La planta baja
El señor y la señora Cuzzens suelen decir que prefieren vivir en la planta baja. A veces, cuando la señora Cuzzens se anima de verdad, llega aún más lejos y anuncia al mundo que rechazaría todas las ofertas de vivir en un piso más alto, en esta o en cualquier otra casa de pisos de la ciudad de Nueva York, aunque alguien desesperado ante su firmeza le ofreciera un piso libre de alquiler.
En primer lugar, la señora Cuzzens nunca se siente completamente cómoda en un ascensor. Una de sus anécdotas más vívidas trata de una tía suya por parte materna que iba en un ascensor cuando este se detuvo bruscamente entre dos pisos y se negó con obstinación a moverse hacia arriba o hacia abajo. Por suerte, todo acabó bien. Sus gritos pidiendo ayuda llamaron la atención del portero —de un modo providencial, resultó que el hombre tenía cierta habilidad con las máquinas— y él consiguió regular el motor, de forma que la tía de la señora Cuzzens pudo llegar a su destino prácticamente indemne. Pero el episodio causó una impresión terrible a la señora Cuzzens.
Desde luego, la planta baja es bastante oscura, pero el señor y la señora Cuzzens consideran este hecho como una de las virtudes de su piso. La señora Cuzzens ha tenido un ejemplo muy desagradable de los efectos de un lugar excesivamente luminoso en su propia familia. Su cuñada —pero no la mujer del hermano, que trabaja en seguros, especifica cuidadosamente la señora Cuzzens, sino la mujer del hermano que es viajante de una gran empresa de neumáticos y se gana muy bien la vida— colgó unas cortinas drapeadas color azul ultramar en las ventanas del salón. Y en menos de un año, la luz del sol había convertido el azul intenso de aquellas cortinas en un desagradable tono amarillo grisáceo. El cambio era tan notable que mucha gente, al verlas en aquel estado, casi se negaba a creer que las cortinas hubieran sido azules alguna vez. La cuñada de la señora Cuzzens, como es comprensible, tenía un disgusto tremendo. La señora Cuzzens no querría que le pasara algo así en su propia casa por nada del mundo.
Aún hay otra poderosa razón para vivir en la planta baja. El alquiler es bastante inferior al de los pisos superiores, aunque el señor y la señora Cuzzens no suelen hablar de ello. Y, naturalmente, es fácil pasar por alto este detalle, con el peso de todas las demás razones importantes para vivir en su piso.