BRUCE LEE
Y el Tao del JeeT Kune do
Adolfo Pérez
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Roberto-Carlos Pérez Rodríguez ISBN: 978-1484186305
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Practicante de Kung-fú desde muy temprana edad, y sin percibir lo que el destino le tenía reservado –convertirse en un icono de las Artes Marciales-, Bruce Lee asistió asombrado a su eclosión como líder indiscutible en el mundo de la lucha oriental. Pero desde ese mismo día una obsesión le invadió, impidiéndole disfrutar de su bien ganada fama: tenía que demostrar que era el mejor, y eso requería intensificar su entrenamiento. Dotado de un cuerpo ágil y de movimientos nerviosos, su estructura ósea no admitía de buen grado tal entrenamiento y poco a poco comenzó a dar las primeras señales de alarma de que algo no iba bien. Los dolores de espalda se hicieron frecuentes, la irritabilidad de su carácter se hizo notoria, y el agotamiento se manifestaba cada vez con mayor prontitud. Tenía que descansar, pero sus fans y los productores de cine no se lo permitieron.
Ahora hace ya más de treinta años que Bruce Lee murió y en ese espacio de tiempo la familia que él creó ya no existe. Su hijo Brandon ha muerto, su hija Sahnnon vive dedicada a su trabajo y su mujer, Linda, se casó por segunda vez y tiene nuevos hijos. Muertos también sus padres y hasta la mayoría de los alumnos que tuvo en sus comienzos, el mundo en el cual se desarrolló Bruce parece haber desaparecido. Pero su legado está ahí, no solamente en sus películas, sino en las enseñanzas transmitidas por sus alumnos o en esa obra denominada como “El Tao del Jeet Kune Do”. Aún más, y puesto que ningún otro artista marcial ha conseguido ocupar su puesto, podríamos asegurar que sigue siendo la referencia obligada para todos los aficionados a las Artes Marciales, el líder indiscutible, el Maestro de Maestros y el responsable de que las artes de lucha orientales ocupen un lugar de privilegio en el acondicionamiento físico y mental de las nuevas generaciones. Tal es así que es casi imposible encontrar un artista marcial que no haya seguido de alguna manera la vida y técnica de Bruce Lee, bien sea para disfrutar con sus películas, o para aprender de sus enseñanzas. Ciertamente es muy difícil llegar a comprender en su totalidad lo que Bruce Lee quería decimos y ni sus mismos alumnos y amigos han sido capaces de indicarnos con exactitud la visión que Bruce tenía sobre el peleador perfecto, llegando a decirse que el Jeet Kune Do murió con él.
Pero los historiadores nunca se han conformado con los legados y conclusiones de aquellas personas que vivieron las épocas narradas, y de la misma manera que la Biblia se puede escribir ahora con mucha más exactitud que antes, el Jeet Kune Do de Bruce Lee puede ser interpretado y analizado minuciosamente hoy con bastante más imparcialidad que durante su corta vida.
Realizar este libro ha supuesto una gran satisfacción para el autor, no solamente por ser admirador de Lee, sino porque practicó también artes marciales durante 20 años. Por eso la parte técnica del libro, en la cual se habla de las extraordinarias conclusiones que aglutinó bajo el nombre de Jeet Kune Do, constituyen desde ahora (al menos así se pretende) el mejor legado póstumo que un artista marcial puede recibir. Para lograr esto la tarea ha sido más fácil de lo que a primera vista pudiera parecer: son tantas las fotografías, las películas y las palabras escritas que Bruce Lee nos dejó, que por el simple hecho de sintetizarlas y darlas forma ya podíamos realizar el libro; como así se hizo.
Por tanto, todo lo que aquí se pone es exclusivamente una síntesis ordenada de cuantos escritos sobre el Jeet Kune Do circulan por el mundo, unidos a su apasionante vida privada y su propia filosofía de vida, en ocasiones desconcertante, y en otras muy concreta y simple. Nunca nos hemos basado en una obra sino en toda su obra, incluidas aquellas frases y explicaciones que daba en sus películas.
CAPÍTULO 1
EL MAESTRO INOLVIDABLE
En ningún momento de su vida es tan vulnerable el hombre como tras su muerte. La guardia está baja y la voz de la reputación queda apagada. El silencio no ha sido nunca una respuesta válida, pero la mayor parte de nosotros partimos hacia lo desconocido en un relativo anonimato, excepto por unas pocas palabras impresas en la sección de esquelas funerarias del periódico. Puede que seamos elogiados, aunque lo más normal es que alguien se aproveche de los pequeños logros obtenidos en nuestros años de vida, pero eso es todo.
Este final, sin embargo, rara vez es compartido por aquellos pocos agraciados que compartieron su vida con el público. Después de pasarse sus años de mayor fama evitando la publicidad, se convierten en un blanco fácil tras su muerte; a fin de cuentas, ya no pueden desmentir las habladurías. Así, la gente queda libre para apuntar y disparar fingiendo atribuciones que nunca les dieron y una salva de rumores e insinuaciones dirigidas al fallecido es escrita en libros, periódicos o revistas.
La historia, sin embargo, ha probado que la memoria de algunas personas no puede denigrarse; no importa lo que otros escriban o digan. Por cada libro en contra de James Dean o Elvis Presley, hay incontables miles de admiradores que continúan cantando sus alabanzas. Por cada artista marcial que ha dejado un verbo de maldad sobre Bruce Lee, hay miles de fans que todavía le consideran e-l mejor artista marcial de todos los tiempos. Nosotros también, por supuesto.
Por razones que a veces trascienden el comportamiento humano lógico, figuras públicas como las anteriormente citadas han perdurado a través de los años después de su muerte, pese a los repetidos y a veces crueles ataques sobre sus caracteres. De hecho, su fama ha crecido considerablemente tras su inesperada desaparición. Pese a los comentarios y descubrimientos sensacionalistas destinados a desprestigiar sus imágenes, su popularidad no fue nunca tan grande.
En las artes marciales solamente existe una figura así y fue este expracticante de Wing chun de aproximadamente 1,70 m, quien revolucionó a los aficionados con su estilo llamado Jeet Kune Do. Popular como era entre los aficionados a las artes marciales en los años 60 y principios del 70, no hay forma alguna de medir la adulación de sus fans desde su repentina y controvertida muerte, en un apartamento de Hong Kong el 20 de julio de 1973. La combinación de la personalidad de Lee en la pantalla con sus hazañas fuera del escenario finalizadas con su muerte achacada a un edema cerebral, ha hecho de él la referencia para cualquier persona que tenga un mínimo interés por las artes marciales. Ya sea que su experiencia esté limitada a 10 minutos en un teatro de Wu shu o haya pasado los últimos 40 años durmiendo en el suelo de algún Kwonn, Bruce Lee ha conseguido reservar un lugar en su mente.
La mala prensa sobre la vida de Bruce Lee -casi toda la cual ha surgido después de su muerte-, no ha cambiado, a pesar de que ahora es ya una leyenda irrefutable, y esto es algo que hay que aceptar. Un psicólogo habló, sin embargo, de los peligros de fanatizarse por un héroe, y lo más sensato es que la figura de nuestro ídolo nos ayude y nos dé estímulo para superar las pruebas que la vida nos da. Recordar lo mucho que a nuestro ídolo le costó llegar a donde llegó, siempre a base de duro trabajo, nos servirá para seguir adelante.
Una persona que conoció ampliamente a Bruce fue Robert Clouse y lo hizo por supuesto fuera del mundo de las artes marciales. Como director de “Operación Dragón”, Clouse trabajó mucho con aquel hombre al que llamaban “El pequeño dragón”.
“Entiendo la adulación que la gente siente por él, pues era una persona excitante y nadie conseguía generar el mismo interés que Lee lograba entre la gente. Lo triste es que tampoco veo a nadie así en el horizonte. Pensé que Jackie Chan podría ser, pero es demasiado blando y cómico; un artista marcial debe infundir respeto. Bruce tenía siempre que quería ese aspecto duro y tenso. Chuck Norris tampoco consiguió hacerle sombra, pues sus recursos peleando eran muy pobres.
En Bruce había que creer -añade Clouse y esto me recuerda una ocasión en que estábamos en Hong Kong y se estaba proyectando una de sus películas, la cual rentramos a ver debidamente camuflados para que no le molestaran los fans. En cierto momento de la película, un artista marcial japonés destruye a varios artistas marciales chinos y dice: ‘los chinos son los hombres enfermos de Asia’. El teatro estaba en silencio y así hasta el final en que Bruce gana al japonés. En ese momento Bruce me da un codazo y dice: ‘fíjate ahora’. El personaje representado por Bruce se vuelve y dice: ‘Los chinos no son los enfermos de Asia’. El alboroto que se armó en el cine fue enorme y la gente estuvo ovacionando durante cinco minutos”.
LA infAnciA y AdoLescenciA
Mientras Estados Unidos se debatía en una nueva guerra, allá por el año 1940, la señora Lee daba a luz en el hospital chino de San francisco a su cuarto hijo, al que llamaría Lee Jun fan. Era el año del dragón.
Su padre, Lee Hoi Chen, decide llevarse a su familia de nuevo a Hong Kong y en 1943 se instalan en el distrito de Kowloon, nido de espías y contrabandistas; el lugar menos adecuado para la buena formación de un niño.
Bruce Lee pasó su primera infancia en el Hong
Kong ocupado por un ejército imperial japonés y se hizo adulto
durante los turbulentos años de la posguerra mundial. Era hijo
segundo de Lee Hoi Chen, una persona famosa en el mundo del cine
cantonés y una estrella de la comedia de la compañía cantonesa de
ópera. fue también el nieto de Sin Jay Ho Tung, primer caballero de
la orden del Rey Jorge IV en Hong Kong.
Cuando Bruce tenía seis años de edad realizó su primera apa
rición en una película y poco más tarde se le ofreció un papel secundario. Aquí empezó su carrera cinematográfica, pues durante los siguientes doce años pasó sus vacaciones estivales realizando papeles secundarios en una veintena de películas chinas.
Cuando alcanzó la pubertad, su padre había conseguido gran fama en el mundo de la comedia en Asia y él mismo ya era popular. Su imagen en la pantalla en películas cantonesas como “El comienzo de un chico”, “Kid cheung”, “Mal chico” y “Carnaval”, era la de un duro joven de la calle que se enfrentaba a gamberros, que robaba en tiendas y atacaba para sobrevivir. Los personajes que representaba y su nombre cinematográfico El pequeño dragón obedecían a la imagen de un luchador. Ya entonces era conocido por miles de personas en la ciudad donde vivía.
Comprensiblemente, Lee desarrolló un sentido competitivo de la vida con su impulsivo temperamento y sus abiertas declaraciones, pues sintió la constante necesidad de expresarse agresivamente haciendo creyentes a los que dudaban. Por esas mismas fechas conoció a William Cheung, un experto luchador de Kung-fú a quien ya sabemos que no apreciaba, ni como peleador ni como persona. Sus opiniones sobre las artes marciales fueron siempre muy dispares y controvertidas.
Poco antes de cumplir los trece años Bruce empezó a asistir a una nueva escuela, una institución católica llamada San francisco Javier, y de nuevo, atrajo hacia sí más problemas. En una ocasión casi le parte la cabeza a un practicante de Kung-fú en una pelea de bandas, pues estaba furioso y no podía soportar la idea de perder en una pelea. Para completar la hazaña, revolucionó su casa ese día cuando anunció a su madre que quería ser instruido en artes marciales.
Así lo contó posteriormente en una entrevista:“Cuando era joven, parecía un tonto que iba buscando pelea por las calles de Hong Kong. Usábamos cadenas y bolígrafos con cuchillos escondidos en su interior. Entonces, un día me pregunté qué ocurriría si no contara con la protección de mi pandilla en una pelea. Deseé aprender a protegerme a mí mismo y comencé a aprender Kung-fú”.
Realmente, Bruce nunca estuvo integrado totalmente en ninguna pandilla juvenil. Los ‘Ocho Tigres’ eran solamente ocho personas que decidieron protegerse unos a otros y, posiblemente, esos tigres no eran tan terribles como se decía. Algunas veces Lee con su banda y algunos amigos paseaban tranquilamente hasta la colina donde se encontraba el Colegio Jorge V. Allí se burlaban de los chicos británicos hasta que estallaba la pelea. Ello le daba la oportunidad de probar la eficacia de sus técnicas de Kung-fú. En otras ocasiones Lee incitaba a otras pandillas chinas para pelear, incluso aunque fueran mayores que la suya. También solía engañar a otras pandillas más numerosas haciéndolas creer que las superaban en número, gracias a la popularidad de Bruce entre la gente.
Una de las peleas fue la que narró en una ocasión a la prensa:“Tenía yo apenas 16 años y capitaneaba una pandilla de golfillos, con los que me gustaba provocar peleas entre los de otros barrios. Normalmente siempre salía victorioso, aunque en más de una ocasión me preguntaba qué pasaría si alguna vez tuviera que pelear sin la ayuda de mis compañeros”.
Y ese momento llegó:“Fui provocado por el jefe de otra banda que me retó. Como yo no quería que él pensara que le tenía miedo, le dije que la pelea se realizaría en el tejado de una casa y sería a muerte”.
-Como quieras -me dijo nos veremos dentro de media hora. “La pelea se realizó -continúa contando Lee y el resultado es que yo le partí sus dos piernas; aunque posteriormente me sentí mal y nos haríamos grandes amigos”.
eL mAestroyiPmAnLa madre de Lee aceptó darle dinero a su hijo para que asistiera a las clases de Kung-fú y por mediación de Cheung le inscribió, no sin cierta oposición por parte de éste, un día de otoño de 1953. Allí conoció al gran maestro Yip Man, del estilo Wing chun, quien se puso contento de tener a un personaje tan famoso como alumno (no hay que olvidar que en aquellos años Bruce ya había alcanzado cierta notoriedad por su trabajo en el cine).
Con una visión de la pelea rectilínea y frontal, en donde las patadas espectaculares no existen, los boxeadores de Wing-chun eran gente muy respetada entre los demás peleadores. Este estilo, creado por una mujer, capacitaba a sus practicantes para la lucha en lugares donde otros estilos fracasarían, como pueden ser una barca, un autobús, o cualquier otro lugar inestable. Sus guardias cerradas, su sentido de la economía de movimiento y el endurecimiento especial a que se sometían los aprendices, daban como resultado final unos perfectos expertos en lucha.
Con anterioridad a las lecciones dadas por Yip, Lee no había aprendido antes un arte marcial en plan serio. Le habían enseñado a rodar, golpear, esquivar, y algunos movimientos de Tai chi, así como ejercicios de golpeo de estilos del norte. El Tai Chi Chuan parece ser que lo aprendió de su padre y las películas le enseñaron algunos movimientos de los estilos norteños de Kung-fú.
A partir de ese momento Lee se dedicó de lleno al Kung-fú, siendo para él una pasión que casi rozaba el fanatismo, y a veces entrenaba hasta siete días a la semana. Sólo después de dos meses de clases volvió a retar al estudiante del colegio de San francisco Javier que le había derrotado en una ocasión. Pero ésta vez ganó el Pequeño Dragón.
Algún tiempo después empezaron a oírse quejas de los practicantes veteranos de Kung-fú, así como de otras personas que entrenaban con Bruce. No les gustaba que estuviera aprendiendo tan rápidamente. Lo cierto es que practicaba cada minuto del día, e incluso mientras hablaba estaba siempre haciendo alguna clase de movimientos con las manos o las piernas. No se podía estar quieto.
eL confLicto en eL gimnAsio
A finales de 1956 Bruce se estaba convirtiendo en un grave problema en el gimnasio de Yip Man, ya que progresaba muy rápidamente y esto constituía una amenaza para alguno de los alumnos veteranos. De acuerdo a la tradición, se supone que un aprendiz de Kung-fú debe mostrarse humilde y servicial con sus veteranos, pues lo contrario era considerado una provocación para luchar. Pero Lee sólo respetaba el conocimiento y la habilidad luchadora de Yip Man y sus instructores, por lo que se negó a mostrar humildad con los veteranos. De hecho, les retaba y los derrotaba fácilmente, al menos bajo las reglas del gimnasio. Los veteranos, celosos, se reunieron para elaborar una estrategia contra su hábil compañero y pronto descubrieron que Lee tenía una parte de su sangre europea, ya que su madre era de procedencia alemana. Decidieron utilizar este argumento para intentar expulsarle del gimnasio y presionaron fuertemente a Yip Man, sabiendo que este era una persona muy tradicional y que no permitiría que su arte pasara a personas occidentales. Sin embargo, Yip no les escuchó, pues guardaba gran respeto a Lee como estrella de cine y como luchador. Con el paso de los días los veteranos no dieron su brazo a torcer y aún encontraron un método de presión mucho más fuerte contra Yip Man. Sabedores de que el viejo maestro vivía de las cuotas que pagaban los aprendices de Kung-fú, y que parte de ellas se destinaban a pagar el alquiler del local y sus gastos de mantenimiento (cuotas que eran gestionadas por un comité de alumnos), intentaron presionarle de nuevo amenazándole con dejar el gimnasio.
Según pasaban los meses y los instructores ayudantes de Yip Man se iban marchando para montar su propio gimnasio, los detractores de Lee iban controlando gradualmente el comité. Amenazaron a Yip con reducirle su asignación personal si no ex pulsaba al Pequeño Dragón y así, con muchas reticencias, Yip Man tuvo que ceder.
Todavía hoy algunas personas quieren desacreditar la relación que existió entre Lee y su maestro a través de este incidente. Pero la evidencia de que era buena es la foto que se hicieron juntos en 1963 y las declaraciones de Bruce Lee en 1967 acerca de que su estilo, vivo y eficiente, había sido producto de los conocimientos y el entrenamiento que había recibido del estilo Wing chun por parte del maestro Yip Man. Incluso una vez que Lee había dejado el gimnasio, siguió entrenando con antiguos alumnos.
