CAPITULO VII
APENAS si habían transcurrido dos espacios desde la salida de Julie cuando hizo acto de presencia en el segmento directorio del Prospect Esoterik Information, el especialista en genocibernética, profesor Oury.
Inquiriendo:
—¿Querías verme, Walter?
—En efecto.
—¿Algo relacionado con los androides, supongo?
—Exacto —cabeceó el director de aquel centro de investigaciones esotéricas, mirando de pies a cabeza la espigada silueta del pelirrojo, que tenía la expresión del rostro distraída amén de cubierto de pecas. Interrogando—: ¿Cómo están esos androides?
—Es cuestión de veinticuatro horas.
—Menos... —murmuró en tono quedo pero con evidente relieve el doctor Young.
—Me temo que no te entiendo, Walter.
—Menos horas, Bourvil. Menos... —volvió a recalcar. Añadiendo—: Que yo sepa el vocablo menos sólo tiene una acepción clara y concretó. Menos menguar...
Menos tiempo, ¿entiendes? Menos horas. Los androides han de estar listos esta noche a las 12. Para ser más exactos, ya sabes que particularmente me encanta el mimetismo, esta medianoche.
—¡No puede ser!
—¡SERA! —gritó a su vez el number one del lugar.
El pelirrojo, en silencio, miró a Young con asombro.
—¿Por qué ese cambio? —pudo preguntar al fin.
—Se han sucedido una serie de hechos que no entraban en el programa y que obligan a que anticipe la maniobra de regresión para captar y absorber las inmaterias de Capone y Johnny Torrio. Será esta medianoche y los androides deben estar listos para entonces.
—Bien... —no se atrevió a discutir ni contrariar las decisiones del otro sabedor de cómo reaccionaba frente a tales circunstancias, limitándose a decir—: ¡Tengo que reintegrarme inmediatamente a mi laboratorio!
—A partir de este instante todo el personal del centro está a tu entera disposición, Bourvil. Incluido yo.
—No será necesario que interrumpas tu tarea, Walter. Me imagino que también tienes que volcarte en preparar el campo telemagnético y los correspondientes canales de comunicación telespiritutransmisora.
—Sí, por supuesto.
—Vuelvo a lo mío pues...
—Sin fallos ni demoras, Bourvil.
—No los habrá. ¡Hasta la medianoche!
—Hasta entonces.
Walter Young volvió a quedarse solo en el segmento directorio del Prospect Esoterik Information.
Luciendo una amplia sonrisa a lo largo de sus labios finos, crueles y casi incoloros.