Virtudes
Siguiendo la tendencia de los tratadistas medievales, Alciato concede gran importancia a la Virtud, lo que se vio favorecido por la valoración humanista de la virtus clásica. La diferencia de Alciato con respecto a los autores medievales consiste en que se aparta de la sistematización tradicional de las virtudes en teologales y morales, para presentarnos sólo aquéllas que fueron más importantes para los hombres del Renacimiento. Habrá una novedad fundamental, e! lenguaje no será el tradicional gracias al fuerte ingrediente de tipo humanístico, que recurrió a los modelos de la mitología, y del bestiario, tomados de las fuentes del mundo antiguo, aunque sin perder el sentido moralizante conseguido a lo largo de la Edad Media.
La Fe
La primera virtud que considera es la Fe, según vemos en el emblema 9 Fidei symbolum (símbolo de la Fidelidad), que mantiene su sentido de verdad cristiana, pero la iconografía es distinta. En el grabado vemos al Amor Divino o santo que enlaza al Honor y a la Verdad, concierto que se logra con la presencia de la Fe. Diego López, comentando a Alciato, dice que la Fe es virtud teologal infusa y que se recibe con el agua del bautismo. «Y en ella ha de aver honra, honrando a Dios, juntamente ha de aver verdad porque la fe infusa es la misma verdad, y la que enseña todas las verdades»[25].
Emblema IX FIDEI SYMBOLVM |
Emblema IX SÍMBOLO DE LA FIDELIDAD |
Stet depictus Honos tyrio velatus amictu, eiusque iungat nuda dextram Veritas. Sitque Amor in medio castus, cui tempora circum rosa it, Diones pulchrior Cupidine. Constituunt haec signa Fidem, Reverentia Honoris Quam fovet, alit Amor, parturitque Veritas. | Píntese el Honor en pie, velado con un manto purpúreo, y que una su diestra a la suya la Verdad desnuda, y esté en medio el casto Amor, con las sienes rodeadas de rosas, más bello que el Cupido de Dione[7]. Estos constituyen los símbolos de la Felicidad, a la que calienta la Reverencia del Honor, alimenta el Amor y pare la Verdad. |
Sí conviene analizar la iconografía del Honor y de la Verdad, ya que del Amor honesto, aquí representado, se ocupará más adelante Alciato en el emblema 109 (Amor virtutis). El Honor es aquello que se adquiere de una forma libre y voluntaria, que se concede al hombre como premio a su virtud. Su representación iconográfica es a base de una figura joven y noble coronada de laurel y vistiendo un traje de púrpura como ornamento del carácter regio[26]. Mas es la presentación de la Verdad como «desnuda», siguiendo el texto del propio Alciato, que trata de la nuda veritas, y así aparece en el grabado de la edición de 1531; en la versión de Daza (Lyon 1549) va vestida, pero su traje abierto permite ver su anatomía y lleva un libro en la mano, según señalará más tarde Ripa. Para comprenderla no debemos olvidar la ambivalencia de la desnudez a través de la historia, como motivo iconográfico. Por una parte tanto la Biblia como la literatura romana consideraban la desnudez como censurable, como señal de impudor; en sentido figurado el desnudo fue identificado con la sencillez, la sinceridad y la esencia de una cosa. Alciato recogerá el sentido ya dado por Horacio sobre la «nuda veritas». Con los inicios del Renacimiento en Italia, se empezó a interpretar a Cupido desnudo como un símbolo de la naturaleza espiritual del amor, y aun las virtudes de carácter estrictamente eclesiástico fueron personificadas desnudas[27]. Diego López nos da una explicación moral: «La causa porque pintan la Verdad desnuda es porque en los tratos y conciertos no ha de aver engaño alguno, ni cosa que la ofenda, ni contradiga, o píntanla desnuda, porque los que la siguen son hombres claros y sencillos y no doblados, como los que siguen la mentira»[28].
Emblema X FOEDERA |
Emblema X LAS ALIANZAS |
Ad Maximilianum, Mediolanensem Ducem Hanc citharam, alembi quae forma halieutica fertur, vendicat et propriam Musa Latina sibi, accipe Dux; placeat nostrum hoc tibi tempore munus. Qua nova cum sociis foedera inire paras. Difficile est, nisi docto homini, tot tendere chordas; unaque si fuerit non bene tenta fides. Ruptave (quod facile est), perit non bene tenta fides. Ruptave (quod facile est), perit omnis gratia conchae, Illeque praecellens cantus, ineptus erit. Sic Itali coeunt proceres in foedera: concors nil est quod timeas, si tibi constet amor: at si aliquis desciscat (uti plerumque vidamus), in nihilum illa omnis solvitur harmonia. |
A Maximiliano, Duque de Milán Recibe, Duque, esta cítara, que por su forma de barquilla se llama haliéutica y que reivindica para sí la Musa Latina: ojalá te guste nuestro regalo, en este momento en que te dispones a entrar en nuevos pactos con aliados. Es difícil, salvo para el hombre docto, tocar tantas cuerdas, y si una sola cuerda no estuviera bien templada o se rompiera, lo cual es fácil, se arruina toda la gracia del instrumento y el excelentísimo canto resulta deforme. Así ocurre cuando se alían los próceres de Italia: no hay nada que temer si hay concordia y te quieren, pero si alguno se separa, como vemos a menudo, toda aquella armonía viene a quedar en nada. |
A una virtud fundamental para la creencia religiosa sigue la virtud humana del concierto de voluntades, necesaria para la vida política o del hombre como ser sociable. De ella nos habla Alciato en el emblema 10, Foedera (Las alianzas), que dirigió a Maximiliano, Duque de Milán, de quien habló en el emblema primero. El grabado nos presenta bajo un dosel un laúd, instrumento musical que aquí está referido a la armonía para la concordia entre los príncipes, cuando éstos realizan pactos o tratados que deben respetar, ya que si uno solo no cumple la palabra se produce el desconcierto político. Se señala que la política es similar a la buena música, pero si se rompe una sola cuerda no se alcanza el concierto deseado; por tanto es recomendable antes de la ejecución musical templar el instrumento para que las cuerdas guarden la debida consonancia. Daza tradujo así el epigrama:
«Recibe, ilustre Duque, en esta hora
Que a juntar voluntades te forcejas
En harmonía estable y muy sonora.
Y pues que al tañedor te me asemejas,
Sabe que es menester mano acertada
Para regir las cuerdas que aparejas.
Porque una sola que esté destemplada
O esté rompida, haze aquel concierto
Bolverse en harmonía desconcertada»[29].
Emblema XI IN SILENTIVM |
Emblema XI SOBRE EL SILENCIO |
Cum tacet, haud quicquam differt sapientibus amens: stultitiae est index linguaque voxque suae. Ergo premat labias, digitoque silentia signet. Et sese pharium vertat in Harpocratem. | El necio, cuando calla, en nada se diferencia de los sabios: su lengua y su voz son el índice de su bobería; así que mantenga la boca cerrada y póngase el dedo en los labios, y conviértase en el egipcio Harpócrates[8] |
Como ha señalado mi colaboradora Victoria Cadarso, este emblema es decisivo para la comprensión e interpretación del famoso doble retrato de Holbein el Joven titulado «Los Embajadores» de la National Gallery de Londres, ya que está referido a Jean de Dinteville, señor de Polisy, y a Georges de Selve, obispo de Lavour. Al centro del lienzo y entre los personajes hay no pocos detalles de naturaleza muerta, que han dado pie a varias hipótesis, que han convertido en polémico a este lienzo; el detalle más significativo es una calavera, colocada en primer término y vista anamórficamente. Frente a la riqueza y poder de los citados embajadores tanto la calavera como el reloj de arena, el fuelle, la flor, etc., hacen referencia a la brevedad de la vida. Una de las lecturas más acertadas es la reciente de Hennessy, que ha visto en la conjunción de ambos personajes una muestra de la crisis religiosa que había estallado en Europa, de la que participaba el propio pintor, simpatizante de la reforma y hostil al Papado. El cuadro no es un mero retrato, sino una obra de tesis. La transitoria gloria mundana está reflejada por los dos embajadores: Jean de Dinteville era el poder temporal y Georges de Selve, el poder eclesiástico; como personajes diplomático debían de conseguir la concordia, virtud cívica y humana, necesaria al hombre y a la sociedad para la convivencia. La clave de la composición está formada por el papel musical y el laúd, colocados en primer término y que son la base del emblema que venimos comentando. Y por otra parte, el Emblematum Libellus salió en Augsburgo en 1531 y el cuadro fue pintado dos años más tarde, hubo, pues, tiempo suficiente para que Holbein conociera una obra tan decisiva en aquel momento. «Los Embajadores» de Holbein es sin duda, la primera consecuencia plástica de un libro tan trascendental como los Emblemas de Alciato[29a].
El callar o el silencio, virtud tan desprestigiada en esta época del ruido antes fue gran virtud, como dice Diego López. Se trata esencialmente de una virtud religiosa, de ahí que al silencio monacal se le considere obligatorio en algunas órdenes religiosas. Su importancia es clara, porque «en quanto el necio calla no se diferencia de los sabios, que esto sólo no bastava para nos persuadir a tan gran virtud»[30]. De esta virtud trata Alciato en el emblema 11, In silentium (sobre el silencio), en cuyo grabado aparece el dios egipcio Harpócrates, el hijo de Isis y Osiris, que fue tenido, como dios del Silencio. Generalmente aparece sentado, pero siempre induciendo al silencio con el gesto de llevar su dedo a los labios[31].
Emblema XII NON VVLGANDA CONSILIA |
Emblema XII QUE LOS SECRETOS NO DEBEN DIVULGARSE |
Limine quod caeco, obscura et caligine monstrum Gnosiacis clausit Daedalus in latebris, depictum romana phalanx in proelia gestat, semiviroque nitent signa superba bove, nosque monent, debere ducum secreta latere consilia, auctori cognita techna nocet. | La falange romana lleva pintado al combate el monstruo que Dédalo encerró en la ciega morada y oscura tiniebla y laberintos de Cnossos[9], y soberbios signos resplandecen en el toro semihumano, que nos enseñan que los consejos secretos de los jefes deben permanecer ocultos, pues una astucia que es conocida perjudica a su autor. |
En relación con el anterior está el emblema 12, Non vulganda consilia (que los secretos no deben divulgarse), con relación a las tácticas y astucias de los capitanes en cuestiones militares. En el grabado aparece la figura del Minotauro y una inscripción con la letras S.P.Q.R. (Senatus Populusque Romanus). Este monstruo nació de los amores de Pasifae, mujer de Minos (rey de Creta) y de un toro: ello es símbolo de lo que no debe ser conocido, porque Minos quiso ocultar a los ojos de los hombres lo que su esposa había engendrado. Para ello «mandó que Dédalo hiziesse una cárcel muy horrenda y obscura y con muchas puertas, y tan confusas y secretas entre sí que el que una vez entrase dentro no pudiese salir por la dificultad de poder acertar con la salida de ellas»[32]. Esta cárcel no fue otra qué el laberinto de Creta, palabra que se aplica a lo que está confuso y enredado. Alciato lo aplica a los secretos de la guerra y por ello pone al Minotauro como divisa de los capitanes, cuyo: consejos deben de ser secretos, como el laberinto, lo que denota el mote.
