murieron en combate. Los oficiales del grupo que había empezado a prepararse bajo su tutela también murieron.

—Ya veo. Como un secreto procedente de un mundo en paz. Si aquellos que lo conocían murieron antes de poder transmitir sus habilidades, la cadena de conocimiento experto y la experiencia se rompen. El oficio pierde y debe reinventarse, y eso si acaso vuelve a ser visto —prosiguió Rione.

Esta vez, Geary se limitó a responder asintiendo con la cabeza. Durante décadas no había quedado nadie que supiera los trucos y la metodología. Por esa razón la flota se había visto obligada a retroceder hacia formaciones simples y a emplear tácticas simples. Hasta que regresé yo, como si fuera un general antiguo que se acuerda del arte de la guerra que los bárbaros habían olvidado hace mucho tiempo.

No había nada que hacer durante los siguientes minutos, aparte de observar como las formaciones de la Alianza convergían sobre los síndicos y de ojear ocasionalmente la información sobre el estado de la flota para comprobar el nivel de daños que habían sufrido sus propias naves, así como las últimas estimaciones de daños y pérdidas de los síndicos. Hasta ahora, la balanza estaba claramente inclinada del lado de la Alianza.

—Capitán Geary, al habla el capitán Numos. ¡Exijo que se les dé permiso a las naves bajo mi mando para entrar en combate con el enemigo!

Desjani logró finalmente convertir el amago de carcajada en una tos y después tuvo cuidado de no dejar entrever ninguna otra emoción.

Geary agarró los mandos de su intercomunicador y se detuvo a sí mismo durante unos segundos para pensar antes de tomar la palabra con un tono suave.

—Capitán Numos, su formación está desempeñando un papel importante en esta batalla bloqueando cualquier opción de retirada síndica. Dado que su formación, junto con la Zorro Cinco Uno, ya inició el contacto con el enemigo en esta batalla, no alcanzo a comprender qué quiere decir cuando afirma que sus naves no han entrado en combate con el enemigo.

Hubo una pausa antes de que llegase la respuesta, si bien esta vez la voz de Numos se había enfriado en lugar de calentarse.

—Usted ha colocado deliberadamente las naves que están bajo mi mando en posiciones en las que tenían opciones muy remotas de tener que combatir al enemigo —acusó Numos.

—No, capitán Numos. —Geary se percató con cierta sorpresa de que su tono de voz seguía desapasionado y en calma—. Yo mismo di la orden de que sus naves adoptasen una formación de ataque que podría haber provocado que todos esos navíos librasen unos combates cruciales con el enemigo. Por desgracia, mis órdenes no fueron atendidas y el resultado ha sido que la formación que usted comanda se ha visto fuera de posición y fuera de la acción. Si desea quejarse de su posición actual con respecto a la batalla, capitán Numos, le sugiero que dirija sus quejas al oficial al mando de la formación Zorro Cinco Dos. Creo que podrá encontrarlo a bordo de la Orión. —Acto seguido Geary cortó la comunicación con Numos porque no quería que hubiese nada que le siguiese distrayendo.

La capitana Desjani hizo un ligero gesto como señalando algo, con la expresión todavía controlada.

—Creo que, de algún modo, esa conversación ha sido transmitida accidentalmente a toda la flota, en lugar de quedarse en el circuito privado de comunicaciones. Qué mala suerte.

Geary bajó la vista para comprobar lo que le decía Desjani y después meneó la cabeza.

—¿Numos me llamó utilizando el circuito que transmitía la comunicación a toda la flota? ¿Qué se creía, que iba a permitirle sin más que proclamase que su reputación se había visto mancillada sin recordarle que él es el único responsable de la ubicación actual de Zorro Cinco Dos? —bramó Geary.

—Sí, señor, creo que eso es justamente lo que pensaba —corroboró Desjani.

—Pues vaya mierda. —Desjani miró a Geary con sorpresa—. Sé que Numos se merecía un tirón de orejas, Tanya, pero siempre se me educó en la cultura de regañar en privado y alabar en público.

—Ya veo. —Con todo, Desjani meneó la cabeza—. En condiciones normales, estaría de acuerdo con usted, pero en este caso, las acusaciones de Numos habrían corrido de boca en boca por los pasillos y ahí usted no habría sido consciente de su existencia aunque fueran igualmente efectivas a la hora de minar su autoridad. Es mejor que las acusaciones de Numos hayan sido refutadas de una manera tan clara y pública.

