16 En B no se dice que la única parte de la historia de los hobbits que de verdad interesaba a Bilbo era el relato de la coronación y la boda de Aragorn; ni que se había olvidado de que ya le había regalado Dardo y la cota de mithril a Frodo; ni que sus libros de erudición tenían lomos rojos. Todos estos cambios fueron introducidos en el (creer manuscrito C. Los libros estaban titulados Traducciones de élfico por el señor B.B; el señor se eliminó en las galeradas.

Apunto aquí otros varios detalles, en su mayoría concernientes a nombres, en que B difería de RR.

1,a referencia de Merry como «un Caballero de la Marca» se retornó de A (p. 75) y luego se tachó). Sobre Hasufel por Arod véase nota 1.

Los versos aliterativos que cantan los Jinetes de Rohan mientras cabalgaban alrededor del túmulo de Théoden sólo se introdujeron en un anexo del cuarto texto, la copia a máquina para el editor, junto con el pasaje que los precede en el que la canción de los Jinetes recuerda «la voz. de Eorl elevándose por encima de los gritos y el fragor de la batalla en el Campo de Celebrant:», y «el Cuerno de Helm resonaba en las Montañas», El juglar del rey, quien compuso la canción, en B era Gleowin, Gléowine en C; y los Campos Tumularios de A se convienen en el Campo Tumulario en B.

En las palabras de despedida de Éomer a Merry (RR 339) habla de sus hazañas «en los campos de Mundberg», corregido en C por Mundburgo (véase GA 404-405).

El nombre que da Bárbol a Lorien se escribió Laurelindórinan, y esto sobrevivió en la Primera Edición, convirtiéndose en Laurelindórenan en la Segunda. Aún les dice a Galadriel y Celeborn O vanimar vanimalion ontari (p. 79); O se sustituyó por A en el texto B y ontarí por nostari en C. La coma después de vanimar se añadió en la Segunda Edición. En GA 32 mencioné unas notas tardías de mi padre sobre los fragmentos de otras lenguas que aparecen en El Señor de los Anillos, por desgracia la mayor parte están escritas tan apresuradamente que casi todas son inservibles. Sin embargo, la traducción de O vanimar, vanimálion nostari resulta legible (a la luz de las mismas palabras Quenya): «los hermosos engendradores de hermosos», hay una nota relacionada «nosta engendrar»; cf. las Etimologías en The Lost

Road, raíces BAN, NO, ONO.

El nombre de lengua de serpiente siguió siendo Frána (p. 80) en B y C, pero se cambió por Grima en la copia a máquina definitiva; y Gandalf aún llama a Mantecona Barnabas (RR 352).

Nota sobre la cronología

En el borrador original A de este capítulo no hay apenas indicaciones cronológicas: Aragorn le cuenta a Frodo (p. 75) que partirían de Minas Tirith dentro de tres días, pero ésto sólo se relaciona con el final de «los días de gozo», de duración indeterminada; y fueron quince días de viaje desde Minas Tirith a Rohan.

En B Aragorn le dice a Frodo que se irán dentro de siete días, y que «Dentro de tres días regresará Éomer y se llevará a Théoden para que repose en la Marca», lo que hizo puntualmente; y todo esto se conservó en El Señor de los Anillos, junto con los quince días del viaje a Rohan, Pero ni B ni C proporcionan muchas indicaciones más que las del borrador original sobre el tiempo usado en las diferentes fases del viaje desde Edoras hasta Rivendel, y quizá mi padre no prestara mucha atención a la cuestión hasta que no preparó la versión definitiva del libro. Es curioso el hecho de que la cronología, de «Los principales días desde la caída de Barad-dûr hasta el fin de la Tercera Edad» del Apéndice B (y que en este aspecto es igual en las dos ediciones) no concuerde con el texto de «Numerosas separaciones» ni en el regreso de Éomer en relación con la partida a Edoras ni en el tiempo que tardó en ese viaje. En la cronología de «Los Grandes Años» Éomer regresó a Minas Tirith el 18 de julio, y la escolta funeraria desde la Ciudad con el Rey Théoden tuvo lugar al día siguiente, el 19 de julio, no cuatro días después como en «Numerosas separaciones»; por su parte, la llegarla a Edoras está lechada el 7 de agosto, dieciocho días después, no los quince que dice el texto.

Como ya he apuntado, ni siquiera en la Primera Edición se indica la fecha del encuentro de los viajeros con Saruman mientras cabalgaban al norte; en la Segunda Edición el pasaje se alteró para que dijera que el encuentro tuvo lugar el sexto día desde que se despidieran del Rey, y aún se hallaban en las Tierras Brunas (véase p. 85). Pero de. hecho esta fecha ya se hallaba presente en la Primera Edición, en la cronología de «Los principales días» de La Cuenta de los Años:

22 de agosto Llegan a Isengard; se despiden del Rey del Oeste al atardecer.

28 de agosto Alcanzan a Saruman; Saruman se vuelve hacia la Comarca.

Cuando se escribió el texto C, los viajeros divisaban aún las Montañas de Moría el 1 de septiembre, pero una corrección tardía (véase p, 86) llevó, o se adecuó, a la cronología de «Los Principales Días»:

6 de septiembre Hacen alto a la vista de las Montañas de Moria.

13 de septiembre Celeborn y Galadriel parten; los demás se encaminan a Rivendel,

El 21 de septiembre, el día anterior al cumpleaños de Bilbo, Gandalf y los hobbits llegaron a Rivendel; habían tardado (ya que iban a caballo) mucho menos tiempo que en alcanzar Moria en el viaje de ida, nueve meses antes.

VIII

RUMBO A CASA

El borrador original A de «Numerosas separaciones» prosiguió hasta el comienzo de «Rumbo a casa» (véase p. 79), pero mi padre trazó una línea de separación y comenzó una paginación nueva, probablemente en una fase temprana. Al mismo tiempo garabateó un título para el nuevo capítulo: «Regreso a casa». Este texto llega, con una paginación continua, basta el final de El Señor de los Anillos e incluye el Epílogo.

Este último de los primeros borradores termina la obra con estilo: si no es el más difícil de todos los manuscritos de El Señor de los Anillos, la verdad es que no tiene muchos rivales. Hasta la Batalla de Delagua (véase p. 113) parece haber sido escrito de una larga y única tirada y con creciente rapidez. Ideas que aparecen al principio del texto con posterioridad se ven contradichas sin que se corrijan los primeros pasajes. Sin embargo, en la parte que corresponde a «Rumbo a casa» y al comienzo de «El saneamiento de la Comarca» el texto no presenta una excesiva dificultad, principalmente porque la versión final de la historia no presenta cambios muy sustanciales respecto al borrador original, pero también porque la letra de mi padre, aunque es muy tosca de principio a fin, sólo declinó poco a poco a medida que avanzaba el texto.

He dividido el texto en tres capítulos, igual que en RR. Por supuesto, llamo «A» a todo el texto original. No hay mucho que decir sobre la historia de la visita a El Poney Pisador. Comienza de esta forma (RR 555):

Y entonces volvieron el rostro hacia el hogar; y aunque ahora cabalgaban, lo hacían a paso lento. Pero estaban tranquilos y no tenían prisa, y si echaban de menos a sus compañeros de aventuras, aún tenían a Gandalf, y el viaje fue bastante bien cuando dejaron atrás la Cima de los Vientos. Pues en el Vado de Bruinen Frodo se detuvo, resistiéndose a cruzarlo, y desde allí y hasta la Cima de los Vientos estuvo silencioso e intranquilo; pero Gandalf no dijo nada.

Y cuando llegaron a la colina dijo:

–Apresuremos el paso, Me duele la herida… dijo Freído sin mirar hacia, la montaña y me pesa el recuerdo de la oscuridad.

¿No hay cosas, Gandalf, que nunca curan del todo? – Ay, así es -repuso Gandalf. – Temo que mí herida sea una de ellas -dijo Frodo…

Esta página de A (que incluye el final de «Numerosas separaciones» y el comienzo de «Rumbo a casa») se sustituyó. seguramente muy pronto, por una página nueva con un número de capitulo, «LVIII», cuyo pasaje inicial evoluciona hacia RR; aparece la fecha del cruce del Vado de Bruinen (el seis de octubre, igual que en RR), y Frodo habla allí de su dolor y no al pie de la Cima de los Vientos; pero dice: «Es el hombro, me duele la herida. Y también el dedo, el que he perdido, pero siento dolor donde estaba, y me pesa el recuerdo de la oscuridad».1

Cuando Mantecona llegó a la puerta de El Poney Pisador no malinterpretó, como en RR, el grito de Nob «¡Han regresado!» ni salió como una tromba armado con un garrote:

Y salió Barnabas limpiándose las manos en el delantal y con un aspecto tan ajetreado como siempre, aunque no parecía haber mucha gente, ni mucha animación en la Sala Común; en verdad que bajo la débil luz, de la lámpara se lo veía más arrugado y agobiado.

