Capítulo VI

De los cuervos e de los búhos

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Es ejemplo del enemigo que muestra humildat e gran amor a su enemigo, e se somete fasta que se apodera dél, e después le mata Dijo el rey al filósofo: "Ya entendí este ejemplo. Dame agora ejemplo del homne que se engaña en el enemigo que le muestra humildat e amor". Dijo el filósofo, al rey: "El homne que es engañado por su enemigo, maguer que le muestre grand homildat o grand amor e grand lealtad, si se segura en él, contescer le ha lo que contesció a los búhos e a los cuervos". Dijo, el rey: "¿E cómo fue eso?"

E dijo el filósofo: "Dicen que en un monte había un árbol muy alto e muy grueso, e era muy espeso, lo más que pudiese, de ramos e de fojas. Et había en él nidos de mil cuervos, et habían un rey de sí mismos. Et había en aquel monte muchos nidos de búhos, et habían otrosí un rey de sí. E salió el rey de los búhos una noche por la enemistad que entre los cuervos e los búhos siempre hubo, e corriólos a tanto que mató dellos e llagó muchos dellos. E después que amanesció ayuntáronse los cuervos e díjoles el rey: "Ya vedes que habemos pasado e sofrido de los búhos, e cuántos amanescieron de nos muertos, e otros alas quebrantadas, e otros mesados. E lo peor que nos acaesció dellos es que son atrevidos ya a nos, e saben nuestro lugar; onde es menester que vos acordedes e que paredes bien mientes en nuestra facienda".

Et había en estos cuervos cinco dellos a que todos los otros cuervos conoscían mejoría en consejo, e por quien se guiaban e con quien se acorrían en sus cuitas, e con quien el rey se consejaba, e por cuyo consejo facían lo que habían de facer. Dijo el rey al primero de los cinco: "¿Qué tienes por bien en esto?" Dijo el cuervo: "El consejo que a mí paresce, muchas veces se adelantaron a él los sesudos que fueron ante que nos, que es que al enemigo con que homne non puede, non hay otro consejo si non fuir dél". Desí dijo el rey al segundo: "¿Qué vees tú?" Dijo: "Lo que éste conseja non lo tengo yo por seso, que hermemos nuestros lugares e que nos sometamos a nuestros enemigos por la primera mal andancia; mas acordemos nos e aparejemos nos contra nuestros enemigos, e pongamos nuestras atalayas e nuestras guardas entre nos e ellos, e guardemos nos de sobrevienta otra vez. E si vinieren contra nos, lidiemos, así que mataremos dellos algunos.

Desí dijo el rey al tercero: "E tú, ¿qué es tu consejo?" Dijo: "Non tengo por seso lo que estos amos dijeron, mas tengo por bien de aguciar nuestras atalayas e nuestras escuchas entre nos e nuestros enemigos, e veamos si rescebirán de nos paz o parias, que les demos alguna cosa, e será bien, e así perderemos miedo dellos e seremos seguros en nuestros lugares. Et uno de los buenos consejos que es para los reyes es que si su enemigo es más fuerte, e se temiere de rescebir daño e perder sus pueblos, que faga de los haberes escudos para los pueblos e para las tierras".

Et después que acabó el tercero su razón dijo el rey al cuarto: "E tú, ¿qué tienes por bien desta paz que éste dice?" Dijo: "Más tengo por bien de dejar nuestros logares e sofrir extremidad e vida lazrada, ca nos es mejor que non aviltar nuestro linaje e someternos al enemigo de quien somos más nobles. E aun sé yo bien que maguer que gelo demostrásemos, non nos lo rescebirán si non con grandes posturas. Et dicen: "Date a tu enemigo algund poco, e haberás dél lo que quisieres; e non te le des todo, ca se atreverá contra ti, e someter se le han tus mesnadas". Et esto es así como la viga que está parada en el sol, e si la irguieren un poco, acrescerá su sombra, e si más de su derecho la enclinares, menguará su sombra. E nuestro enemigo non se terná por contento de nos con menor enclinamiento; onde el consejo es esquivar esto e sofrir".

Dijo el rey al quinto: "E tú, ¿qué tienes por bien: la paz o la lid, o fuir, o ál?" Dijo: "Digo vos que non es en guisa de lidiar con aquel que non se semeja en fuerza e en valentía; ca el que se atreve contra su enemigo teniéndolo por flaco, engáñase, e quien se engaña apodera a otri en sí. Et yo temo mucho los búhos e ante que ellos viniesen a nos, todavía los temía; ca el homne entendido non se segura en su enemigo, maguer que poco poder haya, e maguer que sea solo, non se segure en su arte. E los más delibres homnes son aquellos que non quieren facer su facienda por lid, mientra que otra carrera fallan; ca la despensa que se face en la lid es de las almas, e en las otras cosas es la despensa de los haberes.

Onde lidiar con los búhos non querades facerlo, que quien lidia con el elefante e non ha fuerza, él trae la muerte a sí mesmo".