Posteriormente entrenó en el gimnasio de Wong Shun Leung, aunque ninguno de los alumnos era lo suficientemente bueno para competir con Lee. A veces Bruce esperaba a los alumnos a la puerta del gimnasio y les decía que el maestro estaba enfermo para así conseguir recibir clases particulares con Wong, una vez que el resto de los alumnos se había marchado.
También continuó entrenando con William Cheung en una granja de éste y ambos intercambiaban sus propias conclusiones. Modificaron sensiblemente el Wing chun aprendido de forma tradicional e investigaron en las técnicas más eficaces.
su Primer combAte
En 1958 se le ofreció a Bruce la oportunidad de ingresar en el equipo de boxeo del colegio Marqués de Queensbenny, pero él se negó a asistir a los entrenamientos con este grupo, aunque sí ingresó en él. En su lugar, se preparó con Cheung para el campeonato de boxeo y el resultado fue que derribó, apenas sin esfuerzo, a sus tres primeros oponentes en el primer round. Pero en las finales se enfrentó a Elms, el cual había sido campeón por tres años consecutivos y era el más difícil rival del campeonato. Además, jugaba en su terreno, el colegio Rey Carlos V. Lee no tenía experiencia en el mundo del boxeo y tuvo grandes problemas durante los primeros diez o quince segundos del primer round en su combate con Elms. Pero después se asentó en el ring y empleó las técnicas del Wing chun sobre puñetazos rectos, dobles y continuos y los golpes a dos niveles. finalmente, Lee derribó a Elms en el tercer round venciendo con toda convicción.
Unos meses antes del campeonato de boxeo, Bruce Lee y otros luchadores de Wing chun aceptaron el reto para celebrar un combate con un grupo de practicantes de Choy Lee fut. Durante el combate, Lee partió algunos dientes a su oponente. Los padres del chico denunciaron a Lee y su madre tuvo que firmar un documento responsabilizándose del futuro comportamiento de su hijo.
Las pocas oportunidades para trabajar y su admiración por Estados Unidos, conducen al joven Lee hasta San francisco, viaje que realiza en un viejo carguero en el año 1959, en compañía de un amigo de su padre. Allí pronto encuentra trabajo, pero como camarero y limpiaplatos en un restaurante chino, viviendo en una pequeña habitación situada encima del restaurante, cargo que no le impide comenzar sus estudios de filosofía en la Universidad de Washington.
CAPÍTULO 2
EL NACIMIENTO DE UN ÍDOLO
deseAtLe
AoAkLAnd
Ocho horas tardó Bruce Lee en llegar desde la ciudad de Seatle, en la cual había cursado sus estudios universitarios, a Oakland. Armado con un primitivo mapa de carreteras y conduciendo un ford, esas ocho horas le parecieron interminables y se paraba en todas las gasolineras que encontraba en el camino para asegurarse que no se había perdido. Cuando por fin llegó a la casa de su amigo James Lee respiró aliviado, aunque no estuvo totalmente seguro de estar en la casa correcta hasta que no le abrieron la puerta. El recibimiento fue muy cariñoso y eso teniendo en cuenta que hacía tres años que no se veían y que se habían conocido en un concurso de cha-cha-cha en donde, precisamente, Bruce quedó vencedor. Después de los saludos de rigor y una confortable taza de té, la conversación derivó inmediatamente a las artes marciales.
La primera cuestión que se trató fue la reunión que Bruce iba a mantener en Alameda (California) con un instructor de Jujitsu sobre el Judo, amigo de ambos. James Lee cogió entonces el teléfono, llamó a dicho instructor, y le contó la llegada de Bruce a su casa. Le dijo también que el motivo de esa reunión era intercambiar conocimientos de Kung-fú y que querían hacerle una visita esa misma tarde. Bruce se sorprendió mucho por el nuevo equipo de entrenamiento que James había desarrollado en su propio gimnasio, en el que no faltaban instrumentos para pinchar o golpear. Aunque muchos de estos instrumentos estaban en sus primeros diseños, Bruce se dio cuenta que su amigo iba muchos años por delante en el mundo de las artes marciales. James era practicante de Sil Lum Kung-fú y le consideraba mucho más avanzado en la forma de entrenar que los propios chinos residentes en Hong Kong. Asistió a una pequeña demostración sobre el uso de cada aparato y posteriormente probó él mismo las máquinas. Incluso después del largo viaje en coche, la casa entera temblaba con sus golpes.
La mentalidad curiosa de Bruce pronto empezó a darle nuevas ideas sobre las variantes que se podían introducir en esos aparatos, aunque se impresionó mucho sobre los conocimientos de James sobre la física y el uso de las palancas, así como de la habilidad para desarrollar un equipo para aumentar la capacidad de cualquier artista marcial. Una vez acabada esta inspección, se fueron a la escuela del profesor de Jujitsu y allí discutieron en profundidad el verdadero sentido de las artes marciales, mostrando algunas de las cosas que enseñaba en Seatle. Estas técnicas impresionaron a sus amigos, en especial el poder de choque y la velocidad que Bruce imponía a sus técnicas ofensivas.
Al día siguiente se discutieron problemas específicos sobre el Sil Lum y el Wing chun, así como los motivos por los cuales James había logrado un gran desarrollo físico, poco acorde con la media de los chinos. La diferencia de edad entre ambos, justo el doble, era también motivo de asombro y Bruce le pidió consejos para lograr un buen desarrollo corporal. A cambio del programa de mejora física, le instruyó en las bases del Chi Sao (manos pegadas), así como de algunas técnicas fundamentales del Wing chun. Los días posteriores se dedicaron enteramente al entrenamiento de artes marciales y a los sistemas de mejora física, contribuyendo todo ello a que el intercambio entre ambos amigos fuera cada vez más excitante y se fuera a su tierra con un grato sabor de boca.
De regreso a Seatle siguió con sus estudios de filosofía, pues sus conocimientos del zen chino encajaban perfectamente en la filosofía occidental y en muchos aspectos eran iguales, esencialmente cuando existía la necesidad de comunicarse con los demás.
edPArkerUna noche Bruce recibió una llamada de su amigo James Lee en la cual le decía que acudiese lo antes posible al área de la bahía, ya que quería concretar pequeños detalles sobre el libro que estaban elaborando entre los dos. Acudió después del Día de Acción de Gracias y allí conoció a Ralph Castro, el cual tenía una escuela de Kenpo en San francisco y que traía consigo a otro instructor de nombre Ed Parker. James indicó a Bruce que Parker había comenzado recientemente a promocionar campeonatos de artes marciales en Long Beach y que junto a Castro eran los instructores más importantes de Kenpo en los Estados Unidos. Bruce les preguntó dónde habían estudiado el arte del Kenpo, a lo que respondieron que había sido bajo instructores muy populares en Hawai, especialmente William Chow.
Después discutieron largamente sobre aspectos históricos y filosóficos comunes a las artes marciales y aunque Bruce estaba siempre a la defensiva cuando hablaba con artistas marciales de otros estilos, en esta ocasión estaba bastante relajado. Toda la idea de su viaje a Oakland era para conocer gentes que practicasen artes marciales y así poder compartir con ellos sus conocimientos.
James pidió a Bruce que hiciera una demostración de su habilidad para pegar patadas y así lo hizo. Esta demostración causó una impresión extraordinaria en Parker, el cual se dio cuenta enseguida que tenía ante sí a una persona fuera de lo común, pues pudo ver que la interacción entre la mano derecha e izquierda producían unos movimientos acorde con el resto del cuerpo. Incluso aunque las técnicas se realizaban en el aire, se dieron cuenta que si se realizasen con compañeros sería imposible detener los golpes de Lee.
Después de media hora de exhibición se fueron a un restaurante de Chinatown y allí continuaron las conversaciones sobre los estilos duros y blandos, siguiendo con una visita a la escuela que Castro tenía en San francisco, en donde la limpieza del local causó una gran sensación, lo mismo que el sentido profesional de las clases. Debajo de la bandera americana se podía leer una frase que decía: “Vengo aquí solamente con las manos vacías, no tengo armas, pero si me viera forzado a defender mis principios o mi honor, si fuera cuestión de vida o muerte, de justicia o injusticia, entonces aquí están mis armas, el Kárate y mis manos vacías”. Esta frase fue posteriormente adaptada como norma en el sistema Kenpo Kárate desde marzo de 1957.
Bruce estaba verdaderamente interesado en saber las diferencias entre el Kenpo y su Kung-fú, por lo que les pidió que les demostraran algunas técnicas. Así lo hicieron y ambos, Parker y Castro, hicieron ejercicios de golpes circulares, contraataques y puñetazos rectos. Después de esa demostración Bruce estaba interesado en contrastar sus técnicas con las de Parker, en especial aquellas que consideraba imposibles de defender, además de tener una curiosidad enorme por comparar su velocidad con la de sus compañeros. De una forma amigable les preguntó cómo podrían bloquear un golpe directo de los suyos dirigido a la cara y Castro le contestó que para saberlo era necesario demostrarlo prácticamente, y se pusieron frente a frente. Bruce lanzó un golpe directo a la cara de Castro y dos centímetros antes de que alcanzara su objetivo el golpe fue desviado quitando su cabeza de la línea de ataque. Rápidamente le respondió con un golpe similar que también fue bloqueado. La explicación de tal precisión quedó aclarada después, pues dado que la técnica de ataque y el momento eran conocidos por ambos, la respuesta era fácil de elaborar.
La siguiente mañana, después de trabajar un poco en el libro con James, Bruce siguió dando clases de Wing chun a su anfitrión. Durante una hora James había aprendido un conjunto de movimientos de Sil Lum Tao, en los cuales había condensadas todas las defensas posibles para defender la línea central del cuerpo, con una gran economía de movimientos. Bruce puso especial énfasis en que los movimientos debían practicarse cada día para que se convirtiesen automáticos. Después dieron ideas sobre la Palma de Hierro, y mientras que James rompía largas pilas de ladrillos y tablas sin aparentar ninguna lesión, Bruce determinó que también debía aprender este sistema.
Cuando retornó a Seatle, durante el camino estuvo pensando seriamente sobre sus planes para el futuro y deseaba dar a sus estudiantes detallada cuenta de lo que había aprendido durante ese largo fin de semana. Unos días después recibió una llamada urgente de James, en la cual le pidió que le dejase entrenar con él en Seatle. Así lo hicieron y el entrenamiento se basó especialmente en el uso del “boxeo de sombra”, además de formas de Wing chun y Sil Lum Tao. También practicaron Chun Ki o “buscando el puente”, en el cual aprendieron técnicas de aproximación, y Bill Yee (confía en tus dedos). Estos tres conjuntos sintetizaban bastante el concepto de manos vacías y se volcaron en ellos durante tres semanas y media, compaginándolo con las pesas.
Al separarse Bruce siguió entrenando diariamente en su garaje hasta que se agotaba, momento en que decidía comer. Sobre este aspecto procuraba ingerir poco, ya que un exceso en la comida le hacía parecer muy lento y sentía que podía obtener la mayor energía de su cuerpo cuando tenía pocas reservas. También solía ir a la escuela de Jujitsu de Alameda, en donde pasaba largas horas discutiendo de artes marciales. Allí insistieron en la “teoría del círculo” del Jujitsu, aunque lo mismo que pasaba con otros artistas marciales, las discusiones siempre eran suaves y cordiales y nunca se ofendía el criterio del otro. Para todos los amigos de Bruce, y para él mismo, las artes marciales eran una ciencia completa que contenía todos los aspectos de la vida y cada situación vivida tenía una similitud con un aspecto de la lucha.
Durante largas semanas continuó el entrenamiento, dándose cuenta Lee que James asimilaba muy rápidamente las enseñanzas y que quedaría listo, por tanto, en poco tiempo. También le observaba cómo daba las clases a un pequeño grupo de alumnos y cómo explicaba las técnicas aprendidas unos días antes. El entrenamiento acabó y desde marzo de 1963 los estudiantes de Bruce aumentaban sensiblemente y su asistente Taky Kimura tenía que hacer tareas de instructor cada vez con más frecuencia. Bruce se centraba en los estudiantes avanzados y no consideraba necesario dedicarse a los novatos, ya que quería que tuvieran una buena base técnica antes de instruirles en las facetas más complicadas del arte.
Una noche, Bruce recibió una llamada de James el cual le pidió que acudiese a Oakland para realizar correcciones del libro. Ese día reveló sus proyectos relativos para ampliar el club Jung fan Gung fu en California, ya que pensaba que en esa tierra estaban las mayores ideas innovadoras. James meditó los propósitos de Bruce y le preguntó cuál sería su papel en ese propósito. “Quiero que seas el brazo instructor de ese nuevo club” le respondió.
El 19 de julio de 1964 se muda de Seatle y se traslada en Oakland, California, a establecer su instituto de Gung fu.LongbeAch
Lo que ocurrió aquel día de 1964, durante los Campeonatos Internacionales de Kárate en Long Beach, nunca fue olvidado por las gentes que allí estaban. Un menudo chino, de apenas 60 kilos y 1,69 m de estatura, iba a mostrar al público por primera vez un arte marcial nuevo para aquellas gentes: el Kung-fú.
Por aquella época, las artes marciales chinas eran ridiculizadas por sus eternos rivales japoneses y nadie hubiera apostado un dólar por el triunfo de aquel hombre; es más, los espectadores esbozaron una sonrisa cuando le vieron aparecer, sonrisa que pronto se tornó en asombro cuando vieron al chino romper tablas, ladrillos y ejecutar patadas con una precisión, fluidez y velocidad inéditas hasta entonces. Mudos de entusiasmo vieron como el joven chino realizaba unos fondos sobre los pulgares de las manos, llegando a suprimir uno de los dedos en un momento dado y efectuar todavía diez flexiones más sobre un solo pulgar.
Pero para que estos hechos pudieran pasar a la historia de las artes marciales tuvieron que darse dos circunstancias: la primera, que su actuación fuera filmada por el organizador del torneo, el kenpoísta Ed Parker, y la segunda, que demostrara de una manera aún más contundente la efectividad del Kung-fú. Lo que había hecho hasta entonces era interesante, pero apenas se diferenciaba de lo que hacían los expertos de Kárate.
Bruce Lee, pues este era el nombre del protagonista, llama a uno de los muchos cinturones negros que estaban sentados en la arena para que le ayude y éste acude ajustándose el cinturón con ademanes provocativos; de ninguna manera iba a consentir que ese chino le dejase en ridículo.
El chino le pide que se ponga un peto protector en el pecho, mientras que sitúa una silla un metro detrás del karateca. Una vez realizado esto, se dirige al público para explicarle que va a posicionar su puño verticalmente, justo a una pulgada del pecho de su sparring y desde esta posición, sin tomar impulso alguno ni mover los pies, proyectará al karateca hasta la silla. Se hace un silencio de incredulidad y el Cinturón Negro se dice a sí mismo que nadie le moverá de su sitio. El puño se sitúa justo encima del plexo solar y mediante un movimiento simultáneo, el chino proyecta su hombro hacia delante y gira levemente el puño hacia arriba. Cual si hubiera sido empujado por una catapulta, el karateca es lanzado sobre la silla, cayendo ambos al suelo. La distancia total que recorrieron no fue de un metro, sino de tres.
Aquel día había nacido al público el artista marcial más importante del siglo XX: Bruce Lee.bruce,mAestro enkung-fú
El 3 de agosto comienza a enseñar Gung fu en O a k l a n d , California, donde no hacía distinción de raza o religión a la hora de enseñar, lo cual hizo que se viese envuelto en un desafío de la comunidad china por enseñar los secretos del Gung fu a personas no chinas. Instigado repetidas veces y
aburrido por las provocaciones que sus compatriotas realizaban incluso delante de sus alumnos, Bruce aceptó el reto de pelear por el derecho a poder seguir enseñando a quien quisiese; si perdía, dejaría de enseñar a personas que no fuesen chinas. Este reto consistía en luchar contra Wong Jack Man, uno de los mejores luchadores de la comunidad china que practicaba un estilo muy diferente al de Bruce, que contrastaba con los movimientos sencillos, pero efectivos, del Wing Chun. Bruce sólo empleó 3 minutos en ganarle, pero se dio cuenta de que era demasiado tiempo y que se había agotado demasiado, razón por la cual se replanteó su sistema de lucha hasta la fecha (basado casi exclusivamente en el Wing Chun), y decidió comenzar a entrenar su cuerpo al límite de sus capacidades. Podría decirse que ese combate le obligó a diseñar lo que más tarde denominaría como Jeet Kune Do (el camino del puño interceptor), eliminando lo superfluo en favor de lo directo y sencillo; todo con una mente vacía capaz de absorber lo que en cada momento llegaba.
LA teLevisión
Casado desde 1963 con Linda Emery, una compañera de universidad, el 1 de febrero de 1965 tuvieron a su primer hijo, al que denominaron Brandon, empañándose esta buena noticia con la muerte de su padre en Hong Kong.
Pero el triunfo al estrellato de Bruce comenzaría a fraguarse gracias a un peluquero de Hollywood llamado Jay Sebring, quien había visto y filmado su exhibición de Long Beach. Esta rústica filmación (que aún se conserva y puede ser vista en DVD), es mostrada a unos estudios de televisión norteamericanos y le llaman para que realice una prueba de pantalla para una serie titulada “Number One Son”, también mencionada como “El hijo de Charlie Chan”. Afortunadamente es desechada y finalmente acaba formando parte, junto a Van Williams, en una serie titulada “The Green Hornet” (El Avispón Verde), donde realizaría la labor de interpretar a Kato, ayudante de Green Hornet, casi un superhéroe que lucha contra los delincuentes oculto tras una máscara negra. Ese papel le permite intervenir en otras series de televisión, entre ellas “Batman”.