–Bien, bien -dijo-, nunca esperé volver a ver a ninguno, y es la pura verdad: marcharse a las tierras salvajes con ese tal Trancos…

Sea cual fuere la respuesta que dio Mantecona a la petición de Gandalf: «Y si tienes algo de tabaco te daremos nuestra bendición. El nuestro se ha acabado hace tiempo», aquí no aparece. Cuando Mantecona se queja (RR 361) de que no quiere «ver acampar por aquí e instalarse por allá a toda una multitud de extranjeros que vienen a echar a perder nuestro país», Gandalf le dice:

–… Hay espacio suficiente para varios reinos entre el Isen y el Aguada Gris y a lo largo de las costas del Aguada Gris y el Brandivino. Y mucha gente vivía antiguamente en el norte, a un centenar de millas de aquí, o más, en las Quebradas del Norte y junto al Nenuial o el Lago del Mayor Crepúsculo, si has oído hablar de él. No me extrañaría que el Foso de los Muertos volviera a llenarse de hombres vivos. El nombre correcto en tu lengua es Norburgo de los Reyes. Puede que el Rey vuelva algún día».2

Aparte de estos pasajes, el texto del borrador es prácticamente idéntico al de «Rumbo a casa» de RR,3 aunque, por supuesto, aún tenían que producirse muchos pequeños cambios en el diálogo, hasta el final del capítulo: aquí encontramos una diferencia notable en la historia. La conversación de los hobbits cuando dejan Bree es muy parecida a la de RR, pero sin la referencia de Merry a la hierba para pipa y sin la referencia de Gandalf a Saruman y su interés por la Comarca:

–Me pregunto qué habrá querido insinuar [Mantecona] -dijo Frodo,

–Algo puedo imaginarme en cualquier caso -dijo Sam con aire sombrío-. Lo que vi en el Espejo. Los árboles derribados y todo lo demás, y el viejo tío echado. Tendría que haber vuelto • antes.

–Sea lo que sea, Cosimo ha de andar detrás de todo -elijo Pippin.

–Metido en eso, pero no detrás-dijo Gandalf,

El pasaje se encuentra cerca del final de la página, pero no al pie. En el espacio vacío mi padre escribió la siguiente nota:

Gandalf debe quedarse en Bree. Dice: «Puede que encontréis problemas, y quiero que los arregléis vosotros mismos. Los magos no deberían interferir en estas cosas. No rompáis nueces con una almádena o las destrozaréis, Y muchas veces. Volveré dentro de un tiempo».

Quizás el espacio vacío estuviera destinado a indicar una pausa; en cualquier caso, la nota es posterior (aunque no mucho), ya que el texto continúa en la página siguiente y Gandalf no ha abandonado a los hobbits: se halla presente y desempeña un papel activo en el encuentro con los guardias de la puerta del Puente del Brandivino (al comienzo del capítulo siguiente en RR, «El saneamiento de la Comarca»: pp. 96-97).

Llegaron al punto del Camino del Este en que se habían despedido de Bombadil, y tenían la esperanza de que lo verían allí de pie para saludarlos al pasar. Pero no había señal de él, y una bruma gris cubría las Quebradas de los Túmulos en el sur y un velo espeso que ocultaba el Bosque Viejo en lontananza.

Frodo se detuvo y miró al sur con nostalgia,

–Me gustaría volver a ver al viejo amigo, Me pregunto cómo andará.

–Tan bien como siempre, puedes estar seguro -dijo Gandalf-. Muy tranquilo, y sí se me permite decirlo, no muy interesado en nada de lo que nos haya pasado. Más adelante habrá tiempo para ir a. visitarlo. Pero yo en vuestro lugar ahora me apresuraría en marchar a casa, o no llegaremos al Puente del Brandivino antes de que cierren las puertas.

–Si. no hay ninguna puerta -dijo Merry-, por lo rueños no en. el Camino. Está la Puerta de los Gamos, por supuesto.

–No había ninguna puerta, querrás decir -dijo Gandalf-. Creo que ahora encontrarás algunas.

Las encontraron. Hacía tiempo que había anochecido cuando cansados y empapados llegaron al Brandivino y descubrieron el camino cerrado en ambos extremos del. Puente…

El primer borrador fue seguido de una copia en limpio («B») de «Rumbo a casa», así titulada, y luego por un manuscrito hermoso y elegante («C»), El texto B coincide ya con la versión final del capítulo en casi todos los puntos.4

NOTAS

IX

EL SANEAMIENTO DE LA COMARCA

Como he comentado en el último capítulo, el largo texto del borrador A llega hasta lo que se convirtió en «El saneamiento de la Comarca» sin interrupciones; la partida de Gandalf para ir a buscar a Tom Bombadil, donde se establecería la división del capítulo, aún no se hallaba presente. Cuando los viajeros llegaron al Fuente del Brandivino fueron recibidos igual que en RR, pero el grito de Sam «arrancaré tu letrero tan pronto como lo encuentre» va seguido de:

–¡Vamos, ya! – exclamó el mago-, Me llamo Gandalf. Y aquí vienen un Brandigamo, un Tuk, un Bolsón y un Gamyi, de modo que si no abres rápidamente habrá más problemas que los que esperabas, y mucho antes de la salida del sol.

En respuesta, una ventana se cerró con un golpe, y un montón de hobbits provistos de linternas salieron de la casa. Abrieron la puerta más lejana y algunos de ellos se acercaron al Puente. Cuando miraron a los viajeros parecieron más amedrentados que nunca.

–Acércate, acércate -dijo Merry, reconociendo a uno de los hobbits-. Si no me conoces, Hob Guardacercas, deberías…

Antes de que la narración hubiera avanzado mucho más, el texto fue corregido y las palabras de Gandalf se pusieron en boca de Frodo: «-¡Vamos, ya! – exclamó Frodo-. Me llamo Frodo Bolsón. Y aquí vienen un Brandigamo, un Tuk y un Gamyi…»

El interrogatorio a Hob Guardacercas (RR 369) es un galimatías de nombres y títulos. Hasta donde soy capaz de ver, ésta es la redacción original, con algunos cambios realizados de inmediato:

–Lo siento, señor Merry, pero tenemos órdenes. – ¿Órdenes de quién?

–Del Alcalde, señor Merry, y del Oficial Jefe. – ¿Y quién es el Alcalde? – preguntó Frodo.

–El señor [Cosimo›] Sacovilla de Bolsón Cerrado, – Oh, de veras -dijo Frodo ¿Y quién es el Oficial Jefe?

–El señor [Bolsón›] Sacovilla de Bolsón Cefrado.

–Oh, de veras. Bueno, me alegro al menos de que haya prescindido de Bolsón. Y también abandonará Bolsón Cerrado si sigo escuchando más tonterías.

Entre los hobbits que estaban del otro lado de la puerta se hizo un silencio.

–No le hará bien a nadie hablando de esa manera -dijo Hob-. Llegará a oídos de él. Y si meten tanta bulla despertarán al Hombre Grande.

–Lo despertaré de una forma que lo sorprenderá -dijo Gandalf-. Si lo que quieres decir es que ese maravilloso Alcalde tiene rufianes a sueldo venidos quién sabe de dónde, entonces no hemos regresado demasiado pronto.

Se apeó del caballo de un salto, apoyó la mano en la puerta y arrancó el letrero y lo arrojó al sendero delante de las caras de los hobbits.1

El relato de la instalación de los hobbits aquella noche en la casa de los guardianes junto al Puente del Brandivino es casi igual que la versión final, pero carece de unos pocos detalles (como el comentario de Hob Guardacercas de que la hierba para pipa la habían «estado sacando en secreto» aun antes de que Frodo y sus compañeros se marcharan de la Comarca, y la protesta de los otros hobbits ante la indiscreción de Hob, RR 370). Es Frodo, no Merry, quien amenaza a Bill Helechal y se deshace de él. En la historia del «arresto» en Los Ranales3 uno de los Oficiales les dijo que de acuerdo con las órdenes del Oficial Jefe (véase nota 1) debían llevarlos a las Celdas Agujeros de Cavada Grande (cf. RR 72), que constituya la primera aparición el término (véase p. 120). Resulta que, a diferencia de la historia posterior, Robín Madriguera era, en realidad el jefe del grupo de Oficiales (véase p. 115):

Ante la decepción de los Oficiales, Frodo y sus compañeros

estallaron en carcajadas.