Dijo el rey: "Pues ¿qué tienes por bien?" Dijo: "Que te consejes, que el rey que se aconseja vence en consejándose con los entendidos e con los leales de su casa, mas que otro rey con sus mesnadas e con su grand poder. Et el rey enviso acresce su consejo en consejándose con su compaña, así como acresce el agua de la mar con los ríos que caen en ella. Et los reyes non deben cesar de facer su facienda e facienda de sus enemigos, e parar e mostrar las cosas a su corazón, e pasar e atreverse a las cosas o foírlas segund su corazón mostrare, e consejarse con sus vasallos leales o con aquellos en que fían. E tú, señor, por la bondad e la nobleza que te Dios dio, eres el rey que de mejor consejo sea e el que mejor mantiene sus pueblos; e tú mandástenos consejo en cosa atal que non podemos estar que te non respondamos. Et yo responderte he alguna cosa dello en poridat, e lo que me non aborrece diré consejeramente: que así como non tengo por bien la lid, otrosí non tengo por bien someter nos e dañarse et ser soseido del siglo; ca el entendido por mejor tiene la muerte muriendo honrado e guardando, su derecho, que la vida viviendo sometido e soseido. E tengo por bien que non lo pongas en traspaso, que es raíz de la pereza. E lo que quiero que sea poridat téngolo en poridat; ca dicen que los reyes non vencen si non seyendo envisos, e ser enviso es celar las poridades. E la poridad non es descubierta si non por cinco personas: por el señor, o por los que le consejan, o por los mandaderos, o por los que la oyen, o por los que veen qué se fará por ende. E quien encubre su poridat logrará por la celar una de dos cosas, o vencer lo que quiere o estorcer del daño della, si non recabdare lo que le es menester. Et el homne a quien acaesce alguna tribulación non se puede esquivar de se aconsejar con el leal homne; que el homne entendido, maguer que sea de buen seso e de buen consejo e de buen acuerdo, acresce su entendimiento e su consejo consejándose, así como acresce el fuego en la luz e con la grosura e con el olio. Et el homne que se quiere consejar debe concordar con aquel que se conseja, en el buen acuerdo; e débelo contrastar por el malo con mansedumbre e con falago, e debe usar su acuerdo en las cosas dubdosas fasta que se le enderecen las cosas.

"Et debe el homne a aquel que le demanda consejo, que gelo dé el mejor que pudiere e sopiere, e que lo desengañe de su facienda; et si viere que la trae mala, que gela desvíe; et si viere que yerra en alguna cosa, que lo desvíe e que le muestre su yerro e que non le conseje fasta que lo cate bien e que lo asme bien. Et cuando non fuere tal el consejador, es enemigo de aquel que le demanda consejo e de sí mismo. Et si aquel consejero tal non fuere contra el que se aconseja con él, es tal como el homne que conjura al diablo por meterlo en alguno, et si bien non le sabe conjurar, entre el diablo en él mismo. Et cuando el rey toviere bien sus poridades, e se consejare con sus privados leales, e fuere temido de sus pueblos e muy caro en non saber ninguno su corazón, e que galardone bien al que le ficiere servicio, e que escarmiente al que ficiere mal, e que sea mesurado en su despensa, con estas cosas le puede durar la merced que Dios le fizo.

"Et las poridades, señor rey, son e hay de dos grados: hay poridat que la deben saber muchos, e hay poridat que la non deben saber si non dos homnes. Et tengo por bien que non sepan esta poridat tan alta si non cuatro orejas e dos lenguas". E el rey apartóse con él e demandó le consejo e preguntóle primeramente por qué fue la enemistad entre los cuervos e los búhos. Dijo el cuervo: "Señor, sabed que la enemistad entre los cuervos e los búhos fue por una palabra que dijo un cuervo". Dijo el rey: "¿E cómo fue eso?" Dijo el cuervo: "Dicen que todas las aves quisieron haber rey a que diesen su poder, e acordaron de facer rey a uno de los búhos; et estando en esto asomó un cuervo de alueñe, e dijo una dellas: "Esperemos fasta que venga este cuervo, e demandar le hemos consejo". E llegó el cuervo a ellos, e demandaron le consejo, e dijeron le de como acordaban de facer al búho rey.

Dijo el cuervo: "Si todas las aves fuesen muertas e perdidas e aterradas, e muriesen los pavones e las grúas e las ánades e las palomas e todas las otras aves, non estaríades en tan grand cuita en facer reinar al búho, que es la más laida ave e la más fea e de peor donaire e de menos seso e la más sañuda e de menos piedat e de mayor saña; e ha grand enfermedat durable que non vee nada de día, e lo peor della que es de mala mantenencia. Et non tengo por bien que él sea rey si non lo ficiéredes de una guisa, que lo fagades rey e que non fagades nada por su mandado nin por su consejo, así como fizo la liebre que se alabó que la luna era su rey". Dijeron las aves: ¿E cómo fue eso?"

Las liebres y la fuente de la luna

"Dijo el cuervo: "Dicen que en una tierra de elefantes aportaron años de seca, e menguó el agua en aquella tierra, e secáronse las fuentes; e hobieron los elefantes muy grand sed, e querelláronlo a su rey. E envió el rey de los elefantes sus mandaderos e sus atajadores a recabdar agua, e tornóse para él un su mandadero e díjole que en lugar señalado fallara una fuente que es llamada la fuente de la luna, e había y mucha agua. E fuese el rey de los elefantes con toda su compaña aquella fuente para beber della.