—Tal vez tenga razón —concedió Geary—. Pero sigue sin gustarme la manera en la que ha ocurrido.

En cuanto acabó de pronunciar esas palabras llegó otro mensaje, pero esta vez el tono era profesional.

—Capitán Geary, aquí el capitán Tulev, de la Leviatán. La fuerza síndica sigue su camino con vistas a interceptar las naves auxiliares que se me ha encargado proteger. Creo que la mejor manera que tengo de evitar que los síndicos se acerquen lo suficiente como para que entremos en su radio de tiro es alejar mis unidades más pesadas a cinco segundos luz de las naves auxiliares. Pido permiso para efectuar el movimiento.

Una idea interesante. Geary revisó el visualizador y se imaginó cómo cambiaría la situación si le daba a Tulev permiso para maniobrar. Seguiría estando lo suficientemente cerca de las naves auxiliares, pero en una posición perfecta para entrar en combate con los síndicos antes de que el enemigo pudiera tener a nuestras naves auxiliares en su radio de tiro. ¿Pero por qué haría falta hacer esto? Zorro Cinco Cinco debería de haber sido capaz de mantener ese radio de tiro a distancia durante más tiempo.

La Titánica. Debí habérmelo supuesto. Toda la carga que albergó en su interior ha reducido su potencial como si se le hubiera quitado la mitad de su capacidad de propulsión. Claro, que tampoco es que la Hechicera y las demás estén danzando por ahí como si fueran hadas del espacio.

—Capitán Tulev, le concedo permiso para ampliar su radio de escolta hasta los cinco segundos luz de las naves auxiliares. Capitán Duellos, advierta que las escoltas de la formación Zorro Cinco Cinco se van a acercar al enemigo para entrar en combate con él a una distancia de cinco segundos luz a partir del cuerpo principal de Zorro Cinco Cinco. Le solicito que ajuste su interceptación de la formación síndica de acuerdo con estas modificaciones.

La respuesta de Duellos, que lo cierto es que ahora sonaba jubilosa, tardó medio minuto en llegar.

—Estamos ajustando la trayectoria y coordinaremos nuestro próximo ataque con el capitán Tulev, señor —indicó Duellos.

Con la Leviatán a su buen minuto luz de allí, la respuesta de Tulev tardó algo más en llegar:

—Gracias, señor.

Tuvieron que pasar otros pocos minutos antes de que Geary pudiera ver como las naves de Tulev describían un arco ascendente en dirección a los síndicos, al mismo tiempo que la formación de Duellos alteraba su rumbo y aceleraba un poco más para conseguir que ambas fuerzas de la Alianza estuvieran en posición de entrar en combate con el enemigo más o menos al mismo tiempo.

Geary meneó la cabeza y se imaginó a sí mismo sobre el puente de mando del buque insignia síndico, tratando de barajar las opciones posibles; si bien ninguna de ellas le parecía especialmente buena en ese momento. Con las escoltas de Tulev abalanzándose para interceptar a los síndicos por delante y por debajo, y con la formación de Duellos acercándose cada vez más por detrás y por debajo, a los síndicos se les presentaban dos alternativas. Podían seguir con su plan original y acabar atrapados por las dos fuerzas de la Alianza, que los golpearían casi simultáneamente desde dos ángulos distintos, o podían darse la vuelta, dejar de perseguir a las naves auxiliares de la Alianza y tratar de regresar al punto de salto por el que entraron a Kaliban.

—¿Qué pensaría usted si estuviera en su situación? —preguntó Geary a Desjani.

La capitana se pensó la respuesta durante un momento.

—Su objetivo está bien claro —afirmó, finalmente.

—No van a llegar hasta las naves auxiliares. Tenemos muchas unidades en camino para interceptarlos —recordó Geary.

Desjani se encogió de hombros.

—Si tienen órdenes de llegar hasta las naves auxiliares, lo harán o morirán intentándolo —insistió Desjani.

No tiene sentido. No tiene ningún sentido. Pero tampoco percibo ninguna señal de que los síndicos se lo estén pensando. Quizá pueda meter un poco más de presión a ver si así cambian de idea.

—Formación Zorro Cinco Tres, ajusten trayectoria y velocidad lo que haga falta para golpear el extremo superior de la formación síndica. Todas las unidades de la formación Zorro Cinco Cuatro, rompan la formación y diríjanse hacia el montón de escombros síndicos. Quiero que se aseguren de que están muertos de verdad.