Lo cierto es que cuando el productor de la fox, Willian Dozier, le propuso el papel de coprotagonista en la telenovela “Green Hornet”, Bruce aceptó entusiasmado, pero durante los primeros días del rodaje, fiel a sus principios, se opone a los errores del realizador Norman foster, el cual es el encargado de las escenas de acción. Durante una repetición, foster indica a los actores los gestos que deben efectuar delante de la cámara. Bruce escucha las explicaciones e interviene: “Si yo atrapo el pie a mi oponente como usted dice que lo haga, el efecto producido será el contrario de lo que se pretende”.
foster no tiene en cuenta esa consideración y replica: “No estoy de acuerdo. Si se mueven como usted dice su adversario será expulsado por la derecha, fuera de la cámara”.
“Imposible replica Bruce. Si yo ejecuto mi movimiento correctamente verá como mi adversario sale por el lado izquierdo”.
La conversación se envenena y ninguno de los
dos hombres quiere ceder.
“Déjeme que se lo demuestre una vez”
propone Bruce-. El realizador acepta y sin más preámbulos Lee
agarra a su adversario y le proyecta a más de tres metros... por la
izquierda.
Bruce demostró que tenía razón y después de esta evidencia dejó una
grata impresión de autenticidad que sorprendió a foster. La puesta
en escena de las películas de acción requería una aproximación a la
realidad, pero adaptada al realismo cinematográfico. Desde ese día
y durante los treinta episodios de la serie “Green Hornet”, foster
le pidió a Bruce que se encargara él mismo de la escenografía
marcial.
Aunque la serie sólo duró una temporada (entre septiembre del 1966 y julio de 1967), gracias a ella Bruce se hizo realmente famoso, especialmente en Hong Kong. También amplió su gimnasio e impartió clases privadas de Kung-fú a personajes tan famosos como Steve McQueen (actor), Kareem Abdul Jabbar (jugador de baloncesto), James Coburn (actor), Roman Polanski (director de cine), Nancy Kwan (actriz), Robert Warner (actor) y Elke Sommer (actriz).
Un locutor le haría esta pregunta:
“¿Relaciona el Kung-fu con un vaso de
agua?”.
“Creo que es una buena forma de explicar el
Kung-fú, ya que el agua es la sustancia más suave y aun así puede
entrar en la más dura roca. Es indestructible, insustancial, y no
puede ser dañada o herida. Todo artista de Kung-fú está entrenado
para hacer esto. Debe ser suave como el agua, flexible, y adaptarse
él mismo al oponente”.
“¿Y cuál es la diferencia entre el Kárate y el Kung-fú?”. “El golpe de Kárate es como una barra de hierro, ¡whack! En cambio, el Kung-fu es como una cadena de hierro con una bola unida al final de ella que penetra hiriendo en el interior profundamente”.
Durante los años siguientes, entre 1967-1970, además de dar clases, Bruce sigue entrenándose a todas horas tanto física como intelectualmente (poseía una biblioteca particular con más de 2.000 libros), con alumnos suyos como Dan Inosanto e incluso alguna que otra vez con el posteriormente famoso Chuck Norris. Tampoco deja de asistir a campeonatos, en muchos de los cuales realiza exhibiciones, así como de interpretar pequeños papeles en algunos episodios de otras series (Ironside, Blondie, Here Comes the Bride...), y películas (Marlowe), o trabajando como supervisor y coreógrafo de escenas de pelea en algunas películas (The Wrecking Crew y A Walk In The Spring Rain). Es también durante esta época cuando se produce uno de los momentos más felices de su vida, ya que el 19 de abril de 1969 nace su segundo retoño, una niña llamada Shanon Lee.
En 1970 Bruce viaja a Hong Kong para visitar a su familia y se lleva consigo a su hijo Brandon para presentarlo a su familia, pero una vez llegó a su destino, lo que Bruce no se imaginaba es que era realmente famoso allí gracias a la serie The Green Hornet, la cual en Asia tenía un gran éxito, y que incluso en Hong Kong era conocida como La serie de Kato. Aprovechando su estancia y su fama, Bruce apareció realizando algunas exhibiciones en programas de la televisión de Hong Kong, donde demostraba sus capacidades físicas.
fue también durante 1970 cuando Bruce sufriría uno de los peores momentos de su vida, dañándose un nervio sacro al colocarse demasiado peso en la espalda para hacer un ejercicio llamado good morning, durante uno de sus habituales entrenamientos. Debido a esta grave lesión (de la que nunca llegó a recuperarse completamente, teniendo a menudo fuertes dolores de espalda que sólo calmaba mediante determinados medicamentos), Bruce permaneció en cama y en reposo durante 6 meses, pero como era una persona muy activa los aprovechó para recopilar notas y dibujos sobre su sistema de lucha y entrenamientos que luego serían reproducidas en un libro llamado El Tao del Jeet Kune Do, el cual aparecería publicado después de su muerte.
Bruce también aprovechó para trabajar en 1971 en el guión de una película llamada The Silent Flute, que tenía pensado protagonizar junto a James Coburn en la India, e incluso fueron a este país a buscar exteriores, aunque por desgracia Bruce nunca realizaría esta película (tras la muerte de Bruce fue estrenada como El Círculo de Hierro, con David Carradine como protagonista). Otro desengaño que se llevó Bruce fue el ver como éste actor protagonizaba una serie que había pensado junto al productor fred Weintraub, sobre un monje Shaolín que va por el oeste americano en busca de su hermano. Esta serie se llamó Kung-fú(en un principio pensada como The Warrior), y los productores insistieron en que fuera protagonizada por David Carradine, ya que se alegó que Bruce era “demasiado chino” para protagonizar una serie en los Estados Unidos, demostrando una vez más el racismo que existía en aquella época.
Durante 1971, Bruce pudo enseñar conceptos de su Jeet Kune Do en algunos episodios de una serie llamada Longstreet, que protagonizaba James franciscus y donde Bruce hacía de profesor de artes marciales de este. Poco después Bruce fue contactado por un productor chino llamado Raymond Chow para que hiciese dos películas para la compañía Golden Harvest de Hong Kong, y nada más saberlo no se lo pensó dos veces y aceptó, viendo que en Hollywood no le llegaría nunca su oportunidad. Esencialmente era casi una venganza para demostrar al mundo lo que él era capaz de hacer, creyendo que así Hollywood se arrepentiría de las jugadas sucias que le había hecho.
En julio de 1971 Bruce viaja a Tailandia y comienza a rodar lo que sería la primera de las dos películas chinas, The Big Boss (en España Kárate a muerte en Bangkok), en unas condiciones realmente duras. El rodaje tuvo muchos contratiempos (cambio de director, un corte que se hizo Bruce en un dedo, escasez de comida...), pero finalmente Bruce logró terminarla.
En octubre de ese mismo año, Bruce comienza el rodaje de la que sería la segunda película pactada con la Golden Harvest, aunque ahora con un mayor presupuesto y unas mejores condiciones de rodaje. Esta película se titularía Furia Oriental (Fists of Fury en los EE.UU.), y se convertiría en quizá su película más famosa en China, ya que Bruce interpretaba a un alumno de un maestro chino que venga la muerte de éste a manos de los japoneses (muy odiados por los chinos en aquella época, mayormente debido a la represión a la que fueron sometidos por parte de estos a lo largo de muchos años). A finales de ese mismo mes se estrena The Big Boss en Hong Kong con un éxito como jamás había ocurrido en la ahora ex-colonia británica, batiendo récords de taquilla y convirtiendo a Bruce en un héroe a ojos de todos los chinos. Poco después, en marzo de 1972, se estrena Furia Oriental, batiendo los récords de la película anterior y convirtiendo a Bruce en un héroe nacional.
CAPÍTULO 3
BRUCE LEE Y EL CINE
No obstante el gran éxito que alcanzaron las películas “Kárate a muerte en Bangkok” y “furia oriental” en el mundo entero, Bruce Lee vio la necesidad de independizarse del cine chino y tratar de encontrar nuevas oportunidades. La Golden Harvest, deseosa de no perder
al actor más popular de su industria y uno de
los pocos que había conseguido tener éxito en occidente en un
tiempo récord, le ofreció el guión de una película titulada “Las
fauces del tigre amarillo”, la cual contaría con un abultado
presupuesto económico. Pero ya la decisión estaba tomada, y
conocedor de las limitaciones del cine oriental y su desprecio para
con los actores
-en especial el director Lo Wei-, Bruce piensa que lo mejor que
puede hacer es intentar andar en solitario, con sus propias ideas,
a pesar del gran riesgo que esto suponía. Pero el riesgo no era
algo que le acobardara, sino todo lo contrario, ya que solía decir
a sus amigos que la grandeza está al alcance de unos pocos
privilegiados, a quienes no les importa asumir el riesgo que esto
implica.
Como la andadura económica en solitario era demasiado grande para él solo, forma compañía con su productor Raymond Chow, pero dejando bien claro que las ideas y las decisiones serán solamente suyas y que, por supuesto, no admitiría a Lo Wei como director. Con su gran experiencia en la televisión americana y los numerosos trabajos que había realizado para el cine chino desde que apenas tenía siete años, decide que lo mejor para poder llevar a cabo su iniciativa sería que él mismo escribiera el guión, se encargara de la producción, la interpretación y hasta la dirección del próximo film. Propietario, además, de una extensa biblioteca en la que no faltaban libros sobre rodaje cinematográfico y técnicas de dirección, pronto se encontró con los suficientes conocimientos para llevar a cabo su labor.
bruceLee,director de cine
Antes de la llegada de Bruce Lee al cine y convertirse en realizador de sus propias películas, nadie en Hong Kong ni en Estados Unidos tenía los suficientes conocimientos de artes marciales como para llevar a buen fin una película sobre la lucha. En las películas ordinarias, los actores karatecas se debían plegar a las exigencias del guión y las peleas no se parecían en nada a una situación real. Con semejantes películas se perjudicaba la imagen de los deportes de combate, algo que irritaba grandemente a Bruce Lee. él se propuso desde muy temprano acabar con esa situación y corregirla en cuanto tuviera una oferta atractiva.
Anteriormente, en la realización de series televisivas como “Ironside”, “Blondie”, y “Longstreet”, entre otras, Bruce tenía la misión de diseñar las técnicas de lucha. De esta manera, se iba familiarizando con los trucos cinematográficos y sus conocimientos sobre el tema se hicieron cada vez más sólidos.
Y así, en 1971, Bruce aborda con total confianza su primer film como protagonista: “Big Boss” (Kárate a muerte en Bangkok), aunque los comienzos del rodaje no son totalmente placenteros. Los resultados de las raras secuencias son desastrosos y el productor Raymond Chow decide reemplazar al director por otro más experimentado y duro, el Sr. Lo Wei, veterano de los estudios de Hong Kong.
El carácter del director choca inmediatamente con Bruce y se transforma rápidamente en una mutua antipatía. El realizador acusa a su primer actor de querer destacar demasiado y éste de no poder actuar con libertad. “Lo que ocurre explica el director es que durante las escenas de combate Bruce pelea fuertemente durante dos o tres minutos y después frena bruscamente la acción, estimando que ya hay suficientes imágenes para montar una secuencia completa. Pero yo me canso de explicarle que para poder montar tres minutos necesito al menos quince minutos filmados”.
El carácter autoritario e intransigente de Lo Wei termina por anular la mayoría de las ideas de Bruce. El director no tolera ninguna crítica ni acepta sugerencia alguna, reacción lógica de una persona acostumbrada a que los actores acepten totalmente sus órdenes. La relación entre los dos hombres se torna desagradable y continúa meses más tarde cuando ambos son reunidos de nuevo para rodar “furia oriental”. Bruce no puede limitar sus ambiciones y no acepta el rol de trabajar en equipo y ser uno más. Posee cualidades muy importantes y no desea caer en la imitación de nadie ni quiere que este filme sea uno más en la extensa filmografía china.
Para solucionar este problema insalvable decide la única salida: crear su propia productora de cine. Con esa idea concluye el guión de “El furor del dragón”, donde pretende plasmar mejor su personalidad, tanto en los escenarios buscados, como en los diálogos, la realización o las escenas de lucha. También considera vital el codearse con buenos actores secundarios.
Convertido ya en “hombre orquesta”, empieza ya a filmar su primera película como director, protagonista y guionista. La película es de su entera responsabilidad. Si comparamos las películas sobre James Bond con esta de Bruce Lee, encontraremos en ambas una total similitud: la acción, una vez iniciada, es continua y desbordante. Se trata de hacer vibrar al espectador durante toda la película, sin darle ninguna tregua.
Acostumbrado a ser dirigido por personas que no entienden de artes marciales, ni del trato con actores, Bruce no impone ninguna pauta o norma a sus actores, dejándoles que se muevan según sus criterios, como si de un juego se tratara.
La película “El furor del dragón” constituye la realización de sus ambiciones y logra un éxito comercial importante, ambas cosas totalmente necesarias. Cada escena del film fue estudiada con sumo cuidado, en especial el duelo final en el Coliseo romano con Chuck Norris como oponente. En esta secuencia se evitaron toda clase de decorados artificiales y todo el esfuerzo se volcó en lograr meter a los actores dentro de un recinto tan emblemático, donde antaño los gladiadores eran los protagonistas.
Los combates son diseñados y coreografiados por el mismo Bruce Lee, basándose mucho en los aciertos y fallos de sus anteriores películas. Para evitar repetir excesivamente las secuencias (algo imposible, pues disponía de un tiempo limitado para rodar), deja que cada peleador lo haga con su propio estilo y pueda improvisar si es necesario. Posteriormente le imprime un mensaje cinematográfico dinámico, un montón de ideas originales e inéditas hasta entonces, trabaja entre doce y catorce horas diarias y no pasa a otra escena si la anterior no ha sido terminada a la perfección. Algunas de las secuencias de lucha tuvieron que ser completadas en los estudios, con decorados adecuados.
“El furor del dragón” fue un éxito comercial en el mundo entero y confirmó la categoría de Bruce Lee, tanto como actor como director. Posteriormente, en el film “Operación dragón”, producido por la Warner y realizado por Robert Clouse, Bruce se turna continuamente delante y detrás de la cámara, algo que continúa haciendo en la inacabada “Juego con la muerte”.
Con su trabajo como director cinematográfico, Bruce consiguió meter toda la magia de las artes marciales en la pantalla grande y revitalizó el cine de acción. A partir de él, las escenas de lucha se tuvieron que realizar a la perfección y la mayoría de los actores tuvieron que aprender artes marciales para poder intervenir.
eL rodAje de“eL furor deLdrAgón”
Seguro de sí mismo y poseído por una especie de embriaguez cinematográfica, se mete enseguida a planear su primera película, esta vez con sus propias ideas. La película se titularía “El retorno del Dragón”, aunque posteriormente se cambiaría por “El camino del Dragón”, siendo proyectada en España con el título de “El furor del Dragón”, sin que todavía sepamos la razón de este baile de nombres.
Para asegurarse el éxito en occidente pensó que necesitaba algún respaldo importante y
para ello recurrió a la colaboración de dos campeones de Kárate muy populares en aquella época, como eran Bob Wall y Chuck Norris, lo que en principio debía servir para abrirle las puertas de Estados Unidos. Con ello, además, se evitaría correr el riesgo del fracaso económico, ya que había invertido todos sus ahorros para poder filmar esta película; no hay que olvidar que todo el equipo debía trasladarse a Roma y a Hong Kong, y esto era especialmente costoso.
Tomando como referencia el éxito en China de sus dos anteriores películas, en las cuales acababa venciendo siempre a los japoneses (cosa que agradaba especialmente a los chinos), decidió que ahora vencería no solamente a los japoneses, sino también a los poderosos americanos. Derrotar en una sola película al experto Bob Wall y al campeonísimo Chuck Norris, además de pegar enormes palizas a los mafiosos japoneses, debería atraer el delirio de los chinos y con ello el triunfo económico.
Pero era consciente de que en esta ocasión las peleas deberían ser más reales que anteriormente, ya que si no el público americano no se creería su potencial marcial. Ya no pelearía, por tanto, con actores que simulaban ser artistas marciales, ni siquiera con bailarines que pegasen espectaculares patadas en el aire. Los actores tendrían tanta experiencia en las artes marciales como él y por tanto debería esforzarse en demostrar que tanto él como su técnica, eran muy superiores. Si lo conseguía, el éxito estaba asegurado.
Los mayores problemas, no obstante, no fueron lograr convencer a los americanos que interviniesen en su película, sino el rodaje en Roma, ya que las autoridades de allí no estaban tan dispuestas como él pensaba en ayudarle. Los permisos para el rodaje no llegaban y sin embargo la gente ya estaba cobrando sus fabulosos sueldos, a lo que había que añadir el tremendo costo de los hoteles para tanta gente. Al final y para abreviar tiempo, se rodó sin necesidad de cerrar las calles y se utilizó al público mismo como extras, lo que implica que en muchas ocasiones ese público haga gestos increíbles cuando nota las cámaras rodando. Si pueden ver otra vez la película, observarán a la gente mirando en dirección a la cámara y deteniéndose para ver la filmación, a pesar de los intentos que hacía el director por no incluirles en las escenas. Afortunadamente, son dos cortas secuencias de exteriores, una en el aeropuerto y otra en las calles con intenso tráfico, las que se rodaron así y el resultado no es peor que en otras películas que se filman en las mismas condiciones.
A estos inconvenientes hay que añadir la negativa de las autoridades de Roma para cerrar el Coliseo a los turistas durante la filmación y dado que se hacía imprescindible rodar a la luz del día, Bruce solamente disponía de apenas una hora de filmación, justo antes de que empezaran a entrar los turistas e invalidaran lo rodado. Escogió, además, unos lugares bien alejados de la entrada principal, con el fin de dar tiempo antes de que llegaran los turistas hasta donde se encontraban. Aun así, si visionamos la película con detenimiento veremos algunos detalles que nos indican estos inconvenientes: las escenas no están rodadas siempre en el mismo lugar, la cámara se ve obligada a cambiar de posición para evitar que se vean los turistas y, lo más importante, se tuvieron que construir decorados en Hong Kong que simulaban el Coliseo para poder ampliar las escenas.