E había en aquella tierra muchas liebres, e estragáronlas los elefantes dentro en sus cuevas, e murieron las más dellas. Et ayuntáronse las que fincaron con su rey, e dijéronle: "Bien sabedes lo que nos avino del rey de los elefantes; pues dadnos consejo e remedio ante que torne a esta tierra otra vegada e nos mate a todas". Dijo el rey: "Diga cada una de vos su consejo e su seso". "Et vino una liebre dellas, que había nombre Feyrus, e conoscíala el rey por de buen acuerdo e de buen consejo, e dijo: "Si lo por bien toviéredes, señor, enviadme a los elefantes, e enviad comigo un fiel, e vea lo que faré e que diré, e decir lo ha a vos". Dijo el rey: "Tú eres mío fiel, e yo pagado só de tu consejo, e creer te he de lo que me dijeres. Pues vete para los elefantes, e diles de mi parte lo que quisieres, e faz tu seso. E sey blando e manso, quel buen mandadero ablanda er corazón si mansamente fabla". Et fuese la liebre una noche en que facía lunar, fasta que llegó a do eran los elefantes. E non quiso llegar a ellos por que la non pisasen con los pies, e subióse encima de un monte muy alto. E llamó al rey de los elefantes por su nombre, et díjole: "La luna me envió para vos, e el mandadero non debe ser culpado maguer que departa palabas bravas". "Dijo el rey de los elefantes: "¿Qué es la mandadería que me traes?" Dijo: "Dice vos la luna que quien conosce cuánta mejoría ha en su fuerza sobre los flacos, e se engañan por esto los fuertes, su fuerza es cobardez e mala andancia contra sí. Et porque sabedes cuánta mejoría ha la fuerza que habedes sobre las otras bestias, fuestes atrevidos contra mí, e venistes a la fuente que le dicen el mi nombre, e tomastes mi agua e bebistes la, vos e vuestras compañas. Yo vos defiendo que non vengades y más, e si non, yo vos cegaré e vos mataré. E si habedes dubda desto que vos envío decir, id a la fuente, e ahí fallaredes que yo seré convusco luego". "E maravillóse el rey de los elefantes de lo que le decía la liebre, et fuese con ella para la fuente, e vido la luz de la luna en el agua. Dijo la liebre: "Tomad del agua con vuestra manga e lavad vuestro rostro, e adorad la luna e pedid le merced que vos perdone". Et cuando tomó del agua con su manga, movióse el agua e semejóle que tremía la luna, e dijo el elefante a la liebre: "¿Qué ha la luna? ¡Si se ensañó contra mí porque metí la manga en el agua!" Dijo la liebre: "Así es como vos decides". E repentióse el elefante de lo que ficiera e enclinóse a ella, e echó se en preses, e fízole pleito e homenaje que nunca tornaría más en aquel lugar él nin los otros elefantes.

Dijo el cuervo: "E de más de cuanto vos he dicho del búho, es por natura falso e engañoso e terrero, e el peor rey sí es el engañoso; e quien apodera al engañoso, acaescer le ha lo que acaesció a la gineta e a la liebre que ficieron su alcalld al gato religioso ayunador". Dijeron las aves: "¿E cómo fue eso?"

La gineta, la liebre y el gato

"Dijo el cuervo: "Yo había una gineta por vecina en una cueva cerca de un árbol do había mi nido, e religioso veíamonos muchas veces, e fuemos vecinos grand tiempo. Desí perdíla, e non sope dónde se fuera, e cuidé que era muerta. E vino una liebre a la cueva de la gineta, non sabiendo qué se ficiera, et moró ahí la liebre un tiempo. Et después tornóse la gineta a su lugar e falló y la liebre, e dijo: "Este lugar mío es, pues múdate ende". Dijo la liebre: "Yo só tenedor del lugar; prueba lo que dices e demándame por derecho". Dijo la gineta: "El logar es mío, e desto he pruebas". Dijo la liebre:

"Menester habemos
alcalld". Dijo la
gineta: "Cerca está
el alcalld de nos.
"Dijo la liebre:
"¿Dó es?" Dijo la
gineta: "Aquí cerca
deste río hay un
gato religioso.
Vayamos nos para
él, que es homne
que face oración e
non face mal a
ninguna bestia nin
come ál fueras
yerba". Dijo la
liebre: "Pláceme".

"E fuese la liebre con la gineta, e seguílos yo por ver qué les judgaría. Cuando el gato vido la liebre e la gineta asomar de alueñe, paróse en pie a orar; e maravillóse la liebre de lo que vido de su bondad e de su homildad, e llegáronse cerca dél, et non mucho de guisa que les non pudiese facer mal. Díjoles el gato: "Yo soy muy viejo e non oyo bien. Llegad vos a mí e oiré lo que decides, que non oyo, nin veo bien". Llegáronse a él e dijeron otra vez su razón. Dijo el gato: "Entendido he lo que dejistes, e quiero vos consejar lealmente ante; et mando vos que non demandés si non verdat, ca el que demanda verdat barata bien e va adelante, maguer que sea juicio contra él. Et el homne bueno non ha deste mundo ninguna cosa nin ningund poder nin ningund amigo, si non las buenas obras e non más. Et el homne entendido debe demandar la cosa que ha de turar e que le torne en pro del otro mundo. E que desprecie todo lo ál, ca el homne de buen seso por tal ha el haber como el caedizo que cae en el ojo, et las mugeres ajenas como las víboras, et lo que quiere para sí, quiere para los otros homnes. E non cesó de les pedricar e de se llegar a ellos e asolazarse con ellos, fasta que saltó en ellos ambos e los mató.

"Et los búhos han en sí todas tachas malas, e lo más que reina en ellos es traición e falsedad; pues non querades facer lo reinar". Las aves dejáronse de aquel consejo que habían acordado, e oyeron e rescibieron lo que les dijo el cuervo, e non ficieron rey al búho que era elegido para lo ser. Dijo el búho al cuervo: "¡Cómo te has homiciado comigo muy mal, e non sé por qué razón! E sepas quel azadón corta el árbol, e renasce; e el espada taja la carne e quebranta el hueso, e sobresana e suéldase; et la llaga de la lengua nunca sana. E todo mal se puede amatar, ca el agua mata el fuego, et al tósigo válele el atriaca, e al dolorido válele el conorte, e al enamorado válele el departimiento, e la enemistad siempre arde en el corazón. Et tal enemistad es puesta entre vos los cuervos e nos, que nunca haberá fin mientra el mundo durare".

