CAPITULO 23

FIONA se acordó de las palabras de su madre : “Solamente ámalo”. Y sonrió. Sin dejar de mirarla por un sólo instante, Tarr se quitó todas las prendas, y su desnudez viril la dejó sin aliento.

—Tu turno, Fiona — Tarr murmuró con voz ronca, paseando los ojos por el cuerpo jadeante de Fiona. Sin prisa, comenzó a desvestirla, con los dedos fuertes acariciando la piel sedosa y caliente, pero concentrados en la tarea de soltar las cintas. Eran gestos sensuales, a veces breves, a veces demorados, y finalmente la hizo suspirar.

—No es justo… me estás enloqueciendo….

Tarr acarició sus cabellos sedosos y le masajeó la nuca. Fiona levantó la cabeza y lo miró con ojos nublados por el deseo. Las caricias suaves y delicadas fueron haciéndose más osadas y sensuales, de manera lenta y provocativa, Fiona apoyó su rostro en la almohada, acostándose de espaldas y anticipando lo que vendría cerró los puños, cuando Tarr le levantó las caderas, deslizando las manos por su espalda .Murmuró su nombre cariñosamente, y llevó un dedo a los labios.

—No hay nada que temer, querida.

Tarr la enlazó por la cintura, empujándola contra su pecho fuerte. Oyó la urgencia en su voz, cuando volvió a susurrarle al oído:

—Fiona fui muy paciente con vos, no? Los labios de su amado rozaron su boca, y las palabras suaves comenzaron a tener un efecto sedativo, haciéndola relajar y cerrar los ojos. Al poco tiempo su cuerpo comenzó a responder a las delicadas caricias, y los besos se fueron intensificando, tornándose más exigentes y sensuales, obligándola a corresponder con ese mismo ardor.

La Voz de Tarr se hizo más ronca y profunda, hipnotizándola, y despertándole una sensualidad jamás experimentada antes. — Déjame tocarte, Fiona. No quiero poseerte contra tu voluntad .

Los sentidos de Fiona estaban cada vez más anestesiados por la voz profunda y masculina, y una especie de sopor dominó su cuerpo.

—Déjame sentir tu piel, mi amor — le susurró Tarr al oído.

La miró con los ojos semi cerrados, mientras acariciaba los pechos de manera delicada, haciéndola derretirse.

 

—Entrégate a mí, Fiona. Vamos hacer amor…Con un movimiento súbito e instintivo, Fiona le rodeó el cuello con los brazos , y Tarr se inclinó para apoyar sus labios sobre los pezones rosados y erguidos, deslizando sus manos por debajo de sus nalgas. Fiona se apoyó en el tórax masculino, dejando escapar gemidos roncos.

—Relájate… Déjame amarte…

La anticipación de los placeres que vendrían la hizo cerrar los ojos con fuerza. Fiona apretó los labios sofocando un gemido, cuando Tarr la penetró , sintiendo sus movimientos rítmicos y bajo control. Fiona respiró profundamente, reteniendo el aire en sus pulmones el mayor tiempo posible, mientras las embestidas sensuales se iban haciendo cada vez más profundos frenéticos. Cuando Tarr la sintió apretar sus músculos alrededor de su miembro, alcanzó su propio climax . Permanecieron en un silencio delicioso, lleno de complicidad, brazos y piernas entrelazados, las almohadas caídas en el piso y las sábanas y mantas corridas a un costado. Los labios de Tarr reposaban sobre la cabellera despeinada, que ocultaba la cara de Fiona enterrado en el colchón.

—No imaginaba que hacer el amor fuese tan divertido — ella dijo sonriendo. Tarr se rió, poniéndose de costado y apoyando la cabeza en la mano.

—Me alegra saber que te gustó. Así podremos repetirlo muchas y muchas veces.

—Si, me gustó.

—A mí también

—Entonces es probable que tengamos unos diez hijos.

—Te daré tantos como quieras .

Tarr dejó de sonreír.

—Fiona, quieres casarte conmigo?

—Si. — Ella plantó un beso rápido en la boca de Tarr.— Si ,quiero!

—Perfecto. Tendremos diez hijos todos concebidos con amor.

—Toneladas de amor, y quiero casarme lo más rápidamente posible

—Concuerdo, pero gustaría que la ceremonia fuese realizada en el castillo de Hellewyk para que mi clan participe de nuestra felicidad. Y por supuesto que tus padres deberán estar presentes. Una sonrisa malicioso iluminó el rostro de Tarr. — Debo informarles nuestra decisión.