El mal tiempo reinante y las 14 horas de trabajo sin pausa durante los siete días de la semana, no supusieron un inconveniente para Bruce, quien debía coreografiar todas las escenas de combate, además de dirigir y montar posteriormente en el laboratorio lo filmado. Por si fuera poco, en el hotel veía combates de lucha libre y boxeo filmados en cine, así como videos de Cassius Clay en acción. El descanso nocturno, por tanto, era relativamente corto. Con todo este intenso trabajo quería demostrar que estaba plenamente capacitado para dirigir películas de acción, además de poner un empeño especial en demostrar sus cualidades como peleador. Cada escena de lucha debía ser totalmente diferente a la anterior y contar con personalidad propia. Por supuesto, el combate final con Chuck Norris fue lo que más trabajo le llevó y aunque en el cine nos parezca casi un entrenamiento entre dos expertos, lo cierto es que necesitaron más de 20 páginas de guión y fue filmado con un esmero similar a un ballet de la ópera. Ninguna patada se daría sin motivo y toda la técnica debía mostrar la gran valía y experiencia de los dos actores.
Bruce tenía un empeño especial en exponer al público otra faceta diferente a la que el cine chino había dado de él y para ello pensó que la idea de poner a un chino en un país extranjero, superpoblado, y con un desconocimiento absoluto de su idioma y costumbres sería perfecto. El lado humorístico estaba presente en numerosas secuencias, lo mismo que su capacidad de adaptación a las circunstancias. Aprovechó mucho su gran experiencia personal cuando tuvo que volver a San francisco, su tierra natal, desde un Hong Kong cada vez más violento. Estaba seguro que la película “El furor del Dragón” sería un éxito en China y esperaba recaudar por lo menos 5 millones de dólares de beneficio, lo que así fue, llegando a superar incluso en recaudación a la exitosa película norteamericana “Sonrisas y lágrimas”.
Este éxito le permitió cambiar su piso de Waterloo Hill de Hong Kong por otro en Kowloon Tong, bastante más aristocrático, y reemplazar su viejo Porche rojo comprado en California, por un Mercedes 350CL deportivo, algo que deseaba hace tiempo, ya que le apasionaban los coches.
su PeLícuLA PreferidAUna vez finalizado “El furor del Dragón” deseaba descansar un poco para concentrarse en su película más ambiciosa, a la que titulaba provisionalmente “Juego con la muerte”. Aunque la idea del argumento era en parte suya, el guión quería que fuera escrito por algún experto. Deseaba también que todos los mejores artistas marciales del momento intervinieran en la película, además de un montón de personalidades amigas suyas provenientes de diferentes campos. Uno de ellos fue el célebre jugador de baloncesto Kareem Abdul Jabbar, el cual con sus dos metros cuarenta de altura podría suponer un reto importante para Lee. Durante una semana trabajaron juntos para lograr buenas escenas de combate, algo en sí bastante difícil, ya que Kareem no tenía experiencia en las artes marciales.
Eligió una pagoda con siete pisos para su lucha contra los expertos, siendo en el último piso donde pelearía con Kareem, al que por supuesto terminaría venciendo. Esta escena contó con el asesoramiento de Dan Inosanto, a quien previamente había vencido en otro de los pisos mediante el uso admirable de los nunchakus.
Mientras preparaba esta película le seguían lloviendo ofertas de todo el mundo, incluidas las de la Golden Harvest. Incluso el productor Carlo Ponti, marido de Sofía Loren, le hizo una oferta de trabajo muy sustanciosa, la cual rechazó igualmente, ya que deseaba seguir sus propias inclinaciones y no quería verse atado a nadie por un contrato largo.
LA entrAdA enhoLLywood
Estas ofertas le dejaron claro a Bruce que podía ser la estrella oriental más famosa de todos los tiempos y no quería malgastar su oportunidad ni equivocarse. Por ese motivo, cuando fue requerido por la Warner para rodar una epopeya de las artes marciales de gran presupuesto, no dudó en aceptar la oferta. La idea de participar al lado del por entonces célebre John Saxon y de ser dirigido por Robert Clouse, le sedujo grandemente y aceptó el trabajo. Junto a él debutaba Jim Kelly el cual había ganado el Campeonato de Long Beach de 1971 con su estilo Kenpo Kárate, además de Bob Wall, quien había trabajado con él en “El furor del Dragón”, su amiga Nora Miao, y la experta en Hapkido Ahna Capri.
El rodaje se realizó en Hong Kong y duró diez largas y penosas semanas, lo que le produjo gran angustia y stress. Al ruido infernal de Hong Kong había que añadir la gran cantidad de personas que le ofrecían ofertas a todas horas, los fans que le impedían siquiera comer fuera del estudio, así como las hostilidades de peleadores desconocidos que le miraban con desprecio y hasta le retaban, en un deseo de demostrar que no era tan bueno como la gente creía. Durante esa época podemos decir que no tuvo un solo momento de paz.
Existe un incidente muy conocido durante el rodaje de esta película y se refiere a la escena en la cual Bob Wall tiene dos botellas rotas en la mano para agredir a Bruce. Se suponía que dichas botellas debían ser de plástico, pero alguien, quizá deliberadamente, las había cambiado por otras de cristal. Bob quiso interrumpir la escena pero Bruce le dijo que le atacase sin miedo. El resultado fue que Bruce golpeó fuertemente a Bob en el pecho catapultándole muy lejos, pero con tal rapidez que se hirió en la mano, lo que creó una gran hostilidad entre ambos durante bastantes días.
En otra escena, en la cual Bruce coge una serpiente cobra en la mano, aparentemente dormida por los sedantes, ésta se revolvió contra él inesperadamente y le mordió. Afortunadamente el veneno se le había extraído anteriormente y solamente le causó un buen mordisco sin consecuencias.
El equipo de producción no estuvo exento tampoco de problemas, ya que tuvieron que contratar cientos de obreros chinos para que construyeran los barcos y las casas de la fortaleza, lo mismo que a unos expertos en insectos que debieron de controlar las numerosas mantis religiosas que necesitaron para una corta escena de veinte segundos. Si a esto sumamos las dificultades del idioma para el personal americano y la complejidad para rodar las escenas en los mares de Hong Kong a bordo de juncos muy poco estables, nos daremos cuenta que fue un rodaje especialmente complicado.
CAPÍTULO 4
UNA MUERTE PREMATURA
Bruce Lee era consciente de que todo el éxito de la película descansaba sobre sus hombros y comentaba que esperaba que no le pasase nada. Su destreza física era óptima, pero empezaba a darle problemas la espalda y se daba cuenta de que su futuro en el cine dependía solamente de sus habilidades, las cuales esperaba conservar largo tiempo. Pero el 10 de mayo de 1973 el mundo del cine se convulsionó, ya que durante el doblaje de la película, un día de gran calor, Bruce se sintió agotado y se retiró a descansar a su camerino. Allí le sobrevino un colapso y tuvo que disimular cuando llegó gente a verle. Una vez que regresó a la sala de doblaje tuvo otro desvanecimiento y esta vez perdió totalmente el conocimiento. fuertes convulsiones movían todo su cuerpo y tenía dificultades para respirar. Llevado con urgencia al hospital le sobrevino una fiebre extrema, con jadeos y fuertes sudores, lo que hizo pensar a los médicos que podía morir. El cerebro se le hinchó enormemente y si no llega a ser por un neurocirujano experto, el cual le suministró una droga adecuada, hubiera muerto ese mismo día.
eL finALUna semana después se hizo un chequeo completo, tanto del cerebro como corporal, y no se vio nada anormal. Por tanto, todo el mundo lo atribuyó al exceso de trabajo, el cual generó una acumulación excesiva de fluidos en el cerebro. Una vez descansado completamente, le dijeron que se recuperaría en su totalidad. Es más, el médico le aseguró que tenía el cuerpo de un joven de veinte años. Cuando salió del hospital quedó con todo el equipo de la película en volver a Los Angeles para la promoción del filme y para ser entrevistado en el programa de Johnny Carson “The Tonight Show”. Su aspecto de salud era perfecto, él mismo decía encontrarse mejor que nunca, y nada podía hacer pensar que le quedaban apenas tres meses de vida.
ADOLfOPéREzComo todos sabemos, Bruce Lee murió el 20 de julio de 1973 antes de que se estrenara “Operación Dragón”, y la causa de la muerte se atribuyó a un edema cerebral causado por una sensibilidad especial a un analgésico común denominado Equagesic. Pero las circunstancias de su muerte indican que todo fue un conglomerado de infortunios que condujo a una muerte prematura al mejor peleador del mundo.
Una vez que Bruce ingirió el analgésico se acostó con un fuerte dolor de cabeza. En ese momento se encontraba en la casa de su amiga Betty, una conocida actriz de cine, con la cual trabajaría en su próxima película. Pasaron dos horas y su amiga se acercó hasta la cama donde dormía y al verle tan quieto y relajado le dejó tranquilo, pensando que necesitaba un descanso así después de tantas horas de trabajo. Pero una hora después entró de nuevo en la habitación, ahora ya con el propósito de despertarle, pues tenían una cita con el productor Raymond Chow. Ante la inutilidad de hacerle volver en sí, llamó preocupada a Raymond, quien apenas tardó veinte minutos en llegar. Nuevos intentos por despertarle y sin que ninguno fuera consciente de que se encontraba ya en coma, decidieron llamar por teléfono a su médico particular. 30 minutos después el médico ordenó su ingreso inmediato en una unidad de urgencia, una vez que comprobó que Bruce apenas respiraba ya.
Pero el apartamento de Betty estaba situado en un sexto piso, dentro de un enorme bloque de casas, a cuyo portal se llegaba después de atravesar varios patios. Cuando la ambulancia llegó, los enfermeros se encontraron con la desagradable sorpresa de que el ascensor no permitía bajar la camilla en posición horizontal. Y así, un enfermo en coma fue bajado seis pisos por una estrecha escalera, llegando a la ambulancia casi veinte minutos después de ser requeridos. Cuando, finalmente, Bruce Lee entró en la sala de urgencias, el médico de guardia intentó reanimarle, pero ante lo inútil de sus esfuerzos solicitó ayuda a otro de sus colegas, quien solamente pudo asegurar la muerte de Lee.
Aunque ahora ya todo es inútil y los lamentos no sirven para nada, es fácil comprender resignadamente que si Bruce Lee hubiera sido trasladado al hospital inmediatamente que sufrió su desvanecimiento, ahora seguiría entre nosotros.
fue enterrado definitivamente en Seatle con su propio traje chino que llevaba en “Operación Dragón” a la edad de 32 años, junto a sus Nunchakus.
CAPÍTULO 5
ENTREVISTAS
entrevistA A LA mAdre
debruceLee fueron numerosas las personas que estuvieron muy
interesadas en saber algo más, quizá la verdad, sobre la vida y
muerte
de Bruce Lee. Su esposa Linda, su hijo Brando y por
supuesto
sus compañeros de trabajo, dieron toda clase de
explicaciones
sobre el Maestro. Sin embargo, las declaraciones de su
madre
fueron bastante reveladoras, cuando al fin consintió en ello,
ya
que anteriormente se había negado sistemáticamente. Grace Li
entabló esta conversación con el periodista:
-¿Presentía Bruce Lee desde pequeño su
fama?
-Cuando era niño, le gustaba interpretar piezas
teatrales creadas por él, y una vez que su padre se marchaba
invitaba a sus compañeros a casa para representarlas. Actuaban en
broma, pero por aquella época varios productores de películas le
apreciaban mucho y decían que tenía mucho talento. Llegó a
interpretar treinta películas a muy temprana edad y se hizo
famoso.
-¿Cuándo se separó por primera vez de su
hijo?
-Fue en 1959 y durante cuatro años. Le aconsejé
que debía irse de Hong Kong a los Estados Unidos. Una vez allí me
escribía y me enviaba dinero, aunque se tuvo que volver en 1964, ya
que según sus palabras “Los Estados Unidos me hacen sentir
enfermo”.
-¿Cuándo volvió usted con él a los Estados
Unidos?
-Fue en 1970, exactamente en el mes de abril.
Me habló del derecho de ciudadanía en los Estados Unidos y yo tuve
la intención de tramitarla, pero no pude hacerlo porque varios de
mis hijos aún estudiaban en Hong Kong. Bruce insistió en que yo
emigrara para que pudiera obtener el derecho de ciudadanía más
rápidamente, ya que si me cansaba del modo de vivir americano
siempre podría volver a Hong Kong de nuevo. Así es que en julio de
1970 emigramos a los Estados Unidos.
-Una vez allí recibe una llamada de Hong Kong,
¿no es cierto?
-Sí, era para filmar la película “El Gran
Jefe”. Estaba seguro de que se convertiría en un superastro mundial
pues tenía decisión y confianza, era muy trabajador y perseverante.
Si decía que era capaz de hacer algo, lo haría con éxito y a la
perfección. Por consiguiente, no causó ninguna sorpresa en mí el
hecho de que su película estableciera un éxito de taquilla en Hong
Kong. Sin embargo, en esa época, yo no podía imaginar que el “Gran
Jefe” pudiera llegar a ser tan popular.
-Dicen que su salud se resentía con
facilidad...
En la medida en que aumentaba su fama
adelgazaba más y más. Cuando regresó a Los Angeles después de
finalizar “The Way of the Dragon” me pareció que había perdido
mucho peso. Le aconsejé que descansara bastante y se relajara. Él
era el director, el guionista y el actor principal de la película.
Trabajaba día y noche. Me sentía realmente preocupada por su salud.
Cuando finalizó “Enter the Dragon”, no podía creer que la persona
que tenía delante de mí fuera mi hijo. Había cambiado mucho... Me
dijo que no iba a vivir mucho tiempo porque los médicos de Hong
Kong le habían dicho, después de efectuar un chequeo, que había una
enfermedad muy seria en su cabeza. Me dijo: “Mamá, no te preocupes.
Yo estaré bien, aun cuando muera no debes preocuparte por tus
medios de vida. No habrá ningún problema económico”. Yo le reprendí
de inmediato y le pedí que no pronunciara esas desdichadas palabras
nunca más.
-Bruce manifestó desde muy pronto que deseaba
retirarse a la edad de 35 años. ¿Qué sabe usted de ello?
-En realidad, lo que Bruce necesitaba era una
acogedora y tranquila vida de familia. Chuck Norris le oyó decir
cierta vez que deseaba retirarse a los 35 años.
-¿Notaba también que Bruce tenía
enemigos?
--Recuerdo que a fines de 1970 vino a Hong Kong
y nos llevó a mí y a unos amigos a comer juntos. Su amigo estacionó
su auto cerca del restaurante, antes de cenar. Cuando regresamos al
estacionamiento, hayamos las cubiertas del automóvil perforadas. Un
hombre que mostraba un aspecto cruel estaba junto al coche
mirándonos despectivamente. No es necesario decir que había sido él
quien perforó las ruedas. En ese momento Bruce se acercó y le gritó
a manera de insulto: “¿Qué bastardo ha hecho esta maldita cosa?”.
El hombre se enfureció y le respondió: “¿A quién, estás hablando?”.
El rostro de Bruce cambió como si una bomba estuviera a punto de
estallar. Yo, inconscientemente, le contuve con una advertencia:
“No pelees con él”. Hay que pensar que si el hombre hubiera sido
golpeado por mi hijo que estaba furioso, el resultado podía haber
sido grave; el hombre podía haber resultado muerto o seriamente
lastimado. Mientras tanto, mucha gente se había aglomerado a
nuestro alrededor y permanecía allí observando. Alguien se refirió
a mi hijo diciendo: “Este joven parece ser Bruce Lee”. Cuando el
bravucón oyó esto, tembló levemente y después de un momento
extendió su mano a manera de disculpa. Aquél fue el final de la
desagradable experiencia.
-Numerosas veces se cuenta las dificultades que
Bruce tuvo por ser oriental, ¿quiere añadir algo al
respecto?
-En la serie televisiva “Long street” Bruce
tuvo una brillante actuación que logró comentarios favorables.
Todos los televidentes concentraban su atención en él, cosa que
causaba malestar al actor principal, James Franciscus, quien temía
que tal tendencia afectara en gran manera su posición. Bruce fue,
por consiguiente, minimizado hasta no tener casi oportunidad alguna
de actuar. James Franciscus le dijo a Bruce: “Tú eres un oriental.
Si posees verdadera habilidad, regresa a tu tierra y muéstrasela a
tu gente”. Lo que James le quiso decir fue que a los ojos de los
occidentales el Kungfú de Bruce era más bien una novedad que algo
realmente bueno. Por consiguiente, cuando la serie de TV finalizó,
decidió regresar a Hong Kong y unirse a la industria
cinematográfica local.
.Siga hablándonos de esos comienzos.
.Como todos sabemos, la primera película de
Bruce “El Gran Jefe”, tuvo una maravillosa respuesta en el Sudeste
asiático. Cuando la compañía Warner Brothers se enteró de esto, le
llamaron inmediatamente por larga distancia, pidiéndole que volara
a Estados Unidos para discutir el contenido de una serie de TV. Sin
embargo, el tono de ellos denotaba aún demasiado orgullo como para
ser aceptado. Bruce replicó: “Si ustedes quieren hablar, vengan
enseguida”. Más adelante, el personal de la Warner llegó a Hong
Kong.
Coburn durante el rodaje de “Silent
flute”?
.Sí, en ella Bruce debía matar a Coburn y este
se negó. Luego, cuando supieron que se había convertido en una
súper estrella, viajó a Hong Kong con el propósito de agregar a la
filmación alguna escena excitante de Kung-fú. Sin embargo, la
negociación fue rota cuando Bruce insistió en que el occidental
tenía que morir a manos de él. Era una especie de conflicto entre
el Este y el Oeste.