–Adelante -dijo Frodo-. Robín. Madriguera, tú eres de Hobbiton. No seas ridículo, Pero si lleváis el. mismo camino que nosotros no tenemos ningún problema en acompañaros.

–¿A dónde va, señor Bolsón? – preguntó el Oficial Madrigueras,4 con un inicio de sonrisa que se apresuró a eliminar.

–A Hobbiton, por supuesto -dijo Frodo-, A Bolsón Cerrado. Pero no hace falta que vayáis tan lejos si no tenéis ganas.

–Muy bien, señor Bolsón -dijo el Oficial-. Pero no olvide que está bajo arresto.

La conversación de Sam con Robin Madrigueras termina en A de una manera más brusca (cf. RR 372-374):

–… Tú sabes por qué me metí de Oficial hace siete años, antes de que empezara todo esto. Me daba la oportunidad de recorrer la Comarca y de ver gente, y de enterarme de las novedades, y de tener un ojo en todas las posadas. Pero todos tuvimos que jurar hacer todo lo que ordenara el Alcalde. Estaba bien en los días del viejo Pastelón. ¿Lo recuerdas?, el viejo Will Pieblanco de Cavada Grande. Pero ahora es distinto. Sin embargo, también tuvimos que jurarlo.

–No deberías -dijo Sam-. Tendrías que abandonar el puesto de Oficial.

–No está permitido -dijo Robin.

–Si oigo decir varias veces más «no está permitido» -dijo Sam-, estallaré de furia.

–No lamentaría verlo, te lo aseguro -dijo Robin bajando la voz-. Te diré la verdad, tu regreso y el del señor Frodo y el de todos es lo mejor que ha pasado en un año. El Alcalde está bastante nervioso.

–Y lo estará más antes de que hayan pasado muchos días -dijo Sam.

Fue Frodo, no Merry, quien hizo caminar a los Oficiales delante de ellos desde Los Ranales, y no hay mención de su aspecto «triste y pensativo» mientras sus compañeros cantaban y reían, El incidente del viejo campesino junto al camino que se burló de la absurda escena, y la negativa de Merry de permitir que los Oficiales lo molestaran, están ausentes;6 pero cuando los Oficiales se dieron por vencidos y abandonaron su marcha forzada en la Piedra de las Tres Cuadernas mientras Frodo y sus amigos continuaban al trote a Delagua, y el jefe les dice que estaban cometiendo una infracción al arresto y que él no podía responder por las consecuencias, fue de nuevo Frodo, no Pippin, quien dijo «Todavía pensamos cometer muchas otras infracciones, y no le pediremos que responda».

El horror, sobre todo de Frodo y Sam, cuando llegan a Delagua y ven lo que ha pasado allí se describe en A casi igual que en la versión final; pero desde las palabras de Sam «Quiero encontrar al Tío» (R.R 376), doy el texto en su totalidad, pues ahora las diferencias empiezan a multiplicarse, y antes de que la historia avance mucho evoluciona de un modo totalmente distinto a la versión final del capítulo. En este punto la letra de mi padre es extraordinariamente difícil, y empeora; conseguir descifrar la parte aquí impresa requirió un esfuerzo considerable. He añadido muchos signos de puntuación, he introducido sin indicarlo palabras donde era obvio que faltaban, he corregido palabras con finales erróneos, y así sucesivamente.

–Oscurecerá, Sam, antes de que lleguemos -dijo Frodo-. Llegaremos por la mañana. Una noche más ya no tiene importancia.

–Me habría gustado haber ido primero a Los Gamos -dijo Merry-. Creo que delante nos aguardan problemas. Allí nos habríamos enterado de las noticias y habríamos conseguido ayuda. Sea lo que fuere que haya estado haciendo Cosimo, en Los Gamos no puede haber llegado muy lejos. ¡Los gamunos no aguantarán que les vaya dando órdenes!

Todas las casas estaban cerradas y nadie salió a saludarlos. Esto les sorprendió, hasta que llegaron a El Dragón Verde, casi la última casa del camino a Hobbiton, donde les alarme) ver a cuatro hombres malcarados que holgazaneaban al final de la calle. Eran sujetos de mirada torcida y taimada como los que habían visto en Bree.

–Y también como los de Isengard -murmuró Merry.

Los bandidos empuñaban garrotes y llevaban cuernos colgados del cinturón. Al ver a los viajeros se apartaron del muro donde se apoyaban, y atravesándose en el camino les cerraron el paso.

–¿A dónde creéis que vais? – preguntó uno-. Este no es el camino de Cavada Grande. ¿Y dónde están esos bravos Oficiales?

–Vienen caminando despacio -dijo Frodo-. Con los pies un poco doloridos, quizá. Los esperaremos aquí.

–Garn, le dije al Patrón [› Gran Zarquino] que no se podía confiar en esos pequeños imbéciles. Tendríamos que haber ido

nosotros, pero el Patrón [› Zarquino] dijo que no, y…

[› el Patrón le dejó salirse con la suya.]7

–¿Yeso en qué habría cambiado las cosas? – preguntó Frodo con calma-. En este país no estamos acostumbrados a los bandoleros, pero sabemos cómo tratarlos.

–Bandoleros, ¿eh? – dijo el hombre-, así que ésas tenemos, ¿verdad? Si no te andas con cuidado, te enseñaremos modales. No confiéis demasiado en el buen corazón del Patrón. [Añadido al margen: Es bueno si lo tratas bien, pero no soporta esa clase de palabras.] Ya es bastante blando. Pero sólo es un hobbit. Y este país necesita algo un poco más grande para mantenerlo en orden. Y lo tendrá antes de que acabe el año o yo no me llamo Zarquino. Entonces aprenderéis un par de cosas, ratitas miserables.

–Bueno -dijo Frodo-. Me parece muy interesante. Estaba pensando en esperar aquí y visitarlo por la mañana, pero ahora creo que será mejor que visite al Patrón de inmediato, si os referís a mi primo el señor Cosimo. Le gustará saber qué está sucediendo.

El hombre de mirada taimada se echó a reír.

–Oh, lo sabe muy bien, aunque finge desconocerlo. Cuando hemos terminado con los jefes, nos deshacemos de ellos. Y de cualquiera que se cruce en nuestro camino, ¿entiendes? [Añadido al margen como una sustitución o variante: Oh, Cosimo -dijo, y volvió a reírse y miró de soslayo a sus camaradas-. ¡Ah, Patrón Cosimo! [Tachado: Él lo sabe bien, o lo sabía.] No te preocupes

por él. Duerme profundamente, y yo no intentaría despertarlo ahora. Pero no vamos a dejaros pasar. Ya tenemos suficiente en nuestro camino.]

–Sí, entiendo -dijo Frodo-. Empiezo a entender muchas cosas. Pero me temo que aquí vais por detrás de los tiempos y de las noticias, Rufián Zarquino. Tu tiempo ya ha pasado. Me parece que venís de Isengard. Bueno, yo también vengo del Sur y quizá estas noticias os interesen. La Torre Oscura ha caído, hay un Rey en Gondor, Isengard ha sido destruida y Saruman es un mendigo en las tierras salvajes. Sois los dedos de una mano cortada, y también el brazo y el cuerpo están muertos. Pronto serán los mensajeros del Rey los que remontarán el Camino Verde, no los matones de Isengard.

El hombre lo miró desconcertado durante un momento. Luego sonrió despectivamente.

–Pavonéate, pavonéate si quieres, pequeño renacuajo presumido en tu poney -dijo-. Las grandes palabras y las mentiras absurdas no nos asustan. ¿Mensajeros del Rey? Cuando los vea me fijaré en ellos.

Eso fue demasiado para Pippin. Pensó en el juglar en Kormallen y en las alabanzas de toda la magnífica hueste, y ese rufián de mirada oblicua se atrevía a tildar de renacuajo presumido al Portador del Anillo, [sic]

Desenvainó la espada y avanzó montado en el caballo, echando a un lado la capa para que se vieran la cota y el sable de Gondor que aún llevaba.

–Nosotros somos mensajeros del Rey -dijo-[Y yo soy el escudero de Frodo Nuevededos, Caballero de Gondor, ponte de rodillas en el camino o acabaremos contigo.›] Y yo soy el escudero del Señor de Minas Tirith, y aquí está Frodo Nuevededos, uno de los más renombrados en todos los países del Oeste. Eres un imbécil. Ponte de rodillas en el camino, o te atravesaré con este acero, maldición de los orcos.

