Presentación
Demasiadas veces me he visto en la necesidad de recordar que la ciencia ficción es un género marcadamente anglosajón y, lo que es peor, que no se trata en absoluto de un género que se cultive en España con la atención que merece.
Los aficionados a la ciencia ficción suelen congregarse en torno a las revistas que ofrecen relatos cortos, noticias y, a veces, comics y señalizaciones de novelas. Esta faceta estuvo cubierta en el mercado español por la mítica revista Más Allá que, procedente de Argentina, desarrolló su labor en la década de los cincuenta. Tras la breve existencia de Anticipación (sólo siete números), en 1968 nació la revista emblemática de la ciencia ficción española que llegó a ser un prodigio de longevidad: Nueva Dimensión (ND para los amigos) que terminó su andadura en 1982 tras llevar a la casi increíble cifra de 148 números.
Con la desaparición de la entrañable ND desaparecía también la única oportunidad «profesional» para que los escasos autores españoles de ciencia ficción pudieran publicar sus obras, en especial los relatos cortos, verdadera alma del género. No hay que olvidar que gran parte de la fuerza de la ciencia ficción reside en la riqueza de sus cuentos cortos, que son, muy a menudo, la base de las futuras novelas e incluso las series. De relatos que originalmente no llegaban a la extensión de novela han surgido precisamente series tan famosas como los libros de la FUNDACIÓN de Asimov, la saga de DUNE de Herbert o EL JUEGO DE ENDER de Card.
Por ello los autores españoles de ciencia ficción tienen ante sí un panorama difícil: no existen revistas en las que publicar cuentos cortos e ir mejorando en el oficio y, tal vez como consecuencia de ello, su acceso a la publicación de libros es también muy reducido.
La mayoría de los editores de ciencia ficción en España han creído durante mucho tiempo que cualquier mala novela de un autor de nombre anglosajón «vendía» más que la mejor obra del mejor autor hispano. Y posiblemente fuera cierto ya que el lector también solía desconfiar de los autores de apellido español, aunque ello no sirva en absoluto para dar ninguna indicación sobre la calidad de las obras.
Sin embargo, pese a lo difícil de la situación, algunos autores han logrado ir escribiendo sus obras, que poco a poco van encontrando algún lugar al sol en el mundo editorial tan dominado por lo que viene de EE. UU. Así tenemos buena ciencia ficción hard gracias a Javier Reda y Juan Miguel Aguilera (MUNDOS EN EL ABISMO), aventuras dominadas por la acción en las obras de Carlos Saiz Cidoncha y Ángel Torres Quesada, un amplio registro temático en los libros de Gabriel Bermúdez Castillo y una obra aún escasa pero muy interesante de la mano de Rafael Marín Trechera (LÁGRIMAS DE LUZ y UNICORNIOS SIN CABEZA).
A ellos se incorpora con este volumen Elia Barceló que ya es bien conocida del reducido grupo de aficionados lectores de fanzines. Con Elia se presenta la curiosa paradoja de que uno de sus relatos, LA DAMA DRAGÓN, es la única obra de la ciencia ficción española de los años ochenta que ha sido ya traducida y conocida en él extranjero pese a no haber sido nunca publicada profesionalmente en España.
Debo reconocer mi parte de responsabilidad en ello ya que fue precisamente en mi fanzine Kandama donde aparecieron, ya en 1981, los primeros relatos de Elia. También publiqué esa DAMA DRAGÓN que, al ser conocida del fandom internacional, ya ha sido traducida primero al esperanto en la revista Sferoj y más recientemente en el magazine francés Amares que dirige J. P. Maumon, organizador de la convención de la ciencia ficción francesa de 1989.
Y ahora debo repetir algo que he tenido que decir ya muchas veces: no he visto nunca a Elia Barceló y antes de recibir su primer relato no sabía ni siquiera de su existencia. La coincidencia de apellidos es sólo eso, una coincidencia. Nuestra amistad reside hasta ahora en nuestro contacto por correo y teléfono y, ¿por qué no decirlo?, en mi admiración e interés por la obra escrita de la que considero la más prometedora realidad de la ciencia ficción española.
Ya que un joven de Felanitx utiliza mi nombre en el campo de la pintura, no debería extrañarme que una joven de Elda use también mi apellido incluso en la ciencia ficción. Reconozco con vergüenza mis tímidos intentos para convencer a Elia de que utilizara en este libro su nombre de casada (Eisterer) tal vez con el secreto intenso de «reservar» mi tan utilizado apellido para mí mismo. Pero mi deber de editor me obliga a ser honesto pese a que estoy absolutamente convencido que, tras la lectura de este libro, el único Barceló que al lector le interesará recordar en la ciencia ficción española es precisamente Elia Barceló.
Y las razones son muchas: la belleza formal de su narrativa, las ideas que maneja, la inteligencia y la sensibilidad que demuestra, y tantas otras razones que sería prolijo enumerar aquí. Creo sinceramente que, si escribiera en inglés y publicara en Estados Unidos, Elia tendría ya la fama y el reconocimiento de que hoy gozan Úrsula K. Le Güin, Joanna Russ o Vonda Mclntyre. Y me atrevo a afirmar esto porque la prueba, amigo lector, está en las páginas que siguen, que constituyen lo mejor de la ciencia ficción española de los años ochenta.