Emblema XIII NEC QVASTIONI QVIDEM CEDENDVM |
Emblema XIII QUE NO HAY QUE CEDER A LOS TORMENTOS |
Cecropia effictam quam cernis in arce leaenam, Harmodii an nescis hospes? Amica fuit. Sic animum placuit monstrare virginis acrem more fera, nomen quia tale tulit, quod tidibus contorta, suo non prodidit ullum indicio, elinguem reddidit Iphicrates. | La leona que ves pintada en la fortaleza de Cécrope fue una amiga de Harmodio, ¿no lo sabes, forastero? Plugo al artista mostrar el fuerte ánimo de la heroína bajo la forma de una fiera, o bien la pintó así por causa de su nombre[10]. Y porque, aunque fue atada y martirizada, no salió de ella pista alguna, Ifícrates la mostró sin lengua. |
Para finalizar, dedicó aún Alciato otro emblema sobre el silencio de fuerte. Tal es el 13, Nec quaestioni quidem cedendum (que no hay que ceder a los tormentos). Se trata del castigo que el tirano ateniense Hipias preparó contra Harmodio y Aristogitón porque se habían conjurado para acabar con su tiranía. Deseoso de conocer a otros enemigos, mandó traer a su presencia una leona, que era amiga de Harmodio. «Pero aunque la atormentaron con grandes tormentos no descubrió cosa alguna, antes para que el tyrano del todo perdiese la esperarança de conocer de ella lo que desseava mostrando grande ánimo, fortaleza y paciencia, apretando la lengua con los dientes la cortó y la echó en presencia del tyrano»[33]. Tan edificante historia fue pintada en la Acrópolis de Atenas por el artista Ifícrates[34].
La Prudencia
De todas las virtudes sería la Prudencia una de las más caras a los hombres del Renacimiento, y que no sólo se recomendaba a los hombres de gobierno, sino también a los humanistas, y en demostración de ello Alciato le dedicó unos diez emblemas.
Emblema XIV CONSILIO ET VIRTUTE CHIMAERAM SVPERARI, HOC EST, FORTIORES ET DECEPTORES |
Emblema XIV QUE CON BUEN CONSEJO Y VALOR SE VENCE A LA QUIMERA, ES DECIR, A LOS MAS FUERTES Y EMBUSTEROS |
Bellerophon ut fortis eques superare Chimaeram et Lycii potuit sternere monstra soli: sic tu Pegaseis vectus petis aethera pennis, consilioque animi monstra superba domas. | Como el fuerte caballero Belerofonte pudo vencer a la Quimera y derribar a los monstruos de Licia, así tú alcanzas el éter, llevado por las alas de Pegaso, y domas a los soberbios monstruos con el buen consejo. |
El emblema 14, Consilio et virtute chimaeram superari hoc est, fortiores et deceptores (que con buen consejo y valor se vence a la Quimera, es decir, a los más fuertes y embusteros), tiene como protagonista al valiente caballero Belerofonte, que vivió en la corte del rey Preto de Tirinto, y al no consentir en amores con la reina, ésta lo acusó de violencia y dijo a su esposo: «¡Preto! Muérete o mata a Belerofonte, que ha querido juntarse conmigo sin que yo le deseara»[35]. No atreviéndose a matarlo, lo envió a su suegro Yobates, rey de Licia, para que lo hiciera. Antes de llevar a cabo tan funesto mensaje, Yobates ordenó a Belerofonte que venciera a una serie de enemigos y, sobre todo, que «matara a la ineluctable Quimera, ser de naturaleza no humana, sino divina con cabeza de león, cola de dragón y cuerpo de cabra, que respiraba encendidas y horribles llamas»[36]. Todo esto fue posible porque cabalgaba sobre el caballo Pegaso, dotado de alas. Frente a la historia narrativa del mito, lo que nos interesa es la moralidad del emblema, ya que la tal quimera no era más que «una variedad de muchos vicios y una fuerza de muchas formas». Y más adelante continúa Diego López acerca de la figura clave: «Beleforon quiere dezir varón sabio, entendido y de buen consejo, y da a entender Alciato que para vencer tantos vicios y tantos malos pensamientos, con que el mundo y el enemigo nos acomete, significados por la Chimera, es menester que seamos hombres de buen consejo, sabios y prudentes como Belerofon»[37].
Emblema XV VIGILANTIA ET CVSTODIA |
Emblema XV VIGILANCIA Y CUSTODIA |
Instantis quod signa canens det gallus Eoi, Et revocet famulas ad nova pensa manus: Turribus in sacris effingitur aerea pelvis, Ad superos mentem quod revocet vigilem. Est leo: sed custos oculis quia dormit apertis, Templorum idcirco ponitur ante fores. | Sea el gallo, cantando, heraldo de la Aurora que se acerca, y convoque a las siervas a las nuevas tareas cotidianas. En las torres de los templos pónganse campanas de bronce que llamen al alma vigilante a las cosas de lo alto. También está el león, que se pone ante las puertas de los templos como custodio, porque duerme con los ojos abiertos. |
El simbolismo animal de raigambre medieval dará el lenguaje para el emblema 15, Vigilantia et custodia (vigilancia, y custodia), que tendrá una clara aplicación a la política contrarreformista de la Iglesia entre los comentaristas de Alciato. El grabado nos presenta un templo renacentista con un gallo en lo alto de la veleta y un león ante la puerta. El gallo queda asimilado a las campanas, que llaman y despiertan el alma y el entendimiento a considerar las cosas celestes; y el león es un guardián, que duerme con los ojos abiertos, y así se hacía en Egipto, donde, cuando querían «pintar un hombre de gran cuydado, presto y diligente, pintavan la cabeça de un león, el qual velando cierra los ojos y durmiendo los tiene abiertos, y por esto lo pintan en las portadas de algunas Iglesias, como por guardas de ellas»[38]. Y más adelante concluye Diego López: «Por el león significa la custodia y guardia que ha de aver en los Obispos y Prelados, el qual como ya avemos dicho vela con los ojos cerrados y duerme con ellos abiertos. Y porque no faltasse quien nos avisasse de las campanas, con las quales nos llaman y hazen señal, que ay sermón... Por el gallo se entienden los Predicadores, porque como a su canto se despiertan y levantan, ni más ni menos con las vozes de ellos se levantan los hombres de sus vicios y pecados, y por esto lo pintan en las torres de las iglesias»[39].
Emblema XVI Nh8fe xai me/mnes . a1pistein . a2rqra tauta tfrenwn |
Emblema XVI QUE HAY QUE VIVIR SOBRIAMENTE Y NO CREER A LA LIGERA |
Ne credas, ne (Epicharmus ait) non sobrius esto: Hi nervi humanae membraque mentis erunt. Ecce oculata manus credens id quod videt, ecce puleium antiquae sobrietatis holus, quo turbam ostenso sedaverit Heraclitus, mulxerit et tumida seditiones gravem. | Dice Epicarmo: «no seas crédulo ni dejes de estar sobrio». Estos serán los nervios y los miembros de la mente humana. He aquí una mano con un ojo, que cree sólo lo que ve. He aquí el poleo, verdura de la sobriedad antigua: Heráclito, mostrándolo, aplacó a la turba enfurecida y la apartó de una agitada revuelta. |
Ya hemos dicho que no todos los emblemas están dedicados estrictamente a la Prudencia; así, el emblema 16, Sobrie vivendum et non temere credendum (que hay que vivir sobriamente y no creer a la ligera), que alude concretamente a la templanza, gran virtud a la que se considera como semillero de las otras. Visualmente se hace referencia por medio de la hierba poleo y por una mano con un ojo en su palma. La explicación de esto último es para persuadir al hombre que no cree más que lo que ve. Alciato cita al filósofo Epicarmo, gran maestro de la templanza, que aconsejaba no fiarse fácilmente de todos ni de todo cuanto nos dicen: un claro principio sacado de la vida práctica. La presencia de la hierba poleo se explica porque, habiendo un gran alboroto en Aterías, se pidió al filósofo Heráclito que calmase a la gente, y entonces subió a un lugar elevado y pidió una jarra de agua y echó dentro un poco de harina y poleo, y bebió, y sin decir una palabra se retiró. Diego López concluye al respecto: «Dioles a entender en esto que si huvieran vivido templadamente, no huviera bandos, disenciones, ni alboroto entre ellos. Y porque muchas vezes, los hombres semejantes a Heráclito, cuya virtud y crédito es tan conocido, hazen más con una sola palabra y con un exemplo, que otros con largas oraciones»[40].
Emblema XVII ph parediw; ti\ dereza; ti\ moi deon oux etele\qh: |
Emblema XVII ¿EN QUE ME EXCEDO? ¿QUE HE HECHO? ¿QUE HE OMITIDO? |
Italicae Samius sectae celeberrimus auctor ipse suum clausit carmine dogma brevi: quo praetergressus? Quid agis? Quid omitis agendum? Hanc rationem urgens reddere quemque sibi. Quod didicisse gruum volitantum ex agmine fertur, arreptum gestant quac pedibus lapidem, ne cessent, neu transversas mala flamina raptent. Qua ratione, hominum vita regenda fuit. | El celebérrimo autor samiano de la secta itálica encerró él mismo sus doctrinas en un breve epigrama: «¿En qué te has excedido? ¿Qué persigues? ¿Qué te queda por hacer?», urgiendo a cada cual a hacerse esta reflexión. Se dice que aprendió esto de una bandada de grullas, que cuando vuelan llevan cogida con la pata una piedra para no detenerse y para que no las desvíen de su camino las rachas de viento contrarias. La vida del hombre debiera regirse por esta norma. |
De nuevo volverá Alciato a la simbología animal para proponer al hombre el ejemplo más sabio del reino animal en relación con la prudencia, como aparece en el emblema 17, Quid excessi? quid admisi? quid omisi? (¿En qué me excedo? ¿Qué he hecho? ¿Qué he omitido?). Nada mejor para este ejercicio prudente que el hombre haga examen de conciencia sobre cómo ha obrado y qué ha dicho, si pecó por exceso o por defecto: tal era la doctrina de Pitágoras. Siendo la naturaleza maestra incomparable, se propone a la grulla como símbolo de la prudencia, «porque autores muy aprobados afirman que las grullas cuando buelan llevan en los pies unas piedras, que les sirven como lastre al navío para que no se anegue y vaya más seguro, ni más ni menos las grullas llevan aquellas piedras para bolar más seguras y que el ayre no las lleve a diferentes partes. También llevan las piedras para conocer del golpe dexándolas caer si van por tierra o por mar. Y si conocen que buelan por mar prosiguen su camino, pero si sienten que van por tierra y se sienten cansadas, baxanse a descansar. Otros ay que dicen que llevan estas piedras en la boca y es la razón cuando por causa del calor dexan la región y tierra del Oriente y se vienen a Occidente, quando quieren començar a pasar el monte Tauro, en el qual ay muchas águilas, por temor dellas toman en los picos unas piedrezuelas para que no tengan ocasión de grasnar, no ser conocidas por el canto, y desta manera puedan pasar seguramente» Y por si esto fuera poco, nuestro puntual comentarista de Alciato añade: «La vida del hombre avía de ser como la de las grullas, las quales tienen fuera de lo arriba dicho otra prudencia muy grande, con la qual enseñan al hombre cómo ha de vivir, y es que quando duermen tienen la cabeça escondida debaxo de un ala, y el un pie levantado, y la que sirve°en el esquadrón de guía y capitán duerme con el cuello levantado. Hazen de noche centinela, y en el pie que tienen levantado, tienen una piedra, y apenas se dexan dormir, quando se les cae y desta manera no duermen a sueño suelto». Y de ello viene la moralidad del emblema: «Por lo qual si nosotros durmiendo, velando y considerando quan dificultoso es el camino que caminamos, nos apercibiéramos para no dormir en los vicios a sueño suelto, antes si imitando las grullas»[41].