La espada brilló roja bajo los últimos rayos del sol. Merry y Sam desenvainaron las espadas y cabalgaron hasta situarse junto a él; pero Frodo no se movió.

El hombre y sus camaradas quedaron desconcertados por las armas y la súbita furia de sus palabras, dieron media vuelta y huyeron despavoridos por el camino de Hobbiton, pero mientras corrían hicieron sonar los cuernos.

–Bueno, es evidente que no hemos regresado demasiado pronto -dijo Merry.

–Ni un día -dijo Frodo-. Pobre Cosimo. Espero que no hayamos sellado su destino.

–¿Qué quieres decir, Frodo? – preguntó Pippin-. ¿Pobre Cosimo?… Yo sellaría su destino si pudiera ponerle las manos encima.

–Me parece que no entiendes bien lo que pasa -dijo Frodo-. Aunque deberías. Has estado en Isengard. Pero yo he tenido a Gandalf para hablar, y hemos conversado mucho durante las largas millas. ¡Pobre Cosimo! Bueno, sí. Es malvado y tonto. Pero está atrapado en su propia red. ¿No lo ves? Empezó a comerciar con Saruman y se hizo rico en secreto y compró esto y lo otro furtivamente, y luego [? contrató] a esos rufianes. Saruman los envió para «ayudarle», y enseñarle a construir y [?? reparar]… todo… Y ahora, por supuesto, ellos controlan las cosas en nombre de él; y ni siquiera en nombre de él por mucho tiempo. Imagino que [? en realidad] es un prisionero en Bolsón Cerrado.

–¡Esto sí que es inaudito! – exclamó Pippin-. Como broche de oro de nuestros viajes nunca me lo habría esperado: ¡venir a combatir con medio orcos en la propia Comarca para rescatar a Cosimo Granujo!8

–¿Combatir? – dijo Merry-. Bueno, eso parece. Pero después de todo somos 4 hobbits, aunque estemos armados. No sabemos cuántos rufianes andan por aquí. Creo que después de todo puede que vayamos a necesitar la almádena para romper esta nuez.9

–Bueno, no podemos ayudar al Primo Granujo hoy -dijo Frodo-. Debemos encontrar refugio para la noche.

–Tengo una idea, señor Frodo -dijo Sam-. Vayamos a lo del viejo Jeremías Coto.10 Solía ser un tipo con agallas, y tiene muchos hijos, todos amigos míos.

–¿Quién, el Granjero Coto el del Sendero del Sur? – dijo Frodo-. ¡Lo intentaremos!

Dieron media vuelta y unas pocas yardas más atrás cabalgaron hasta entrar en el sendero, y un cuarto de milla después llegaron a las puertas. Aunque era temprano toda la granja estaba oscura y no ladró ningún perro.

–No está permitido, supongo -gruñó Sam,

Llamaron a la puerta dos veces. Luego, despacio, se abrió una ventana justo encima de ellos y asomó una cabeza.

–No, no es ninguno de esos rufianes -murmuró una voz-. Son sólo hobbits.

–De todas formas, no les prestes atención, Jeremías -dijo una voz (por su sonido la mujer del granjero)-. Sólo traerán problemas, y ya tenemos suficientes.

–Marchaos, buena gente -dijo el granjero ásperamente-. En cualquier caso, no por la puerta delantera. Si necesitáis algo, dad la vuelta y venid a primera hora de la mañana cuando no estén ellos. Ahora hay muchos por la calle.

–Lo sabemos -dijo Frodo-. Pero los hemos echado. Soy el señor Frodo Bolsón con unos amigos. Hemos regresado. Pero queremos cobijo para la noche. El granero nos servirá.

–¿El señor Frodo Bolsón? – jadeó el granjero.

–Sí, y con él viene Sam -añadió Sam.

–¡De acuerdo! Pero no gritéis -dijo el granjero-. Ya bajo.

Con cautela descorrió los cerrojos y a Sam se le pasó por la cabeza que jamás había visto esa puerta cerrada y menos aún con los cerrojos echados. El granjero Coto asomó la cabeza y los inspeccionó en el crepúsculo. Abrió mucho los ojos, asombrados y luego los miró con gravedad.

–Bien -dijo-, las voces son las mismas, pero no los habría reconocido. Entren. – Había una luz débil en el corredor y escrutó sus caras de cerca-. Bien, bien -dijo, y rió aliviado-. El señor Bolsón y Sam y el señor Merry y el señor Pippin. Bien, son bienvenidos, más que bienvenidos. Pero es un recibimiento triste. Han estado fuera mucho tiempo.

–¿Qué ha sido del tío? – preguntó Sam ansioso.

–No está muy bien, pero tampoco muy mal -dijo el Granjero Coto-. Está en una de [? lo sabían] Casas de la Comarca, pero viene a mi puerta trasera y yo cuido de que esté mejor alimentado que algunos de esos pobres infelices. No está demasiado mal.

Sam respiró aliviado.

–Casas de la Comarca -dijo-. Ya me encargaré de quemarlas todas.

Entraron en la cocina y se sentaron junto al fuego, que el granjero avivó.

–Estos días nos acostamos temprano -dijo-. Las luces en la noche atraen preguntas no deseadas. Y esos rufianes acechan en la noche y se acuestan tarde. La madrugada es la mejor hora para nosotros.

Hablaron durante un rato y descubrieron que las conjeturas de Frodo habían dado casi en el blanco. Había unos veinte rufianes acuartelados en Hobbiton, y Cosimo se encontraba en Bolsón Cerrado; pero jamás se lo veía fuera de ahí.

–Se llevaron a su madre y la encerraron en las Celdas en Cavada Grande hace tres [? meses] -dijo el granjero-. Lo lamento menos por ella que por otros que tomaron prisioneros. Pero ella les plantó cara, eso no se puede negar. Les ordenó que salieran de su casa, y por eso se la llevaron.

–Hmmm -musitó Frodo-. Entonces me temo que os hemos traído problemas. Pues hemos amenazado y echado a cuatro de ellos. Su jefe se llamó a sí mismo Zarquino. Temía que hubiera más. Soplaron unos cuernos y se marcharon.

–Ah, los oí -dijo el granjero-. Esa es la razón por la que cerramos la casa. Saldrán a perseguiros pronto, a menos que los hayáis asustado más de lo que creo. Eso sí, huirían rápidamente ante cualquier cosa de su propio tamaño. Si nos uniéramos los echaríamos del país.

–¿Tienen armas?

–No las muestran, no más que látigos, garrotes y cuchillos, suficiente para el sucio trabajo que hacen -dijo el granjero-. Pero quizá tengan otras. De todos modos, algunos tienen arcos y flechas, y disparan [? muy rápido] y con puntería. Que yo sepa, han matado a tres en este distrito.

Sam apretó los dientes.

Un golpe violento sonó en la puerta delantera. El granjero bajó en silencio por el pasadizo al tiempo que apagaba la luz y los otros lo siguieron. Se oyó un segundo golpe más fuerte.

–Abre, vieja rata, o te sacaremos con fuego -gritó una voz áspera desde el exterior.

–Ya voy -dijo el granjero, con un [?temblor].

–Sube a hurtadillas y mira cuántos son -dijo Sam. Y él [? sacudió las cadenas] y ó los cerrojos mientras el granjero subía corriendo las escaleras y regresaba.

–Diría que por lo menos una docena, pero creo que están todos -informó.

–Fantástico -dijo Frodo-. A por ellos.

Los cuatro hobbits se pegaron a la pared hacia la que se abría la puerta. El granjero [? descorrió] los cerrojos, giró la llave y luego [? subió furtivamente] por las escaleras. La puerta se abrió y por ella [? asomaron] la cabeza y los hombros de Zarquino. Lo dejaron entrar; y entonces rápidamente Frodo le clavó la punta de la espada en el cuello. Cayó, y desde el exterior se oyó un aullido de furia.

–Quemadlos, quemadlos -gritaron unas voces-. Id a traer combustible.

–No, obligadlos a salir -dijeron dos, y se lanzaron al corredor.

En las manos empuñaban espadas, pero Frodo, que ahora se hallaba detrás de la puerta, la cerró de pronto en la cara del último, mientras… Sam atravesaba al otro con Dardo.11 Entonces los hobbits salieron fuera de un salto. El rufián que había estado tendido de bruces ahora se hallaba [? apoyado contra el quicio de la puerta]. Huyó, mientras sangraba por la nariz. El granjero… tomó la espada del rufián caído y guardó la puerta. Los hobbits recorrieron con sigilo el patio. Cayeron sobre dos rufianes que traían madera de la leña apilada y los…ron y mataron antes de que advirtieran que los habían atacado.