"Et fuese el búho muy sañudo. Desí repintióse el cuervo por lo que le dijera además, e dijo: "Loco fuí en decir lo que dije, et non era yo el ave que más debía trabajarse en pleito del rey de las aves. Et por aventura otras aves vieron lo que yo vi, e sopieron lo que yo sope, e dejáronse de lo mostrar con miedo de lo que yo non temí, e parando mientes en lo que yo non paré, ca el homne entendido, maguer que se fíe por su fuerza e por su valentía e por su seso, non debe ganar enemistad afeuciándose en su seso e en su fuerza, así como el homne, maguer tenga la triaca e las melecinas, non debe beber la vedegambre a fucia dellas, ca la bondad es dicha de los que bien facen, e non de los que bien dicen; ca el que face el fecho, si le menguare el dicho, mostrar se ha su bondad a la prueba, e el que dice, maguer que bien diga, non gelo alaban si non le cumple con el fecho. Et yo fuí loco en atreverme a fablar en tan alta cosa non me consejando con ninguno, et yo sé que el que demanda consejo a los sesudos e a los homnes que sabe que lo desengañarán, fállase ende bien, e non puede errar, e loa su cima de su facienda. ¡Ay! ¿Cómo pudiera yo escusar esto que hoy gané, e esta tristeza en que só entrado?"

"Et aquesta, señor, es la razón por que se levantó enemistad entre nos e los búhos". Dijo el rey: "Ya entendí esto, mas piensa en lo que nos es menester agora del acuerdo en que somos". Dijo el cuervo: "Ya sabes mi acuerdo en la lid cuál es e cómo la aborrezco; mas cuido que por arte podremos haber folgura desta laceria en que somos, ca mucho aína puede homne haber por arte lo que non puede haber por fuerza, así como ficieron los tres homnes que engañaron al religioso cuando le llevaron el ciervo que traía. Dijo el rey: "¿E cómo fue eso?"

El religioso y los tres ladrones

Dijo el cuervo: "Dicen que un religioso compró un ciervo para facer sacrificio, e llevólo consigo por una cuerda. E viéronlo tres homnes engañosos, e consejáronse entre sí cómo lo engañarían. Et fuéronse al camino por do él había de ir, et paróse el uno delante e díjole: ¿Qué can es éste que traes contigo? ¿Quiéreslo vender?" Et el homne bueno non respondió, e fuese su camino al encontro con el otro. Et díjole: "¿Queredes ir a cazar con este can?" Et después encontróse con el otro. Et díjole: "Bien creo que éste, aunque trae hábito de religioso, que non es así. Ca los religiosos non traen canes". Et pues que esto le hobieron dicho, non dubdó si non que era can, et dijo en su corazón: "Por aventura aquel que me lo vendió me encantó e me engañó". E soltólo e tomáronlo ellos e degolláronlo e partiéronlo entre sí.

"Et yo dite este ejemplo por que he esperanza que habremos lo que querremos por arte e por engaño. Et tengo, señor, por bien que fagas saña entre mí e ti ante toda tu mesnada, e que me mandes picar e ferir atanto que me bañen todo en sangre, e que me mesen todo, e que me echen a pie de un árbol, e que vayas tú e tu mesnada a tal logar, fasta que yo me venga para ti e te faga saber todo lo que hobiere fecho". Et el rey fízolo así facer, e fuese con sus cuervos al logar que les dijo el cuervo. Desí vinieron luego esa noche los búhos, e non fallaron a los cuervos, e non sintieron al cuervo a pie del árbol. E temióse que se irían ante que lo viesen, e que se habría atormentado de balde, et comenzó a dar voces e gemir atanto que lo oyeron los búhos.

E después que lo vieron ficiéronlo saber al rey, e fuese el rey con alguna compaña de los búhos, por le preguntar por los cuervos. Cuando fue cerca mandó a un búho que le preguntase quién era e dónde eran los cuervos. Dijo el cuervo: "Yo so Fulán, fijo de Fulán, et vedes qué me han fecho los cuervos". Dijo el rey de los búhos: "Tú eres privado del rey de los cuervos, e de su consejo; pues ¿qué fue el pecado que feciste por que mereciste esto que te han fecho?" Dijo el cuervo: "Mi mal seso me lo fizo". Dijo el rey: "¿E qué fué?" Dijo el cuervo: "Después que nos vencistes, así como sabedes, demandó nos consejo nuestro rey, e dijo nos: "¿Qué vedes por consejo?" Et yo era privado del rey, et dije: "Yo veo que non podremos lidiar con los búhos, ca son más valientes que nos e más esforzados. Do vos por consejo que punedes por salir desta premia e que les dedes parias si vos las resciben; si non, fuid por las tierras". E dijeron los cuervos que mejor es de lidiar convusco, e que era peor para vos. E yo consejéles que se vos sometiesen, e díjeles así: "Al enemigo fuerte e valiente non es cosa deste mundo con que se contraste su fuerza, mejor que sometérsele. ¿Et non vedes que la paja non estuerce del fuerte viento si non con su blandez, e por se tornar con él doquier que se él torna?"

"E desobedecieron mi consejo e alabáronse que querían lidiar, e sospecháronme e dijeron: "Tú eres contra nos, e nos has engañado". E menospreciaron mi lealtad, e ficieron me esto que veis". Et después que oyó el rey al cuervo, dijo a un su privado: "¿Qué te paresce que fagamos a este cuervo?" Dijo: "Non tengo por bien que razones con él, ca éste, por que es de muy grand acuerdo, se fizo atormentar así. Et en lo matar habremos espacio e folgura, e seremos seguros de su falsedat, e habrán grant pérdida los cuervos en él, ca dicen que el que tiene su enemigo en su poder e non se espacia dél non loará la cima de su fecho". Dijo el rey a otro su privado: "A ti, ¿qué te semeja deste cuervo?" Dijo: "Mi consejo es de lo non matar, que el homne deshonrado, maguer que enemigo sea, razón es de haber homne piadat dél e que le deje a vida; que el homne que ha miedo e demanda acorro, merece ser segurado e acorrido; que las aventuras a las veces traen al homne a tal estado que demande acorro a su enemigo e metérsele en poder, así como la muger del viejo que fuyó e se fue para él, maguer que lo quería mal". Dijo el rey: "¿Cómo fue eso?"