.¿Cuáles fueron sus proyectos después de “Enter
the Dragon?”.
.Le dije que era mejor que regresara a Hong
Kong, pero me
respondió que ya estaba harto y que su próximo film sería en Italia, con Carlo Ponti. Había otro productor, llamado Caro Bondey, que también le invitó a una película cuyo contenido sería una mezcla de Kung-fú y civilización occidental.
-La gente le acusa de tener un carácter
orgulloso e insoportable desde que se hiciera famoso, ¿es
cierto?
-Bruce nunca cambió su carácter. Repetía los
mismos errores de cuando en cuando. Yo me sentía muchas veces
desilusionada con respecto a él. Fue muy difícil enseñarle cuando
era niño y adolescente, pero se convirtió en lo que realmente
quería. Su última llamada telefónica fue a fines de mayo de 1973,
diciéndome que regresaría en el mes de julio a San Francisco para
verme. Su voz era tan clara y profunda como antes... Regresó en
julio, pero yaciendo en un ataúd.
Linda y Bruce se conocieron a principios de 1963, y sus relaciones duraron apenas diez años, cuando la muerte repentina de él les cortó su entusiasta relación amorosa. En esos diez años, sin embargo, su mujer tuvo tiempo de sobra de elaborar una opinión bastante acertada del carácter, las debilidades y deseos de Bruce, quizá bastante más acertada que la mayoría de los biógrafos. Y digo quizá porque no siempre es la esposa quien sabe lo que en verdad bulle dentro de la mente de un hombre. A Bruce le encantaban las relaciones humanas y toda su existencia está llena de contactos con las personas. Sus fallecidos padres, sus maestros, los comediantes que le acompañaron, los realizadores, productores y directores de cine, así como los numerosos artistas marciales que le siguieron, pueden dar numerosas versiones de su carácter, lo mismo que de su idea sobre las artes marciales. Esa sería, por tanto, una visión de una parte de su vida, la más importante, pero no toda. En la intimidad, en el hogar, es justo cuando las personas se manifiestan en su verdadera dimensión, ya que allí pueden expresar sus miedos, sus tristezas y sus verdaderas ansias de vivir.
Su mujer, Linda, escribió un libro hace años titulado “Bruce Lee, el hombre que yo sólo conocí”, a partir del cual se elaboró la película “Dragón”. En este libro encontramos algunas facetas de la personalidad de Bruce ciertamente no tratadas hasta entonces. Esta entrevista mantenida al poco de publicarse dicho libro, nos aclara muchas dudas sobre esos años.
-¿Cuándo conoció a Bruce Lee?
-La primera vez fue en 1963 en Seatle, en donde
yo estudiaba. Aunque Bruce estaba en la Universidad de Washington
estudiando filosofía, solía acercarse hasta el colegio Garfield
para asistir a conferencias sobre el pensamiento oriental. Allí nos
veíamos en los pasillos del colegio, siempre en compañía de una
pequeña amiga.
-¿Le invitó a practicar Kung-fú , o su amistad
se dirigía por otras aficiones?
-Sus primeros contactos conmigo fueron,
diríamos, profesionales. El ya enseñaba Kung-fú a un amigo común y
esto hizo que me invitara a practicar juntos. La idea me gustó
desde un principio y me incorporé a su grupo de amigos. El lugar de
entrenamiento era un local de apenas 25 metros, al que Bruce
llamaba ya pomposamente “Instituto Jun Fan Gung Fu”, derivado de su
auténtico nombre chino Lee Jun Fan y la pronunciación cantonesa de
Kung-fú.
Antes de tener ese local él había entrenado en aparcamientos, casas
en construcción, gimnasios y apartamentos cedidos por sus amigos.
Su interés en divulgar el Kung-fú en Estados Unidos era enorme,
aunque para ello sabía que necesitaba encontrar su propio local y
estabilizarse.
-¿Se sintió más impresionada por Bruce como
artista marcial o como hombre?
-Su carisma como artista marcial era intenso.
Yo asistí a
muchas de sus clases y sus demostraciones eran fascinantes. Uno de sus alumnos, Taky Kimura, decía que tenía una fuerza magnética irresistible. La verdad es que fuera del gimnasio era un joven como los otros, bien arreglado y con una conversación brillante. Su cultura le permitía estar bien en cualquier ambiente. Era capaz de hablar con cualquier persona sin intimidarse y estaba seguro de que si se encontraba con el Presidente de los Estados Unidos cara a cara se comportaría con locuacidad y naturalidad.
-¿Cómo eran sus relaciones con los alumnos que
venían del cine?
-Enseñaba Kung-fú a Steve McQueen y a James
Garner, pero
delante de él todos parecían eclipsarse. Por eso quizá no
quisieron incluirle en sus películas, salvo como
personaje
anecdótico. Tal era su energía que cuando Bruce hablaba
todos callaban, pero no porque les intimidara, sino por
su
fuerte personalidad que hacía que sin dar gritos todos le
prestaran atención.
-¿Su admiración por él era compartida por
todos?
-Tal es así que el productor Fred Weintraub
llegó a decir que cuando Lee combatía era similar a Nijinsky
bailando, y cuando hablaba se le podía comparar a Beethoven tocando
el piano. Naturalmente, y aunque era muy extravertido, su verdadera
personalidad aparecía poco a poco, a medida en que nos íbamos
conociendo.
-¿Surgió el amor entre ambos
inmediatamente?
-Hay que tener en cuenta que yo apenas tenía 18
años cuando le conocí y al principio solamente quería mirarle como
un estudiante más, alguien a quien pedir consejo y con quien
pasear. Pero cuando llegó el amor fue como una tromba, impetuoso.
Nuestro primer encuentro fue en un restaurante y después fuimos al
cine con unos amigos. Solamente cuando me matriculé en la
universidad empezamos a frecuentar nuestras relaciones. También
quiero dejar constar que cuando salíamos la conversación no se
centraba en las artes marciales, ya que Bruce le gustaba hablar de
todos los temas, especialmente aquellos llenos de
filosofía.
-Dicen que entrenaba en cualquier lugar que
estuviese.
-Es cierto y en una ocasión, durante un vuelo
que hizo a Delhi (Bombay) con James Coburn para el rodaje de la
película “La flauta silenciosa”, no movió la mano derecha de su
asiento ni un momento. Cuando llegaron, Coburn le preguntó si es
que le había pasado algo y le respondió que había estando
ejercitando esa mano todo el vuelo, haciendo contracciones
musculares. Le gustaba también hacer demostraciones en los
restaurantes o enseñar una nueva técnica en donde estuviera, sin
importarle la gente que hubiera a su alrededor.
-¿Era un superdotado físicamente?
-En absoluto. Era una persona normal que
mediante el entrenamiento duro había alcanzado una perfección
enorme. Además, las humillaciones que sufrió por ser asiático le
endurecieron y le obligaron a entrenar con más energía, ya que
quería demostrar a todos que no era inferior a nadie.
-¿Se irritaba con facilidad?
Los desprecios le dejaban cicatrices morales y
esto le hizo muchas veces irritable y que perdiera el control,
siendo culpable muchas veces de explosiones de furia muy intensas.
Creo que en muchas películas su explosión de cólera era una válvula
de escape y aunque esto le hacía quedar bien en la pantalla, lo
cierto es que era más una exteriorización de su interior que una
interpretación.
-¿Hay algún momento que recuerda con especial
agrado en su relación?
-Hay un día que no olvidaré nunca. Fue el 25 de
octubre de
1963. Me invitó a un restaurante de moda, de prestigio,
que
se llamaba “El águila del espacio”. Era un gigantesco recinto que
se construyó con ocasión de la Feria Internacional de
Seatle de 1962. Lo que más recuerdo, además de esa tarde,
fue la manera en que me invitó a ir con él. Ese mediodía nosotros
estábamos practicando Kung-fú en la Universidad y
durante un ejercicio Bruce me desequilibró y caímos a la
hierba. Así, puesto encima de mí, me pidió con un susurro
cerca de mi oreja si le acompañaba esa tarde. Los dos
fuimos
muy elegantes, montados en un Ford. Él me ofreció una
pequeña muñeca escandinava como recuerdo de aquella
tarde. Durante la cena hablamos de filosofía y de
psicología
y me explicó todos sus proyectos y su idea de crear una cadena de
escuelas de artes marciales en todos los Estados
Unidos. Esa noche me quedé enamorada de él para siempre.
-¿Sentía Bruce el amor de la misma
manera?
-Decía que el amor es como una mecha que prende
el fuego. Al principio la llama es bella y fiera, pero cuando se
aclara es aún más hermosa.
-¿No habían entre ambos demasiadas diferencias
religiosas?
-Diferencias las había por todas partes. Eran
diferentes nuestras tradiciones y nuestros hábitos. Yo era un
producto típico de la cultura americana y solía frecuentar la
iglesia presbiteriana, mientras que la familia Lee era una mezcla
de budismo y catolicismo. Sin embargo, las diferencias raciales nos
unieron aún más.
-¿fue difícil anunciar a su familia su
noviazgo?
-Muchísimo. Aunque habíamos mantenido nuestra
relación en secreto, mi madre estaba inquieta porque alguien le
había dicho con quién salía. Por eso, un viernes por la tarde nos
armamos de coraje y anunciamos a mi madre nuestro compromiso. Se
puso furiosa y lo único que le importaba eran nuestros futuros
hijos. Con el paso del tiempo se tuvo que rendir a la evidencia y
aceptarle.
-¿Cómo fue su paso por la televisión?
-Bruce debutó en Hollywood en el folletón
televisivo “El Moscardón verde” y allí dejó ya bien claro su idea
del Jeet Kune Do. Todo el resultado de su trabajo era producto de
la imaginación, de las ideas y del trabajo intenso. Eso en América
se estimaba mucho, aunque su naturaleza asiática les frenaba a la
hora de ayudarle. Además, estaban empeñados en hacer del Kung-fú
una nueva filosofía, en lugar de un arte marcial.
-¿Y después?
-Bueno, después nos fuimos a Hong Kong para
presentamos a mí y a nuestro hijo Brandon, el cual era algo así
como el único chino rubio y con ojos grises. Por tanto, no conservo
un grato recuerdo de mi primer viaje allí. Además, yo me sentía mal
en el apartamento por la cantidad de personas que iban a verle y la
fuerte humedad de la ciudad terminó por hacerme daño. Brandon se
puso malo, apenas me entendía con su familia por el idioma y
terminé por dejar de hablar con todos. Por fortuna, en mi segundo
viaje a Hong Kong, en 1971, ya conocía un poco de las
características del país, su filosofía, y me integré poco a poco
entre las gentes. Con esa comprensión hacia su mundo, terminé por
comprender también más a Bruce y nuestra relación mejoró.
-¿Qué ocurrió cuando le alcanzó la
fama?
Después del éxito de “El furor del Dragón” le
llegó la gloria y sus admiradores se contaban por millares. Todo el
mundo quería su autógrafo y ambos nos esforzábamos por mantener
nuestra vida privada, lo que era difícil. Para huir de la gente, me
refugié en la lectura de la filosofía de Buda, de Confucio y de Lao
Tze, los fundadores del taoísmo, y ello me sirvió para darme una
gran fuerza espiritual. Lo que más me molestaba eran sus
admiradoras, las cuales no tenían en cuenta nuestra condición de
esposos. Lee estaba encantado con su popularidad entre las mujeres
y se veía asediado incluso por jóvenes de 15 años que le decían si
quería hacer el amor con ellas, y eso delante de mí.
Quiero añadir que es triste las cosas que algunas personas han dicho cuando murió. Algunos periodistas dijeron que había muerto en brazos de su amante y esta idea me afectó bastante, ya que nunca había pensado que me hubiera sido infiel. Todo lo que sé es que él me hacía sentir feliz y que era buen padre y esposo. Debo confesar que para él la tentación debía ser muy fuerte, ya que era muy seductor y viajaba mucho, a veces durante largos períodos. Las mujeres le perseguían y le mandaban estúpidas cartas de amor, pero él decía que no tenía deseos de tener ninguna amante, estaba muy atado a nosotros.
Cuando Bruce murió, la vida dejó de tener sentido para mí. Dejé Hong Kong y volví a Estados Unidos. En el avión tenía la impresión de que un gigantesco maremoto me sumergía, que el sol se habría ante mis pasos.”
entrevistA AbruceLeeExisten muchos maestros célebres y alumnos inteligentes, pero parece que existen supersticiones e ideas nuevas en torno al Kung-fú. Ciertos maestros consideran la técnica como algo secreto y que no pueden poseer otros. En cuanto a la teoría, raramente hablan. Si esto todavía continúa, ¿cómo se puede desarrollar el Kung-fú y llevarlo hacia las más altas cotas? Sin embargo, Bruce dio a conocer el Kung-fú chino a los técnicos de todo el mundo. En realidad, el arte de Bruce que tuvo su origen en el
Kung-fú chino ha sobrepasado su esfera. En los Estados Unidos aprendió lucha y boxeo y las contrastó con otros sistemas de artes marciales, por lo cual es comprensible que explicase el arte marcial de una forma diferente a la de los demás.
Como dato curioso, tenemos que decir que Bruce en esa época tenía 25 años y se presentaba vistiendo una cazadora azul, un jean y un par de zapatos negros. Pero lo que en realidad nos llamó la atención es que tenía la mente tan larga como las uñas de las manos y cuando se la estrechamos pudimos percatarnos de que lo hacía sin ningún tipo de rigidez. Sin embargo, muchos practicantes de artes marciales tienen sus manos rudas y llenas de callos, y cuando nos la estrechan intentan demostrar lo curtidos que están estrujándola fieramente. Para algunos eso les hace pensar en tipos duros y prolongadas sesiones de entrenamiento, especialmente si te hablan de historias como “La mano de hierro” o “La mano de cuchillo”. Si usted es una persona de mente objetiva, pronto encontrará que también hay grandes expertos en Kung-fú que tienen sus manos absolutamente normales y no tienen callos en ellas, a pesar de que son practicantes duros. Sin embargo, muchos practicantes jóvenes siguen creyendo que haciendo ejercicios para tener callos les convertirá en superhombres, lo cual es sumamente chistoso. En cuanto a Bruce, él llegó a tener muchos callos en las manos aunque, evidentemente, no las entrenaba de la misma manera que los demás y no insistía sobre este tipo de entrenamientos para endurecer.
Ese día, después de que Bruce nos hubo saludado, se le preguntó su opinión sobre el Kung-fú, pues teníamos entendido que había sido también un experto en Kárate y que había conseguido el 4° Dan cuando era estudiante en la Universidad, algo que él mismo negó. Enseguida nos aclaró nuestras dudas sobre el Kárate y también su desaprobación de cierto boxeo que denominaba despectivamente como “boxeo de la flor”. Para él, el arte del Kung-fú debía utilizarse en el combate práctico, pues de no ser así no podía de ninguna manera considerarse Kung-fú.
-¿Ha estudiado algún arte marcial
extranjero?
-Tanto como el Kung-fú, no, aunque he sentido
interés por casi todas las artes de lucha mundiales. Se comprende
mejor una cosa si se compara con otras. A decir verdad, hay
bastantes cosas conservadoras y supersticiones en el Kung-fú chino.
Si queremos desarrollarlo, es preciso hacer una elección entre lo
verdadero y lo falso.
-¿Cómo debe hacerse?
-En mi opinión, desde el punto de vista
práctico, muchas influencias son inútiles. ¿Para qué usar tanto
tiempo en aprender estas influencias impracticables?
-Esa es mi opinión y puede que usted no esté de acuerdo. Cada uno tenemos nuestra opinión. Es normal. Mire, en el pasado la vida era fácil y su ritmo menos rápido. Se podían emplear muy bien una decena de años para dominar el Kung-fú. Pero en nuestros días, la mayor parte de la gente tiene una vida llena de actividades. ¿Quién tendría todavía la paciencia de aprender Kung-fú en una decena de años? Si se persiste en estas rutinas de siempre, no se hace nada por desarrollar el Kung-fú. Observemos más a los americanos y occidentales. Ellos tienen en cuenta la ciencia y la eficacia. Poseen un espíritu científico y no creen en supersticiones.
-¿Supersticiones, de qué tipo?
-Por ejemplo -Bruce ríe y continúa
En las novelas de época se habla de la técnica
según la cual se pueden hacer saltos de algunos metros de alto.
Algunos lo pueden creer de verdad, pero eso no puede existir más
que en las leyendas. No nos es preciso propagarlo.
-Sabemos que en los años que ha permanecido en
Estados Unidos ha continuado con una búsqueda constante en las
artes marciales. ¿Qué piensa del Kárate japonés tan popular en los
Estados Unidos?
-He coleccionado muchos libros y películas de
Kárate dijo simplemente.
-¿Cuál es la diferencia entre el Kung-fú y el
Kárate?
-Me parece que el Kárate varía menos que el
Kung-fú. Por ejemplo, en el Kárate se hace un golpe de puño como
éste (se levantó y ejecutó un golpe de puño) En Kung-fú puede hacerse así (lanzó otro golpe de
puño extremadamente rápido y potente)
Este último golpe de puño lo definen en Kung-fú como un golpe de puño hacia adelante con posición de la pierna en arco. Mientras que en Kárate es preciso primero situar los puños en las caderas y después extender los brazos hacia adelante aprovechando el movimiento de los riñones para golpear.
-¿Qué piensa usted de esta forma de dar un
puñetazo?
-Bueno, dijo sonriendo esto depende de los casos. En mi opinión, en un combate
real no es muy práctico preparar un puñetazo metiendo los puños en
las caderas.
-¿Qué es lo que se debería hacer?