—Ahora?

—Quedarán aliviados de saber que todo está resuelto entre nosotros dos.

—Más tarde. Esperé mucho para este momento , y quiero quedarme aquí.

—Jamás pasé una tarde en la cama — Fiona sonrió pícaramente.

—Tendremos que modificar nuestros hábitos de vida.

Fiona soltó una carcajada ahogada, rodeando su cuello con sus brazos, y rozando los labios sobre los suyos.— Me gusta sentir tu sabor.

—Pues dejaré que me pruebes siempre que quieras.

—Ten cuidado con tus promesas. Tal vez nunca me canse de probarte.

—Puedes acabar conmigo, muchacha, si ese es tu deseo. No me importa. Soy todo tuyo .

Tarr se rió, colocando a Fiona sobre su cuerpo. Ella posó la cabeza en su hombro con un bostezo.

—Creo que los dos estamos exhaustos.

- Dame algún tiempo y verás que pronto recuperaré las fuerzas.

—Lo dudo!

—Quieres apostar?

—Podrías perder.

—Veremos…

 

Bien temprano a la mañana siguiente Tarr y Fiona estaban sentados a la mesa junto a la chimenea del salón, cuando Aliss entró.

—Dónde estabas?—preguntó el caballero, más preocupado que Fiona. Un bostezo no permitió que Aliss respondiese pronto.

—No dormiste — murmuró Tarr, con caballerosidad , se levantó para darle su lugar.

—Ayudé a un bebé bastante terco a nacer anoche — dijo Aliss, desplomándose sobre el banco con una expresión agradecida, dejando que el chal verde se deslizase de sus hombros cuando se sirvió de una jarra de sidra caliente.

Fiona se apresuró a servirle a su hermana.

—Parece que ninguna de nosotras de las dos durmió en su cama ayer — comentó deliberadamente.

Aliss apartó la jarra de sus labios y sonrió feliz comprendiendo la situación.

—Estoy tan contenta por vos y por Tarr

—Si, Fiona aceptó ser mi esposa.

—Qué es eso que estoy oyendo? — bramó Oleg con voz animada, entrando en el salón al lado de Anya, y seguido por un sonriente Raynor . Anya corrió para abrazar a Fiona.

—- Tenemos una fiesta que planear!

—Agradecería su ayuda — murmuró Fiona — Aunque el casamiento debe hacerse en las tierras de los Hellewyk.

—Podríamos dar una linda fiesta aquí — sugirió Raynor.

—Gracias— dijo Tarr — pero vamos a casarnos en mis tierras. Anya se aproximó a su futuro yerno con expresión ansiosa.

—Pero no van a partir pronto, verdad?

—Nos quedaremos una semana más, pero todos serán bienvenidos a pasar una larga temporada en Hellewyk.

—Y si Fiona se quedase aquí con nosotros por un tiempo más?—sugirió Raynor.— Podrá conocer mejor a nuestros padres y después iremos todos juntos a tu castillo.

Para sorpresa de su novia, Tarr la miró.

—Qué crees? Le estaba dando la posibilidad de hacer una elección y tal gesto de consideración hizo que el corazón de Fiona casi estallase de alegría. Si, su futuro marido era un hombre muy especial. Pensando eso , le dio el brazo a su futuro marido.

- Me iré con Tarr — Fiona anunció.

—Entonces Aliss podrá quedarse con nosotros — propuso Raynor.

—No puede ser — respondió Fiona.

—No crees que debe ser Aliss quien lo decida? — insistió su hermano.

—Yo ya sé cual será su respuesta. No se quedará aquí si yo no me quedo . Verdad, Aliss?

Con los codos sobre a mesa, su gemela apoyó su mentón en sus manos y luchó por mantener los ojos abiertos.

—Qué?— murmuró entre bostezos.

—Mi Dios! Esta niña está exhausta — dijo Anya, corriendo hacia su otra hija. —Ven, querida, voy a llevarte a la cama.

Fiona pronto se adelantó : — Yo haré eso, puede dejarme.

—No te molestes — sonrió su madre con dulzura pero con firmeza. — Yo me ocuparé de Aliss.

Tarr corrió a Fiona a un lado, manteniéndola quieta .

—Gracias , Anya. Mi novia y yo tenemos mucho que conversar.

