ADVERTENCIA
ESTE BREVE RELATO no pretende ser absolutamente verídico, aunque tenga como protagonista un personaje que ha existido realmente: el recluso Giovanni Bertone, a quien conocí en la cárcel de San Vittore, en 1944, como general de la Rovere, y que fue fusilado en Fossoli junto a sesenta y siete detenidos más el doce de diciembre de aquel año.
También se encuentran en él otros personajes reales: el famoso doctor Ugo, a quien yo y muchos otros más debemos la vida; Mike Bongiorno, que fue mi compañero de celda y cuya presentación es superficial; el Feldwehbel Franz, y los agentes de vigilancia Sapienza, Ceraso y Tursini.
En cuanto a la reconstrucción de la singular peripecia que condujo al recluso Bertone a una muerte con honores de general, es enteramente fruto de la inventiva de Sergio Amidei y de Diego Fabbri, quienes junto a mí han reelaborado la trama de mi relato original para adaptarla a las exigencias del film Il generale della Rovere, dirigido por Roberto Rossellini e interpretado por Vittorio de Sica. Este pequeño libro no es sino la traducción en términos narrativos del llamado tratamiento sobre el cual se ha basado el guión cinematográfico. O sea, que lo he escrito como una historia, no como una página de Historia.
Acaso algún lector encontrará banal esta advertencia para aclarar intenciones que, de hecho, en cualquier otro sitio serían sobreentendidas. Desgraciadamente, en nuestro país es necesaria, como lo demuestran infinitas y apasionadas controversias que el caso ha suscitado. Se me ha atribuido, quién sabe por qué, un propósito ofensivo para con los mártires de Fossoli y se ha pedido al Ministerio de Defensa la exhumación de la sepultura del cadáver del traidor que yace en ella hace quince años.
No obstante, ¿fue verdaderamente un traidor Bertone de la Rovere? No lo sé. Sé solamente que cayó como aquellos que no lo eran. Y sé también que Jesucristo no se sintió ofendido por la vecindad de Barrabás. Como fuere, yo no me propongo juzgar a ese polivalente e inquietante personaje, quien acaso tampoco supo dónde y cómo cesó de ser un aventurero para convertirse en héroe, y cómo, una vez incorporado al drama, no se mostró ajeno a él. He tratado tan sólo de dar una explicación de ello. Y con la colaboración de Sergio Amidei y de Diego Fabbri espero haberlo logrado.
INDRO MONTANELLI
Roma, 11 de julio de 1959.