-Hay que entrenarse hasta tal punto que los
puñetazos puedan hacerse no importa en qué posición. No hay que
olvidar que hay diferencias grandes entre el entrenamiento y el
verdadero combate. Yo estoy contra todas las restricciones o
fórmulas fijas. Nuestro Kung-fú debería adaptarse a las necesidades
de hoy día. Siendo una de las ramas de las artes marciales, el
Kung-fú debe ser práctico en el combate real. Y, repito, que en mi
forma de ver hay una gran diferencia entre el entrenamiento y el
combate real.
-¿Afirma que el Kung-fú debe estar al servicio
del combate?
-Si el Kung-fú no insiste en el combate, ¿cómo
puede llamársele Kung-fú? Hay gente que afirma que el Kung-fú debe
estar al servicio de la salud y de la distracción. Yo no me opongo
a esto, pues si no puede utilizarse en un combate real, no es un
arte marcial. Las personas que envejecen por su salud podían muy
bien hacer deporte, debiendo elegir entre otra clase de deportes y
gimnasia. En relación al arte marcial es diferente, pues se debería
aprender para defenderse por necesidad. Las artes marciales son
artes de lucha y esto es evidente.
-fuera de su técnica, ¿cuál es la teoría sobre
el arte marcial en que más insiste usted?
-Insisto mucho en la rapidez, la exactitud y la
potencia.
-Muchos maestros han hablado ya de lo mismo.
Pero, ¿cuáles son los criterios?
-Es preciso tomar un camino directo para llegar
a ese objetivo de rapidez, exactitud y potencia.
-¿Podría darnos algunos ejemplos?
-A mi entender, ejercitarse en influencias de
formas superfluas no es un buen medio. Por una parte, se requiere
demasiado tiempo; por otra, no se ajusta a la realidad.
-¿Qué realidad?
-Los hombres son muy diferentes: unos son
pequeños, otros son grandes. Algunos flacos y otros gordos. ¿Si
todos se ejercitasen en las mismas influencias de la misma forma, a
quién convienen estas influencias?
-¿Cómo debería hacerse?
-No soy partidario de emplea demasiado tiempo
en entrenarse con movimientos demasiado comunes y ordinarios. No me
gustan los movimientos de baile, o de gimnasia, los considero como
un derroche de tiempo. Por ejemplo, los puñetazos y las patadas son
inseparables de la posición de las piernas y la utilización de la
fuerza de la cadera. Si los movimientos y las posturas no están
bien coordinados, el ataque será flojo. Es insuficiente entrenarse
en unos movimientos fijos para obtener potencia.
-¿A su entender, cuál es la mejor forma de
entrenarse?
-En la práctica, el estado supremo del arte
marcial está sin fórmula fija, ya que una influencia puede vencer o
bloquear otra, no importa en qué circunstancias. Ciertos debutantes
tienen un mal entendimiento. Creen que en el combate cierta
influencia seguramente podrá bloquear a otra como la que han
aprendido en sus diferentes ejercicios. Lo que no siempre es
cierto. Creo que no debemos tener ideas preconcebidas o
limitaciones.
-Usted dice que hay que partir de la forma para
llegar a la sin forma; partir de los límites para llegar a lo sin
límite. ¿Es eso lo que quiere decir exactamente?
-Ese es el camino a seguir para entrenarse. En
la práctica es preciso variar y desarrollar la técnica. Al
principio un alumno debe aprender el golpe de puño y la postura de
las piernas según ciertas fórmulas básicas. Esto es una etapa
indispensable, pero en el combate real la aplicación debe hacerse
teniendo en cuenta las circunstancias y particularidades del
adversario. De esta forma el desarrollo no tiene límite. Y a la
hora de combatir se debe colocar todas las fuerzas del cuerpo
humano en la pelea.
-¿Podría darnos algún ejemplo?
-Muy bien (acto seguido se levantó y ante
los invitados presentes lanzó algunos puñetazos). Estos son puñetazos directos ordinarios que carecen de
la potencia necesaria y tienen muy poca probabilidad de vencer al
adversario (rápidamente dio otro puñetazo al que lo acompañó
una corriente de aire). Este último puñetazo lo
he ejecutado de una forma diferente a los anteriores. Lo he hecho
en coordinación a la postura de las piernas y a la fuerza de la
cadera para obtener mayor potencia. Esta no se obtiene sólo de la
fuerza del brazo, sino de todo el cuerpo en acción (enseguida
dio una patada lateral muy rápida y potente, seguida de algunas
otras patadas consecutivas). La coordinación de
la fuerza de las caderas y la de las piernas debe concluirse en un
lapso de tiempo con el fin de que las fuerzas se concentren sobre
un punto y una dirección, puñetazo o patada rápida. (Acto
seguido invitó a dos jóvenes a que le ayudaran. Les pidió que
cogiesen fuertemente un montón de periódicos que hicieron un total
de 6 u 8 centímetros de espesor. Los dos jóvenes los sostuvieron
como lo hacen a menudo los practicantes de Kárate para romper una
tabla en las manos. Bruce avanzó un paso colocando su puño derecho
a unos 10 centímetros de los periódicos. Repentinamente, dio un
golpe rápido y los periódicos salieron disparados por el
aire). Si habéis visto bien lo que acabo de
hacer, veréis que lo importante es poder concentrar todas nuestras
fuerzas, no importa cuándo y dónde. No es forzosamente necesario
colocar nuestros puños en las caderas para dar un golpe.
-Esta forma de dar un puñetazo se llama en
Kung-fú “fuerza de corta distancia” y es una de las técnicas
especiales en el Kung-fú clásico.
-Pero yo no hablo de una técnica en sí misma.
No he hecho una demostración en la que he empleado parte de mi
fuerza. Verdaderamente he dado un golpe con toda la fuerza que
poseo, de lo contrario estos dos jóvenes sostendrían ahora los
periódicos rasgados. Pero la finalidad que explico es la de poder
concentrar nuestra fuerza en cualquier punto cuando golpeemos
rápidamente. Mi demostración pretende ser un medio para un fin, no
un fin en sí mismo.
-¿No obstante, como técnica en sí difiere mucho
de los rompimientos normales?
-A menudo tenemos la ocasión de ver a un
practicante romper una placa o una barra de hielo. Generalmente
preparan su golpe levantando el brazo o colocando sus puños en las
caderas, o por encima de la cabeza. En una palabra, la importante
distancia entre el puño y el objeto es en general bastante grande.
Pero yo lo he hecho a una distancia reducida, en un lapso de
tiempo, rompiendo una placa o un ladrillo. El efecto es como una
explosión. Se puede ver que la fuerza utilizada debe ser mucho
mayor.
No enseño puñetazos o patadas de formas fijas, sobre todo “los puños de la flor”, porque en los Estados Unidos una gran parte de los americanos no tienen demasiado tiempo libre a su disposición. No les gusta dedicar demasiado tiempo para entrenarse en cosas poco prácticas o de las que no están seguros. Antes de inscribirse en el curso, a menudo preguntan lo que pueden aprender y a qué nivel pueden llegar. Si la técnica que se enseña no es práctica, es muy difícil que se implanten sólidamente.
-¿Qué remuneración cobras en la enseñanza?-Mi remuneración en la enseñanza depende según el número de horas.
Posteriormente a esta informal charla, en las películas de Bruce sus amigos no han encontrado las influencias que él adquirió con su maestro Yip Man del Wing Chun. Pocas huellas han sido dejadas en sus películas, salvo alguna pequeña influencia. Todo ha sido creado o cambiado por él, y éste es el espíritu de crear y buscar sin parar que le llevó a un nuevo grado: los estudios sobre Jeet Kune Do.
Aunque sus películas de artes marciales han batido en muchas reposiciones el récord de taquilla, muchos se preguntan si el Arte de Bruce era auténtico, si su forma de pelear era verdadera, o era pura y simplemente trucajes cinematográficos utilizados en las películas. Por supuesto que en las películas siempre hay problemas en la angulación de la cámara y en el montaje, pero después de lo que vimos hacer a Bruce en aquella pequeña reunión, podemos confirmar que era totalmente cierto su arte. La gente que tiene o plantea estas dudas no conoce bien las artes marciales. De lo contrario no establecerían tal cuestión.
Bruce no sólo dominaba una excelente técnica, sino que poseía también unos excelentes conocimientos físicos y fisiológicos. Un verdadero maestro de artes marciales debe tener un espíritu de ciencia, con el fin de poder expresar su arte de una manera científica y racional. Y, cuando conserva algo bueno en el arte marcial tradicional, debe saber rechazar lo que es erróneo. Tomemos pues el ejemplo de Bruce. fuera de su técnica, su teoría sobre las artes marciales merecía la atención y el estudio de las esferas del Kung-fú.
Hace unos años publicó un interesante artículo comparando la fuerza del puñetazo del Jeet Kune Do con la del puñetazo de Kárate a través de exámenes con equipos científicos. La conclusión fue que el de Jeet Kune Do era más fuerte. Estas búsquedas se basaban en análisis con equipos científicos. La forma de valorar la fuerza de Bruce Lee era correcta y racional.
CAPÍTULO 6 Brandon Lee
brAndon Lee:
unA revisión de su vidA y su muertePara su desgracia o suerte, Brandon Lee vivió los 28 años de su vida a la sombra de su padre Bruce Lee, sin apenas oportunidad de lograr una identidad propia, aunque la mayoría de la gente, especialmente para los fans del fallecido Bruce, esto no fue nunca algo negativo. Sin embargo, para Brandon quizá sí lo fue.
Sabemos que estuvo en Europa unos meses para promocionar su película “Rapid fire”, la cual por cierto tardó mucho tiempo en estrenarse en España, y aquí se encontró con el mismo problema que en EE.UU.: cada vez que alguien le hacía una entrevista o simplemente hablaba con él, la conversación derivaba siempre hacia su padre. Daba igual que Brandon intentara explicar sus ilusiones y proyectos; el nombre de Bruce terminaba por desbancar el suyo propio. No obstante, tuvo mucha paciencia con esto, pues era consciente de que la gente estaba más ansiosa por conocer más detalles sobre la vida de su padre que de la suya, quizá porque sabía que su padre era una leyenda y él apenas un actor novel. Por ello, en sus declaraciones a la prensa nunca demostró la menor hostilidad cuando los periodistas insistían en hablarle de Bruce Lee.
Apenas comenzaba a despegarse de la sombra de su padre cuando el destino le llevó a reunirse con él, posiblemente porque el espíritu de Bruce aún vaga por algún lugar y necesitaba la compañía de alguien querido o quizá porque deseaba compartir con su hijo la nueva existencia. De cualquier manera, utilicemos o no razonamientos filosóficos o religiosos, el joven Brandon murió demasiado pronto.
Respecto a su muerte, la policía dio hace tiempo por concluida la investigación, ya que para ellos no parece tener justificación alguna la hipótesis del asesinato. Sin embargo, las balas de fogueo son diferentes a las normales (las normas de seguridad son muy fuertes en este sentido) y parece imposible un error de este tipo, aunque la creencia de que alguien preparó deliberada
mente la muerte de Brandon no está descartada, mucho menos si tenemos en cuenta la también muerte prematura de su padre y en las circunstancias extrañas que ya conocemos.
En la película que estaba rodando, denominada “El cuervo”, la escena debía representar la muerte del protagonista y, por tanto, tenía que ser muy real y realizarse en distancia corta. Una oportunidad única para la mente criminal que desease matarle.
El presupuesto para dicha película era bastante alto 14 millones de dólares y faltaban apenas ocho días para ser terminada. Cuando finalmente se estrenó, la tecnología de inserción digital permitió añadir su cara en escenas concretas. Esto ya fue efectuado anteriormente en el cine y sabemos que en “Juego con la muerte” se realizó a pesar de que se contaba con poco más de 20 minutos de rodaje, y que “Salomón y la reina de Saba” se concluyó con la sustitución de Tyrone Power por Yul Brynner. Además, la publicidad generada por la muerte del actor estaba aún muy reciente y la productora la aprovechó con toda seguridad. De cualquier manera, morbosidad aparte, sus fans se vieron defraudados, pues apenas es reconocible bajo la máscara de muerto viviente y las numerosas sombras que le rodean, además de no contener prácticamente ninguna pelea marcial.
recordAndo AbrAndonLee
No existen demasiadas declaraciones realizadas por Brandon a la prensa, quizá porque hasta “Rapid fire” ninguno de sus filmes consiguió pasar del mercado del video. Un ejemplo de ello son los filmes “Laser mission” y “Showdown in Little Tokyo”, los cuales ni siquiera fueron éxito en video, al menos en España, a las que podemos añadir “Brandon Lee, la leyenda continúa”. Tampoco debemos olvidar que incluso “Rapid fire” estuvo a punto de no encontrar salas de estreno y que solamente su muerte pareció motivar a los distribuidores a estrenarla.
Brandon reconoció siempre que Bruce Lee fue un buen padre para él y un buen hombre de negocios que encontraba tiempo para dedicarlo a su familia. También es consciente que la carrera de Bruce tuvo una gran influencia en su vida, incluso cuando aún era un niño. La muerte de su padre no terminó con esta situación sino que, al contrario, agudizó más el interés de la gente por él. Todos deseaban que siguiera el camino de las artes marciales y que el mundo pudiera ver pronto al auténtico “sucesor de Bruce Lee” en la pantalla.
-He de reconocer que esto no fue agradable para mí al prin cipio, ya que no era fácil ser el hijo de un famoso actor, aunque pensaba que otros jóvenes actores tendrían el mismo problema. Con el tiempo, esta especie de rencor se convirtió en orgullo y la figura de mi padre se hizo más importante para mí. Es extraordinario que incluso veinte años después de su muerte todavía le admiren.
-¿Guardas recuerdos especiales de los años
vividos con tu padre?
-Por supuesto que sí, pero no quiero
divulgarlos a la prensa
ya que creo que son cosas exclusivamente de mi interés. Hay gente que opina que la figura de mi padre me ha perjudicado y no es así. No considero que la figura de los padres famosos sea una carga para los hijos, mucho menos si han pasado a la historia por su buen hacer. No estamos hablando de padres asesinos o similares.
-¿fuiste consciente cuando eras niño de quién
era tu padre?
-Tuve que esperar a ser adulto para tener un
pleno conocimiento de ello, especialmente cuando entré en el mundo
del cine.
-¿Seguiste con las artes marciales
inmediatamente?
-Durante los primeros años mi madre quiso
apartarnos de ese mundo, ya que había mucha gente que nos hacía
responsables de su muerte; no todos llegaron para darnos su
condolencia. Posteriormente entrené en la academia de Dan Inosanto
y allí conocí más profundamente cuál era la idea de mi padre sobre
la lucha.
-Sí
-¿Ves lógico que se continúe utilizando el
nombre de JKD?
-El JKD era una concepción muy personal de mi
padre sobre las artes marciales y creo que debería haber
desaparecido con él. Contra lo que la gente cree, él nunca fue un
profesor con sus pupilos y se limitaba a darles unas nociones para
conseguir que cada uno encontrase su propio estilo de combate. Por
ese mismo motivo no creo que yo deba ser el representante de mi
padre y su estilo. Si sus antiguos alumnos creen que ellos deben
divulgar las ideas de mi padre me parece razonable.
-¿Cómo fue tu entrada en el cine?
Desde que era niño y acudía a los estudios de
cine, sentí la necesidad de ser actor y estaba seguro que lo haría
bien, pero tuve que esperar hasta los 16 años para realizar mis
deseos. A esa edad abandoné los estudios y tomé clases en una
academia de actores de Los Angeles. Después me fui a Nueva York y
allí me asocié con una compañía de teatro para coger experiencias,
algo que me encanta.
-¿Cómo es tu entrenamiento marcial
ahora?
-Suelo entrenarme bastante cuando estoy
preparando una película, más que nada porque quiero que las escenas
de lucha salgan reales, pero lo cierto es que he bajado bastante mi
ritmo de entrenamiento. El personaje de “Rapid Fire”; por ejemplo,
me obligó a trabajar muy duro y asistí bastantes veces al gimnasio
de Dan Inosanto para recopilar ideas y ponerme en forma. Ten en
cuenta que soy un gran aficionado al cine desde que era niño y
siempre me imaginaba en el papel del protagonista. Eso ha motivado
el que ahora que soy yo el actor no quiera caer en los errores que
yo veía.
-¿Existe un tipo de personaje en el cual te
encuentres a gusto en especial?
-Ahora me gusta mucho el cine de acción y no me
importaría seguir en él. Una carrera como la de Mel Gibson siempre
me pareció fascinante, ya que interpreta siempre a personajes muy
diversos. Por ese motivo no acepto todas las películas que me
proponen y las selecciono bastante en función del argumento y, por
supuesto, de mi personaje. Trato de que de algún modo el personaje
que he de interpretar tenga algunas similitudes conmigo, o al menos
que no sea opuesto en lo básico. También, y esto lo he heredado de
mi padre, procuro intervenir en la producción de la película
aportando ideas; eso me sirve para que coja experiencia en la
realización de películas. Lo que sí me he visto obligado a rechazar
han sido las propuestas sobre la realización de remakes de las
películas de mi padre. Esto no sería bien aceptado por la gente y
supondría el fin de mi carrera. Además, éstas películas se debía
hacer en Hong Kong y allí se hace todo muy disparatado. No hay una
metodología, ni una labor de equipo. Todos hacen de todo y parece
más un juego entre amigos que una cosa seria. Hay una improvisación
para todo y así salen las cosas muy mal.
-¿Cuál fue tu primera experiencia en el
cine?
-En una secuela del serial “Kung-fú”. Acepté el
papel porque David Carradine me lo pidió especialmente, ya que para
él era una deuda que tenía con mi padre. Como todo el mundo sabe,
Carradine ocupó el papel de protagonista que en principio iba a
rodar mi padre, al cual rechazaron porque era “demasiado chino”. Yo
me sentí halagado por esta primera oportunidad.
-¿Con quién te gustaría hacer una película
ahora?