Emblema XVIII PRVDENTES |
Emblema XVIII LOS PRUDENTES |
Iane bifrons, qui iam transacta futuraque calles, quique retro sannas, sicut et ante, vides: te tot cur oculis, cur fingunt vultibus? An quod circumspectum hominem forma fuisse docet? | Jano bifronte, que conoces bien las cosas pasadas y por venir, y que contemplas lo de detrás y ves lo de delante. ¿por qué te pintan con tantos ojos y rostros? ¿Acaso no es porque esta imagen simboliza al hombre precavido. |
No podía faltar el jeroglífico más famoso de la Prudencia. el dios romano Jano, de rostro bifronte, que aparece en el emblema 18, Prudentes (los prudentes). Este dios tuvo una significación temporal por cuanto dio nombre a Januarius (enero). Era un personaje con dos rostros, ya que uno miraba al año terminado, y el otro al año que empezaba, y con esta iconografía figura en los mensarios medievales[42], Jano, como su nombre indica, alude al portero, no sólo del año que se abre, sino también de las moradas celestes, ya que él debe cuidar el interior y el exterior de ellas[43]. Dios tutelar de los romanos, a quienes ayudó en las guerras, su templo se abría cuando estallaba una guerra y se cerraba al concluir ésta[44]. Lo más común es que el dios bifronte simbolice la prudencia, ya que sus dos rostros aluden al pasado y al futuro, puesto que tal virtud se basa en la experiencia del pasado para planear el futuro inteligentemente. A la virtud se la figuró con dos caras en la capilla de la Arena de Padua, que Giotto pintó en 1305, y durante el Renacimiento y después su significado fue la Prudencia, como corrobora López comentando a Alciato: «Y assi tratando de la prudencia viene bien la pintura de Iano, el qual fue un hombre muy prudente y sagaz, lo cual muestra el título Prudentes, como si dixera que devén ser semejantes a Iano, y acordarse de las cosas passadas para proveer a las futuras, lo qual deven hazer los buenos Reyes, tomando exemplo de Iano»[45]
Emblema XIX PRVDENS MAGIS QVAM LOQVAX |
Emblema XIX MAS PRUDENTE QUE LOCUAZ |
Noctua Cecropiis insignia praestat Athenis, inter aves sani noctua consilii. Armiferae merito obsequiis sacrata Minervae, garrula quo cornix cesserat ante loco. | La lechuza es la divisa de la Arenas de Cécrope, y entre las aves del buen consejo, consagrada por sus méritos en obsequio de la armada Minerva, en el lugar del que fue desalojada la charlatana corneja. |
En el emblema 19, Prudens magis quam loquax (más prudente que locuaz) combinó Alciato la mitología con el simbolismo animal para presentarnos a la lechuza, ave más prudente que parlera, como símbolo que es de Palas Atenea, diosa de la sabiduría. Este animal aparece en el escudo de Atenas, la ciudad fundada por Cécrope, cuando Palas venció a Neptuno en la competencia por poner nombre a la ciudad. Resulta que Neptuno infundía malos consejos a los atenienses, que Palas convertía en buenos, y entonces vinieron volando muchas lechuzas a la ciudad, lo que atribuyeron al buen consejo de Atenea; desde entonces el animal tomó un sentido heráldico y figuró en todo cuanto hacía alusión a la ciudad. En su origen Palas tuvo a su servicio a la corneja, ave muy parlera que descubrió el secreto que las hijas de Cécrope llevaban en un cesto, y la diosa la despidió[46]. Esto es importante por la contraposición que establece entre ambas aves, sobre todo para comprender el comentario de los que siguen a Alciato. El sabio está representado por Minerva, que «en su soledad y silencio piensa lo que debe hazer y en lo más secreto de su casa alcança la resolución de lo más dificultoso». Y Diego López añade: «La razón eficaz porque Minerva despide la corneja es porque esta Diosa fue donzella y guardó virginidad, y a las donzellas parece muy bien el silencio y las afea el parlar mucho... En desechar Minerva de su servicio la parlera corneja y recibir en su lugar la lechuza significa que las donzellas no solamente no han de ser bachilleras ni amigas de conversación, pero que no han de admitirse en su servicio criadas amigas de parlar, porque de mucho hablar vienen a perderse»[47]. ,
Emblema XX MATVRANDVM |
Emblema XX SIN PRISA, PERO SIN PAUSA |
Maturare iubent propere, et cunctarier omnes; ne nimium praeceps, neu mora longa nimis. Hoc tibi declaret connexum echeneide telum: haec tarda est, volitant spicula missa manu. | Todos nos aconsejan obrar con prisa y con calma, no demasiado rápido ni con demasiada demora. Que te lo muestre la flecha unida a la rémora: ésta es lenta, mientras que los dardos vuelan de la mano que los arroja. |
No se puede tratar de la Prudencia sin hacer comentario a uno de los jeroglíficos más queridos del Renacimiento, el de la combinación aparentemente contradictoria de la rapidez con la tardanza, que mereció su representación grabada en el Sueño de Polifilo, y su copia correspondiente en el patio de la Universidad de Salamanca. El jeroglífico de la mujer sentada, aunque en acto de levantarse, con una tortuga en una mano, y unas alas en la otra, es una variante del conocido jeroglífico «apresúrate despacio» (Festina lente)[48]. Un sentido similar tiene el emblema 20. Maturandum (sin prisa, pero sin pausa), que es una variante del jeroglífico del delfín con ancla. Alciato nos persuade por medio de la flecha, que veloz sale del arco, frente al pesado pez, llamado rémora, que es capaz de detener un navío, que en todas las cosas hay que buscar el término medio, que es el que «agrada a los hombres prudentes». Porque «la mucha tardança es pereça, y la mucha priessa es vicio, pues hágamos destos dos vicios una virtud, y llámese Maturitas»[49].
Emblema XXI IN DEPREHENSVM |
Emblema XXI SOBRE EL CAPTURADO |
Iamdudum quacunque fugis, te persequor, at nunc cassibus in nostris denique captus ades. Amplius haud poteris vires eludere nostras: ficulno anguillam strinximus in folio | Desde hace tiempo te persigo a donde quiera que huyes, pero ahora por fin has sido atrapado en nuestras redes. No podrás esquivar por más tiempo nuestras fuerzas: hemos apretado a la anguila con la hoja de la higuera. |
También se alude a la Prudencia en el emblema 21, In deprehensum (sobre el capturado), con referencia al pescador que, conociendo la ligereza de la anguila para escaparse de sus manos, toma hojas de higuera, que son ásperas, y fácilmente apresa al pez. Aconseja que hay que actuar con moderación, y que las cosas se nos pueden escapar si no actuamos con cuidado, como el pescador ante la anguila. El comentarista Diego López lo aplica a los que por causa de algún delito han huido y escapado de las manos de la justicia, pero al fin los apresan con maña, como el pescador a la anguila[50].
Emblema XXII CVSTODIENDAS VIRGINES |
Emblema XXII QUE LAS VÍRGENES HAN DE ESTAR GUARDADAS |
Vera haec effigies innuptae est Palladis; eius hic
draco, qui dominae constitit ante pedes. Cur Divae comes hoc animal? Custodia rerum huic data: sic lucos, sacraque templa colit. Innuptas opus est cura asservare puellas pervigili: laqueos undique tendit amor. |
Esta es la vera efigie de la virgen Palas, y suya
es la sierpe que se halla ante sus pies. —¿Por qué este animal es compañero de la diosa? —Lo tiene por custodio: guarda los bosques sagrados y los sagrados templos. Es preciso guardar atentamente a las chicas solteras, pues el amor tiende sus lazos por doquier. |
El emblema 22, Custodiendas virgines (que las vírgenes han de estar guardadas), hace referencia a la prudencia que han de tener las doncellas para guardar la virginidad. El modelo para ellas ha de ser la diosa Palas Atenea, armada, «porque assi se deve armar la donzella de buenas costumbres y de buenos consejos, y deve ser muy prudente para guardarse», según comenta Diego López. Se presenta en el grabado a la diosa Palas Atenea según la representó Fidias, con un dragón a sus pies[51], que ya Plutarco explicaba en el sentido de que «las vírgenes tienen necesidad de ser guardadas»[52]. Vale la pena mencionar la moralidad que Diego López trae al respecto: «Pallas armada significa el sabio que se arma contra todas las perturbaciones del ánimo, y que resiste a los vicios con ánimo fuerte. Tiene el yelmo en la cabeça, significando el juyzio y la constancia, que tiene en el celebro el sabio, como alcaçar y defensa del ánimo. El escudo cristalino representa el cuydado desde lexos con la plática y razón. El escudo cristalino representa el cuydado y poca pereza del varón sabio, con la qual se mira y considera por dentro, como en espejo cristalino, y contempla las cosas interiores. Con la cabeça de Medusa, terrible y espantosa, dieron a entender la imagen del terror y espanto, la qual otros pintan en el pecho de Pallas, porque en él tiene el sabio terror, con que espanta a sus contrarios»[53].
Emblema XXIII VINO PRVDENTIAM AVGERI |
Emblema XXIII AUMENTAR LA PRUDENCIA CON EL VINO |
Haec Bacchus pater et Pallas communiter ambo templa tenent, soboles utraque vera Iovis. Haec caput, ille femur solvit: huic usus olivi debitus, invenit primus at ille merum. Iunguntur merito, quod si qui abstemius odit vina, deae nullum sentiet auxilium. | Tienen en común este templo el padre Baco y Palas, verdadera prole de Júpiter ambos. Ella salió de su cabeza, él de su muslo. A ella se debe el uso del olivo, él inventó el vino puro. Están unidos merecidamente, porque si un abstemio odia el vino, no tendrá ningún auxilio de la Diosa. |
Los emblemas 23 y 24 están dedicados a la relación que guarda el vino con la Prudencia, presentando dos posiciones diferentes, como vamos a ver. El emblema 23, Vino prudentiam augeri (aumentar la prudencia con el vino), nos presenta en el grabado a dos dioses excelentes, que conceden a los hombres grandes dones si éstos saben usar de los regalos de los citados dioses. La diosa inventó el olivo, y Baco la vid; del primero se saca el aceite, que facilita la luz para alcanzar las ciencias, de las que Palas es diosa; además el olivo está verde y no se corrompe, a imitación de la virginidad que guardó el personaje benefactor de Atenas. No está en contraposición con la vid, de la que se saca el vino, que usado moderadamente no sólo es provechoso para la salud, sino estimulante del ingenio, necesario para alcanzar las ciencias; por ello se puede decir que con el vino se acrecienta la Prudencia. El comentarista español de Alciato justifica que ambos estén en un mismo templo porque ambos dones son un regalo de Dios: «el uno la prudencia del ánimo, significada por Pallas, diosa de las ciencias y artes, y el otro provechoso para restaurar y conservar las fuerças, significadas por Baccho, inventor del vino».[54].