Fiona iba a protestar, pero una mirada de su futuro marido la hizo callar. En seguida Tarr miró a Anya y a Aliss con mucha ternura. Fiona entendió su gesto y se dio cuenta que, después tantos años, su madre tendría la oportunidad de cuidar a sus hijas, y que eso le daba mucha alegría.

Sintió un aprieto en el corazón por la mujer que pasaba su brazo por los hombros de Aliss y la ayudaba a ir al cuarto.

—Voy a abrirte la cama y podrás dormir, mi querida — Anya dijo con cariño.

Fiona observó a las dos saliendo del salón, y se sorprendió al darse cuenta que estaba a punto de llorar de emoción.

Cuanto los brazos vacíos de Anya debían haber ansiado el contacto de sus hijas! Ella no había sido pasado por ese sufrimiento porque siempre había vivido junto a Aliss, ignorando su verdadero origen, y feliz junto a sus padres adoptivos.

—No fue fácil para ella — comentó Oleg con voz emocionada, acercándose a la pareja de novios. — Pero mi Anya es una mujer fuerte, como vos, hija. Su corazón sufrió demasiado en todos estos años , y siempre esperamos recuperar a nuestras gemelas algún día.

Fiona sujetó el brazo de su padre.

—Y aquí estamos, mi lord.

Una lágrima furtiva corrió por el rostro de Oleg. — Eres una bella y generosa mujer. Me enorgullece llamarte hija.

Sus palabras conmovieron el corazón de Fiona, y por un instante pensó en su padre adoptivo, Peter, era diferente de Oleg físicamente pero tenía un carácter muy parecido. Peter esperaría que ella respetase y amase a Oleg y, en su memoria, haría eso.

—Les doy mi bendición para que se casen — dijo Oleg. — La felicidad en la cara de Fiona dijo que ella estaba feliz.

Oleg apuntó un dedo en una fingida amenaza hacia Tarr.

- Y vos prepárate para recibir la visita constante de tus suegros.

—Siempre serán bienvenidos para quedarse en Hellewyk el tiempo que deseen.

—Te conseguiste un buen muchacho — murmuró Oleg, guiñando un ojo a Fiona. — Cuídalo.

—Yo también creo eso — retrucó su hija.

Ella enlazó su brazo en el de Tarr, sintiendo su calor y su protección . Tarr con certeza iba a amarla , y se arrepentía de haber sido tan tonta y haber postergado la alegría de ese momento. Pero tenía un futuro brillaba por delante, prediciendo una vida llena de unión y amor.

Los dos hombres comenzaron a conversar sobre asuntos del castillo, y Fiona, aunque no estuviese aburrida, deseó salir y sentir el sol en la cara . Con eso en mente, se levantó , le dio un beso rápido a Tarr, y anunció :

—Voy a salir un poco. El sol me llama.

Agarró el chal verde que Aliss había dejado caer sobre el banco, y dejó el salón. Tarr la observó, y después que la puerta volvió a cerrarse, miró a Oleg.

—Estoy preocupado por la seguridad de las gemelas.

Oleg asintió , mirando a su hijo.

—Pensamos lo mismo, así como Anya. Mi esposa teme dejarlas solas aunque sea por un segundo. El fantasma de un secuestro sigue sobrevolando su mente.

Eso hizo que Tarr y Raynor lanzasen una carcajada.

—Dios proteja al hombre que se atreva a raptar a Fiona! — dijo Tarr.

—El secuestrador podría llegar a pagarnos un rescate para que recibamos de vuelta a Fiona — concordó Raynor entre carcajadas.

Pero las próximas palabras de Oleg causaron un silencio inquietante.

—A mí no me preocupa un secuestro , sino la seguridad de la vida de las gemelas. Y si alguien todavía quiere verlas muertas?

 

 

 

CAPITULO 24

 

Tarr observó Fiona recoger flores con otras mujeres del clan. Sus mejillas estaban más rosadas por el viento cortante que venía de las colinas ; una flor adornaba los cabellos que parecían una masa de cobre bajo el sol.

Tarr sabía que Fiona hacía esa tarea solamente para ayudar . Ella jamás sería una joven reposada, delicada y remilgada, sino una mujer llena de pasión, vigor y coraje, y era por eso que la amaba. Estaba seguro que Fiona prefería limpiar su espada, atender a su yegua preferida o arreglar un arco, en vez de recoger flores, pero también era inteligente, y entendía lo que los demás esperaban que hiciese de vez en cuando, como parte de la vida social femenina.