Las dos formaciones tardaron tiempo en convergir en el mismo punto, pero finalmente Geary pudo comprobar a través de imágenes que mostraban lo ocurrido menos de un minuto antes en las que se veía a cómo las escoltas de Tulev entraban en contacto con los síndicos. Empleando las mismas tácticas que había empleado Geary con el cuerpo principal, las naves pesadas de Tulev habían disparado primero la metralla y, justo a continuación, toda una cortina de espectros. Los síndicos estaban todavía recuperándose del impacto de esas descargas cuando la formación del capitán Duellos se cruzó por allí, dibujando un ángulo ascendente para deslizarse justo a través de la retaguardia de la formación síndica y empezar a machacar naves por allí. Al juntarse, las formaciones de Tulev y Duellos superaban en armamento a los síndicos supervivientes en una proporción casi de dos a uno hasta contando con muchas de las naves síndicas ya dañadas.

A medida que las escoltas de Tulev se iban deslizando por debajo de los síndicos y los buques de guerra de Duellos subían hacia la parte superior de la formación enemiga, las naves más ligeras de la Alianza de la formación Zorro Cinco Tres empezaron a caer en picado desde arriba. De haberse tenido que enfrentar a enemigos pesados y en plena forma, los destructores y cruceros de la Alianza se habrían visto superados, pero a estas alturas la fuerza síndica había recibido tantos daños que podía ofrecer poca resistencia efectiva. Los restos de los destructores y cruceros síndicos trataron de bloquear las descargas de disparos de Zorro Cinco Tres, pero se vieron rápidamente desbordados, con los escudos anegados y los cascos rotos.

En el momento en el que le llegó el turno de intervenir a la tercera formación de la Alianza dentro de aquella sucesión de rápidos ataques contra los síndicos, de repente la formación enemiga se vino abajo. Geary vio que los buques de guerra síndicos que habían logrado sobrevivir se quedaban desperdigados por el lugar, la mayoría de ellos dando la vuelta frenéticamente hacia el cuerpo principal de la Alianza que les bloqueaba el camino hacia el punto de salto que en esos momentos representaba su salvación. Sin apenas atreverse a creer que la fuerza enemiga se hubiera quebrado de manera tan decisiva, Geary evaluó la manera en la que las naves síndicas se estaban dispersando. Iba a resultar difícil, como poco, y casi con toda probabilidad imposible intentar atraparlas empleando grandes formaciones.

—Llamando a todas las unidades, aquí el capitán Geary. Rompan la formación. Persecución general. Repito, persecución general. Asegúrense de que los cogemos a todos.

En ese momento se escuchó una eclosión de vítores triunfales en el puente de mando del Intrépido pero Geary apenas se dio cuenta de puro concentrado que estaba mirando la representación de la flota en el visualizador. A pesar de que sabía lo mucho que deseaban aquellas naves que se les diese rienda suelta para actuar como quisieran, todavía le sorprendió ver lo rápido que se disolvieron sus formaciones, que hasta entonces habían permanecido tan ordenadas, a medida que una a una las naves iban acelerando para entrar en combate con los enemigos que les quedaban más cerca.

El Intrépido se lanzó hacia delante a las órdenes de Desjani. Geary se inclinó para ver qué objetivo había seleccionado el sistema de combate del crucero de batalla. Un crucero de batalla clase D que estaba saltando en sentido ascendente en un intento de pasar por encima del cuerpo principal. ¿Por qué no va más rápido? De acuerdo con lo que he leído, un clase D debería ser capaz de hacer eso mucho mejor de lo que lo está haciendo. Geary subrayó el objetivo en su propio visualizador y recibió los datos correspondientes sobre la estimación de daños. Ah. Lo han golpeado bien. Parece como si hubiera perdido buena parte de su capacidad de propulsión.

Al acercar la imagen del crucero de batalla síndico con los sensores ópticos del Intrépido. Geary pudo ver los daños infligidos en forma de agujeros horadados sobre la superficie de la nave enemiga. En un principio, el aspecto de la nave era muy bueno, líneas bien dibujadas y una sensación de suave amenaza desprendiéndose de ella, pero ahora mismo en su casco lo único que se veían eran los agujeros y las combaduras. Una confrontación entre un clase D y el Intrépido hubiera estado muy pero que muy igualada, si no fuera porque el buque de guerra síndico ya había recibido una buena ración de golpes.