El presente libro recoge tres textos de una cierta extensión y la mayoría de los relatos cortos que Elia Barceló ha escrito hasta la fecha. Los textos de mayor tamaño son dos novelas cortas: SAGRADA y PIEL (la obra más reciente de Elia) y su famosísima LA DAMA DRAGÓN.
SAGRADA es la novela corta que da nombre al libro y es una buena muestra de uno de los más interesantes temas en la obra de Elia Barceló: la contraposición entre magia y ciencia, entre leyenda y tecnología que ya era el eje central del éxito de SAGRADA. En SAGRADA, Nawami Fang Tai, la implacable y sofisticada asesina profesional al servicio de la Liga Intergaláctica, tiene por misión matar a la Intocable, la Madre Sagrada, el oráculo que responde a las preguntas secretas de los habitantes de un lejano planeta periférico.
En su viaje hasta la Piedra de las Ofrendas, Fang Tai conocerá las leyes, costumbres y leyendas de las kenddhai por boca de su guía, el joven arquero Arven; se enfrentará a los poderes telepáticos de las mentes hillai y se encontrará con la joven Faissa que ha sentido en su mente la llamada de la anciana Intocable y acude para sustituirla.
En esa descripción del contacto de culturas diversas, presente a la vez en SAGRADA y en LA DAMA DRAGÓN, Elia Barceló muestra niveles de sensibilidad e inteligencia que nos hacen recordar los que alcanza Ursula K. Le Güin en esa obra maestra del género que es EL NOMBRE DEL MUNDO ES BOSQUE a la que, lo creo sinceramente, poco tienen que envidiar estas narraciones de Elia y a la que también recuerda la temática del relato UNA ANTIGUA LEY.
LA DAMA DRAGÓN es un texto más experimental en su redacción, que la propia Elia describe así:
…concebí la historia como un continuo acronológico en el que cada parte tiene sentido por su relación con las demás; por eso me pareció mejor escribirlo todo seguido, de una tirada, sin que hubiera puntos y aparte y sin marcar el final de un fragmento y el comienzo de otro. A mí, personalmente, me gusta así, como un discurso continuo, sin comillas para los diálogos y sin interrupciones que, a mi modo de ver, serían innecesarias y podrían establecer una idea de esquematicidad en algunas situaciones.
Pero, pese a lo que podría parecer a primera vista, la agilidad y la calidad de la escritura nos permiten acceder a esa visión de conjunto que la autora desea sin que la ausencia de los habituales signos de puntuación que «airean» el texto sea ningún inconveniente.
En PIEL nos encontramos con un futuro de nuestro planeta en el que la comunicación y el contacto entre países ha creado un idioma mestizo que utiliza términos prestados a otras lenguas con una gran verosimilitud. Pero además de este aspecto formal, extremadamente cuidado como en todas las narraciones de Elia, PIEL nos ofrece la última versión de su interés por la relación entre los seres humanos que era el eje central de obras anteriores como NOSOTROS TRES, EL JARDÍN DE LAS FLORES QUE SE COLUMPIAN o MINNIE.
Y no me resisto a hablar de MINNIE, un breve e intenso relato que recomiendo encarecidamente. Me gustó tanto cuando lo leí por primera vez que creé para él una sección especial en el fanzine Kandama y rompí mi norma de no incluir más de un relato de un autor en un mismo número del fanzine. En la edición de este libro Elia ha preferido eliminar una introducción extraída de LA CANCIÓN DESESPERADA de Pablo Neruda que decía:
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego, Turbia embriaguez de amor, Todo en ti fue naufragio.
Y es que MINNIE es un relato de amor que, pese a su reducida extensión, es una obra maestra. Aun a riesgo de hacer que el comentario del cuento adquiera mayor extensión que el relato en sí, deseo incluir aquí las palabras con las que la propia Elia presentaba este relato allá en 1981 tal y como se recogieron entonces en Kandama:
Sé que «Minnie» es un cuento inocente y sencillo. Y lo es a propósito, porque lo escribí como una recreación futurista de un tema que ya es tópico: la espera de una muchacha provinciana que cree de buena fe que su amante volverá a buscarla.
Surgió en una conversación entre amigos la idea de la recurrencia de este esquema en canciones y poemas de todas las épocas: desde las «Cantigas de Amigo» en que ya aparecen ciertos elementos, pasando por «Tatuaje» en que entra la prostitución y «La niña de la estación» donde se añade la burla, hasta, por ejemplo, «Penélope» de Serrar.
Como yo dudo mucho, en principio, de que el ser humano mejore moralmente por alto que sea su nivel técnico y mis dudas se extienden hasta la pretendida superioridad moral y espiritual de los extraterrestres, me pareció que el esquema tradicional del que hablábamos era posiblemente repetible en un tiempo futuro y lo reproduje, casi punto por punto, en «Minnie».
Me temo que podría alargar indefinidamente esta Presentación. Siempre hay mucho que decir y meditar sobre cualquier historia de Elia Barceló. Pero me resignaré a citar brevemente el larvado horror de EMBRYO, la reflexión sobre el papel social de la mujer en LA MUJER DE LOT, y el experimentalismo y la reflexión literaria de AQUÍ ESTAMOS TODOS JUNTOS. Con todo ello, el conjunto del volumen será una buena aproximación a la obra de una autora que parece llamada a dejar huella en la todavía escasa ciencia ficción española.
Y para finalizar, un consejo: lean los relatos en el orden en que están editados y no se dediquen a «picar» desordenadamente. Al terminar el libro me lo agradecerán.
MIQUEL BARCELÓ