La mujer del viejo

Dijo: "Dicen que era un mercadero rico, e era muy viejo, e había una muger muy fermosa que él mucho amaba. Así que una noche entró un ladrón en casa del mercadero, et él estando dormiendo. Et su muger estaba despierta, et ella hubo gran miedo del ladrón, e ella saltó con el marido en la cama et abrazóse con él tan reciamente que le despertó. Et él dijo entre su corazón: "¿Cómo me dio Dios esta buena andanza?" Et entonce vio al ladrón, et sopo por qué le viniera, et dijo al ladrón: "Toma cuanto podieres levar, e vete en buena hora, e por que me has fecho que mi muger me abrace". Et desí preguntó el rey al tercero privado qué era su acuerdo cerca de aquel cuervo. Dijo "Tengo por bien que lo dejes vivir, e que le fagas algo, que él nos será gran cuidador contra los cuervos; que una de las cosas con que se home apodera de sus enemigos, es haber home algunos dellos por vasallos, por que sean contra los que fincan; e recebir home algunos de sus enemigos es majamiento de los que fincan, e nace por ello discordia entre sí, et así como la discordia que nació entre el diablo e el ladrón, maguer amigos e aparceros eran; e por aquella discordia estorció el religioso". Dijo el rey: "¿Cómo fue eso?"

El diablo y el ladrón

Dijo el privado: "Dicen que un religioso hobiera de un rico home una vaca con leche que le diera; e en levándola a su posada, siguióle un ladrón por gela furtar, e fizo compañía en un camino con el diablo que andaba en forma de home. Dijo el ladrón al diablo: "¿Quién eres?" Dijo: "El diablo: vo en pos deste religioso por le afogar cuando dormiere". Dijo el ladrón: "Yo seguíle por le furtar aquella vaca que lieva". Et fuéronse amos en uno, fasta que llegaron a casa del religioso, et el religioso entró en su casa e metió la vaca dentro, e cenó e echóse a dormir. E el ladrón temióse que si esperase que el diablo que iría a afogar al religioso, e que despertaría, et que non podría furtar la vaca; así que habría perdido su afán et que non levaría cosa. Dijo al diablo: "Súfrete un poco fasta que yo furte la vaca, et después de yo salido ve e afógalo".

"Et el diablo hubo miedo que si el ladrón fuese a furtar la vaca, que despertaría el religioso, e que non podría acabar cosa de lo que quería. Dijo entonces al ladrón: "Espera tú un poco, fasta que yo afogue al religioso, et entonces podrás mejor acabar lo que quieres". Et non quiso el ladrón; et sobre cuál comenzase primero, hobieron gran discordia; e estudieron así en esta discordia atanto que llamó el ladrón al religioso e le dijo: "Espierta, ca está aquí el diablo que te quiere afogar". Et llamólo el diablo, e díjole: "Este ladrón te quiere furtar la vaca". E despertóse el religioso e fuéronse el ladrón e el diablo, et así estorció sin daño por discordia dellos". Et desque acabó el tercero consejero su razón, dijo el primero que diera consejo que matasen al cuervo: "Engañados nos ha este cuervo e enartados con su palabra, et vos querés menospreciar el buen consejo. Parad mientes así como facen los agudos, e non vos engañen las palabras de nuestro enemigo, nin vos destorbe vuestro fecho; ca los homnes de cansada natura ablándanse sus corazones con lo que oyen decir a sus enemigos de lisonja o de homildat. Et engañan se en esto atanto que los llevan a mal, e creen más lo que oyen que lo que saben, así como el carpintero que se desmintió de lo que viera e sopiera, e creó la lisonja que oyó e fue engañado". Dijo el rey: "¿E cómo fue eso?"

El carpintero engañado

Dijo el búho: "Dicen que un carpintero había una muger que amaba mucho, et enamoróse della un homne, et atanto llegó la cosa que se hubo de saber, e fuele fecho saber al marido e él quísolo probar. Dijo a su muger: "Yo quiero ir a tal aldea alejos de aquí, a labrar con un rico homne, e estaré allá algunos días, et guísame conducho que lleve". E ella plúgole e adereszógelo. E cuando anocheció díjole: "Cierra bien tu puerta e guarda bien tu casa fasta que yo venga. "E sallió ante ella; e ella parando mientes fasta que lo vio ir bien lejos. Desí tornó él por otra parte e entró en casa, e metióse so el lecho en que yacían él e ella.

Et luego ella envió por su amigo e díjole: "El carpintero es ido a tal lugar, e tardará allá muchos días". Et vino el amigo, e dióle ella a comer e a beber, desí yógose con ella. E habíase estonces adormido el marido so el lecho, e non sopo cuándo entró el amigo. Et él, como estaba así dormiendo, sacó el pie de so el lecho, e vídolo la muger e temióse, e dijo a su amigo en poridat: "Pregúntame a voces e dime: ¿A cuál quieres más, a mí o a tu marido? E yo non te querré responder, e tú dirásmelo muchas veces fasta que te lo diga". Et el amigo fizo así, e ella díjole: "Amigo, ¿quién te metió en demandar tal demanda? Ca quizá diré cosa con que te pesará". E él díjole: "Por el amor que ha entre mí e ti que me lo digas". E todo esto oyendo el carpintero e callaba por oír lo que decían. E dijo ella: "Nos todas las mugeres non amamos a los amigos si non por complir nuestras voluntades, nin catamos a sus linages nin a ningunas de sus costumbres, nin por otra cosa ninguna. Et desque complimos nuestra voluntad non los presciamos más que a otros homnes; mas al marido tenémoslo en lugar de padre e de fijos e de hermano, e mejor aún; et mala ventura haya la muger que non ama más la vida de su marido que su vida misma.