En ese momento a Geary le vino otra cosa a la cabeza y alejó la imagen proyectada en su visualizador para centrarse en revisar los vectores de movimiento de las naves de la Alianza más cercanas. Hasta donde podía saber él sin necesidad de preguntar, el crucero de batalla Vanguardia y el crucero de batalla Impávido se habían fijado como objetivo el mismo buque de guerra síndico. Geary solicitó los datos remotos del resto de naves y pudo confirmar que se habían marcado como objetivo también el crucero de batalla clase D y que estaban obteniendo las estimaciones necesarias para ejecutar también la interceptación.

—Van a llegar allí primero —remarcó en voz alta el capitán.

La capitana Desjani asintió con la cabeza, dejando patente su frustración.

—No puedo llegar antes que ellos sin acelerar hasta un punto tal que mi objetivo podría quedar emborronado. Prefiero ser la que dé el tercer golpe que arriesgarme a no darle a ese cabrón —sentenció Desjani.

Geary volvió a mirar en dirección a su visualizador, en el que las líneas curvas surcaban el espacio trazando el rastro de las trayectorias previstas para los buques de guerra tanto de la Alianza como de los síndicos y formaban un paisaje extrañamente hermoso con las estrellas como telón de fondo. A esta escala, Geary podía ver fácilmente cómo los caminos de las múltiples naves de la Alianza iban convergiendo con las trayectorias de todas y cada una de las naves síndicas. Esto ya no es una batalla. Los síndicos que han logrado sobrevivir se enfrentan a una fuerza tan superior en número y que ya les ha infligido tantos daños ya que esto es sencillamente una matanza.

Sé que tenemos que destruir a las fuerzas de combate síndicas para sobrevivir, ¿pero por qué no tendrán los síndicos cabeza suficiente como para rendirse cuando está claro que la situación no tiene salida?

Por otro lado, la situación de la flota de la Alianza parecía no tener salida posible dentro del sistema interior síndico y la opción de rendirse era bastante poco apetecible.

Finalmente Geary captó lo irónico de la situación, pues realmente esta matanza unilateral era lo que le habría sucedido a la flota de la Alianza en el sistema interior síndico si se hubiera partido en dos y cada uno hubiera tratado de huir por su cuenta.

El Vanguardia fue el primero en llegar hasta el crucero de batalla clase D y machacándolo con una cortina de lanzas infernales que disparó sobre él justo antes de seguir avanzando con las miras puestas en el siguiente objetivo. El Impávido vino después, atacando desde un ángulo distinto, de tal manera que sus disparos impactaron contra la popa del crucero de batalla síndico. Inmediatamente después, una serie de explosiones secundarias hicieron saltar por los aires partes de la popa del buque de guerra síndico y lo dejaron vagando erráticamente por el espacio, según parecía, ya sin control alguno.

—Nos toca —inspiró Desjani—. Consultor de sistemas de combate, ¿queda algo en ese casco que tengamos que destruir?

El Intrépido se metió por debajo del desastrado crucero de batalla síndico, que seguía dando tumbos por el espacio mientras escupía a ráfagas irregulares cápsulas de salvamento desde su interior.

—Capitana —informó el consultor de sistemas de combate—, estamos detectando que hay sistemas en funcionamiento entre las naves.

—O sea que no está muerto todavía —observó Desjani con una sonrisa de oreja a oreja—. Que las lanzas infernales apunten a la sección intermedia del crucero de batalla. Abran fuego cuando el objetivo se encuentre dentro del radio de tiro.

La silueta tambaleante del crucero de batalla no era un objetivo fácil, pero las lanzas infernales del Intrépido salieron como un relámpago y se estrellaron contra el casco de la nave síndica en el momento en el que el Intrépido pasaba a toda velocidad a su altura. Prácticamente todos los disparos golpearon contra la zona intermedia del crucero de batalla.

—Ya no se registra actividad alguna en los sistemas —indicó el consultor mientras los escombros del crucero de batalla se perdían en la distancia a sus espaldas, todavía escupiendo de manera irregular naves de salvamento de vez en cuando.

—No merece la pena que le demos otro pase —decidió Desjani—. Trasladando objetivo a crucero pesado en cero dos cero grados relativos, tres uno grados ascendente, radio cero coma tres segundos luz. —El Intrépido se balanceó como resultado de las órdenes de sus sistemas de maniobra, se arqueó hacia arriba y ligeramente hacia un lado describiendo una leve curva. El crucero síndico, que también mostraba las marcas de los daños que ya se le habían infligido anteriormente en la batalla, trató de dar la vuelta y escapar, pero estaba demasiado cerca y no disponía de una ventaja suficiente como para llevar su plan a buen puerto. Desjani ajustó la trayectoria del Intrépido y lanzó una acometida a corta distancia contra el crucero pesado que seguía lanzado a la huida. Los escudos del Intrépido absorbieron con facilidad las series irregulares de disparos expelidos por el crucero enemigo, mientras que la nave de la Alianza devolvió una serie de descargas pesadas dirigidas contra el navío síndico que primero derribaron los escudos que le quedaban al crucero y después se incrustaron en la nave misma.