Emblema XXIV PRVDENTES VINO ABSTINENT |
Emblema XXIV LOS PRUDENTES SE ABSTIENEN DEL VINO |
Quid me vexatis rami? Sum Palladis arbor. Auferte hinc botros, virgo fugit Bromium. | ¿Por qué me oprimís, ramas? Soy el árbol de Palas. Apartad de aquí vuestros racimos: la virgen huye de Bromio[11]. |
El emblema 24, Prudentes vino abstinent (los prudentes se abstienen del vino), tiene una aparente contradicción con el anterior, aunque el gran comentarista Claudio Minois concertó ambos emblemas fácilmente, según Diego López, así: «Que los prudentes se abstienen del vino porque usan moderadamente y assi les aprovecha, porque de otra manera turba la razón, impide los cuidados y el vigor del ánimo». El grabado nos muestra una vid que con sus. racimos y sarmientos está apremiando a un olivo, el árbol sagrado de Palas. Como la diosa ateniense quiere"huir del cerco de Baco (los sarmientos), se pensó que Alciato quiso referirse a las doncellas, de ahí que se llegase a proponer el lema en esta forma: «Virgines vino abstinent». Nuestro Diego López añade siempre en tono moralizante: «no es menor vicio en los hombres el bever demasiadamente, antes parece mucho peor, pues devía en ellos resplandecer más la prudencia»[55].
Emblema XXV IN STATVAM BACCHI Dialogismus |
Emblema XXV SOBRE LA IMAGEN DE BACO |
Bacche pater, quis te mortali lumine novit, ed
docta effinxit quis tua membra manu? Praxiteles, qui me rapientem Gnossida vidit, atque illo pinxit tempore, qualis eram. Cur iuvenis teneraque etiam lanugine vernat barba, queas Pylium cum superare senem? Muneribus quadoque meis si parcere disces, iunior et forti pectore semper iris. Tympana non manibus, capiti non cornua desunt: quos nisi dementeis talia signa decent? Hoc doceo, nostro quod abusus munere sumit cornua, et insanus mollia sistra quatit. Quid vult ille color membris pene igneus? Omen absit, an humanis ureris ipse focis? Cum Semeles de ventre parens me fulmine traxit ignivomo, infectum pulvere mersit aquas. Hinc sapit hic, liquidis qui nos bene diluit undis: qui non, ardenti torret ab igne iecur. Sed nunc me doceas, qui vis miscerier? Et qua te sanus tutum prendere lege queat? Quadrantem addat aquae, calicem sumpsisse falerni qui cupit, hoc sumi pocula more iuvat. Stes intra herminas, nam qui procedere tendit vltra, alacer, sed mox ebrius, inde furit. Res dura haec nimium, sunt pendula guttura, dulce tu fluis. Heu facile commoda nulla cadunt! |
—Padre Baco, ¿qué ojos mortales te vieron y quién
figuró tus miembros con docta mano? —Praxiteles, que me vio cuando raptaba a la de Cnossos[12] y me pintó en aquel tiempo tal cómo yo era entonces. —¿Por qué te brota una joven y tierna barba como pelusilla, cuando podrías superar en edad al anciano de Pilos?[13] —Si aprendes a abstenerte a veces de mis dones, siempre serás tan joven como yo, y de corazón tan fuerte. —No faltan panderos en tus manos ni cuernos en tu cabeza. ¿A quiénes convienen tales divisas, sino a los dementes? —Esto enseño: que el abuso de nuestros dones produce cuernos, y que el loco sacude los lascivos sistros. —¿Qué significa ese color casi de fuego de tus miembros? ¿Es acaso señal de que tú mismo arderías con humanos fuegos? —Cuando mi padre me arrancó del vientre de Semele entre las llamas del rayo, como estaba manchado de polvo me metió en el agua. Por eso sabe lo que se hace el que nos diluye bien en las ondas líquidas: el que no abrasa su corazón con fuego ardiente. —Pero, ahora, enséñame en qué proporción has de ser mezclado y cómo puede tomársete sin daño. —Es buena costumbre en la bebida que quien desee tomar una copa de falerno, le añada un cuarto de agua. Quédate en las héminas[14], pues quien va más allá, más que alegre se pone ebrio enseguida, y luego enloquece. —Es cosa demasiado dura que la garganta esté en pendiente, mientras tú fluyes dulce. ¡Ay, no hay nada agradable que no sea difícil! |
Por extraño que parezca, aún el emblema 25, In statuam Bacchi (sobre la imagen de Baco), conlleva una amonestación hacia la Prudencia al proponer los daños que causa el vino cuando se bebe destempladamente, y por el contrario es manifiesto el provecho que ocasiona si se bebe con moderación. Alciato urdió un largo epigrama con un diálogo entre el lector y Baco. Este se enorgullece de que un artista tan famoso como Praxiteles representó su encuentro con la bella Ariadna, a la que Teseo había abandonado, y que ahora fue exaltada hasta los cielos. Otro tema que trata Baco es el de la eterna juventud gracias al uso moderado del vino[56]: y también responde que toca el tamboril y lleva cuernos, porque el vino proporciona alegría y los cuernos son propios de los que se emborrachan, ya que se enfurecen corno si fueran toros[57]. ¿Cómo explicar su color rojo, casi de fuego? Ello significa el calor y fuerza del vino cuando se bebe puro, que enciende las entrañas, por ello hay que tomarlo mezclado con agua en una determinada proporción. Conocida la naturaleza de Baco después de esta exposición dialogada, viene la moralidad: «que aunque el vino sepa bien, con todo por el provecho que se sigue de beverlo con templança y con la cuarta parte de agua y un quartillo no más, no deve mirar el que quiere bever más, que es sabroso, pues en pasando de un quartillo, luego está alegre, y de ai a poco borracho, y desto avernos de huyr»[58].
Acabamos de ver que los emblemas 23 y 24 están dedicados al vino en su relación con una virtud, la Prudencia. Esto no parece extraño, y aun mayores son las reticencias de! contemplador y estudioso del siglo XX acerca de lo que acabarnos de deducir del emblema 25. Ya Diego López al comentar el largo epigrama de Alciato decía al respecto: «¿Quién pensara jamás que la estatua (la figura) de Baco se podía acomodar a la prudencia?». Por extraño que parezca, creo que este emblema contribuyó de manera decisiva al montaje de una obra famosa de Velázquez: «Los Borrachos», nombre dado en el siglo XIX, que no responde a la realidad y que ha contribuido a la incomprensión del cuadro, pese a esta designación tan popular y categórica. Estamos ante la primera obra velazqueña de inspiración mitológica, pero el gran problema de este lienzo es la identificación del, tema, ya que no se trata de una escena realista tomada casi del natural; recientemente Camón afirmaba: «No creemos que Velázquez haya planteado esta obra con intención mitológica... no es posible que e! cortejo dionisíaco lo haya encarnado en estos degenerados, donde asoman todas las lacras de la estupidez y de la miseria».
Para comprender el cuadro será más correcto recordar los nombres antiguos del lienzo, cuando se habló de una pintura de Baco, o «El triunfo de Baco en burlesco» como escribió Palomino. Parece incuestionable que detrás de lo representado están el Ovidio de las Metamorfosis y los comentarios que hicieron sobre ellas Sánchez de Viaria y Juan Pérez de Moya, libros que Velázquez tenía en su biblioteca, ya que en e! proceso creativo de Velázquez no sólo hay aprendiza.je sobre dibujos o grabados, sino también lecturas reflexivas. Frente a la posición tradicional hay que presentar la idea, aunque no lo parezca, de que no fue un intérprete arbitrario de la mitología; no podía ser de otra manera en un pintor eminentemente intelectual y tan meticuloso en el estudio de la génesis de la obra de arte. Estamos, pues, ante una escena de tipo mitológico, pese a lo que se haya querido ver, como indica el nombre antiguo de «Baco». Creo que en una correcta lectura iconográfica el lienzo debería titularse «El rito de Baco», y a este nivel habría que distinguir entre los personajes que llevan coronas, los adeptos o devotos del dios, y los que no llevan, que son los que beben y actúan como comparsa.
El «Rito de Baco» (Los Borrachos) no era una representación actualizada de una escena mitológica, ni la recreación del culto frenético al dios del vino, como intentaban lograr las rudas tribus de la Tracia. Sería pueril pensar que Velázquez describió una mera fábula mitológica, aunque interpretada con suma libertad, ni tampoco que presentara una interpretación burlesca, pese a que e! humor no parece estar ausente. Las escenas mitológicas vistas por los tratadistas de la materia durante los siglos XVI y XVII conllevan un mensaje moralizante, y el popular lienzo de «Los Borrachos» no escapa a esta norma. Hoy nos parece inadmisible lo escrito hace unos años por Ortega y Gasset acerca del protagonista del cuadro que analizamos: «no hay un Baco, sino un sinvergüenza representándolo». Me parece más acertada la posición de Diez del Corral al dar un enfoque de la mitología por el pintor sevillano: «El tratamiento, pues, que da al mito clásico Velázquez no es algo frívolo, burla o parodia, como con harta frecuencia se ha afirmado, sino cosa seria, aunque a veces parezca forzada y penosa, puesto que se trata de encarcelar en la realidad a las figuras por la más libre imaginación»[58a].
Pero vayamos hacia la interpretación iconológica del lienzo, cuyo título de «Los Borrachos» resulta inadecuado y dificultoso en orden a su comprensión. Hemos de abandonar la idea de que Velázquez realizó tal obra por mero capricho arqueológico o estético: lo representado en el cuadro es el «Rito de Baco», y en consecuencia tiene un trasfondo religioso pagano, con una virtualidad moralizante aún para el hombre culto del siglo XVII, como nos lo corroboran los testimonios literarios y doctrinales de la época. El cultivo de la virtud fue fin esencial de la época, y la virtud fundamental para un caballero cristiano fue la Prudencia, y mucho más si éste tenía funciones de gobierno. La relación de Baco con tal virtud viene dada en uno de los libros más leídos por la sociedad europea de los siglos XVI y XVII, los Emblemas de Alciato, que venimos comentando; no sólo se hicieron ediciones sucesivas en latín, sino que fue traducido a muchas lenguas. Libro con más de 200 grabados no pudo pasar inadvertido a Velázquez, ya que lo consultó al realizar otras obras, según recientes estudios críticos[58b].
