Actitudes
COMO las actitudes influyen en todo nuestro pensamiento voy a empezar examinando las actitudes del buen pensador. Éstas deben ser las actitudes con las que hay que seguir trabajando en el resto del libro.
Más adelante trataremos los hábitos y los principios, después de haber realizado una buena cantidad de prácticas de pensamiento. Ése es el mejor momento para resumir los principios y los hábitos.
ACTITUDES INCORRECTAS
Será más fácil valorar las actitudes correctas respecto al pensamiento si empezamos tratando las incorrectas.
«Pensar no es importante. Lo único que importa es lo que se siente.»
«Pensar es aburrido, complicado y nunca lleva a ninguna parte.»
«Todos los problemas me resultan demasiado difíciles.»
«Pensar sólo es para académicos e intelectuales. Los demás tenemos que arreglárnoslas sin pensar.»
Todas éstas son actitudes negativas o derrotistas de personas que no tienen confianza en su pensamiento y a las que no se les ha enseñado a pensar. Pero también están las malas actitudes contrarias, cuando las personas son demasiado arrogantes respecto a su propio pensamiento y tienen una visión errónea del propósito de pensar.
«Las cosas son muy fáciles para mí. Basta con fijarse en el tema y llegar a una conclusión.»
«Creo que siempre tengo razón. Defiendo mis ideas sin problemas.»
«El objetivo principal de pensar es demostrar que los que discrepan de uno están equivocados.»
«Si nunca te equivocas al pensar tienes que tener razón.» «Hay una respuesta correcta, y los que no la vean tienen que ser estúpidos.»
Algunas de estas actitudes parecen extremas y muy pocas veces se expresan en palabras. Pero si observas el pensamiento de mucha gente llegarás a la conclusión de que éste se basa en estas actitudes.
ACTITUDES CORRECTAS
Son las actitudes que debe tener todo buen pensador. Muchos buenos pensadores ya las poseen y las han desarrollado como parte de su «sabiduría» natural. Si ya tienes estas actitudes, te será útil verlas explicadas y confirmadas. Si todavía no las tienes, será útil que las adquieras.
En primer lugar, hay actitudes respecto a la propia destreza de pensar.
«Todos tenemos que pensar. Todos podemos pensar.»
El pensamiento no es sólo para gente muy inteligente o especializada. Todos utilizamos el pensamiento en diferentes momentos. Todos podemos llegar a pensar con destreza.
«Soy un pensador.»
Ésta es la mejor actitud de todas. No importa lo buen pensador que seas. Basta con que te consideres un pensador.
«Puedo pensar mejor cada vez.» Esto es importante. Incluso los mejores pensadores pueden ser cada vez mejores. De esta actitud procede el esfuerzo de mejorar continuamente la destreza en el pensamiento.
«Puede hacer falta un esfuerzo deliberado para pensar.»
No basta con suponer que es suficiente ser un buen pensador para que todo el pensamiento sea bueno. Hay veces que hace falta un esfuerzo deliberado para pensar, quizás el de aplicar una herramienta o un esquema. El pensamiento no siempre es automático.
«Las cosas que al principio parecen complicadas pueden simplificarse a menudo.»
Que los asuntos aparentemente complicados no te desanimen. Estate preparado para afrontarlos. Quizá sea posible simplificarlos. Y si no, no se pierde nada por haberlo intentado.
«Ve paso a paso.»
Si vas paso a paso y no te detienes, puedes resolverlo casi todo. Procura saber qué paso quieres dar y dalo.
«Separa tu ego y tu pensamiento. Considera objetivamente tu pensamiento.»
Esto es muy difícil pero necesario si se quiere llegar a ser un gran pensador. «Tú» y «tu pensamiento» sois dos cosas diferentes.
«El objetivo del pensamiento no es tener siempre razón.»
El objetivo del pensamiento es tener ideas mejores y pensar mejor. Si siempre quieres «tener razón» acabarás donde empezaste.
«Escuchar y aprender constituyen una parte esencial del pensar.»
El pensamiento no es sólo lo que tú haces, sino también lo que hacen los demás.
«Sé siempre humilde. La arrogancia es síntoma de pensamiento defectuoso.»