-Soy un gran admirador de Jackie Chan y de Jean
Claude VanDamme, y creo que una película con ellos sería un gran
éxito para todos. Como director de las escenas de acción cogería a
algún director chino, ya que son unos expertos en las escenas de
lucha y saben en todo momento dónde poner la cámara para que los
golpes se vean con precisión. A los americanos no les preocupa
mucho trucar las escenas o que las peleas no sean creíbles. Lo que
debo poner mucha atención es en no verme encasillado en cierto tipo
de películas, todo acción, pero sin contenido ético. Pero aún tengo
que demostrar que soy capaz de hacer otro tipo de películas, aunque
ahora creo que debo seguir en el cine de artes marciales.
-Sin embargo, los actores de artes marciales,
como es el caso de VanDamme, Chuck Norris o Seagal, están
abandonando este género y se centran solamente en el cine de acción
en donde las armas sustituyen a las peleas. ¿No crees que vas
contra corriente?
-No puedo olvidar que las artes marciales han
formado parte de mi vida desde que era niño y que mi padre las
situó a un nivel muy alto. De lo que se trata es de mostrar la
verdadera imagen de las artes marciales, con su camino hacia la paz
espiritual y no solamente con escenas violentas. “La flauta
silenciosa”, una película que mi padre iba a rodar con argumento
suyo (interpretada finalmente por David Carradine), es un ejemplo
de los argumentos que me gustaría hacer. Ahora, de momento, sigo
con el cine de acción, aunque mi última película aporta novedades
importantes como es el caso de “El cuervo”; en la cual soy un
músico asesinado que regresa del más allá para vengarse y hacer
justicia.
CAPÍTULO 7
LAS PELÍCULAS
the green hornet (el moscardón verde)
Directores: William Beaudine, Norman foster,
Robert L. fried
Escritas por: George W. Trendle, Arthur Weingarten
intérpretes:
VAN WILLIAMS: The Green Hornet (Britt Reid) BRUCE LEE:
Kato
WENDE WAGNER: Lenore ‘Casey’ Case
LLOYD GOUGH: Mike Axford
Típica serie televisiva de los años 60, con todos sus errores y sabor. El protagonista es un editor enmascarado, el cual debe adoptar esa personalidad secreta para efectuar con acierto su
misión de salvador del bien y luchador del mal. Está ayudado por su fiel y valeroso criado, un oriental que domina las artes del Kung-fú, aunque con frecuencia su arrojo le hace ser imprudente.
Las peleas de Bruce son confusas, mal rodadas, y están muy lejos de lo que posteriormente veríamos en el cine. No obstante, al tratarse de un documento histórico siempre es interesante verle en acción. Actualmente se está realizando un remake para la pantalla grande que veremos en el verano de 2005 y que estará dirigida por Kevin Smith y posiblemente interpretada por Jet Li en el papel de Kato.
bAtmAn
ABC TV (1966-1967)Green Hornet y Kato aparecen como artistas
invitados en 3 episodios:
-La Maldición de Tut el 28 de septiembre
1966, en donde le vemos asomándose a una ventana junto con Green
Hornet mientras Batman y Robin escalan por la pared.
-Una Parte de la Acción el 1 marzo de
1967.
-La Satisfacción de Batman el 2 marzo de
1967, en el cual se produce el famoso enfrentamiento entre Kato y
Robin. En esta pelea Robin debía ganar a Kato, pero indudablemente
nadie se creería tal resultado en un combate real, por lo que
después de muchas deliberaciones los guionistas acordaron un empate
técnico.
ironside
NBC-TV (1967)
Bruce Lee aparece como artista invitado haciendo el papel de un
instructor de artes marciales en el episodio Etiquetado por Asesinato. Su trabajo duró 3 días y
recibió a cambio $750.
bLondie
CBS TV (1968)13 episodios de 30 minutos cada uno, rodados en
color, remake de otra serie de 1957.
Estaba protagonizada por Patricia Harty como Blondie Bumstead, y
Will Hutchins como Dagwood Bumstead, su marido.
here come the brides
(CBS TV 1968)Ambientada en el Seatle de 1890, Bruce intervino en el episodio Unión al estilo chino, en el cual algunas mujeres orientales llegaban a América para casarse. Lee aparece como uno de estos maridos en espera de su novia, y como no está contento con esta unión pactada se enfrenta a los organizadores. Hay una corta secuencia en la cual incluso se le ve montando a caballo.
mArLowe, detective muy PrivAdo (marlowe)
MGM/UA (1969)91 minutos
Director: Paul Bogart
Guión: Stirling Silliphant
Basada en la novela de: Raymond Chandler
intérpretes:
JAMES GARNER: Philip Marlon RITA MORENO: Dolores González BRUCE
LEE: Winslow Wong
Aunque la presencia de Bruce Lee se limita a poco más de cinco minutos de actuación, la película constituyó un éxito de público increíble, y nunca mejor dicho lo de increíble.
La gente acudía en masa a ver la película, y una vez que terminaba la actuación de Lee, se marchaba sin más, ya que el resto no le interesaba en absoluto, cosa comprensible.
Respecto a la actuación de Bruce Lee, podemos decir que es memorable la forma en que hace el destrozo de la oficina de Marlowe, especialmente cuando rompe la lámpara del techo con una formidable patada frontal en salto.
Su actuación termina siendo, por ajustes del guión, menos agraciada al final, ya que nadie se cree que una persona como James Garner pueda vencer y hasta lograr que se caiga al vacío un experto en lucha como Lee. Pero cosas más increíbles hemos visto en el cine.
Longstreet
Paramount TV/ABC-TV (1971)Serie de 23 episodios en la cual Bruce Lee
aparece como artista invitado en 4 de ellos.
El Camino del Puño Interceptor
El episodio piloto, de 90 minutos de duración, fue emitido como
película de la semana el 23 de febrero de 1971, y repuesto el 9 de
septiembre de 1971, una semana antes del estreno de la serie, que
empezó a emitirse de manera regular con este primer episodio en el
cual Bruce colaboró activamente en la escritura del guión junto con
el guionista Stirling Silliphant, alumno suyo.
Un Legado Significa la Muerte
6º episodio de la serie en la cual Bruce sigue entrenando con el
detective ciego.
Por este episodio, el montador Joseph Dervin fue nominado en 1972
al premio Eddie al mejor montaje de un programa de TV por el
American Cinema Editors.
Nacida en Miércoles
9º episodio de la serie. En este capítulo Bruce se enfrenta con dos
de los malvados.
eL retorno deL drAgón
Recopilación de cuatro capítulos de la serie de televisión “The Green Hornet” (El moscardón verde) para la pantalla grande.
Director: Norman foster Guión: George W. Trendleintérpretes:
VAN WILLIAMS: The Green Hornet (Britt Reid) BRUCE LEE:
Kato
WENDE WAGNER: Lenore ‘Casey’ Case
Existe una versión en vídeo (ahora descatalogada), pero que solamente tiene interés para los fans de Bruce Lee, ya que la película es bastante mediocre y las peleas de Lee no son nada buenas. El director no sabía escoger nunca el lugar adecuado para la cámara y el sistema de pelea adoptado era más espectacular que técnico.
kÁrAte A muerte en bAngkong the big boss (1971)
Golden Harvest99-103 minutos
Director: Lo Wei
intérpretes:
BRUCE LEE: Cheng Chiu-on MARIA YI: Mei Lin
JAMES TIEN: Chen
LAM CHING-VING: Ah Kun
Primera película con Bruce Lee de protagonista estrenada en todo occidente, la cual constituyó un éxito de taquilla extraordinario, lo que sorprendió a todos, incluido a Lee. Dotada de una mala dirección, pésimos diálogos y excesiva violencia para aquellos años, es la peor de sus películas. No obstante, la maestría de Bruce Lee se dejaba sentir y aunque con una técnica muy alejada de su JKD posterior, es de visión obligada para todos los artistas marciales.
La sencilla historia nos habla de un obrero (Cheng) contratado para una fábrica de hielo, quien descubre casualmente que realmente se trata de contrabando de droga. Después de que algunos obreros aparezcan asesinados, y desoyendo una promesa de no volver a pelear, asume su obligación y planta cara a los matones.
El debut de Bruce Lee en el cine no pudo ser más certero, pues este éxito le catapultó a la fama. Sin embargo, juzgada como una obra cinematográfica, esta simple historia de un hombre que lucha para vengar la muerte de sus amigos a manos de su delictivo jefe, no es nada notable. Incluso la coreografía de las escenas de lucha es mediocre, así como el montaje y la dirección, muy distintas de lo que posteriormente se encuentra en las otras películas. Además, los momentos culminantes, cuando
vemos a Lee en acción, apenas suman 40 minutos, y eso después de tener que soportar la primera parte, tediosa hasta el sueño.
En la película, Bruce es desplazado por James Tien, una estrella de Hong Kong establecida por sus habilidades en las artes marciales, al que posteriormente veríamos también en “furia Oriental”. Hay dos luchas aleatorias que tienen lugar con Chen, el cual parece ser el héroe, sensato y bueno, mientras a Bruce nos lo muestran como impulsivo y agresivo, aunque muy eficaz para resolver los problemas. Cuando Cheng se convierte
en el líder de los obreros para aclarar los asesinatos, sus habilidades en la lucha no son suficientes, por lo que Bruce decide tomar las riendas.
Por ello, quien quiera ver por vez primera a Bruce Lee no le recomendamos lo haga con este filme, pues seguramente no comprenderá el éxito que tuvo. No obstante, las únicas razones para ver esta película son las escenas de lucha encarnadas por Lee, evitando ser riguroso con el puro arte cinematográfico. La violencia queda manifiesta cuando le vemos saborear su sangre de una herida fresca, soportar un corte superficial en el estómago, fruncir el entrecejo, sonreír maliciosamente, y emitir alguno de los gritos que posteriormente fueron copiados hasta la saciedad.
Un opositor digno es Han Ying Chieh, el jefe mafioso y su antagonista final. él era el director de las escenas de acción en la película y había contribuido a dar realce a varias películas chinas, pero aquí sus habilidades marciales quedan empañadas por la presencia arrolladora de Bruce.
La película se estrenó en Hong Kong en 16 salas, algo sin precedentes por aquel entonces. En su primer día recaudó $372.000 y a los 3 días alcanzó el millón, acabando recaudando un total de $3,2 millones.
furiA orientAL fist of fury (1971)
Golden Harvest108-105 minutos
Director: Lo Wei
Guión: Lo Wei y Ni Luang
intérpretes:
BRUCE LEE: Chen Jun NORA MIAO: Yuan Li-er JAMES TIEN: fan Chun-hsia
LO WEI: Detective chino BOB BAKER: Peleador ruso
Segunda película de Bruce Lee bajo las órdenes de Lo Wei (quien, por cierto, se reserva cierto protagonismo como actor) y la más violenta de todas, lo que sirvió para que los críticos no amantes de las artes marciales se cebaran contra ella. Para nosotros, los que sí valoramos las artes marciales en su justa medida, es una muestra más del talento de Lee. Al principio la película iba a titularse “El Rey de los Boxeadores”, pero la Compañía Shaw Brothers ya tenía un film con ese título, así que la película se inició con el nombre de “La Escuela de Caballería”. Días después de empezar el rodaje, el título se cambió por el de “Los Puños Interceptores”, cambiándose de nuevo al final por el definitivo “Puño de furia”.
En ella narra un hecho real durante la ocupación japonesa de Shanghai, en donde los gimnasios japoneses tratan de impedir la proliferación del Kung-fú y matan a uno de sus más representativos maestros. Para vengarse e impartir justicia, Chen (Bruce Lee) se disfraza, se humilla, se encoleriza y hasta tiene tiempo de amar.
Como suele pasar con la mayoría de películas “históricas”, esta cuenta con numerosos elementos ficticios que ayudan a crear la trama, por lo que para entender mejor el trasfondo de la película empezaremos viendo la situación histórica real a partir de la cual se realizó la película. Ho Yuan-chia fue un maestro de artes marciales que se hizo célebre gracias a las victorias que tanto él como un alumno suyo llamado Liu Chen-sheng lograron sobre distintos luchadores, tanto japoneses como occidentales, a su llegada a Shangai en marzo de 1909. Tras estas victorias el maestro Ho se hizo muy famoso, por lo que a fin de que sus enseñanzas no se perdieran con él tras su muerte, se decidió que todos colaborarían para erigir una escuela donde pudieran practicar.
Cuando Chen vuelve a su escuela para asistir al funeral de su maestro de Kung-fú, las circunstancias extrañas de su muerte y el funeral interrumpido por representantes de una escuela japonesa rival, le obligan a pelear por su honor. Después descubre que fueron los japoneses quienes mataron a su maestro y emprende una lucha vengativa hasta el final.
En esta película mostró por primera vez los Nunchakus y marcó el mayor furor mundial hacia una de las armas más tradicionales del Kobudo.
Según dicen, la escena final en la cual Bruce prefiere inmolarse y caer bajo las armas de sus enemigos japoneses, antes que ir a la cárcel, hizo llorar a millones de aficionados.
El éxito del film descansa evidentemente sobre los grandes combates, algo mejor elaborados que en su primer filme, pero todavía inferiores a los que veríamos en “El furor del Dragón”. El primero se desarrolla en el dojo japonés, donde emplea por vez primera un nunchaku, arma que se convertirá en símbolo del personaje. El combate final es aún más violento y lo enfrenta de nuevo a miembros del dojo, finalizando con una pelea contra un luchador ruso (Robert Baker) y el maestro japonés.
Estas escenas de combates estaban ya coreografiadas por Lee, y en ellas hay cierta mezcla de virtuosidad y de eficacia siguiendo el ritmo de sus gritos. Su talento como actor no se limita a las secuencias de acción, como
demuestra la escena del entierro bajo la lluvia al principio de la película donde se arroja sobre la tumba de su maestro, o las escenas donde se disfraza de anciano o de operador de telefónica para pasar desapercibido. También es significativo el final, con una inmolación imprescindible para explotar toda su rabia y desesperación.
La dirección de Lo Wei vuelve a ser mediocre, y no fue del agrado de Bruce Lee que se quejaba del desinterés manifiesto del director en el plató (parece ser que escuchaba la radio durante el rodaje).
Antes de iniciarse el rodaje, Bruce realizó una serie de fotos promocionales para la película en las cuales aparece enfrentándose a los luchadores japoneses y a Bob Baker. Lo curioso de estas fotos es que Bruce aparece con el pelo peinado hacia atrás, aunque en la película no llegó a utilizarse nunca. La idea del pelo hacia atrás vino de la mujer de Lo Wei, que pensaba que así quedaría mejor en pantalla. Sin embargo, durante el rodaje de las escenas de lucha, el pelo de Bruce se caía sobre su cara constantemente, por lo que debían parar la filmación a cada momento. Así pues, Bob Baker le sugirió que se olvidara de la idea del pelo hacia atrás; a lo que Bruce accedió para mayor disgusto de la mujer de Lo Wei.
eL furor deL drAgón way of dragon (1972)
Golden Harvest79-99 minutos
Director: Bruce Lee
intérpretes:
BRUCE LEE: Tang Lung-Lee
CHUCK NORRIS: Colt
BOB WALL: fred
UNICORN CHAN: Jimmy
TONY LIU: Tony
NORA MIAO: Chen Ching-hua
Inicialmente nos muestran a un despistado -y en ocasiones estúpido-, chino recién llegado a Roma, portando una amplia sonrisa que nada bueno presagia. él es Bruce, quien acude presuroso a la llamada de Chen Ching-hua, una guapa chica que es asediada por unos mafiosos para que malvenda su restaurante chino. El personaje de Lee, incapaz de articular una palabra en italiano o inglés, no le impide en el transcurso de la película entablar agresivos diálogos con sus opositores, algo que el guionista no nos explica cómo lo consigue. Nuevamente, los japoneses son los malos, aunque ahora están ayudados por algunos occidentales, creemos norteamericanos, pero tampoco lo explican.
Afortunadamente, y después de que nos muestren reiteradamente la estupidez de ese chino valeroso (especialmente cuando recomienda destruir los monumentos históricos para levantar apartamentos), en el patio del restaurante por fin nos exhiben la otra cara de la moneda. Su inicial giro de pierna, con una soberbia patada de cola de dragón, nos deja con la boca abierta. El escepticismo que teníamos se nos viene a bajo, y nos reclinamos en nuestra butaca para que no nos alcancen nuevas patadas. Sus adversarios pasan de sombríos a estúpidos, y uno tras otro acaban en el suelo.
Dirigida, escrita y protagonizada por el mismo Bruce Lee, en esta película quiso dejar muy alto el listón de sus conocimientos sobre artes marciales y lo logró con creces. Aunque es una película por y para artistas marciales, no tiene la dosis de violencia gratuita que tenían las dos anteriores “made in China”, ni
las acrobacias en las peleas que tanto detestaba. Con un ritmo sin pausa, extraordinarias peleas, dosis de humor y amor justas para no estropear el conjunto, y unos exteriores occidentales (se rodó en Roma), es una de las películas míticas del cine de artes marciales. Lo que no saben los aficionados es que Bruce tropezó con toda clase de inconvenientes para el rodaje en Roma y hasta casi le fue vetado el rodaje en el Coliseo, debiéndose filmar las escenas unos minutos antes de la entrada de los turistas al recinto. Incluso la pelea con Chuck Norris no se pudo filmar dentro y se realizó en unos decorados que simulaban el anfiteatro romano.
Aunque la pelea final con Chuck Norris supuso su descubrimiento mundial y es algo imborrable en la memoria de todos los artistas marciales y la mejor muestra del Jeet Kune Do de Bruce Lee, no podemos menospreciar escenas como la lucha en el patio del restaurante (en donde hace una exhibición extraordinaria del bo y los nunchakus), ni la explicación a sus amigos del buen uso de la cadera, ni mucho menos la pelea con el resto de los actores.
