La ciudad

La ciudad contiene su belleza en aristas y espejos,

pero también en parques sublevados;

somete al ciudadano a sus dictados,

apabulla con materiales cancerígenos

y es siempre émula de una señora distante y altanera

donde nacieron los gigantes de hielo

derretidos por Mahoma.

Detrás de tanta ostentación,

remota, escondida y enfaunada,

el Madrid de los Austrias

sigue guardando los huesos de Cervantes.