–Es como cazar ratas -dijo Sam-. Pero sólo suman cuatro y uno con la nariz rota.

En ese momento oyeron a Merry gritar.

–Gondor en ayuda de la Marca.

Echaron a correr y lo encontraron en una esquina del patio; cuatro rufianes [? avanzaban] hacia él, pero los mantenía a raya con la espada. Sólo tenían cuchillos y garrotes. Frodo y Sam llegaron corriendo por un lado y Pippin por el otro. Los rufianes huyeron haciendo sonar los cuernos, pero uno más cayó bajo la espada de Frodo antes de lograr escapar.

Oyeron al granjero que los llamaba. Volvieron corriendo.

–Uno menos -dijo el Granjero Coto-. Lo abatí mientras huía. El resto ha salido corriendo sendero abajo soplando los cuernos como en una cacería.

–Suman seis en total -dijo Frodo-. Pero sin duda los cuernos atraerán a más. ¿Cuántos hay en el vecindario?

–No muchos -dijo el granjero-. La mayoría andan por aquí o por Cavada Grande, y van a cualquier parte donde haya trabajo sucio que hacer. No ha venido ninguno [? de ellos] desde la primavera pasada. Yo… diría que no hay muchos [más de] cien en toda la Comarca. Ojalá nos uniésemos todos.

–Entonces empecemos esta noche -dijo Frodo-. Despertad al pueblo. Encended luces en las casas. Sacad a todos los muchachos y a los hobbits adultos. Bloquead el camino del sur y enviad exploradores por toda la región.

No mucho después toda Delagua volvía a estar viva y despierta. Las luces brillaban en las ventanas y la gente estaba delante de sus puertas. Hubo incluso vítores para el señor Frodo. Algunos encendieron una hoguera en el Recodo del Camino12 y bailaban a su alrededor. Después de todo no era más que [el] seis de octubre,13 una noche hermosa de finales de otoño. Otros partieron a escudriñar la tierra de los alrededores.

Aquellos que subieron por el camino a Hobbiton dijeron que allí reinaba una buena batahola. Habían llegado las noticias del regreso del señor Frodo y la gente empezaba a salir. Parecía que los rufianes habían despejado el lugar.

–Huyeron a Cavada Grande, donde han convertido las Celdas Agujeros en una fortaleza, supongo que eso es lo que han hecho -dijo el Granjero Coto-. Pero volverán. No hay salida por el Oeste.14 No bajarán por el camino de Alforzada. Allí nunca se han rendido. Y han [? apaleado] a más de un rufián en la Casa Tuk.15 Hay una especie de asedio por allá.

–Les enviaremos un mensaje. ¿Quién irá?

No hubo respuesta.

–Yo iré, por supuesto -dijo Pippin-. Es mi propio país. Estoy orgulloso de él. No hay más de 14 millas en línea recta o por donde van los Tuk que conocen todos los caminos, desde donde estoy yo ahora hasta los Largos Smials de [? Alforzada] donde nací.16 ¿Alguien viene conmigo? Bueno, no importa. Por la mañana traeré a algunos [? valientes] Tuk por este camino.

Frodo envió a otros mensajeros a todas las aldeas y granjas lo suficientemente próximas como para que la gente estuviera dispuesta a acudir en su ayuda.

Nada más aquella noche.

Por la mañana, procedentes de Hobbiton y Delagua y los alrededores, había reunidos unos 100 hobbits adultos con palos, estacas, cuchillos, horquillas, azadones, hachas y guadañas. Llegaron mensajes que decían que la noche anterior se había visto a una docena o más de rufianes dirigiéndose al oeste hacia Cavada Grande. Entonces llegó un hobbit corriendo para informar que unos cincuenta Tuk habían venido en poneys al cruce del Camino del Este y que un par de cientos marchaba por detrás. – Todo el país se ha levantado, como el fuego -dijo-. ¡Es grandioso! Estamos contentos de que haya regresado, señor Frodo. Era lo que necesitábamos.

Frodo ahora tenía suficientes fuerzas. Hizo que [? el] bloqueo del Este17 y puso muchos detrás de los setos a cada lado del camino. Estaban al mando de Pippin.

–No sé qué pensáis -le dijo a Merry y a Sam-. Pero a mí me parece que o todos los rufianes van a agruparse en Cavada Grande y luchar allí, en cuyo caso tendremos que levantar a toda la Comarca e ir a expulsarlos; o, lo que es más probable, volverán con todas sus fuerzas por aquí para reunirse con su querido Patrón. A pie hay cuarenta millas hasta Cavada Grande. A menos que dispongan de poneys (que no les ayudarán mucho) o tengan caballos, no podrán regresar hasta pasados uno o dos días.

–Mandarán un mensajero -dijo Sam- y esperarán en alguna parte hasta que lleguen sus amigos; eso acelerará las cosas bastante. Aun así, no veo cómo lo conseguirán hasta al menos pasado mañana.

–Bueno -dijo Frodo-, entonces será mejor que dediquemos el tiempo a ir a Hobbiton y tener una charla con el Primo Cosimo.

–Tiene razón, señor Frodo -dijo Sam-, y yo buscaré al tío.

Dejando a Pippin a cargo del Camino y al Granjero Coto a cargo de Delagua, Frodo, Sam y Merry cabalgaron hasta Hobbiton. Fue uno de los días más tristes de sus vidas. La gran chime

nea se erguía delante de ellos, y al acercarse a la aldea vieron que el viejo molino había desaparecido y que había un edificio grande de ladrillos rojos a horcajadas sobre la corriente. A lo

largo del camino de Delagua todos los árboles habían sido tala dos, y unas casitas sórdidas sin jardines en el [? desierto]…

de ceniza o grava. Al mirar hacia la colina se quedaron boquiabiertos. La vieja granja de la derecha había sido convertida en un [? largo? gran] taller o [? edificio] con muchas ventanas. Los castaños habían desaparecido. Bolsón de Tirada era una bostezante cantera de arena, y más arriba, Bolsón Cerrado se ocultaba detrás de una hilera de cobertizos y feas barracas.18

[Lo siguiente se tachó y se sustituyó de inmediato: Un hobbit [? hostil sucio] desagradable holgazaneaba en la nueva puerta del molino. Tenía la cara [? tiznada] y estaba [? mascando].

–La mejor copia en pequeño que he visto jamás de Bill Helechal -dijo Sam.

Ted Arenas no pareció reconocerlos y los miró de reojo hasta que casi hubieron pasado.

–¿Vais a ver al Patrón? – preguntó-. Es un poco temprano. Pero veréis el letrero de la puerta. ¿Sois vosotros los que habéis armado el alboroto en Delagua? Si es así, yo no pondría [? a prueba] al Patrón. Está furioso. Aceptad mi consejo y largaos. No os quieren. Tenemos trabajo que hacer en la Comarca y no queremos chusma ruidosa.

–No siempre se consigue lo que se quiere, Ted Arenas -dijo Sam-. Y puedo decirte qué es lo que vas a recibir tú, te guste o no: un baño.

Bajó de un salto del poney y antes de que el asombrado Ted se diera cuenta de lo que le venía encima, Sam lo golpeó de lleno en la nariz y, alzándolo con esfuerzo, lo tiró por encima del puente al agua.]

Un hobbit sucio de expresión hosca holgazaneaba en el puente que había junto al molino. Tenía la cara y las manos mugrientas, y estaba mascando algo.

–¡No se puede pedir mejor copia en pequeño de Bill Helechal! – exclamó Sam-. Así que a ése es a quien admira Ted Arenas. No me sorprende.

Ted lo miró y escupió.

–¿Vais a ver al Patrón? – preguntó-. Si es así venís muy temprano. No recibe ninguna visita hasta las once, ni siquiera a aquellos que se consideran importantes y poderosos. Además, a vosotros no os verá. Vuestro lugar está en las Celdas Agujeros, donde pertenecéis. Aceptad mi consejo y largaos antes de que vengan a buscaros. No os queremos. Ahora tenemos trabajo que hacer en la Comarca.

–Ya lo veo -dijo Sam-. No hay tiempo para lavarse, pero sí para sostener paredes. Bueno, no importa, Ted, te encontraremos algo para hacer antes de que avance mucho el año. Y mientras tanto mantén la boca cerrada. Tengo una cuenta que saldar en esta aldea, y no la aumentes con tus burlas o resultará demasiado grande para tu bolsillo.