E desque esto oyó decir el marido a su muger, hubo piedat, e creó que lo amaba de todo en todo, e non se quitó de aquel lugar fasta que amanesció e se fue el amigo. E sallió él de so el lecho e falló a su muger adormida; e asentóse cerca della e comenzóla de aventar. E removióse ella por despertar, e él díjole: "Por Dios, amiga. Dormid, ca mucho velaste esta noche, e mucho lazraste. Et por buena fe, si non que me temí de te facer pesar, yo matara aquel homne por lo que te fizo". Et vos guardad vos de creer lo que el cuervo dice, e sabed que muchos enemigos hay que non pueden nocir a sus enemigos de alueñe, et acércanse a ellos e vénganse dellos. Et digo vos yo de mí que nunca tamaño miedo hube de los cuervos como desque vi este cuervo e vos oí decir dél lo que decides". E con todo esto non tornaba cabeza el rey de los búhos, nin los otros sus privados, por lo que le decía. Et mandólo el rey levar a su posada e honrarlo fasta que guaresciese de sus llagas. Dijo el privado que consejaba su muerte: "Pues non lo queredes matar, tenedlo en cuenta de enemigo temido, e guardat vos dél; ca es sesudo e artero e engañoso, e creo que él non quiere morar con nusco si non por buscar su pro e nuestro daño".

Et el rey en esto non tornó cabeza por lo que éste decía, e mandó facer al cuervo mayor honra e mayor bien que ante. E comenzó el cuervo a fablar cada día con los búhos, e decir les cosas con que lo amaban e fiaban más por él. Desí dijo un día a una compaña de los búhos, estando y el que consejaba su muerte: "Diga alguno de vos de mi parte al rey que los cuervos se han homiciado comigo de mala manera, e yo non folgaré fasta que alcance mi derecho dellos. Et yo pensé en esto, e veo que lo non podré facer nin podré con ellos, seyendo yo un cuervo solo. Mas dicen algunos que el que de buena voluntad se quema en el fuego, face a Dios grand sacreficio, e nunca rogará a Dios por cosa que lo non oya. Et si lo el rey por bien toviere, mande me quemar; desí rogaré a Dios que me mude en búho, por tal que me vengue de mis enemigos, e faré mi voluntad e compliré mi saña cuando me mudare en forma de búho". Dijo el búho que consejaba su muerte: "Non me semejas en el bien que muestras e en el mal que encubres, si non al vino de buen olor e de buen color, e yace en él el tósigo mortal, e cuando lo bebe el homne mátalo. ¿E tú dices que si te quemásemos que se cambiaría tu natura? Non puede ser; ca tú tornarías a tu sustancia e a tu raíz, así como fizo la rata, cuando le dijeron que se casase con quien quisiese, con el sol o con las nubes o con el viento o con el monte, e dejólo todo e casó con un ratón". Dijo el cuervo: "¿Cómo fue eso?"

La rata cambiada en niña

Dijo el búho: "Dicen que un buen homne religioso cuya voz oía Dios, estaba un día ribera de un río, e pasó por y un milano, et levaba una rata, e cayósele delante de aquel religioso. E hubo piedat della, et tomóla e envolvióla en una foja, e quiso la levar para su casa. Et temióse quel sería fuerte de criar, e rogó a Dios que la tornase niña. E fizo la Dios niña fermosa e muy apuesta; e levóla para su casa, e crióla muy bien, e non le dijo nada de su facienda como fuera. E ella non dubdaba que era su fija. Et desque llegó a doce años díjol el religioso: "Fijuela, tú eres ya de edad, et non puedes estar sin marido que te mantenga e te gobierne, e que me desembargue de ti, por que me torne a orar como ante facía sin ningund embargo. Pues escoge agora cuál marido quisieres, e casar te he con él". Dijo ella: "Quiero un tal marido que por ventura non haya par en valentía e en esfuerzo e en poder". Díjole el religioso: "Non sé en el mundo otro tal como el sol, que es muy noble e muy poderoso, alto más que todas las cosas del mundo; e quiérole rogar e pedir le por merced que se case contigo".

"E fízolo así, e bañóse et fizo su oración. Desí oró e dijo: "Tú, sol, que fueste criado por provecho e por merced de todas las gentes, ruégote que te cases con mi fija, que me rogó que la casase con el más fuerte e con el más noble del mundo". Díjole el sol: "Ya oí lo que dejiste, homne bueno, et yo só tenudo de te non enviar sin respuesta de tu ruego, por la honra e por el amor que has con Dios et por la mejoría que has entre los homnes; mas enseñar te he el ángel que es más fuerte que yo". Díjole el religioso: "¿E cuál es?" Díjol: "Es el ángel que trae las nubes, el cual con su fuerza cubre mi fuerza e non me la deja extender por la tierra". Tornóse el religioso al lugar do son las nubes de la mar, e llamó a las nubes, bien así como llamó al sol, e díjoles bien así como dijo al sol. E dijeron las nubes: "Ya entendimos lo que dejiste, e tenemos que es así, que nos dio Dios fuerza más que a otras cosas muchas; mas guiar te hemos a otra cosa que es más fuerte que nos". Dijo el religioso: "¿Quién es?" Dijeron le: "Es el viento que nos lieva a do quiere, e nos non podemos defender dél".