Emblema XXVI GRAMEN |
Emblema XXVI LA GRAMA |
Gramineam Fabio patres tribucre corollam, fregerat ut Poenos Hannibalemque mora. Occulit inflexo nidum sibi gramine alauda. Vulgo aiunt, pullos sic fovet illa suos. Saturno Martique sacrum, quo Glaucus adeso Polybides, factus creditur esse Deus. His merito arguitur nodis tutela salusque, herbaque tot vires haec digitalis habet. | Los senadores dieron a Fabio una corona de grama por haber derrotado a los Púnicos y a Aníbal con la demora[15]. La alondra oculta su nido con grama doblada, dice el vulgo, para abrigar a sus pollos. Fue consagrada a Saturno y Marte. Tras haberla comido, se cree que Glauco, hijo de Polibio, se convirtió en un dios. Estas notas la califican como símbolo adecuado de protección y salud: tantas son las virtudes de esta hierba digital. |
Finalmente, la serie de la Prudencia termina con el emblema 26, Gramen (la grama), hierba de gran poder y prestigio que se concedía a los que habían alcanzado la virtud que venimos comentando. La grama tiene cinco hojas como dedos y es de gran uso por sus efectos medicinales; a imitación de sus cinco dedos tiene otras tantas virtudes: el ave cogojuda hace su nido en ella, sirvió para formar la corona triunfal de Fabio Máximo, está consagrada a Saturno y Marte, y el pescador Glauco, al comerla, se convirtió en un dios marino. Precisamente, al dictador Quinto Fabio Máximo, que salvó a Roma del temible Aníbal, se le concedió el honor de la colona de grama[59]; la hierba fue dedicada a Marte porque abundaba en Roma en el Campo de Marte, y también consagrada a Saturno porque la hierba es fuerte y dura mucho tiempo; y, finalmente, la transformación del pescador Glauco en dios marino se produjo al comerla[60] y, entonces, los peces que había cogido se le escaparon de las manos al tocar la hierba. Sólo esta parte. se aprovechó en la moralización, lo que ya hizo el maestro Sánchez de Viana, quien interpretó los peces huidos como los placeres de esta vida, tras de los cuales van los hombres arrostrando grandes peligros[61].
La Justicia
Su importancia radica en el hecho de que Alciato ya le dedicó seis emblemas. Consiste, como dice el lema, en no ofender a nadie ni de hecho ni de palabra. Tal expresa el emblema 27, Nec verbo, nec facto quemquam laedendum (que no se ha de herirse a nadie ni de palabra ni de obra).
Emblema XXVII NEC VERBO, NEC FACTO QVEMQVAM LAEDENDVM |
Emblema XXVII QUE NO HA DE HERIRSE A NADIE NI DE PALABRA NI DE OBRA |
Assequitur, Nemesisque virum vestigia servat, continet et cubitum duraque frena manu. Ne male quid facias, neve improba verba loquaris, et iubet in cunctis rebus adesse modum. | Némesis sigue y observa las huellas de los hombres, y lleva en la mano el codo y los duros frenos, para que no hagas daño ni digas malas palabras, y manda guardar la medida en todas las cosas. |
En el grabado aparece una personificación alegórica, Némesis o Adrastea, que significa indignarse, y que los antiguos tuvieron por hija de la Noche y del Océano; tiene tal poder que nadie escapa a la divina venganza; lleva como atributos un codo y un freno, indicando que ella mide las acciones humanas y que invita a refrenar la lengua. El Alciato de 1531 la pone con alas y sobre una rueda para indicar la presteza con que castiga los errores y excesos; para indicar que es reina de todo se la pintó con corona. En cuanto a la moralidad, se dice que a «nadie se ha de ofender ni con palabra, que eso significa el freno, con el qual enfrena al que habla contra otro, ni con hecho, lo qual muestra la medida de! covado... porque haziendo las cosas con medida y miramiento a nadie se ofenderá con hecho»[62].
Emblema XXVIII TANDEM, TANDEM IVSTITIA OBTINET |
Emblema XXVIII TARDE O TEMPRANO PREVALECE LA JUSTICIA |
Aecidae Hectoreo perfusum sanguine scutum, quod Graecorum Ithaco contio iniqua dedit, iustior arripuit Neptunus in acquora iactum Naufragio, ut dominum posset adire suum. Littorco Aiacis tumulo namque intulit unda, quae boat, et tali voce sepulchra ferit: vicisti, Telamoniade, tu dignior armis affectus. Fas est cedere iustitiae. | Manchado con la sangre de Héctor, el escudo del Eácida[16] que la injusta asamblea de los griegos dio al Itacense[17], estando en las olas tras un naufragio, lo arrastró Neptuno, más justo, para que pudiera ir hacia su verdadero dueño. Lo llevaron al túmulo costero de Ayax las olas, que golpean el sepulcro y resuenan con estas voces: «Venciste, Telamónida, tú eres más digno de poseer estas armas. Justo es que se haga justicia». |
Mas Dios defiende la Justicia, aunque los hombres la menosprecian, como se puso de manifiesto en la competencia que hubo entre Ulises y Ayax Telamonio por poseer las armas del valiente Aquiles, y que Tetis, madre de éste, ordenó que se dieran a quien hubiera hecho más por defender el cuerpo muerto de Aquiles. La elocuencia de Ulises sentenció el pleito a su favor y por ello le dijo a su contrincante: «¿ni después de la muerte olvidarte podrás del rencor contra mí por aquellas tristes armas?»[63], y tal fue la afrenta de Ayax Telamonio que enloqueció. Pero el dios Neptuno llevó el escudo de Aquiles al sepulcro de Ayax, que estaba a la orilla del mar, según vemos en el grabado del emblema 28, Tamdem, tamdem, iustitia obtinet (que tarde o temprano prevalece la justicia), y además se oyó una voz que dijo que el muerto era más digno que Ulises de la posesión de las armas. Neptuno fue más justo que los jueces que sentenciaron el pleito y por ello el mar trajo el escudo hasta la tumba. Diego López interpreta la moralidad del emblema en el sentido de que, aunque a muchos los jueces les quitan injustamente la razón, ya por soborno o por otra causa, «en fin Dios buelve por ellos, y aunque justicia ande debaxo de los pies, en fin alcança su derecho, y aun algunos, después de muertos, en negocio de honra se la han restituido, guardándole justicia»[64]
Emblema XXIX ETIAM FEROCISSIMOS DOMARI |
Emblema XXIX QUE INCLUSO LOS MÁS FEROCES SE DOMAN |
Romanum postquam eloquium, Cicerone percmpto, perdiderat patriae pestis acerba suae. Inscendit currus victor, iunxitque leones. Compulit el durum colla subiré iugum. Magnanimos cessisse suis Amonius armis, ambage hac cupiens significare duces. | Después que, muerto Cicerón, hubo echado a perder, cual peste acerba para su propia patria, la elocuencia romana, subió como vencedor a su carro y unció leones y les obligó a sufrir el duro yugo en sus cervices. Con este enigma quiso significar Amonio que habían caído bajo sus armas los mejores jefes. |
Ante la debilidad de los humanos está la fortaleza de los dioses como garantía de la Justicia, según hemos visto en el emblema anterior. Pero la virtud de la Justicia se manifiesta de verdad cuando se vence a los que son poderosos por naturaleza, como los leones. Tal ocurre en el emblema 29, Etiam ferocissimos domari (que incluso los más feroces se doman), en e! que vemos a Marco Antonio desfilando triunfalmente después de haber vencido en Filippos (el 42 antes de Cristo) a Bruto y Casio, vengando así la muerte de César[65]. Se dice que Marco Antonio fue el primer caudillo que puso bajo el yugo a los leones, luego de domarlos, para que llevaran su carro, dando a entender que se habían rendido a sus armas los valerosos capitanes, simbolizados por los, leones, y a pesar de su fuerza y ferocidad habían sido domados.
Emblema XXX GRATIAM REFERENDAM |
Emblema XXX QUE HAY QUE DEVOLVER LOS FAVORES |
Aerio insignis pietate Ciconia nido, investes pullos pignora grata fovet. Taliaque exspectat sibi munera mutua reddi, auxilio hoc quoties mate egebit anus. Nec pia spem soboles fallit, sed fessa parentum Corpora fert humeris, praestat et ore cibos. | La cigüeña, famosa por su piedad, calienta en el alto nido a sus pollos inermes, grata prenda, y espera que tales regalos sé le devuelvan recíprocamente cuando, ya vieja, tenga necesidad de este auxilio. Y la piadosa prole no defrauda esta esperanza, sino que lleva sobre los hombros los agotados cuerpos de los padres y les da la comida en la boca. |
La Justicia se manifiesta de una forma natural en el agradecimiento que los hijos realizan con sus padres, a los que, siendo ancianos, alimentan y cuidan hasta su muerte. A este sentimiento hace referencia el emblema 30, Gratiam referendam (que hay que devolver los favores), y aparecen en el grabado las cigüeña.s «las quales siendo incapaces de toda razón, sino conociendo naturalmente lo que se deve a los padres, quando los ven ya cansados y viejos, los ponen en un nido y pagándoles la buena obra que recibieron, los alimentan, sustentan y dan lo necessario, y assi los Egyptos (sic) para significar un hombre agradecido a sus padres pintavan una cigüeña»[66]. Este ejemplo sacado de la vida moralizada de los animales no puede ser más certero ce presentar el agradecimiento de los hijos para los padres como un deber de justicia elemental, y aquellos que no lo practican bien lo pueden aprender de las cigüeñas.
La Justicia debe brillar entre los que la administran, como los jueces, a los que va dirigido el emblema 31, Abstinentia (la abstención), cuya lectura aclaraba Claudio Minois así: «Abstinencia a muneribus capiendis», es decir, de recibir sobornos. Si los jueces no tienen esta virtud de la abstención, se convierten en tiranos.
Emblema XXXI ABSTINENTIA |
Emblema XXXI LA ABSTENCIÓN |
Marmoreae in tumulis una stat parte columnae urceus, ex alia cernere malluvium est. Ius haec forma monet diaum sine sordibus esse, defunctum puras atque habuisse manus. | En un túmulo hay en pie, a un lado del pedestal de mármol, un jarro, y en el otro una jofaina. Esto indica sentencias dictadas sin suciedad, y que el difunto tuvo las manos limpias. |
Al presentar el grabado un jarro de agua y una palangana para lavarse las manos, sobre un sepulcro, se quería dar a entender que el muerto fue inocente, como el juez que no recibió sobornos, y que por ello fue honrado después de muerto. Así, pues, el juez se ensucia cuando se deja arrastrar por la pasión de la avaricia y se vuelve codicioso de sobornos, y entonces no vive con las manos limpias, como dice Diego López al interpretar a Alciato.