No siempre es fácil ser humilde cuando los que te rodean están llenos de prejuicios o ciegos, tienen una visión limitada o están evidentemente equivocados. Pero hay que intentar ser humilde en nuestro modo de pensar. Hay que tener siempre presente que nuestro pensamiento puede errar, ser incompleto o ser parcial.
Éstas son algunas actitudes positivas respecto a la destreza en el pensar y su empleo. Ahora vamos a enumerar algunas actitudes deseables respecto a las características del pensamiento.
«El pensamiento debe ser constructivo, no negativo.»
No basta con atacar y demostrar que el adversario está equivocado. Este tipo negativo de pensamiento está demasiado extendido. A veces sirve para algo, pero su utilidad es limitada. Debes empezar intentando ser constructivo y hacer avanzar el tema.
«Investiga los temas en vez de discutir sobre ellos.»
Si el objetivo de la discusión es realmente investigar el tema, podéis hacerlo juntos (tú y tu adversario) mucho más eficazmente optando por explorarlo en vez de discutir sobre él.
«La persona con la que discutes suele tener algo útil y constructivo que decir, si te esfuerzas por descubrirlo.»
En vez de buscar sólo puntos atacables intenta ver lo valioso que haya en las opiniones diferentes de la tuya.
«Los que tienen puntos de vista diferentes suelen tener razón desde su percepción particular.»
En vez de considerar estúpidos a los demás trata de entender su percepción del asunto y por qué sostienen la opinión que sostienen.
«Se puede ser creativo y tener ideas nuevas.»
La creatividad no es un don especial que sólo poseen algunos. Puedes esforzarte por tener ideas nuevas (y puedes servirte de algunas técnicas específicas para lograrlo).
«No tengas miedo de probar nuevas ideas.»
No siempre tienes que tener razón. Puedes probar ideas experimentalmente. Puedes utilizar provocaciones deliberadamente, dejando claro que son provocaciones.
«En cualquier momento del pensamiento puede haber alternativas que no se te hayan ocurrido todavía.»
Nunca creas que tu pensamiento ha tenido en cuenta todas las alternativas posibles. Aunque esto pueda ser cierto en ocasiones, a menudo hay posibilidades — incluso evidentes— que todavía no se han tenido en cuenta.
«Evita ser dogmático aunque creas que tienes razón.»
Si tu idea es suficientemente buena no necesitas ser dogmático. Si no lo es, el dogmatismo está fuera de lugar. Siempre se puede decir: «Según la información de que dispongo, me parece que…».
Esta lista de actitudes no es exhaustiva. Probablemente podrás prolongarla. Las actitudes mencionadas pueden expresarse de muchas maneras distintas. He incluido entre los principios y hábitos algunas características que podrían haberse tratado como actitudes (como, por ejemplo, «piensa lentamente» o «ten siempre en cuenta los valores que intervienen»). Los límites entre estos conceptos no son muy estrictos. Sólo he intentado incluir entre las actitudes el enfoque general del pensamiento, no las orientaciones concretas.
EJERCICIOS DE ACTITUDES
1. Explica y habla sobre el concepto de «actitud». Esta noción incluye las actitudes ante el deporte, la música, los amigos, la escuela, etc.
2. Lee la lista de actitudes negativas. ¿Crees que algún amigo tuyo las tiene? ¿A qué puede deberse que algunas personas tengan estas actitudes? ¿Por qué pueden ser negativas?
3. Comprueba si puedes añadir más actitudes negativas a la lista. También puedes hacerlo dividiendo una de las malas actitudes en más partes.
4. Recorre la lista de actitudes buenas y argumenta por qué cada una de ellas es una actitud correcta. Quizá se te ocurran circunstancias particulares en que la actitud no sea tan buena, pero no las expongas para no crear confusión. Basta que la actitud sea útil en general.
5. Propón la tarea de elegir las cinco actitudes más útiles. El verdadero objetivo de esta tarea no es seleccionar las actitudes más útiles sino reflexionar sobre todas ellas (lo que es necesario para realizar la selección).
6. ¿Cómo reducirías las actitudes positivas a un número menor? (Este ejercicio es apropiado para niños mayores o más capaces.)
7. ¿Qué añadirías a la lista de buenas actitudes? (Esto puede discutirse oralmente o presentarse por escrito.)
(NOTA: en todos estos ejercicios la pregunta va dirigida al niño o alumno como si él mismo fuera a leerla directamente en el libro.)