En una entrevista dirigida para un documental, la co-estrella Chuck Norris mencionó que Lee empezó usando muchas patadas en la pelea final con él, aunque posteriormente rectificó para dar un mejor clima a la escena. Ahora sabemos que Lee ciertamente sostenía que las patadas altas o en giro no eran prácticas en una lucha callejera, pues su ejecución era larga y dejaba al peleador demasiado tiempo vulnerable.
Existe una escena final (reeditada ahora en todo el mundo), en la que lucha con su traidor tío, pero que fue suprimida inicialmente por su excesiva violencia y que tardamos casi veinte años en poder verla. Si tienen DVD, es una película a conservar eternamente y la que mejor rinde culto al carácter, filosofía y habilidad de Bruce Lee.
oPerAción drAgón enter the dragon (1973)
Warner94-102 minutos
Guión: Michael Allin Música: Lalo Schifrin Director: Robert Clouse
intérpretes:
BRUCE LEE: Lee JOHN SAXON: Roper SHIH KIEN: Han AHNA
CAPRI
ANGELA MAO
JIM KELLY
BOB WALL: Ohara BOLO YEUNG: Bolo
Lee es un joven experto en artes marciales, que es reclutado por el servicio de inteligencia inglés. Su misión es viajar a Hong Kong y desenmascarar las fraudulentas actividades de Han, un hombre de negocios, antiguo discípulo del Shaolín, que ha utili
zado sus conocimientos y fuerza para enriquecerse ilegalmente. Para detenerle se le pide que entre en el torneo que organiza Han cada tres años en su isla privada, con el fin de que investigue allí las numerosas muertes de las chicas por sobredosis. Lee acepta, ya que quiere vengar la muerte de su hermana, ocurrida en la isla, y a la que Han obligó a inmolarse antes que ser ultrajada. Durante la competición, Lee pelea primero con Ohara, el primer guardaespaldas de Han, quien a pesar de emplear trucos y atacarle con una botella partida, es abatido. Han pide a John Roper, otro de los luchadores, que se una a su ejército privado, pero Roper rehúsa. Esa noche, Lee busca una radio para pedir refuerzos, pero es atrapado. Al día siguiente, deberá pelear contra Roper, a lo que se niega. Han envía a Bolo, otro de sus guardaespaldas para que acabe con Lee y Roper. Ambos se reparten el trabajo y Roper se hace cargo de Bolo, al que mata, lo que provoca que Han envíe a todo su ejército contra los dos. Cuando una de las chicas que trabaja para los británicos libera a los prisioneros de Han, la lucha se generaliza, mientras que Lee persigue a Han, quien escapa hacia la cámara de los espejos. Después de una intensa pelea Lee golpea a Han y lo empuja con fuerza hacia una lanza que le atraviesa mortalmente.
La película traspasó el simple hecho cinematográfico para convertirse en un mito y en una referencia obligada para cineastas y aficionados. Es el título más famoso de Bruce Lee, rodado en Estados Unidos con un presupuesto amplio y con un solvente equipo técnico-artístico mucho mejor que el de sus anteriores productos de Hong Kong.
Apoyado por multitud de expertos en artes marciales, desentonando por supuesto un torpe John Saxon, esta película es considerada sin reparos como la obra maestra del género. Existen tres escenas más que no se incluyeron en la película y con las cuales se comercializó una, de origen chino, titulada “Juego con la muerte 2” o “El último combate”, ambas sin interés alguno. Posteriormente, en las revisiones en vídeo se han incluido ya las escenas totales pero, lamentablemente, en su pase a DVD han sido suprimidas extraordinarias escenas de lucha, con lo cual los aficionados nos hemos sentido seriamente defraudados. Como curiosidad, hay una fugaz aparición de Jackie Chan.
juego con LA muerte game of the death (1978)
Golden Harvest 96-102 minutosDirector: Robert Clouse
intérpretes:
BRUCE LEE
GIG YOUNG
DEAN JAGGER
CHUCK NORRIS
BOB WALL
DAN INOSANTO
KAREEM ABDUL JABBAR
HUGH O’BRIAN
KIMTAI CHONG como uno de los dobles de
Bruce Lee.
La más esperada película de artes marciales, ya que los aficionados sabían que se disponían de al menos 35 minutos de rodaje con el mismísimo Bruce Lee de protagonista, los únicos que pudo rodar cuanto le llegó la muerte. Bob Wall se encargó de recuperar el material y de darle cierta forma, lo que nos obli
gó a soportarle más de la cuenta en la película.
El problema es que el público se pasa toda la película esperando visionar los famosos 35 minutos filmados (que al final fueron sólo 20 minutos), con la esperanza de ver en acción al ídolo, junto a los mejores expertos en artes marciales del momento, entre ellos Dan Inosanto.
En esta película sobra el ya mencionado Bob Wall, algo de metraje y sobre todo las carreras de motos. Muy apropiadas las escenas de sus anteriores películas (faltó “Operación Dragón”), algo forzadas las transparencias de la cara de Lee, y un buen argumento de fondo que se malogró poco a poco. Un dato curioso, es que para Gig Joung y Dean Jagger fue también su última película, ya que fallecieron poco después. ¿Tendría algo que ver con el título de la película?
Existe una segunda parte que se editó con el nombre de “EL ULTIMO COMBATE” pero que no tiene nada que ver con esta película. Incluye solamente cuatro minutos inéditos de la película “Operación dragón” que fueron metidos, casi a la fuerza,
como parte del argumento. Como en ninguno de ellos realiza técnica o pelea alguna no se la recomendamos, a no ser que sientan curiosidad por estas escenas y otras en las cuales aparece un joven Bruce Lee cuando aún no se dedicaba al cine de artes marciales.
drAgón: LA vidA de bruce dragon: the bruce Lee story (1993)
Director: Rob Cohenintérpretes:
JASON SCOTT LEE: Bruce lee LAUREN HOLLY: Linda
ROBERT WAGNER
MICHAEL LEARNED
Cuando la gente parecía haber olvidado las películas de Bruce Lee, una grata sorpresa llega a los cines mundiales. En esta ocasión y después de veinte años desde la muerte del joven actor, se estrenó con gran expectación la película “Dragón: la vida de Bruce Lee”. El guión es de John Raffo, el cual se basó en el libro “Bruce Lee: el hombre que sólo yo conocí”, escrito por Linda Lee. También colaboraron en él Ed Khmara, autor del guión de “Lady Halcón” y “Enemigo mío”, y el propio director del film Rob Cohen, el cual se hizo popular por su labor en la serie de televisión “Corrupción en Miami”. La productora es Raffaella de Laurentüs, hija de Dino De Laurentiis, quien había ganado un sólido prestigio por las películas “Dune”, “Conan, el bárbaro”, “Conan, el destructor” y “Llamaradas”. Una labor muy importante en las películas de acción es la del montador, siendo encargada a Peter Amundson, quien trabajó en películas tan importantes como “El retorno del Jedi”, “Elegidos para la gloria”, “Star Trek” y “La escalera de Jacob”.
Como coordinador de las peleas y los especialistas se contrató a John Cheung, experto en Kárate, Taekwondo, Judo y Boxeo. Su labor como coreógrafo más importante fue en “Kick boxing” y “Doble impacto”, habiendo trabajado como especialista con Bruce Lee en “Operación Dragón”. Como actor le vimos en diversas películas de Jackie Chan. En cuanto a los actores y en el papel más difícil, el de Bruce Lee, se escogió a Jason Scott Lee, un admirador de Bruce en su niñez y que manifestó comprender bien el papel que tenía que interpretar. Educado en Hawai, creció practicando toda clase de deportes, entre ellos surfing y gimnasia, entrando en el mundo del cine cuando se trasladó a California para continuar sus estudios. Allí realiza un pequeño papel como patinador en “Regreso al futuro II”, así como pequeñas intervenciones en series de televisión.
La actriz que interpreta a la mujer de Bruce, Linda, es Lauren Holly, quien confraternizó durante bastantes semanas con Linda Lee para comprender mejor su papel, en especial el sentido del humor que ambos esposos manifestaban. Ha recibido una nominación al premio Emmy por su labor en televisión y desde entonces está más ligada a este medio visual que al cine. En la película intervienen dos veteranos actores, casi retirados hasta entonces del cine, como son Nancy Kwan y Robert Warner, los cuales dan una nota de prestigio a la película. A Nancy Kwan la vimos en la película “El mundo de Suzie Wong”, en donde alcanzó gran popularidad. Posteriormente se marchó a Hong Kong donde fundó su propia productora de cine e intervino también en numerosas series de televisión.
De Robert Warner poco podemos decir que no se sepa y solamente recordar películas tan famosas como “Duelo en el fondo del mar”, “El coloso en llamas”, “La pantera rosa” o “Aeropuerto 79”. Tampoco podemos olvidar que fue esposo de la fallecida Natalie Wood, con la cual vivió hasta su muerte.
cómo nAció eL ProyectoEn otras ocasiones ya se había realizado una biografía cinematográfica sobre la vida de Bruce Lee, pero en ninguna de ellas se contó con la labor imprescindible de su viuda. Linda Lee aceptó a colaborar en el proyecto cuando leyó el guión que le presentó Rob Cohen y se dio cuenta de que podía ser el film más importante sobre la vida de su fallecido marido, en especial el hecho de que podía demostrar que Bruce fue algo más que un simple peleador chino.
El propio Rob Cohen era un admirador de Bruce desde que tuvo la oportunidad de ver “Operación Dragón” en 1973 y observar las reacciones del público. Cuando, con el paso de los años, leyó el libro de Linda “Bruce Lee: el hombre que yo sólo conocí”, se dio cuenta que tenía ante sí la historia de un hombre fascinante, alguien que merecía pasar a la historia. Desde ese día comenzó a escribir un guión cinematográfico basado especialmente en las narraciones de Linda. Una vez concluido el guión, se le presentó a Raffaella De Laurentis y esta se interesó especialmente por la idea ya que, por fin, una película de artes marciales estaba contada por una mujer. A medida en que indagó cada vez más sobre la vida de Bruce Lee su interés aumentó, y se dio cuenta que fue precisamente Linda quien más ayudó e influyó sobre Lee.
“ La idea de llevar la vida de Bruce Lee –comentó Linda Leea la pantalla la tenía ya hace cinco años, pero no contaba con el dinero ni con la colaboración necesaria para llevarla a cabo. Tenía que intentar hacer esta película, ya que pienso que es algo que Bruce me agradecerá desde el otro mundo. Sobre su personalidad y su modo de vivir se han contado grandes mentiras, no solamente cuando murió, sino cuando aún estaba vivo. Creo, además, que esta película contribuirá a que su imagen no desaparezca y sea venerado aún más por todos los artistas marciales”.
Por otra parte, los guionistas evitaron dar a la película un tratamiento demasiado sobrio y mezclaron el sentido del humor que ambos esposos tenían con la parte machista y egomaníaca de Bruce. Se muestran también los miedos internos que Bruce tenía, su intensa lucha por triunfar, así como las secuencias más famosas de sus películas, en especial la lucha de los espejos de “Operación Dragón” y una escena del serial “The Green Hornet”, en el cual hace el papel de Kato.
eL rodAje y Los ActoresUna vez terminado el guión se comenzó la parte
más difícil: encontrar al actor que interpretaría a Bruce Lee. Era
imprescindible que fuera totalmente desconocido, buen actor y no
necesariamente especialista en artes marciales. Por fin, un actor
chinoamericano de veinticinco años, de ascendencia hawaiana, fue
seleccionado entre otros y en solamente tres semanas de
entrenamiento marcial, Jason Scott Lee parecía ya un auténtico
maestro en artes marciales. Para mejorar las escenas de lucha se
contó con la ayuda de Jerry Poteet, estudiante del Jeet Kune Do que
creó Bruce y exalumno del mismo Bruce, así como de John Cheung, un
actor e importante coreógrafo de especialistas de lucha en las
películas de Jackie Chan. El rodaje comenzó en Hong Kong el 11 de
mayo de 1992 y terminó en Macao seis semanas después.
Los escenarios trataron de aproximarse lo más posible a los que
vivió Bruce y para ello se escogió el templo de Tsing Ling para
representar el Hong Kong de entonces; el club de baile de la
Asociación Mongkok Kai fong para rodar el día en que Bruce ganó un
concurso de chachacha, así como otras escenas en el territorio
portugués de Macao y las populosas calles de Hong Kong.
Cuando Linda notó que incluso después de tantos años desde su muerte la gente seguía recordando a Bruce Lee, e incluso que influía mucho sobre los artistas marciales de cualquier estilo, decidió que era el momento de hacer la película definitiva sobre su vida, no solamente como artista marcial, sino como hombre. Pero el problema con el que se encontraba una vez más era el de conseguir un buen guión, y eso que continuamente le llegaban manuscritos en ese sentido.
“ La verdad, es que aunque yo llevaba tiempo trabajando en esta idea, fue Raffaella De Laurenttis quien comenzó a coger seriamente las riendas para llevarlo a buen fin. Contrató a la gente adecuada, especialmente el guionista, me pidió que revisase el guión una vez terminado, e invirtió el dinero necesario para rodarla. Todo el rodaje se realizó en mi presencia, no tanto para que yo modificase las cosas que estuvieran mal, sino para que me sintiera a gusto con lo que allí se hacía. Era como si mi presencia y aprobación les asegurase el éxito”.
Tanto durante el rodaje, como antes, Linda se reunió con el guionista y con el director de la película, para aportar todos los detalles sobre la vida de Bruce Lee que pudieran ser importantes. El interés por lograr que Linda se entusiasmara en la película fue notorio y prácticamente estuvo presente durante todas las semanas que duró el trabajo.
“Tampoco hay que pensar que todo el guión ha sido de mi agrado, ya que no es así, pero creo que a veces el cine tiene estas exigencias y no se puede contar la vida de una persona textualmente.
En más de una ocasión me vi obligada a decirles que Bruce no era así como ellos le mostraban o que alguna escena no reflejaba la realidad. De cualquier manera, todas mis opiniones fueron tenidas en cuenta y cambiaron muchas cosas que no debían, solamente por darme satisfacción”.
No es de extrañar esta postura de Linda en cuanto a lograr un relato fidedigno, ya que llevaba muchos años pensando en esta película y contaba con datos biográficos muy completos. Pensar
que ahora toda su labor podía quedar desvirtuada otra vez, la preocupaba seriamente. El solo hecho de pensar en Bruce y en todo su trabajo, la hacía ser muy exigente con la película.
“Ciertamente necesitaba que esta película fuera tan minuciosa como el resto de las películas que Bruce Lee rodó en vida y ello exigía bastante esfuerzo. Hasta ese día mi vida era bastante tranquila y sabía que involucrarme en este proyecto me podría traer problemas emocionales muy serios, pero tenía que hacerlo. Esta vuelta al pasado no ha sido fácil par mí y espero que a partir de ahora la publicidad no me moleste demasiado”.
No solamente Linda estaba a favor de esta película, sino que sus hijos Shannon y el fallecido Brandon, se mostraban entusiasmados con la idea, lo mismo que sus antiguos alumnos. Lo curioso del caso es que la ayuda más importante vino de su esposo actual, el cual fue quien inició el proyecto al ser un admirador de Bruce, aunque no sabe artes marciales.
“Una cosa muy positiva de esta película es que me sirvió para sacar mis viejos problemas a la luz y repasar mi vida privada pasada. Reconozco que antes de su muerte las cosas no iban bien entre nosotros, pues yo pensaba que no debía ser solamente un artista marcial, sino algo diferente, más completo. Ahora mi vida con Bruce sale a la luz y es más un alivio que un dolor, ya que veo que verdaderamente estábamos más unidos de lo que antes me parecía”.
La película muestra a una pareja de razas diferentes muy enamorada, pero con grandes obstáculos para llevarse bien. El hecho de ser Bruce chino le suponía a Linda tener que enfrentarse a las opiniones hostiles de la gente, aunque pudo tener grandes amigos entre los asiáticos. Con el paso de los años fue descubriendo un nuevo mundo que la hizo feliz y su vida en Hong Kong la enriqueció aún más. Por desgracia, cuando murió recibió multitud de críticas, ya que la gente opinaba que nada de ello hubiera ocurrido sino no se hubieran casado; algo así como una superstición.
“En esta película se ha mostrado especialmente su vida y no su muerte, ya que vivió 32 años plenos de energía y su muerte fue cosa de un día. La vida de Bruce influyó en millones personas, incluidos los no practicantes de artes marciales, y creo que hoy en día su imagen sigue siendo igual de importante. El hecho que se haga una película sobre Bruce después de 20 años de su muerte indica que algo importante hizo en este mundo”.
Los actores que encarnan a Bruce y Linda fueron seleccionados con mucho cuidado y contaron con la aprobación de Linda. Las escenas fueron rodadas con tanto detalle, que en algunas de ellas Linda creyó estar viviendo de nuevo toda su vida anterior. Momentos tan memorables como las demostraciones de Long Beach, con el fallecido Ed Parker controlándolo todo, o el rodaje de su papel de Kato, fueron de gran emoción para ella.
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theunbeAtAbLebruceLee 1 hora y 25 minutosConsiderado por muchos como el James Dean del cine de Artes Marciales, en este documental denominado ‘El insuperable Bruce Lee’, nos lo muestran como un icono del cine moderno.
La cinta contiene archivos americanos exclusivos, incluso secuencias olvidadas de ‘Kato’ en Green Hornet, así como una amplia reseña de la exitosa carrera cinematográfica, pero breve, de su hijo Brandon. El video también contiene la prueba de pantalla íntegra original de Bruce para ‘El hijo de Charlie Chan’ (una serie de televisión que nunca se realizó).
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1 hora y 10 minutosEl legado artístico de Bruce Lee no suele acentuarse a menudo, en favor de su faceta marcial. Este DVD analiza la influencia de ambas facetas, así como su expresión física en la disciplina del Jeet Kune Do y sus visiones filosóficas más profundas, lo mismo que los años que siguieron a su muerte.