Emblema XXXII BONIS A DIVITIBVS NIHIL TIMENDVM |
Emblema XXXII QUE LOS BUENOS NO DEBEN TEMER NADA DE LOS RICOS |
Iunctus contiguo Marius mihi pariete, nec non Subbardus, nostri nomina nota fori, aedificant bene nummati, staguntquec vel ultro obstruere heu, nostris undique luminibus. Me miserum! Geminae quem tamquam Phinea raptant harpyae, ut propriis sedibus eiiciant, integritas nostra, atque animus quaesitor honesti, his nisi sint Zetes, his nisi sint Calais. | Los ricos Mario y Subardo, vecinos míos —nombres bien conocidos en nuestros tribunales—, construyen a más y mejor y se ocupan, ay, de tapar nuestras luces por todas partes. ¡Infeliz de mí! Estas harpías gemelas me rapiñarían tanto como a Fineo y me echarían de mi propia casa si no fuera porque mi integridad y mi ánimo, que busca lo honesto, son mis Zetes y Kalais[18]. |
El emblemista milanés acabará su serie sobre la Justicia con el emblema 32, Bonis a divitibus nihil timendum (que los buenos no deben temer la persecución de los ricos), cuando los jueces ejercen la Justicia. Al respecto ya decía Horacio que el hombre de «vida intachable y limpio de culpa» no debe de temer a nadie, vaya por donde vaya[67]. Presenta en el grabado a los argonautas Zetes y Calais, hijos de Bóreas, persiguiendo a las arpías que, como las describe Virgilio: «Tienen cuerpo de pájaro, con cara de doncella; expelen un fetidísimo excremento; sus patas están provistas de corvas garras, y tienen siempre el rostro descolorido por el hambre». La escena recuerda el momento en que los Argonautas llegaron a los dominios de Fineo a preguntarle sobre el camino de la Cólquide, y él prometió decírselo si le libraban de las arpías. Los hilos de Bóreas —Zetes y Calais— persiguieron a los monstruos por los aires y los arrojaron del reino. Son las mismas a las que luego encontraron en las islas Estrófadas Eneas y sus compañeros[68]. En el emblema de Alciato un buen hombre se queja de dos jueces que trabajan para los ricos, pero él no teme. Al respecto dice Daza Pinciano en su versión:
«Mario y Subardo, grandes abogados,
en la chancilleria bien conocidos,
como son ricos están concertados
de cómo, en dos Harpías convertidos,
echarme de mis pobres sotechados»[69].
La Fortaleza
A la serie de esta virtud, hermana de la anterior, dedicará Alciato cinco emblemas. Comienza con el emblema 33, Signa fortium (las divisas de los fuertes), que nos presenta a un águila con las alas explayadas encima del sepulcro de Aristomenes. En el epigrama describe Alciato al águila que lleva «la ventaja en fuerça y valor entre las aves, y quanto más fuerte soy que todas ellas, pues soy la Reyna y menosprecio el favor del rayo, y miro sola el sol sin cerrar los ojos». Aristomenes, el personaje celebrado en su sepulcro, fue un joven que por su valentía fue elegido rey de los mesenios, y desafió a los lacedemonios entrando por la noche en el templo de Palas y colgó allí un escudo; al fin cayó prisionero y le sacaron el corazón comprobando que lo tenía lleno de pelos, como señal de su fortaleza[70]. Para Diego López, Alciato quiso referirse a Carlos V y el emblema aludía al águila «que traía por armas y escudo Imperial, la qual muestra por si gran fortaleza, y assi como en ella excede a las demás aves, ni más ni menos Carlos Quinto vence a los demás»[71].
Emblema XXXIII SIGNA FORTIVM Dialogismus |
Emblema XXXIII LAS DIVISAS DE LOS FUERTES Diálogo |
Quae te causa monet, volucris Saturnia, magni ut
tumulo insideas ardua Aristomenis? Hoc moneo, quantum inter aves ego robore praesto, tantum semideos inter Aristomenes. Insideant timidae timidorum bustae columbae, nos aquilae intrepidis signa benigna damus. |
—¿Qué elevada causa te lleva, ave de Saturno, a
posarte en el túmulo del gran Aristómenes? —La siguiente: lo que yo represento entre las aves, lo es Aristómenes entre los héroes. Reposen las tímidas palomas en las tumbas de los tímidos, que nosotras las águilas damos liberal signo de los intrépidos. |
Pero hay un sentido intrínseco de la Fortaleza, cuando con ella se amonesta al hombre a practicar la paciencia en los casos contrarios a le fortuna, al mismo tiempo que le avisa de refrenar la lujuria. Del emblema 34 Sustine et abstine (resiste y abstente), se sacan las virtudes insignes de le Paciencia y de la Abstinencia, tan provechosas para evitar los vicios contrarios de la intolerancia y de la incontenencia. Es el espíritu de la filosofía estoica de Epicteto, que Horacio recomienda a Licinio: «Ten esperanza en la adversidad, y teme la suerte contraria en las prosperidades con el corazón bien prevenido»[72]. El grabado nos muestra a un toro atado en la rodilla derecha, entonces acata el mando del que lo dirige y además se abstiene de las vacas que están ya preñadas. El simboliza, según Diego López, la imagen del hombre sensato y fuerte[73].
Emblema XXXIV \Ane/xw kai\ a0pe/xw |
Emblema XXXIV RESISTE Y ABSTENTE |
Et toleranda homini tristis fortuna ferendo est. Et nimium felix saepe timenda fuit. Sustine, Epictetus dicebat, et abstine. Oportet multa pati, illicitis absque tenere manus. Sic ducis imperium victus fert poplite taurus in dextro, sic se continet a gravidis. | Hay que decir que del mismo modo que el hombre debe soportar la mala fortuna, incluso la demasiado feliz tuvo a menudo que ser temida. Epicteto decía: «resiste y abstente». Hay que soportar muchas cosas y mantenerse alejado de lo ilícito, como el toro que soporta el imperio de su amo con la rodilla derecha atada: así se abstiene de las hembras grávidas. |
Otra forma de la Fortaleza espiritual es no saber lisonjear, como expresa el emblema 35, In adulari nescientem (sobre el que no sabe adular), cuando se presenta la metáfora del caballo, que no da gusto al jinete si éste no lo sabe montar y dirigir. Diego López sacará del emblema una moralidad política, con base en el dicho del filósofo Aristino, quien afirmaba que «avía de suceder bien al Príncipe o al Rey, si ante todas las Artes, deprendiese andar a cavallo, porque si deprendiese las demás disciplinas, esto se podía hazer con la obra y vigilias de los hombres: los quales aunque tengan defectos no quieren que se los digan, ni repreendan. Pero el andar a cavallo, no solamente el Príncipe lo deprehende de los hombres, sino del mismo cavallo, el qual no sabe lisongear como el hombre, ni adular como el truhán o chocarrero. Porque si el Príncipe no govierna el cavallo como conviene, luego el propio cavallo vengará el error y derribará al que va encima sin tener respeto alguno a nadie de qualquiera condición y estado que sea»[74].
Gracias al investigador americano John Moffit sabemos de la trascendencia de este emblema de Alciato en la tipología del retrato ecuestre del Barroco, especialmente en Velázquez. El emblema 35 de Alciato nos presenta a un jinete dominando al caballo, que es símbolo de las «pasiones desenfrenadas», por ello la brida fue vista en relación con la Templanza, así lo recogen Valeriano, Cocchi, Ripa y Camerarius. De esta imagen emblemática salieron muestras ecuestres tan importantes como el retrato del Conde Duque de Olivares, el de Felipe IV en el Salón de Reinos o el monumento ecuestre de Pietro Tacca, entre otros. En todos aparece el caballo en la misma postura, descansando en las patas traseras y levantando las delanteras en actitud heroica y distinguida, siguiendo las normas prescritas en las escuelas de equitación[74a].
Emblema XXXV IN ADVLARI NESCIENTEM |
Emblema XXXV SOBRE EL QUE NO SABE ADULAR |
Scire cupis dominos toties cur Thessalis ora mutet, et ut varios quaerat habere duces? Nescit adulari, cuiquamve obtrudere palpum. Regia quem morem principis omnis habet. Sed veluti ingenuus sonipes, dorso excutit omnem, qui moderari ipsum nesciat hippocomom, nec saevire tamen domino fas; ultio sola est, dura ferum ut iubeat ferre lupata magis. | ¿Quieres saber por qué la región Tesalia cambia constantemente de señores y procura tener diversos jefes? No sabe adular ni lisonjear a nadie, costumbre que tiene toda corte real. Por el contrario, como un caballo de buena raza, arroja de su lomo a todo aquel jinete que no sabe gobernarla. Pero no es lícito al señor ser cruel: el único castigo permitido es obligar a soportar un freno más duro. |
Acerca del retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos se tuvo en cuenta el modelo de una estampa de Tempesta sobre Nerón, y el violento escorzo del vientre se debe a que estuvo destinado a ocupar la sobrepuerta del Salón de Reinos del Palacio del Retiro. Además de Alciato, Moffit ha indicado la relación que guarda con el número 64 de los Emblemas morales publicados por Sebastián de Covarrubias en 1610, y señalado por el lema Parce puer stimulis; en el comentario se alude a la prudencia que hay que tener al templar a los jóvenes. La imagen fue una idea corriente en la época, y no debe de extrañar que la desarrollara con clara referencia política Saavedra Fajardo en su obra: Idea de un príncipe político-cristiano (1642) en los emblemas 21 y 38. Poetas y escritores del momento como Zárate y Lope de Vega hablan de llevar las «riendas del Gobierno», aunque esta frase se encuentra en el prefacio del libro de Bernardo de Vargas Machuca: Teoría y exercicios de la jineta (Madrid, 1619)[74b].
Emblema XXXVI OBDVRANDVM ADVERSVS VRGENTIA |
Emblema XXXVI QUE SE HA DE RESISTIR EL APREMIO |
Nititur in pondus, et consurgit in arcum. Quod magis, et premitur, hoc mage tollit onus: fert, et odoratas, beliaria dulcia glandes. Queis mensas inter primus habetur honos. I, puer, et reptans ramis has collige, mentis qui constantis erit, praemia digna feret. | La palmera aguanta el peso y se levanta en arco, y cuanto más se la presiona más levanta la carga. Lleva perfumadas bayas, dulces golosinas, que son tenidas en los banquetes como el primer regalo. Ve, niño, y subiéndote a las ramas, cógelas: quien se mantiene constante en su propósito, se lleva dignos premios. |
La Fortaleza frente a la adversidad será expresada en el emblema 36. Obdurandum adversus urgentia (que se ha de resistir el apremio), con base en la imagen de la palmera datilera, cuyo fruto pretende coger un joven asiéndose a las ramas verdes, que oponen gran resistencia. Daza Pinciano traduce el epigrama con gran claridad:
«Quanto de mayor carga es oprimida
La palma, tanto más resiste y realza
Y lleva fruta dulce y escogida.
Aquesta fruta, tú, cristiano, alcanza,
Que el que paciente fuere en esta vida
Que por sufrir en la otra más se ensalza,
Deste contraste el premio merecido
Alcanzará por el trabajo avido»[75].
La imagen se prestaba para trasladarla al campo de las alegorías cristianas, así aparece en la Idea vitae teresianae para expresar la «Perseverancia en la mortificación» por medio de una carmelita asida a la rama de una palmera, que el comentario relaciona con la cruz, de ahí que la consideración de la Pasión de Cristo sea vista como señal de la perseverancia en la virtud[76]. Diego López, como profesor, saca en este caso una aplicación como referencia a los alumnos, ya que la palma «no se dobla con ninguna carga, ni se tuerce sino azia arriba contra el peso y carga, por alguna virtud que naturalmente tiene encubierta, y el fruto de ella es muy suave con lo cual nos amonesta al sufrimiento de los trabajos y dificultades, del qual sacaremos gran provecho. Porque ninguno puede llegar a grandes honras, sin que aya primero pasado y sufrido grandes trabajos»[77].