"Et fuese para el viento, e llamó lo así como a los otros, e díjole la mesma razón. Díjole el viento: "Así es como tú dices, mas guiar te he a otro que es más fuerte que yo, e que puné en ser su egual e non lo pude ser". Díjole el religioso: "¿E quién es?" Díjole: "Es el monte que está cerca de ti". Et fuese el religioso para el monte, e díjole como dijo a los otros. Díjole el monte: "Atal só yo como tú dices, mas guiar te he a otro que es más fuerte que yo, que con su grand fuerza non puedo haber derecho con él, e non me puedo defender dél, que me face cuanto daño puede". Díjole el religioso: "¿E quién es ése?" Díjole: "Es un mur, ca éste me face cuanto daño quiere, que me forada de todas partes". Et fuese el religioso al mur, e llamólo así como a los otros, e díjole el mur: "Atal só yo como tú dices en poder e en fuerza; mas ¿cómo se podrá guisar que yo casase con muger seyendo mur e morando yo en covezuela e en forado?" Dijo el religioso a la moza: "¿Quieres ser muger del mur, que ya sabes cómo fablé con todas las otras cosas, e non fallé más fuerte quél, e todas me guiaron a él? ¿Quieres que ruegue a Dios que te torne en rata e que te case con él? E morarás con él en su cueva, et yo requerir te he e visitar te he, e non te dejaré del todo". Díjol ella: "Padre, yo non dubdo en vuestro consejo. Pues vos lo tenedes por bien, facer lo he". Et rogó a Dios que la tornase en rata, e fue así, et casóse con el mur, e entró se con él en su cueva, e tornóse a su raíz e a su natura. Et tú, traidor, falso, mintroso, atal serás, ca tornarás a tu raíz e a tu natura".

Et por todo esto non cató el rey nin los otros a este ejemplo. Et díjol el rey de los búhos al cuervo: "Amigo leal, non has menester que te quemes en fuego, ca nos te daremos venganza de los cuervos, e más que venganza". Et el cuervo fue siempre entre ellos muy blando e muy manso, et cresció la honra entre ellos al cuervo fasta que sanó e engordó e le cresció las alas e guaresció, e sopo sus poridades e su ardimento de los búhos, e todo lo que quiso saber de su fecho dellos. Desí salióse a furto, e fuese para los cuervos, et dijo al rey de los cuervos: "Dígote buenas nuevas, que he acabado todo lo que quise para matar a los búhos. Mas finca lo que tú e tus compañas debedes facer; e si fuéredes bien agudos e sabidores en vuestro fecho, muertos son los búhos". Dijo el rey de los cuervos: "Nos faremos cuanto tú mandares".

Dijo el cuervo: "Los búhos son en tal lugar, e ayúntanse de día en una cueva del monte, e yo se do cerca de aquel lugar hay mucha leña seca. Lleve cada un cuervo cuanto pudiere llevar della a la boca de la cueva do ellos son de día, et ahí cerca hay grey de ganado, e yo haberé fuego e echar lo he ahí en la leña, e vosotros todos non cesedes de aventar con vuestras alas e de soplar el fuego fasta que se encienda bien, et cuantos y estudieren quemar se han, e los que dentro estudieren afogar se han con el fumo". Et ficiéronlo así, e mataron a todos los que y estaban; desí tornáronse los cuervos a sus lugares salvos e seguros.

Dijo el rey de los cuervos al cuervo: "¿Cómo podiste sofrir de haber vida con los búhos? Ca los buenos non sufren ser en compaña de los malos". Dijo el cuervo: "Así es como tú, señor, lo dices; mas el homne cuerdo, cuando se vee en cuita que se teme de perder el cuerpo e los parientes, non ha cosa que non debe sofrir por salir de aquella cuita e estorcer a sí e a sus parientes e amigos de muerte". Díjole el rey: "Di me de sus entendimientos de los búhos". Dijo el cuervo: "Non fallé ninguno dellos sesudo, si non uno que consejaba mi muerte, e eran de muy flaco consejo e de mal acuerdo que nunca pensaron en ninguna cosa de mi facienda, habiéndoles el de buen seso consejado, e desobedesciéronle e non entendieron su mal nin creyeron al entendido. Et dicen que conviene al rey de guardarse del homne en que ha alguna sospecha, de lo non meter en su poridad, nin le debe mostrar sus cartas, nin le debe dejar llegar al agua con que se lava, nin a su lecho, nin a sus paños, nin a su bestia, nin a sus armas, nin a lo que ha de comer, nin a ninguna de sus cosas".

Dijo el rey de los cuervos: "Non murieron los búhos si non por desdén e flaqueza de consejo". Dijo el cuervo: "Verdat es que pocos son los que vencen que non se engreyan, et pocos son los que han sabor de las mugeres que afrontados non sean, et pocos son los que mucho comen que non costriben, et pocos son los que han malos privados que en peligro de muerte non cayan". Et dicen: "Non haya esperanza en engreído e el desvergonzado de haber buena fama, nin el falso de haber amigo, nin el mal enseñado de haber nobleza, nin el escaso a varón en ser honrado, nin el cobdicioso de non haber pecados, nin el rey que ha privado nescio en durar su regno". Dijo el rey: "Grand lacerio has sofrido en facer vida con los búhos".

Dijo el cuervo: "El que sufre alguna laceria esperando algund pro, débela endurar, así como fizo la culebra que sufrió la rana cabalgar sobrella". Dijo el rey: "¿Et cómo fue eso?"

La culebra y las ranas

Dijo el cuervo: "Dicen que una culebra envejeció et enflaqueció, e non podía cazar et vínose para una fuente do había muchas ranas de que ella solía cazar, e se mantenía dellas. E echó se cerca de la fuente, a semejanza de triste e de pesante. Díjole una rana "¿Qué has que estás triste?" Dijo ello: "¿E cómo non seré triste que la mi vida non era de ál, si non de las ranas, et agora vino me grand ocasión de guisa que non puedo comer nin tomar si non las que me dan en limosna?". E fuese la rana, e fízolo saber al rey de las ranas, e él vino le preguntar aquesto, e llegóse a ella e preguntóle: "¿Cómo te acaesció esto que dices?"