La vio sonreír y enderezar los hombros , para luego volver a la tarea delicada. Tarr no sabía explicar cómo o cuándo esa mujer había conquistado su corazón, pero poco importaba. La amaba.

Sólo sabía que no deseaba perderla. Cuando había resuelto buscar una esposa, había pensado que poca cosa cambiaría en su vida. Se daba cuenta ahora como se había equivocado, y estaba contento con eso.

Fiona había llenado un vacío en su alma que siempre había ignorado que existía. Su vida siempre había sido un aprendizaje constante para liderar el clan. Su padre lo despertaba todos los días con una lista de obligaciones y deberes, y tener una esposa era uno de ellos, para que le diese hijos fuertes y saludables que prolongasen la prosperidad de los Hellewyk.

Su madre había sido una buena mujer, amorosa a su modo, pero distante. Poseía una naturaleza introspectiva y dulce, pero sin firmeza

Por su parte, Fiona demostraba constantemente su fuerza con orgullo, y Tarr se sentía honrado por amar y ser amado por esa mujer. Casi se rió al pensar que siempre había imaginado tener que cumplir con los deberes maritales por obligación, Fiona le despertaba un de deseo y una sensualidad que jamás había experimentado. Y jamás se sentiría obligado a tener que acostarse con ella hasta el final de sus días. Muy por el contrario.

De repente sus pensamientos fueron interrumpidos al verla levantar el rostro con brusquedad, intercambiar unas palabras con las otras mujeres, y venir en su dirección.

Tarr cruzó los brazos y aguardó, mostrando en sus labios una sonrisa maliciosa. Fiona se aproximaba meneando sus caderas, los pechos balanceándose suavemente debajo de la blusa. Desató el nudo del chal en su cintura, y le sonrió con los ojos semi cerrados.

—Tus ojos me dicen que tienes hambre — ella murmuró al aproximarse a Tarr. De manera discreta, colocó el chal sobre sus hombros y tapó los dedos que comenzaban a desatar las cintas de su blusa. — Tengo hambre…

Los pezones rosados surgieron erectos, solamente para los ojos de Tarr, quien preguntó. — Estás intentando me seducirme aquí delante de todos?

—Si, estoy bastante impaciente.

—Creo que hice un buen negocio al hacer un acuerdo para tomarte como esposa — bromeó Tarr .

—Y yo también salí beneficiada.— Fiona colocó su mano en su brazo.— Déjame mostrarte como te amo… quiero sentirte…

Tarr se inclinó al su oído.

—Si no estuviésemos en medio de la aldea, te tomaría en mis brazos y te llevaría a la cama en este instante.

—Y por qué no lo hacer? Cobarde. Y lento , por añadidura.

Tarr lanzó la cabeza hacia atrás y se rió con ganas . Entonces con un gesto súbito, la alzó en sus brazos y caminó hacia el castillo. Risitas y comentarios se oyeron a su espalda , pero el lord de Hellewyk no les prestó atención.

 

Abrió la puerta del cuarto con el hombro, entró , volvió a cerrarla, y se dirigió a la cama, soltando sobre el colchón su carga preciosa, quien quedó de rodillas y comenzó a ayudarlo a desvestirse.

—Quiero verte sin ropa para tocar tu piel… estoy loca por hacer eso.

Tarr le sujetó la mano y la llevó hacia su erección. —Esto es lo que le haces a mi cuerpo cada vez que me tocas.

Fiona sonrió, sin conseguir disimular su picardía.

—Me gusta eso.

Comenzó a acariciar su miembro , haciéndolo gemir de placer. No había vacilación ni falso pudor en el masaje de Fiona. Solamente era una mujer apasionada demostrando su ardor. Un súbito golpe en la puerta los hizo apartarse, Tarr se acomodó la ropa , y Fiona saltó hacia el otro lado de la cama.

—Hay un mensaje urgente en el salón — dijo la voz de un criado desde afuera del cuarto .

—Ya voy. Los pasos del hombre fueron sonando cada vez más distantes, y los dos volvieron a relajarse. Tarr la tomó en sus brazos, susurrando.

—Terminaremos esto más tarde.

—Esperaré la conclusión con ansiedad.

Tarr se rió y la besó, y juntos fueron rumbo al salón. Raynor y Oleg aguardaban cerca de la tarima de la mesa principal, al lado de uno de los guerreros de Tarr.