Termino la serie de la Fortaleza con el emblema 37, Omnia mea mecum porto (llevo conmigo todos mis bienes), que sirve para presentarnos al modelo de hombre; ajeno de codicia y de riquezas, y que lleva todo consigo mismo, así que viene a ser el símbolo de la citada virtud. El hombre presentado en el grabado se dice que es de la tribu de los hunos, que viven en la nación escita y, según los autores antiguos, son nómadas y viven en lugares solitarios, se visten con pieles de animales y se alimentan de leche y miel; desprecian el oro y la plata y no desean lo ajeno[78]. Pese a esto, aquí se refiere también a Bías, un personaje casi legendario, uno de los siete sabios de Grecia, que al ser saqueada su ciudad y huyendo los ciudadanos con lo que podían llevar, él fue amonestado por un amigo para que hiciese lo propio, ya que no llevaba nada, mas Bías le respondió: «llevo conmigo todos los bienes». Este personaje, tanto para Diógenes Laercio como para Cicerón, vino a ser la encarnación de la imperturbabilidad estoica ante las adversidades[79]. Tal personaje sirvió al marqués de Santillana oara montar su obra Bías contra fortuna, escrita hacia 1450 con destino a su primo el Conde de Alba, prisionero por razones políticas y necesitado de consolación; Santillana encontró en Bías al arquetipo humano que personificaba la sabiduría y Ja grandeza de ánimo, y que respondía al ideal grecorromano del varón fuerte[80].
Emblema XXXVII OMNIA MEA MECVM PORTO |
Emblema XXXVII LLEVO CONMIGO TODOS MIS BIENES |
Humus inops, Scylhicique miserrimus accola Ponti, ustus perpetuo livida membra gelu: qui Cereris non novit opes, nec dona Lyaei, et pretiosa tamen stragula semper habet. Nam myrrhinae illum perstringunt undique pelles, lumina sola patent, caetera opertus agit. Sic furem haud metuit, sic ventos temnit et imbres: tutus adpudque viros, tutus apudque Deos. | El huno indigente y el paupérrimo habitante del Ponto Escitico, queman sus lívidos miembros en un hielo perpetuo. Pero quien no conoció los dones de Ceres ni los regalos de Lieo[19], siempre tiene un cobertor precioso, pues le cubren por todas partes pieles de armiño: sólo se le ven los ojos, el resto lo lleva oculto. Así que no teme al ladrón, así desdeña vientos y tempestades, libre del temor de los hombres y de los dioses. |
Diego López vio en él un ejemplo del varón evangélico que no tiene el inconveniente de las riquezas y se acomoda a la parábola que afirma que es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos. Así el hombre pobre, como el huno o Bías, está seguro de Dios, mientras que el rico tiene gran estorbo para llegar al cielo.
La Concordia
Casi tan importante como la virtud de la fortaleza es la Concordia, a la que Alciato dedicó cinco emblemas. El 38, Concordiae symbolum (el símbolo de la concordia), presenta como fundamento histórico los alborotos que había en Roma cuando el cónsul Camilo dirigió su vista hacia el Capitolio y suplicó a los dioses que si se aplacaban aquellos disturbios levantaría un templo a la Concordia, lo que así fue, y entonces se puso sobre el altar un cetro (signo de gobierno) y varias cornejas en torno[81]
Emblema XXXVIII CONCORDIAE SYMBOLVM |
Emblema XXXVIII EL SÍMBOLO DE LA CONCORDIA |
Cornicum mira inter se concordia vitae est, mutua statque illis intermerata fides. Hinc volucres haec sceptra gerunt, quod scilicct omnes consensu populi stantque caduntque duces, quem si de medio tollas, discordia praeceps advolat, et secum regia fata trahit. | Admirable es la concordia de las cornejas entre sí durante su vida, y hay en ellas una fidelidad mutua e inmaculada. De ahí que tales aves lleven estos cetros, lo cual quiere decir que todos los jefes se levantan y caen por acuerdo del pueblo, y que si lo quitas de en medio acude volando la discordia rápidamente y se lleva consigo los hados regios. |
Diego López recoge las noticias de Eliano sobre la costumbre que había en las bodas, cuando se invocaba a las cornejas para que los casados guardasen la fidelidad, ya que estos pájaros eran modelos porque «después que se junta el macho con la hembra, se aman en tanto grado y se tienen tanto respeto que el marido de la una no se junta con otra, ni la mujer del uno se junta con otro, porque la naturaleza les enseñó esta manera de respetarse los unos a los otros». Y aún añade: «Fuera desta costumbre tienen otra, digna no de menor alabança, y es que muerto el marido, la Corneja su muger vive en perpetua soledad, sin juntarse con otro todo el tiempo que vive, y lo propio haze el marido»[82].
Emblema XXXIX CONCORDIA |
Emblema XXXIX LA CONCORDIA |
In bellum civile duces cum Roma pararet, viribus et caderet marta terra suis, mos fuit in partes turmis coentibus easdem coniunctas dextras mutua dona dare. Foederis haec species: id habet concordia signum, ut quos iungit amor, iungat et ipsa manus. | Cuando Roma tenia a sus jefes en la guerra civil y sus hombres morían en el campo de batalla, fue costumbre, cuando las tropas se juntaban a hacer una alianza, saludarse mutuamente dándose la mano derecha. La concordia tiene esto como símbolo, de modo que aquellos a los que une el afecto, una también la mano. |
Mayor trascendencia en las artes plásticas ha tenido el emblema 39, Concordia, que nos presenta a dos guerreros o capitanes dándose las manos derechas, signo que los historiadores romanos interpretaron unánimemente como muestra del establecimiento de una alianza o pacto o juramento, y también los poetas Virgilio y Ovidio vieron en ello una prenda de fe y amistad[83]. Daza concluye al respecto indicando:
«Costumbre fue, con la diestra juntada,
Hazer señal de paz muy conocida»[84].
Este emblema ha sido fundamental a la más reciente investigación velazqueña para explicar «Las Lanzas» o «La Rendición de Breda» al considerar a los capitanes de los ejércitos enfrentados, Justino y Nassau y Ambrosio de Spinola, como los protagonistas de una versión actualizada y concreta del modelo de Alciato, que estamos comentando[85]. Dadas las inclinaciones intelectuales de Velázquez, hay que asumir esta hipótesis que acaba con tanta retórica como se ha escrito en torno al famoso cuadro del Salón de Reinos.
Emblema XL CONCORDIA INSVPERABILIS |
Emblema XL LA CONCORDIA INVENCIBLE |
Tergeminos inter fuerat concordia fratres, tanta simul pietas mutua, et unus amor: invicti humanis ut viribus ampla tenerent regna, uno dicti nomini Geryonis. | Tanta fue la concordia entre aquellos tres hermanos gemelos y tanto cariño mutuo y tan estrecho amor que, nunca vencidos por fuerzas humanas, tenían amplios reinos bajo un único nombre: el de Gerión. |
En relación con uno de los trabajos de Hércules, Alciato inventó el emblema 40, Concordia insuperabilis, para significar la gran fuerza de esta virtud, pintando un hombre de tres pares de brazos y piernas, como referido a los hermanos Geriones (los hijos de Gerión), «porque fueron tan conformes que parecía que se governavan con una sola voluntad». La temática de este trabajo herácleo era particularmente afecta a los hispanos, ya que el reino de estos hermanos se lo situaba en la España antigua, en una comarca famosa por sus riquezas y ganados. Movido por esta fama llegó Hércules y sólo pudo vencerlos cuando estalló la discordia entre los hermanos y se dividieron[86]. Diego López trae a colación el ejemplo de Sciluro Scita, que llamó a sus hijos estando en el lecho de muerte para recomendarles la concordia y «dioles un haz de varas para que las quebrasen, y nunca pudieron estando todas juntas, pero después de cada una por si las quebraron muy fácilmente. Entonces les dixo el padre. Mirad, hijos, en quanto estuvieredes juntos en concordia, nadie podrá venceros, ni sujetaros, pero si os dividís, fácilmente seréys vencidos»[87]. La misma historia y enseñanza se aplica entre Gerión y sus hijos, a la que se dio carácter emblemático. Dada la conexión de Hércules cor. los orígenes de España, el tema del robo de los toros de Gerión por Hércules fue representado a mediados del siglo XVI en la fachada del Salvador de Ubeda y en el patio de la Casa Zaporta de Zaragoza[88].
Emblema XLI VNVM NIHIL, DVOS PLVRIMVM POSSE |
Emblema XLI QUE UNO NO PUEDE NADA Y DOS MUCHO |
Laerte genitum, genitum quoque Tydeos una. Hac cera expressit Zenalis apta manus. Viribus hic praestat, hic pollet acumine mentis, nec tamen alterius non eget alter ope. Cum duo coniuncti veniunt, victoria certa est. Solum mens hominem, dextrave destituit. | En esta tabla pintó conjuntamente la diestra mano de Zenalo al hijo de Laertes y al de Tideo[20]. Uno sobresale por sus fuerzas, el otro vale por la agudeza de su mente: y, sin embargo, se necesitan mutuamente: cuando se unen, cierta es la victoria. La mente o la mano dejan al hombre incompleto. |
La Concordia es mayor cuando la acompañan otras virtudes, como nos muestra el emblema 41, Unum nihil, duos plurimum posse (que uno no puede nada, y dos mucho). Se dice que cuando el ataque a Troya por parte de los griegos, el valeroso Diomedes solicitó la compañía de otro para penetrar subrepticiamente en la ciudad, porque: «Cuando van dos, uno se anticipa al otro en advertir lo que conviene, cuando se está solo, aunque se piense, la inteligencia es más tarda y la resolución más difícil». Ante la dificultad de elegir un compañero, decidió el rey Agamenón: «¿cómo no pensaré en el divino Ulises, cuyo corazón y ánimo valeroso son tan dispuestos para toda suerte de trabajos, y a quien tanto ama Palas? Con él volveríamos acá aunque nos rodearan abrasadoras llamas, porque su prudencia es grande»[89] Claramente, el modelo literario de Homero nos sirve para aclarar los personajes del grabado, que Diego López explica así: «es necesaria la concordia entre el animoso, valiente y esforçado, y el prudente, astuto y sagaz, porque desta manera ayudándose entrambos podrán hazer grandes cosas, y cada uno solo podrá hazer poco»[90]. Ello tiene especial interés en las acciones bélicas, cuando hay que unir a la fuerza el consejo y la prudencia, lo que significan Ulises y Diomedes juntos.