Díjole: "Fuí en rastro de una rana por la tornar, e ella metióse en casa de un religioso, et yo entré en pos ella, e la casa estaba oscura. E estaba en la casa un niño. E cuidando que mordía a la rana, mordí al niño en la mano et murió. E salí dende fuyendo, et salió el religioso empos de mí, e maldijo me, et díjome: "Así como mataste este niño sin culpa ninguna con tu traición, maldígote que seas triste e confondida, e que seas cabalgadura del rey de las ranas, e que non hayas poder de tomar ninguna rana, si non las que te diere su rey por limosna". "Et yo por ende vine a ti que cabalgues en mí, e de lo rescebir, só placentera dello". Et hubo el rey de las ranas gran cobdicia de cabalgar en la culebra, e tovo que era grant honra e grant nobleza, e cabalgó la unos días. Desí díjole la culebra: "Ya vees que só mal aventurada, que non puedo comer de las ranas si non la que tú me dieres. Pues mándame poner alguna ración de que viva". Dijo el rey: "Sí, me vala Dios, seyendo tú mi cabalgadura, non puede ser que te non ponga yo algunt vito de que te gobiernes e te mantengas". Et mandóle dar cada día dos ranas. Et pasó con esto e non le nució someterse a su enemigo por vevir.

"Et yo otrosí sofrí lo que sofrí por la grant pro que nos veno dello que hobimos venganza de nuestros enemigos". Et dijo el rey: "Agora veo que la fortaleza del engaño derraiga al enemigo más que la fortaleza del fuego; que el fuego non puede más quemar con toda su fuerza e con toda su calentura, cuando da en el árbol, si non cuanto está más sobre tierra, et el agua con su humidat e con su friura derraiga cuanto está so tierra. Et dicen que cuatro cosas son que non se deben tener en poco, por lo poco dellas, ca se puede pujar a lo mucho; et son el fuego e la enfermedad e el enemigo e el debdo. Et yo lo que fice fue por tu buen seso e por tu buena ventura. Et dicen que cuando dos homnes demandan una cosa e la acaba el uno dellos, tienen que aquél es de mayor seso; et si amos son eguales en el seso, tienen por mejor aquel que la recabda primero, e de mejor ventura.

"Et dicen que el que quiere contender con el rey enviso e agudo, e sabio, que non se engree por bien que Dios le dé, nin se desmaya su corazón por grant miedo, su muerte lo trae por él, cuanto más si es tal como tú, sabidor de las cosas. Et sabes do debes ser bravo, e do debes ser manso, e do debes ser airado, e do debes ser pagado, e do debes ser apresuroso, e do debes ser vagaroso, e que cates lo que es presente e lo que es por venir e las cimas de tus fechos". Dijo el rey al cuervo: "Mas con tu buen seso e con tu consejo fue fecho, e siempre por tal te conoscimos e por tal te razonamos. Et dejiste como dice homne gracioso e leal, et acabate grant fecho con mansedumbre e con ingenio e con buen pensamiento, tanto que nos libró Dios de nuestros enemigos, e feciste tal fecho que pocos son los que podrían facer. Et los esforzados e los valientes, cuando llegan a la lid, entran con diez o con veinte, e facen su buen fecho, e con tanto salen por buenos. Et el homne blando agudo, tal como tú, mata con sabiduría al rey de grant prez et de grant mesnada. Et este atal face mayor daño a los enemigos que los mucho esforzados e valientes; ca el consejo que de ti nasció, seyendo uno dellos, fizo mayor daño en matar nuestros enemigos, que eran tantos e tan dañosos, que la nuestra fuerza de todos. E de lo más que me maravillo de ti, cómo moraste con ellos e sofriste tanto pesar cuanto veías e oías, e non te moviste a ninguna palabra".

Et dijo el cuervo: "Señor, siempre me atove al tu buen enseñamiento en acompañar al pariente e al estraño con mansedumbre, e siguiendo su sabor e consentiendo al su talente". Dijo el rey: "A ti he por obrero, e a los otros priva os por decidores, et fízonos Dios por ti grant bien e grant merced. Et bien sepas que fasta que tú tornaste non nos sopo bien comer nin beber nin dormir; ca dicen que el enfermo non ha sabor de dormir fasta que guaresce; nin el que anda camino a que el rey faz fucia de dar algo o de lo poner en algunt oficio, fasta que gelo cumple, nin el homne que se teme de su enemigo e que está a suerte de haber la facienda con él, fasta que lo mata. Et dicen que el que pierde la fiebre fuelga su corazón, et quien se descargó de la pesada carga fuelga su hombro, et quien es seguro de su enemigo fuelga su corazón".

Dijo el cuervo: "Ruego a Dios, el que mató a tus enemigos, que te apodere en tu regno, e esto que sea a provecho de tu pueblo, et ellos que hayan parte en la alegría que tú hobieres en tu reino". Dijo el rey: "¿De qué vida era el rey de los búhos?" Dijo: "El era muy desdeñoso e engreído e perezoso, e presciábase mucho, e era de mal acuerdo, e sus privados eran tales como él, si non aquel que consejaba mi muerte". Dijo el rey: "¿E qué viste dése por que entendiste que era de buen seso?" Dijo: "Por dos cosas: la una por que consejaba mi muerte, e la otra por que consejaba lealmente a su señor e le non celaba nadi maguer que le pesaba, nin fablaba a guisa de loco nin de soberano, mas fablaba mansamente e cuerdamente, así que a las veces le demostraba sus tachas mansamente de guisa que le non ensañaba, e dábale ejemplos de otros, así que conosciese el rey lo que estaba mal, e non fallaba carrera, para ensañar se le. Et esta fue una de las cosas que le oí consejar al rey: "Non te debes descuidar del fecho deste cuervo, que muy grant fecho es, e tal que lo non acaban si non muy pocos, nin se contrasta si non con muy grant sabiduría; et es mucho aliviado, así, como el simio que non sosiega una hora en ir e en venir, et es tal como el viento en mudarse, et es tal como el amor del homne dioso, et en el mal galardón e en el mal salto que el homne atiende de su ira, et es así como la mordedura de la culebra, e en se ir más aína es así como el destello de la lluvia".