Capítulo XV

Del orebce e del simio e del castigo e de la culebra e del religioso

Dijo el rey al filósofo: "Ya oí este ejemplo; pues dame agora ejemplo del que gradesce el bien fecho e lo galardona, e del que lo niega e lo desconosce". Dijo el filósofo: "Señor, sepas que las naturalezas de las criaturas son de muchas maneras, et non es ninguna cosa de cuantas Dios crió en el mundo, de las que andan en cuatro pies e en dos pies o que vuelan con alas, más santa nin más mejor que el homne. Et en los homnes ha buenos e malos, et acaesce a las veces que en los vestíblos e en las bestias e en las aves hay alguna que es más leal e más conoscedora del bien fecho que el homne de bien fecho e que mejor lo galardona. Et esto paresce a lo que dijo el filósofo antiguo: "Conviene a los reyes entendidos e a los otros homnes que fagan su bien a quien lo meresce e a quien lo gradesce, e que non faga bien a ninguno fasta que lo pruebe de qué lealtad es, e de qué amor e de qué gradescimiento; et que non fagan bien señaladamente al propinco, si non fuere por ello o lo meresciere, nin deje de facer bien e ayuda al estraño si lo sopiere gradescer cuanto es el bien e la merced que le facen, et que sea verdadero e sabio e que ame las buenas obras e los buenos dichos.

"Et cuando fuere conoscido por de buenas mañas, e fuere cierto dél que tal es, meresce el bien fecho, e meresce ser privado; ca el físico entendido non se atreve a melecinar al enfermo si non después que lo cata e tañe su pulso, e conosce su complisión e la razón de su enfermedat; et cuando esto sopiere bien, estonces se mueve a melecinar lo". Otrosí el homne entendido non debe poner su amor con ninguno si non después que lo probare; ca el que se atreve a fiarse en alguno, non lo habiendo probado, métese en grant peligro et llegado es a fuerte lugar. Et con todo esto a las veces acaesce que face el homne bien a la cosa flaca cuyo gradescimiento nin conoscimiento non ha probado, nin conosce sus costumbres, et sábele gradescer et galardonar muy bien, así como dijo el filósofo de su fazaña que viera: "Non debe ninguno menospreciar ninguna cosa pequeña nin grande, quier de homne quier de animalia, que yaga en mal lugar o en tribulación, pudiendo lo librar ende; e faciéndolo con merced te, con piedad que le haya, tenga esperanza del galardón de Dios, e non de esperar de haber gracias de aquel a quien bien ficiere. Nin debe ser seguro del tiempo que le faga haber menester aquel pequeño menospreciado a quien bien hobiere fecho, que gelo galardonará; mas debe probar todas las cosas e facer las bien, segunt probare en ellas". Et esto paresce a la fazaña que dijeron los filósofos". Dijo el rey: "¿E cómo fue eso?"

Dijo el filósofo: "Dicen que unos homnes cavaron en el monte una lobera para los vestíblos, et cayeron en el la un simio e un tejón e una culebra e un homne, et non se ficieron unos a otros ningunt mal. Et acaesció que pasó por ahí un religioso e vídolos yacer allí, et dijo: "Yo non podré mejor obra facer que librar a este homne de aquesta tribulación de aquestas bestias, ca todas le quieren mal".

Desí tomó una soga e colgóla en la foya, a que se trabase el homne para lo sacar, et trabó se a ella el simio, como es ligero, e salió de la foya. Desí colgóla segunda vez, e trabóse a ella la culebra, e sacóla. Desí colgóla otra vez, e trabóse a ella el tejón, e sacólo.

Desí fincó el homne en la foya, e diole el religioso la soga, e trabóse della e salió. Et derramáronse las animalias e fuese cada una a su lugar.

Et fincó el homne, e el religioso preguntóle por su tierra e posada, et él díjole que moraba en la cibdat de Jajon, e que era orebs. Otrosí el simio vivía cerca de aquella cibdat, en el monte del término, et el tejón vevía así mesmo en una jarín, et la culebra criaba en el muro de la cibdat. Et gradesció el orebs al religioso el bien que le ficiera, et díjole: "Tú me has fecho grant bien e me libraste de muerte; et si a la cibdat vinieres, demanda por mí, ca adebdado te só por este bien que me feciste". Et fuese.

Desí a pocos días hubo de venir el religioso a aquella cibdat, por cosas que había menester. Et en llegando cerca de la cibdat, vídolo el simio, e conosciólo, et descendió de un árbol en que estaba e vénose para el lugar, et besóle la mano et humillósele et mostróle grandes gracias e fízole señas que se posase. Et fuese el simio e tornóse con fruta para él, et comió el religioso della, et albergó ahí esa noche a solaz del simio. Et fuese el simio luego al tejón et díjole: "¿En qué guisa galardonaremos a este religioso el bien que nos fizo?" Desí dijo el simio: "Yo sé un lugar en esta cibdat por do entraremos al alcázar; et si tú me siguieres e amparares de los homnes, fío por Dios que le daremos buen galardón". Et dijo el tejón: "Fecho sea". Et fueron se ambos, et entró el simio por un lugar que sabía, et estovo el tejón al portillo atendiendo fasta que se tornó el simio con guarnimentos de oro e de piedras presciosas, e veniéronse para él et dierongelo, e non le dijeron dónde los hobieran nin cómo.