Ted rió.

–Llegas tarde, señor Samsagaz, con tus elfos y tus dragones. Si yo fuera tú, me iría a tomar uno de esos barcos que [están] [? siempre] navegando, según tu historia. Regresa a la Tierra de los Niños a mecer tu cuna, y no nos molestes. Aquí vamos a construir una gran ciudad con veinte molinos. Cien casas nuevas el año próximo. Cosas importantes vendrán del Sur. Sujetos que pueden trabajar los metales y hacer grandes agujeros en la tierra. Habrá forjas zumbando y [? silbatos de vapor] y ruedas por doquier. Los elfos no pueden hacer cosas así.

Sam lo miró y las réplicas murieron en sus labios. Sacudió la cabeza.

–No te preocupes, Sam -dijo Frodo-. El pobre desgraciado está soñando. Y es él quien va por detrás de los tiempos. Déjalo. Pero lo que sí me preocupa es lo que vamos a hacer con [él]. Espero que no muchos hayan enfermado así.

–Si hubiera sabido todo el mal que había causado Saruman -dijo Merry-, le habría cerrado el gaznate con mi tabaquera.

Apesadumbrados subieron por el sinuoso camino hasta Bolsón Cerrado. Todo el Campo de la Fiesta estaba lleno de montículos, como si los topos hubieran enloquecido, pero por algún milagro el árbol aún seguía en pie, ahora desolado y casi sin hojas.19 Por fin llegaron a la puerta. La cadena de la campanilla colgaba suelta. No pudieron hacer sonar ninguna campanilla, y los golpes no obtuvieron respuesta. Entraron. El lugar apestaba, había suciedad y desorden por doquier, como si hiciera algún tiempo que nadie vivía en ella.

–¿Dónde se habrá escondido ese miserable de Cosimo? – dijeron. Buscaron en todas las habitaciones, sin encontrar a ninguna criatura viviente, excepto ratones y ratas.

–Esto es peor que Mordor -dijo Frodo-. Muchos peor, en algunos aspectos.

–Ah -dijo Sam-, duele como en carne viva, como quien dice, pues es parte de nosotros, y todo está tan, tan mal, sucio [y] andrajoso. Lo siento mucho, señor Frodo. Pero me alegra no haberlo sabido antes. Todo el tiempo que estuvimos en lugares desagradables y yo tenía la Comarca en la cabeza, y eso es en lo que me he apoyado, si entiende lo que quiero decir. No habría albergado ninguna esperanza si hubiera sabido todo esto.

–Lo entiendo -dijo Frodo-. Hace mucho le dije algo parecido a Gandalf.20 No te preocupes, Sam. Es nuestra misión ponerlo todo bien de nuevo. Será un trabajo duro, pero no nos importará. Tu cajita nos será útil.

–¿Mi cajita? – preguntó Sam-. Gloria y luz del sol, señor Frodo, por supuesto. Ella lo sabía, desde luego que lo sabía. Me mostró un poco en el Espejo. Bendita sea. Casi lo había olvidado. Pero primero encontremos a ese Patrón.

–Eh, vosotros, ¿qué estáis haciendo? ¡Salid! – resonó una voz. Corrieron a la puerta y vieron a un hombre grande, patizambo y bizco, que subía [? dolorosamente??encorvado] por el campo desde una de las barracas-. Por Mordor, ¿qué pretendéis? – gritó-. Salid. Venid aquí, ratas de la Comarca. Os [? he visto].

Salieron y fueron a su encuentro. Cuando se acercaron lo suficiente para que él los viera, el hombre se detuvo y los miró, y a Frodo le pareció que estaba…[? y] un poco atemorizado.

–Buscamos al Patrón -dijo-, o así es como creo que lo llamáis. El señor Cosimo de Bolsón Cerrado. Soy su primo. Yo vivía aquí.

–Eh, muchachos, eh, [? venid aquí] -gritó el hombre-. Aquí están. Ya los tenemos.

Pero no hubo respuesta.

Frodo sonrió.

–Creo, Rufián Zarquino, que [? nosotros] deberíamos gritar «Ya lo tenemos». Si estás llamando a tus otros rufianes me temo que se han largado. Me han dicho que a Cavada Grande. Me han dicho que duermes profundamente.21 Bueno, ¿qué te parece ahora?

Los hobbits desenvainaron las espadas y se le acercaron; pero el hombre retrocedió. Se movía como un orco, y ahora se encorvaba y las manos le llegaban casi al suelo.

–Malditos sean esos imbéciles -dijo-. ¿Por qué no me lo advirtieron?

–Supongo que primero pensaron en sí mismos -dijo Frodo-, y, además, diste órdenes estrictas de que no perturbaran tu sueño. Aparece en todos los letreros. Vamos. Quiero ver al Patrón, ¿Dónde está?

El hombre pareció desconcertado. Luego rió.

–Lo estáis contemplando -dijo-. Yo soy el Patrón. Yo soy Zarquino.

–Entonces, ¿dónde está Cosimo de Bolsón Cerrado?

–No me lo preguntéis a mí -dijo el hombre-. Vio lo que se avecinaba y una noche se largó. Pobre tonto. Pero nos ahorró el trabajo de retorcerle el pescuezo. Ya estábamos hartos de él. Y nos ha ido mejor sin él. No tenía las agallas de su madre.

–Entiendo -dijo Frodo-. Así que vosotros, rufianes de Isengard, habéis estado amedrentando este país durante un año, y [?? fingiendo] ser el Alcalde y el Oficial y todo lo demás, devorando la mayor parte de la comida y… al pueblo y levantando vuestras sucias cabañas. ¿Para qué?

–¿Quién eres tú para hacerme preguntas? – dijo el hombre-. Yo soy el Patrón. Y hago lo que quiero. Estos pequeños cerdos tienen que aprender a trabajar y yo estoy aquí para enseñarles. Saruman quiere bienes y quiere provisiones, y quiere un montón de cosas que andan ociosas por los alrededores. Y las tendrá u os arrancaremos el cuello, pequeñas ratas, y nos quedaremos la tierra para nosotros.

–Isengard está en ruinas y Saruman camina como un mendigo -dijo Frodo-. Has sobrevivido a tu tiempo, Rufián Zarquino. La Torre Oscura ha caído y hay un Rey en Gondor, y también hay un Rey en el Norte. Venimos de parte del Rey. Te doy tres días. Después serás un proscrito y si se te encuentra en la Comarca te mataremos, tal como tú mataste al [? desgraciado] de Cosimo. Veo en tus ojos que mientes, y en tus manos que lo estrangulaste. Tu camino va colina abajo y [hacia] el Este. Ahora ¡rápido!

El hombre-orco los miró con una expresión de odio como no habían visto en todas sus aventuras.

–… mentís como todos los de vuestra especie. Amigos de

los Elfos y… Y cuatro contra uno, eso es lo que os hace tan

valientes.

–Muy bien -dijo Frodo-, uno contra uno.

–Bueno -dijo-, si alguna vez Bilbo se entera de esto pensará que el mundo ha cambiado de veras. Cuando Gandalf y yo nos sentamos aquí hace mucho tiempo, creo que una cosa que yo por lo menos jamás podría haber adivinado era que el último golpe de esta batalla se daría ante esta puerta.23

–¿Por qué no? – preguntó Sam-. Es muy justo y apropiado. Y me alegra que lo haya dado usted, señor Frodo. Pero si me permite decirlo, aunque el de Kormallen fue un gran día, y el más feliz que he conocido, nunca creí que usted recibiera los elogios que se merece.

–Por supuesto que no, Sam -dijo Frodo-. Soy un hobbit. Pero, ¿por qué quejarse? A ti se te ha descuidado mucho más. En las historias verdaderas nunca hay un héroe solo, Sam, y toda la buena gente está en deuda con alguien. Pero si tuviera que elegir a uno y sólo a uno, yo elegiría a Samsagaz.

–Entonces se equivocaría, señor Frodo -dijo Sam-. Pues sin usted yo no soy nada. Pero usted y yo juntos, señor Frodo: bueno, somos algo más que separados.

–Sois más que cualquier cosa que haya oído nunca -dijo Merry-. Pero en cuanto al último golpe de la batalla, no estoy tan seguro. Has acabado con el Patrón bestial, mientras yo sólo

miraba. Me da la [? impresión] por los cuernos que suenan en la distancia que descubrirás que Pippin y los Tuk han tenido la última palabra. Gracias al cielo mi es Tuk Brandigamo.