—Evaluación de daños —bramó Desjani mientras el Intrépido y el crucero se alejaban el uno del otro enfilando trayectorias divergentes.

—El crucero síndico ha sufrido daños graves —informó rápidamente el consultor—. Impactos confirmados en todas las zonas del casco. Señora, acabamos de detectar cápsulas de salvamento abandonando el crucero.

—¿Hemos confirmado la defunción del crucero? —inquirió Desjani. El consultor dudó por un momento y volvió a recapitular la información que recogían los sensores del Intrépido.

—Hay daños graves y el crucero ya no parece estar bajo control, pero no puedo confirmar su defunción —insistió el consultor.

Desjani frunció el ceño como si estuviese sumida en sus pensamientos.

—Podría tratarse de una artimaña. —Desjani examinó la zona—. Y no hay otras naves síndicas en la zona que no se hayan visto obligadas a entrar en combate o que no hayan sido tomadas ya. Vamos a darle otra pasada con el Intrépido.

El Intrépido empezó a dar la vuelta trabajosamente para realizar una nueva embestida sobre la nave síndica, empleando sus sistemas de propulsión para frenar y permitir así un giro ajustado aunque de proporciones descomunales. Apenas habían comenzado a darse la vuelta cuando un destructor de la Alianza pasó como un rayo a la altura del crucero síndico y le propinó unos cuantos golpes más. Instantes después, cuando el Intrépido había ejecutado unos dos tercios de su movimiento de giro, el consultor volvió a llamar la atención de la capitana.

—Hay más cápsulas de salvamento abandonando el crucero. Montones de ellas —informó el consultor.

Geary le dedicó una media sonrisa a Desjani.

—Supongo que se han imaginado que iba usted a volver a la carga —indicó el capitán.

—Como si les fuéramos a permitir escapar en algún caso —replicó Desjani antes de lanzar una nueva orden a su tripulación—. Continúen con la maniobra de tiroteo en carrera pero no disparen hasta que no les dé la orden de hacerlo. —Geary y Desjani observaron con atención el objetivo a medida que el Intrépido giraba aún más atrás, estrechando ahora la distancia sobre el maltrecho crucero pesado, pero a casi dos décimas de segundos luz de distancia a causa de la reducción de velocidad necesaria para realizar el giro—. Dos cápsulas de salvamento más, por lo que veo —comentó Desjani. Momentos después, hubo una explosión de luz producida por el estallido del núcleo de energía del crucero—. Tal vez haya sido un accidente, pero si su intención era hacernos daño, lo han hecho explotar demasiado pronto.

—Es difícil saberlo —replicó Geary—. Tal vez solo quisieran volar la nave para que no nos pudiésemos hacer con ella.

Desjani soltó un bufido.

—Un crucero pesado abandonado no tendrá demasiadas cosas en las que podamos estar interesados. Ya habrían destruido cualquier material de Inteligencia que pudiera tener un cierto valor. Lo único que habríamos hecho nosotros con él sería hacer estallar el núcleo de energía para que los síndicos no pudieran volver a usarlo. Nos han ahorrado el problema. —La capitana miró su visualizador con frustración—. No nos quedan más objetivos por aquí cerca.

Geary volvió a revisar su propio visualizador. El número de naves síndicas que seguían activas habían menguado con rapidez y los sensores del Intrépido no dejaban de registrar las defunciones de más navíos a cada segundo. Había unos cuantos síndicos que seguían intentando huir, pero los perseguidores de la Alianza se les acercaban desde distintos ángulos, así que las naves enemigas que quedaban iban a desaparecer del mapa en cuestión de minutos.

Se acabó. Geary miró al nubarrón de escombros a que había quedado reducido el crucero pesado que el Intrépido se había marcado como último objetivo. No quiero saber cuántas vidas humanas se han perdido durante las últimas horas. La gran mayoría de los que han fallecido eran enemigos nuestros que estaban tratando de matarnos y la cruda realidad es que eso es lo único que importa ahora mismo.