—Shamus, qué haces aquí? — preguntó Tarr con sorpresa.

—El Lobo atacó de nuevo.

—Muchos daños?

—Pocos, sin pérdida de vidas, pero el clan de los MacElder mandó un mensaje avisando que necesita ayuda.

Tarr se volvió hacia Raynor.

—Partiremos dentro de una hora.

—Te acompañaré con algunos de mis guerreros, y no intentes impedírmelo — advirtió Raynor. — No sabes quien puede estar al acecho en el camino, y quiero que mis hermanas viajen y lleguen sanas y salvas. Tarr frunció el ceño , pero Raynor continuó.— Las Perdí una vez, no las perderé de nuevo.

Oleg dio un paso adelante .

—Acepte la ayuda de mi hijo, por favor. Me quedaré mas aliviado si sé que Raynor está con sus hermanas. Después iré a visitarlos con Anya, dentro de algunos días, para que podamos celebrar el casamiento .

—Agradezco su preocupación, Oleg, pero cuando Fiona sea mi esposa seré yo quien decida como protegerla.

—Como debe ser. Anya corrió para pararse al lado de su marido.

—Oí la conversación cuando entré. No puedo despertar a Aliss ahora que finalmente se durmió. Déjala conmigo, y nosotros la llevaremos al castillo de Hellewyk.

—La propia Aliss debe tomar una decisión — dijo Tarr.

Anya lanzó una mirada de súplica a Fiona, pero la respuesta fue inflexible.

—Aliss jamás me dejaría sin comunicármelo antes, y yo haré lo mismo con ella.

Anya desistió y asintió . — Aliss irá con vos. Son inseparables. Quizás podamos conseguir una carreta para que la lleven dormida?

—Una carreta va a atrasar e viaje, pero si Aliss no está en condiciones para viajar…

—No necesitaremos ninguna carreta — dijo Fiona, irritada porque considerando que su hermana era débil. — Aliss montará a mi lado como siempre.

Diciendo eso , dejó el salón.

—Defiende a su hermana como una gallina cela a sus pollitos — comentó Raynor.

—Y qué esperabas? — preguntó Anya, corriendo en defensa de Fiona. — Es la mayor y se siente responsable. Raynor sacudió la cabeza .

—Sólo diez minutos mayor.

Anya levantó un dedo amenazador a su hijo de dedo.

—Esos diez minutos ara mí fueron como diez años, y eso le da a derecho el Fiona de considerarse la primogénita y la protectora de las gemelas .—

Raynor levantó las manos en un gesto de rendición.

—Como digas, mamá.

—Ocúpate de que preparen comida para el viaje mientras yo ayudo a las gemelas.

Oleg le sonrió a Tarr cuando su esposa dejaba el salón .

—Te dije que Fiona era igual a su madre, o no?

Fiona odió tener que despertar a su hermana, pero cuando le contó las circunstancias, Aliss saltó de la cama y comenzó a empacar sus pertenencias.

- Desearía tener un hogar permanente — ella murmuró entre bostezos, mientras terminaba de arreglar en una cesta las hierbas medicinales que se habían estado secando sobre una mesa.

—Me ocuparé de que tengas un lindo cuarto en el castillo — le dijo Fiona. Aliss sonrió contenta,

—Estás feliz. Puedo ver eso en tu cara. El amor te sienta maravillosamente bien.

—Sabrás eso cuando lo encuentres.

Aliss no se tomó el trabajo de decirle que no quería tener un marido. Fiona estaba feliz, creyendo que la felicidad dependía del amor, y no iba a contrariarla. Para evitar una confrontación, Aliss volvió al tema anterior.

- Un cuarto en el castillo? Prefiero tener mi propia cabaña. Fiona dejó caer la prenda que doblaba.

—Pretendes vivir lejos de mí? El shock que vio en la cara de su hermana hizo que Aliss se aproximase , sintiendo remordimiento , —No es eso. Quiero tener tiempo para preparar mis pociones y ocuparme de mis hierbas, además de atender a los enfermos. Será mejor que tenga mi propia cabaña, así las personas necesitadas podrán buscarme día y noche sin molestarte a vos o a Tarr. Pero siempre estaré cerca de vos, Fiona.

—Tal vez tengas razón .

Fue el turno de Aliss de mostrase azorada. Su hermana había concordado demasiado rápidamente.