Tenía razón. Mientras se encargaban del Patrón las cosas se habían inflamado en Delagua. Los rufianes no eran tontos. Habían enviado a un hombre a caballo al [? alcance] de sonido de cuerno de Cavada Grande (pues tenían muchas señales de cuerno). Al anochecer se habían congregado todos en el Cruce,24 a 18 millas del Camino de Delagua. Disponían de [? caballos propios] en las Quebradas Blancas y cabalgaron como el fuego. Cargaron contra la barrera del camino a las 10 de la mañana, pero cincuenta fueron muertos. Los otros se habían dispersado y escapado. Pippin había matado a [? cinco] y él mismo estaba herido.

Así terminó la [?? feroz] batalla de Delagua, la única batalla que alguna vez se librara en la Comarca. Y por lo menos hay un capítulo entero dedicado a ella en todas las historias oficiales.

Pasó algún tiempo antes de que se capturara a los últimos rufianes. Y bastante extraño, a pesar de lo reacios que eran los hobbits a creerlo, muchos resultaron no ser incurables.

Con esto se acaba una página, y con ella termina también la escritura ilegible: pues a partir de la página siguiente y hasta el final del borrador, que también es el fin de El Señor de los Anillos, el texto se puede leer a la perfección. Sin embargo, la paginación es continua y al parecer la explicación más probable es que en este punto sólo hubo un descanso en la composición.

La división entre «El saneamiento de la Comarca» y «Los Puertos Grises» aparece en un punto de RR sin equivalente en el borrador original, pero lo mejor es interrumpir el texto aquí, después de otro párrafo concerniente al destino de los «rufianes», y dar la continuación del borrador en los capítulos siguientes.

Si se rindieron por decisión propia fueron tratados con amabilidad, y alimentados (ya que estaban medio muertos de hambre después de haber permanecido escondidos en los bosques), y luego conducidos a las fronteras. Eran hombres de las Tierras Brunas, no hombres-orcos/mestizos, que en un principio habían venido porque su propia tierra estaba degradada, y porque Saruman les había dicho que había un buen país con abundante comida en el lejano Norte. Se dice que encontraron su propio país mucho mejor en los días del Rey y que se alegraron de regresar; pero ciertamente los informes que diseminaron (exagerados para ocultar su propia vergüenza) sobre los numerosos y belicosos, por no decir feroces, hobbits de la Comarca ayudaron un poco a preservar a los hobbits de futuros problemas.

Es muy sorprendente que aquí, prácticamente al final de El Señor de los Anillos y en un elemento de la obra que mi padre había meditado durante largo tiempo, la primera versión de la historia fuera tan distinta de la versión definitiva (o que se equivocara de modo tan notable en ver «qué sucedió de verdad»). La razón no es sólo que la historia original tomara una dirección equivocada, tal como pasó cuando los cuatro «viajeros» fueron a la casa del Granjero Coto, ni porque no advirtiera que Saruman era el verdadero «Patrón», Zarquino, de Bolsón Cerrado, sino porque en gran parte aquí Frodo presenta en todas las fases una inteligencia enérgica y autoritaria, y es belicoso y decidido en la acción; una vez se modificó el papel que Frodo desempeñó en el saneamiento de la Comarca el texto coincidió con la versión definitiva del capítulo.

Quizá se trate de una cuestión menor tratar de resolver cómo desarrollaba mi padre la idea de «Zarquino» mientras escribía el texto, pero sin duda no resulta fácil. En el texto se dice lo siguiente:

–El jefe de los hombres de aspecto orco en Delagua dijo (p. 100) que le había contado al Patrón que no se podía confiar en los hobbits, y que tendrían que haber ido los hombres, pero el Patrón había dicho que no. Esto se cambió y el hombre pasó a decir que le había dado ese consejo al «Gran Zarquino», pero Zarquino había dicho que no, y «el Patrón le dejó salirse con la suya».

–Más adelante en la misma conversación, este hombre dice: «Y lo tendrá antes de que acabe el año o yo no me llamo Zarquino.» Luego Frodo lo llama (p. 101) «Rufián Zarquino».

–Cuando los rufianes fueron a la casa del Granjero Coto fue «Zarquino» quien se asomó por la puerta; y Frodo lo mató con su espada.

–Frodo llamó al hombre que se dirigió a los hobbits en Bolsón Cerrado (del que se enfatiza considerablemente el parecido con los orcos) «Rufián Zarquino» (p. 110).

–Frodo le dice a ese hombre que quiere ver al Patrón; a lo que éste contesta: «Yo soy el Patrón. Yo soy Zarquino.»

–Posteriormente Frodo de nuevo lo llama «Rufián Zarquino»; y lo mata con Dardo en combate individual.

Tal como está el texto la única explicación posible es suponer que mi padre cambió de idea mientras escribía sin modificar los pasajes anteriores. Esto probablemente signifique que el nombre «Zarquino», sin importar su procedencia, dejó de pertenecer al villano de mirada taimada de Delagua cuando mi padre advirtió que alguien más despiadado y siniestro que «el Patrón» (Cosimo Sacovilla-Bolsón) estaba utilizando su nombre en Bolsón Cerrado: ese alguien era «Zarquino».25 Entonces, de pronto, después de acabar el presente borrador, mi padre comprendió quién era de verdad el que había suplantado a Cosimo, y Saruman se apoderó del nombre «Zarquino».26

En cualquier caso, es más que evidente que Saruman sólo entró en persona en la Comarca en el transcurso del desarrollo de este capítulo. Por otro lado, su anterior asociación maléfica con Cosimo Sacovilla-Bolsón se hallaba presente en el borrador original, según se desprende del comentario de Frodo en Delagua (p. 102) y del de Merry en Bolsón Cerrado (p. 109: «Si hubiera sabido todo el mal que había causado Saruman, le habría cerrado el gaznate con mi tabaquera»).

Requirió mucho más trabajo alcanzar la historia que aparece en El Retorno del Rey, y el vehículo de este desarrollo fue el complicado segundo manuscrito «B», que se numeró «LIX» y al principio recibió el título «La curación de la Comarca». Parece muy probable que la presencia de Saruman en Bolsón Cerrado ya hubiera surgido cuando mi padre comenzó a escribir el texto, y las referencias a «Zarquino» coinciden con las de RR; pero mientras que los detalles y la formulación evolucionan considerablemente hacia la versión final, en ciertos rasgos aún seguía al texto A, y el mayor cambio argumental (la eliminación de la lucha en la casa del Granjero Coto) se realizó durante el curso de la escritura del manuscrito.

Antes de llegar a ese punto de la historia, el rasgo más notable es que Frodo conserva su dominio y su capitanía decidida. El incidente del viejo «tío» que se mofa de la banda de Oficiales durante su marcha forzada desde Los Ranales se introdujo en B, pero fue Frodo, no Merry, quien con severidad ordenó al cabecilla que lo dejaran en paz. El cabecilla aún era, explícitamente, Robín Madriguera («-¡Madriguera! – exclamó Frodo-. Ordena a tus hombres que regresen a sus puestos de inmediato»); pero su sustitución por el cabecilla oficioso y anónimo tuvo lugar en el transcurso de la escritura de este manuscrito.27

En B hay un cambio notable en las palabras de Frodo a Pippin sobre Cosimo y Saruman y la situación crítica en que se encontraba la Comarca (véase p. 102). Fueron eliminadas (cf. RR 379-380) cuando, en un anexo insertado en B, pasó a ser el Granjero Coto quien refirió la historia reciente según lo que sabía; pero Coto, desde luego, ignoraba quién era Zarquino, y presumiblemente no se habría aclarado mucho más descubriendo que se trataba de Saruman.

–Me parece que no entiendes bien lo que sucede -dijo Frodo-. Aunque has estado en Isengard y desde entonces has oído lo mismo que yo. ¡Sí, pobre Cosimo! Ha sido un tonto y un malvado. Pero ahora está atrapado en su propia red. ¿No lo ves? Saruman estaba interesado en nosotros y en la Comarca desde hace tiempo y comenzó a espiar. [Añadido: Eso dijo Gandalf.] Mucha de la gente extraña que ha estado merodeando por los alrededores desde mucho antes de que llegáramos nosotros debió enviarla él. Imagino que así me puso en contacto con Cosimo. Cosimo era bastante rico, pero siempre quiso más. Supongo que empezó a comerciar con Saruman, y a hacerse rico en secreto, y a comprar esto y lo otro furtivamente. [Añadido: Saruman necesitaba suministros para la guerra.]