Emblema XLII FIRMISSIMA CONVELLI POSSE |
Emblema XLII LAS COSAS MUY FIRMES NO SE PUEDEN ARRANCAR |
Oceanus quamvis fluctus pater excitet omnes. Danubiumque omnem, barbare turca, bibas. Non tamen irrumpes perfracto limite. Caesar Dum Carolus populis bellica signa dabit. Sic sacrae quercus firmis radicibus adstant, sicca licet venti concutiant folia. | Aunque el padre Océano excite todas sus ondas, y te bebas. bárbaro turco. todo el Danubio, no traspasarás el limite, mientras el césar Carios conduzca a los pueblos a la guerra. Del mismo modo se afirman las sagradas encinas sobre sus firmes raíces, aunque los vientos agiten sus hojas secas. |
Y por último, otra de las virtudes necesarias a la Concordia, para que sea fuerte y duradera, es la constancia, lo que se simboliza en el emblema 42, Firmissima convelli non posse (las cosas muy firmes no se pueden arrancar), por una encina vieja, a la que los vientos pueden hacer caer, pero como está firme no la pueden arrancar. Valeriano nos pinta a la encina como símbolo de la fuerza moral, y Rafael puso la alegoría de tal virtud bajo una encina en la Estancia de la Signatura, del Vaticano[91], Alciato aplica la metáfora de la encina en este emblema a Carlos V, cuando necesitó tal fuerza moral para luchar contra los turcos tanto por mar como por tierra. La metáfora se fundamenta en el hecho de que tal arbusto fue dedicado a Júpiter.
La Esperanza
La última virtud comentada por Alciato en forma reiterada es la Esperanza, a través de cinco emblemas. El más característico es el 43, Spes proxima, cuyo grabado nos presenta a un navío en alta mar sufriendo el fragor de la tempestad, en forma que recuerda la oda de Horacio cuando se dirige a la nave del Estado[92]. Tradicionalmente la nave o el navío fue visto como el símbolo de la esperanza, ya que puede moverse si soplan los vientos[93]. En un manuscrito francés del siglo XV aparece ya el navío como atributo de la Esperanza[94].
Emblema XLIII SPES PROXIMA |
Emblema XLIII LA ESPERANZA CERCANA |
Innumeris agitur Respublica nostra procellis, et spes venturae sola salutis adest: non secus ac navis medio circum aequore, venti, quam rapunt; salsis iamque fatiscit aquis. Quod si Helenae adveniant lucentia sidera fratres. Amissos animos spes bona restituit. | Nuestra República es zarandeada por innúmeras borrascas, y sólo queda la esperanza de una salvación futura: no de otro modo está en medio del mar la nave a la que arrastran los vientos y ya se abre a las aguas saladas. Pero si llegan a verse las lucientes estrellas que son los hermanos de Helena[21], una buena esperanza devuelve los decaídos ánimos. |
Lo que da carácter singular a este grabado es la presencia de dos estrellas en la parte superior, lo que Alciato interpreta como símbolo de los hermanos de Helena, Cástor y Pólux, cuya presencia en el cielo determina que se calme la tempestad. Ellos nacieron de los amores de Júpiter con Leda, de un solo huevo[95]; ellos 'fueron considerados como patronos de los marinos, porque tomaron parte en la expedición de los Argonautas y calmaron una terrible tempestad; Júpiter los llevó al cielo y por eso cuando aparecen se considera que ha llegado la bonanza[96]. Diego López irá más allá con sentido claramente contrarreformista, ya que el navío es imagen de la Iglesia o de la República Cristiana, y cuando sufre naufragio por guerras, «disenssiones y heregías con el Pontífice Romano y con el Emperador Carlos Quinto, hermanos de la hermosa Helena (que es la Iglesia Romana, maestra y cabeça de las demás iglesias), podemos tener gran esperança en los trabajos y naufragios que la República Christiana padeciere»[97]. Además de la repercusión que tuvo este emblema en el área católica, quizá haya que tener en cuenta el modelo de Alciato a la hora de explicar un cuadro tan polémico como la «Tempestad Marina» de Peter Bruegel, del Kunsthistorisches Museum, de Viena, que fue comentado por Kreuzberg teniendo en cuenta el ambiente calvinista que rodeó al pintor. Parece ser una alegoría de la vida humana como navegación, y el claro de luz que sale del rompimiento de gloria sería la iluminación que recibe el cristiano en su peregrinaje existencial[98].
Emblema XLIV IN SIMVLACRVM SPEI |
Emblema XLIV SOBRE LA IMAGEN DE LA ESPERANZA |
Quae Dea tam laeto suspectans sidera vultu? Cuius
peniculis reddita imago fuit? Elpidii fecere manus. Ego nominor illa, quae miseris promptam spes bona praestat opem. Cur viridis tibi palla? Quod omnia me duce vernent. Quid manibus mortis tela refracta geris? Quod vivos sperare decet, praecido sepultis. Cur in dolioli tegmine pigra sedes? Sola domi mansi volitantibus undique noxis, Ascraei ut docuit Musa verenda senis. Quae tibi adest volucris? Cornix fidissimus oscen; Est bene cum nequeat dicere, dicit, erit. Qui comites? Bonus Eventus, praecepsque Cupido, qui praeeunt, Vigilum somnia vana vocant. Quae tibi iuncta astat? Scelerum Rhamnusia vindex, Scilet ut speres nil, nisi quod liceat. |
—¿Qué diosa eres, que miras al cielo con tan
alegre rostro? ¿Por el pincel de quién fue hecha tu imagen? —La hicieron las manos de Elpidio[22]. Yo me llamo la Buena Esperanza, la que procura pronta ayuda a los desgraciados. —¿Por qué son verdes tus vestidos? —Porque bajo mi dominio todo reverdece. —¿Por qué llevas en las manos las flechas rotas de la Muerte? —Porque lo que a los vivos les es lícito esperar, se lo vedo a los muertos. —¿Por qué te sientas indolente en la tapa de un barril? —Yo sola permanecí en él, mientras los males. volaban a todas partes, según enseña la Musa venerable del viejo Ascreo[23]. —¿Qué pájaro es el que hay junto a ti? —La corneja, fidelísima en los agüeros; cuando no puede decir que algo está bien, dice que lo estará. —¿Quiénes son tus compañeros? —El Buen Suceso y el rápido Deseo, que van delante. Convocan los sueños vanos de los que están despiertos. —¿Quién es ése que está en pie a tu lado? —Ramnusia, la vengadora de los crímenes, para que no esperes nada que no sea lícito. |
A la más cumplida descripción de la Esperanza dedicó Alciato el emblema 44, In simulacrum spei (sobre la imagen de la esperanza), que desarrolla en forma de diálogo, entre uno que pregunta y la esperanza que responde. Cuadro tan complejo dice que lo compuso el pintor Elpidio (nombre inventado), que en griego significa pictor spei. La Esperanza está sedente, entre, varios personajes, viste de color verde y está sentada sobre una tinaja, y se halla rompiendo las armas de la Muerte, ya que la Esperanza dura hasta que llega aquélla. La tinaja sobre que se sienta es el recipiente de Pandora, que tantas desdichas y enfermedades trajo al mundo al abrirla[99], quedando sólo dentro la Esperanza. Sobre la tinaja hay un pájaro, que unos interpretan como el cuervo[100] mientras que Daza y Diego López lo ven como corneja[101]. Ante ella se sitúan las figuras de Cupido y del Buen Suceso (con un vaso en una mano y un manojo de espigas en la otra), ya que los que aman y esperan tienen con frecuencia sueños vanos. Tras de la Esperanza está Némesis o Ramnusia, la vengadora, con unas bridas en la mano, y a la que Alciato dedicó el emblema 27. Gracias al libro de Alciato se difundió bastante una extraña iconografía de la Esperanza, especialmente en los Países Bajos, según ha constatado Panofsky.
Emblema XLV IN DIES MELIORA |
Emblema XLV CADA DÍA COSAS MEJORES |
Rostra novo mihi setigeri suis obtulit anno, haecque cliens ventri xenia, dixit, habe. Progreditur semper, nec retro respicit unquam, gramina cum pando proruit ore vorax. Cura viris cadem est, ne spes sublapsa retrorsum cedat, et ut melius sit, quod et ulterius. | En año nuevo un cliente me presentó una cabeza de un puerco hirsuto, y me dijo: —Ten este regalo para tu estómago. Siempre va hacia adelante, nunca se vuelve atrás cuando se lanza voraz sobre las hierbas con la cabeza gacha. El hombre ha de procurar no volverse atrás por haber perdido la esperanza, y considerar que será mejor lo que está más allá. |
La virtud de la Esperanza tiene la connotación de estar en progreso, por ello el emblema 45, In dies meliora (cada día cosas mejores), nos trae la imagen de un jabalí, que tiene la costumbre de hozar en el suelo en busca de raíces para alimentarse, y sigue adelante sin mirar atrás. Por ello sobre el jabalí suele estar la palabra latina «ulterius», que es la última del epigrama; en el grabado de Daza Pinciano se ven al fondo además las dos columnas de Hércules del emblema de Carlos V con la inscripción PLUS ULTRA. Diego López saca, como otras veces, una moralidad dirigida a los estudiosos: «avemos de considerar que en los estudios no ha de aver cessacion alguna, ni otra cosa de virtud, porque los que otra cosa hazen son desatinados»[102].
Emblema XLVI ILLICITVM NON SPERANDVM |
Emblema XLVI QUE NO HAY QUE ESPERAR LO ILÍCITO |
Spes simul et Nemesis nostris altaribus adsunt. Scilicet ut speres non nisi quod liceat. | En nuestros altares están juntas Esperanza y Némesis. Quiere esto decir que no esperes sino lo que es lícito. |
El último emblema dedicado a la Esperanza es el 46, Illicitum non sperandum (que no hay que esperar lo ilícito), que viene a ser una aclaración del 44. La prosa versificada de Daza Pinciano nos dice al respecto:
«Némesis y Esperanza juntamente
En este altar pintadas muestran cómo
Sólo se ha de esperar lo conveniente».
Diego López moraliza así sobre el significado del emblema: «gran temeridad es y muy insolente que accedamos con rodeos para alcanzar lo que no podemos, o si una vez se alcança no poder defenderlo ni conservarlo»[103]. Así termina la serie sobre la Esperanza.
La Castidad
El peso de la tradición medieval determina que se dedique un emblema a la Castidad, tal es el 47, Pudicitia, referida fundamentalmente a la mujer.
Emblema XLVII PVDICITIA |
Emblema XLVII EL PUDOR |
Porphyrio, domini si incestet in aedibus uxor, despondetque animum, praeque dolore perit. Abdita in arcanis naturae est causa: sit index sincerae haec volucris certa pudicitiae. | La tórtola, si su pareja profana su morada con el adulterio, queda abatida y muere de dolor. La causa está escondida en los arcanos de la Naturaleza: sea este ave símbolo cierto del pudor sincero. |
El ave representada como simbólica es el porfirio, según el original latino, pero debe de referirse a la tórtola, atributo de la castidad. Sin embargo, Diego López lo interpreta como pelícano, cuando realmente es un ave fénix, animal característico de la tradición medieval[104]. Para este comentarista la moralidad de este emblema era aplicable a las mujeres casadas que «sin reverencia alguna ni respeto cometen adulterio». No caerían en tal pecado si guardasen Castidad.