—Tarr y yo necesitaremos estar un poco a solas — continuó Fiona. — Y tener tu propia cabaña será ideal. Después de todo podremos vernos siempre que queramos.

Aliss se rió, entendiendo la situación.

—El casado casa quiere … te gusta de hacer amor con él.

Fiona acompañó la carcajada de su hermana

—Es más rico que comer miel con los dedos!

—Entonces es bueno que yo no me interponga en el camino. Pensé que te ibasa enojar cuando mencionase el tema de la cabaña- Aliss comentó, volviendo a ocuparse del equipaje.

—Me estoy sintiendo cada vez mas generosa y mas comprensiva , y menos terca.

—Creo que es la pasión. Pero no estás ni un milímetro mas modesta, Fiona.

Ambas se rieron , mientras oían un golpe en la puerta del cuarto . Anya entró con lágrimas en los ojos.

—Vine a ayudar.

Sin conseguir contenerse, comenzó a sollozar. Aliss y Fiona corrieron hacia su madre y la ayudaron a sentarse.

- Disculpen — murmuró Anya, suspirando. — Es que acabo de encontrarlas y ya voy a perderlas nuevamente.

—Estarás con nosotras dentro de algunos días — le recordó Fiona.

—Sé eso. — Anya miró a una ya la otra. — Sólo quería conocerlas mejor. Son mis hijas y sé tan poco … Pensé que podríamos conversar, y…

Fiona se arrodilló a sus pies.

—Le dí un puñetazo a un chico cuando tenía seis años, porque había empujado a Aliss. El se cayó de espaldas …

—- Y yo corrí a socorrerlo — continuó Aliss.

—Si . Aliss siempre se ocupó de ayudar a las personas aún cuando no se lo merecían.

Anya comenzó a reírse, mientras las dos le contaban historias de su infancia sin parar, intentando ponerla al día después de años de separación. De repente la puerta del cuarto se abrió con un empellón, y Tarr entró seguido por Raynor.

- No te dije? — murmuró el hermano de las gemelas.

—Una hora!— exclamó Tarr dirigiendose a Fiona. — Te dije que disponíamos de una hora, y aquí estás charlando sobre superficialidades…

—Ya estamos listas.

—Y yo hace raro que espero en el salón.

—Entonces fuiste vos quien atrasó nuestra partida — murmuró Fiona lista para comenzar una discusión. Aliss se adelantó para evitar la pelea.

—Vamos. Estoy ansiosa por volver a Hellewyk. El tiempo está bueno para a viaje? …

Aliss habló sin mientras dejaban el cuarto, y sólo se detuvo cuando montaron los caballos. Raynor condujo su alazán hasta su hermana.

—Tu truco dio resultado. No hubo pelea.

—La próxima vez será tu turno de intermediar para que la pareja de palomitas no se arranque los ojos — retrucó Aliss.

—No acepto esa responsabilidad.

Raynor dejó de reírse, mientras la comitiva partía bajo las miradas llorosas de Oleg y Anya que los saludaban con sus manos.

 

 

 

El viaje fue largo y tedioso con Tarr rehusándose a detenerse e insistiendo que continuasen noche adentro de modo que en la mitad de la mañana siguiente llegasen a su casa. Nadie puso objeciones. Aliss luchaba contra los bostezos y la fatiga que la dominaban. No deseaba retrasar el viaje, y estaba de hecho ansiosa por acabar con esa vida de gitana. También estaba harta de charadas y secretos. Ya no quería preocuparse por el mañana. Continuaría junto con su hermana y así sería para siempre.

Tarr decidió hacer una parada para que descansasen algunas horas, pero le pareció Aliss que apenas había cerrado los ojos, ya la sacudían para retornar al caballo. Mucho tiempo después, cuando pasaba del mediodía siguiente, se aproximaron al castillo de Hellewyk. Aliss marchó detrás de Fiona y Tarr, y Raynor finalizaba el cortejo con los otros hombres. Aliss fijó sus ojos en la gran nube gris que los seguía hacia un buen tiempo, y pronto oyó el retumbar de un trueno, preanunciando tormenta. Por suerte estaban llegando al final del viaje, y no veía la hora de reposar junto a un buen fuego en la chimenea.

Iba a hacer un comentario con Fiona, cuando un dolor agudo alcanzó su cabeza, haciéndola caer al suelo. Todo se puso oscuro, y Aliss perdió el sentido.