Et dijo el religioso en su corazón: "Estos son muchos guarnimentos e muchas piedras, e yo non he que facer con ellos si non venderlos. Et tengo el orebs en esta cibdat et téngole fecho el bien que fice a estos vestíblos, et él ha mayor derecho de me lo galardonar más que éstos, et yo ir me para él, que me las venda. Et non quiero otro galardón dél si non éste, e non lo quiero embargar en otra cosa; et aun yo gelo gualardonaré este trabajo que en ello hobiere". Et vénose para casa del orebs; et él, cuando lo vido, rescibiólo muy bien et demandóle por su facienda et por qué veniera a aquella cibdat, e él contó gelo. Desí sacó los guarnimentos e mostró gelos, e rogóle que gelos vendiese. Et conosció los el orebs. Et andaba ya el roído por la cibdat del furto dellos, et eran muchos homnes sospechados e otros presos. Et dijo el orebs al religioso: "Fuelga aquí fasta que yo torne a ti con recabdo".

Et salió el orebs dende, et dijo: "Hame Dios mostrado cosa por que habré la merced del rey, e seré honrado dél e de los mayores de su regno; et sabrán que só fiel por esto e fiarán de mí. Et yo iré al rey e facer gelo he saber". Et fuese para el rey, e fizo le saber de como él tenía en su posada al que tenía los guarnimentos. Et envió el rey a su alguacil e asaz de gente, et fueron a la casa del orebs et fallaron y al religioso con los guarnimentos, e prendieron lo et llevaron lo preso al rey. Et el rey mandólo luego atormentar, et después, que lo trajesen por la villa e que lo enforcasen. Et fue atormentado, e trajeron lo por la villa, et comenzó el religioso a llorar e a decir: "Si yo creyera los dichos de los filósofos de lo que dijeron del poco gradescimiento del homne, non llegara yo a esta tribulación".

Et del roído de como lo llevaban salió de su forado la culebra e vido al religioso así, e conosciólo et dijo: "Hoy ha menester a mí este religioso, así como yo hobe menester a él el día que yo estorcí por él de muerte; et quiero guisar cómo él estuerza cuanto él pueda, e así lo faré". Et fuese e entró en la casa del rey e mordióle un fijo muy mal, e non lo quiso matar. Et cuando el rey lo sopo, fizo ayuntar a todos los físicos e los encantadores, e dieron le a beber sus melecinas e encantaron lo, et non lo tovo pro.

Et cuanto más le facían, tanto más le acrescentaba el dolor e tanto más se amortecía, et traspúsose. Et mandó el rey a los sorteros que echasen suertes, et non dejó en toda la cibdat físico nin escantador nin homne alguno de quien hobiese esperanza que le daría consejo en aquello que le acaesciera al niño, que lo non mandara traer, et mandó les pensar del niño e guisar cómo guaresciese. Et ellos comenzaron a pensar dél e a melecinar lo e a escantar lo, fasta que fabló el niño e dijo que cuando se traspusiera, que le dijeran en sueños que el rey mandó tormentar a un religioso, e aforcarlo a tuerto e a grant sin razón; el cual rogó a Dios que mostrase su milagro por que él fuese salvo; et que él non guarescería fasta que lo tanjese el religioso e rogáse a Dios que le diese salud, et si non que el niño era muerto. Et envió el rey apriesa por el religioso, et trajeron gelo, et mandó que escantase a su fijo, et dijo el religioso: "Yo non sé escantar, mas faré lo que sopiere". Et puso su mano encima del niño, et oró e rogó a Dios, e dijo así: "Señor, Dios, si tú sabes que yo digo verdat al rey en cuanto digo de mi facienda, dale salud e folgura". Ca él le contó al rey estonces toda su facienda e su acaescimiento. Et luego, acabada esta rogatura, fue el niño sano e guarido. Et mandó el rey dar aquellos ornamentos al religioso, e del su haber mucho más, e mandólo soltar e pidióle que le perdonase lo que le mandara facer. Et mandó el rey que dende en adelante non entrasen en su casa nin en su privanza si non homnes probados e conoscidos en obras, e que aquéllos toviesen sus oficios e el su servicio. Desí mandó el rey atormentar al orebs, e mandó lo enforcar a la puerta de la cibdat.

Et en esto que fizo el religioso al orebs e a los vestíblos e de cómo cada uno gelo gualardonó, hay grant maravilla e grant fazaña por que debe homne tomar ejemplo para saber en cuáles lugares debe homne facer bien e en cuáles non lo debe facer".