–¡Ah! – dijo Pippin-. Tabaco, una debilidad de Saruman. [› -¡Sí! – dijo Pippin-. ¡Y tabaco para él y sus favoritos!] Supongo que Cosimo se apoderó de la mayor parte de la producción. Y no me extrañaría que también lo hiciera en los campos de la Cuaderna del Sur.

–Eso creo -dijo Frodo-. Pero pronto tuvo ideas más ambiciosas. Empezó a contratar [› Parece haber contratado] rufianes; o Saruman se los envió, para «ayudarlo». Chimeneas, talado de árboles, todas esas casas sórdidas. Parecen imitaciones de lo que Saruman entiende por «mejoras». Pero ahora, por supuesto, los rufianes están al mando…

A partir de este punto el texto coincide con el de RR; sin embargo, después de la advertencia de Frodo acerca del tema de matar (RR 379), continúa de esta manera, siguiendo y ampliando A (p. 102):

–Depende de cuántos rufianes haya -dijo Merry-. Si hay muchos, no hay duda de que tendremos lucha, Frodo. Y después de esto no va a ser tan fácil. Quizá resulte ser una nuez suficientemente dura para la almádena de Gandalf. Después de todo, sólo somos cuatro hobbits, aunque estemos armados.

–Bueno, no podemos ayudar al Primo Granujo esta noche -dijo Pippin-, necesitamos averiguar más. ¿Oísteis el sonido del cuerno? Es indudable que andan otros por las cercanías. Debemos refugiarnos pronto. Esta noche será peligrosa.

–Se me ocurre una idea -dijo Sam-. Vayamos a lo del viejo Tom Coto. Siempre fue de agallas, y tiene un montón de hijos que toda la vida fueron amigos míos.

–¿Te refieres al Granjero Coto, el del Sendero del Sur? – dijo Frodo-. ¡Probaremos con él!

Dieron media vuelta, y unas pocas yardas más atrás llegaron al Sendero del Sur que salía del camino principal; aproximadamente un cuarto de milla después los llevó hasta las puertas del granjero.

En la historia de la llegada a la granja, de la bienvenida que allí recibieron y de la conversación con el Granjero Coto, mi padre siguió A (pp. 103-104) muy de cerca, modificando detalles menores pero sin apartarse de la narración del borrador (excepto en que el encarcelamiento de Lobelia Sacovilla-Bolsón se prolonga: «-Se llevaron a su madre hace seis meses -dijo Coto-, a finales de abril pasado»). Pero desde el golpe a la puerta delantera la historia cambia:

En ese momento se escuchó un golpe violento en la puerta. El Granjero Coto bajó en silencio por el pasadizo, apagando la luz. Los otros lo siguieron. Se oyó un segundo golpe más fuerte.

–¡Abre, vieja rata, o te sacaremos con fuego! – gritó una voz áspera desde el exterior.

La señora Coto, que se hallaba en una habitación próxima, ahogó un grito. Por las escaleras que conducían a la cocina bajaron ruidosamente cinco hobbits jóvenes de los dos cuartos donde dormían. Empuñaban unos palos gruesos, pero nada más.

–Ya voy -gritó el granjero, haciendo sonar las cadenas y produciendo una alharaca con los cerrojos-. ¿Cuántos hay? – susurró a sus hijos.

–Por lo menos una docena -repuso el Joven Tom, el mayor-, quizá todo el grupo.

–Fantástico -dijo Frodo-. ¡A por ellos! Abre y luego retrocede. No participes a menos que necesitemos ayuda desesperadamente.

Los cuatro hobbits con las espadas desenvainadas se pegaron a la pared hacia la que se abría la puerta. Cayó un golpe fuerte en la cerradura, pero en ese momento el granjero descorrió el último cerrojo y retrocedió furtivamente unos pasos con sus hijos hacia el pasadizo [añadido: y dobló la esquina hasta desaparecer de vista]. La puerta se abrió despacio y por ella asomó la cabeza del rufián con el que ya se habían encontrado. Avanzaba encorvado, sosteniendo una espada en la mano. Tan pronto como acabó de entrar, los hobbits, que ahora se hallaban detrás de la puerta abierta, la cerraron con fuerza. Mientras Frodo echaba un cerrojo, los otros tres saltaron a la espalda del rufián, le hicieron caer de bruces y se sentaron encima. El hombre sintió un acero frío en el cuello.

–¡Quédate quieto y no abras la boca -dijo Sam.

–¡Coto! – llamó Merry-. ¡Una cuerda! Tenemos a uno. ¡Atadlo!

Pero los rufianes de fuera comenzaron a golpear de nuevo la puerta mientras algunos apedreaban las ventanas.

–¡Prisionero! – dijo Frodo-. Tú pareces un cabecilla. ¡Detén a tus hombres o pagarás tú por los daños!

Lo arrastraron junto a la puerta.

–¡Marchaos a casa, imbéciles! – gritó-. Me tienen en sus manos y acabarán conmigo si seguís adelante. ¡Largaos! ¡Id a contárselo a Zarquino!

–¿Para qué? – respondió una voz desde el exterior-. Sabemos lo que quiere Zarquino. ¡Vamos, muchachos! ¡Quemad a todos los de dentro! Zarquino no echará en falta a ese idiota; el que comete errores no es útil para nadie. ¡Quemadlos a todos! ¡Moveos y traed el combustible!

–Inténtalo de nuevo -dijo Sam con severidad.

El prisionero, ahora terriblemente asustado, aulló:

–¡Muchachos! ¡Nada de fuego! Zarquino dijo que basta de incendios. Enviad a un mensajero. Quizá descubráis que el error fue vuestro. ¡Eh! ¿Me oís?

–¡De acuerdo, muchachos! – dijo la otra voz-. Que dos de vosotros regresen al galope. Otros dos buscad combustible. ¡El resto que rodee el lugar!

–Bueno, ¿cuál es el siguiente movimiento? – preguntó el Granjero Coto-. Por lo menos no empezarán el fuego hasta que hayan ido a Bolsón Cerrado y vuelto: digamos una media hora, dando tiempo para la entrevista. ¡Villanos asesinos! Jamás pensé que prenderían fuego. Al principio quemaron a mucha gente, pero hace bastante tiempo que no lo hacen. Creíamos que había sido el Patrón el que los detuvo. Pero fíjense, yo debo pensar en mi esposa y en mi hija Rosita.

–Sólo se pueden hacer dos cosas -dijo Frodo-. Uno de nosotros ha de escabullirse e ir en busca de ayuda: despertar al pueblo. No muy lejos tiene que haber 200 hobbits adultos. También podemos salir en grupo, protegiendo a tu mujer y a tu hija, y hacerlo rápidamente, mientras dos estén lejos y antes de que vengan más.

–Es demasiado peligroso para el [que] salga -dijo Coto-. Saldremos juntos, eso haremos, y correremos hacia el sendero.

El pasaje final, desde «Sólo se pueden hacer dos cosas» está escrito con unos garabatos cada vez menos legibles, y el texto termina aquí, no al pie de una página. La historia del ataque a la granja ya se había desviado mucho de la que aparece en el borrador original (en el que Frodo y Sam matan a dos de los merodeadores en la puerta delantera y otros cuatro resultan muertos en el patio antes de la huida del resto); y en este punto mi padre decidió que había tomado un rumbo equivocado. Quizá no fuera capaz de encontrar un modo creíble de hacerlos salir de la casa (con los jóvenes Coto y su madre en el centro del grupo) y atravesar el cerco de hombres ilesos. En cualquier caso, toda esta parte del texto B, desde «-¿Te refieres al Granjero Coto el del Sendero del Sur? – dijo Frodo» (p. 117), se eliminó del manuscrito y se sustituyó por un nuevo comienzo, donde Frodo responde a la sugerencia de Sam de ir todos a lo del Granjero Coto: «¡No! No tiene sentido «refugiarse», como en RR (p. 380), donde, sin embargo, es Merry quien lo dice. También es Frodo, no Merry, quien responde a la pregunta de Pippin «¿Hacer qué?» con «¡Sublevar a toda la Comarca! ¡Ahora! ¡Despertar a todo el mundo!», y le dice a Sam que puede ir de una corrida a la granja de Coto si quiere; finaliza: «Y ahora, Merry, tú tienes un cuerno de la Marca. ¡Oyámoslo!»

La historia del regreso de los cuatro hobbits al centro de Delagua, la llamada del cuerno de Merry, el encuentro de Sam con el Granjero Coto y sus hijos, su visita a la señora Coto y a Rosa, y la hoguera que encienden los aldeanos se narra prácticamente con las mismas palabras que en RR (pp. 380-383), con la única diferencia de que es Frodo, no Merry, quien ordena levantar barricadas a través del camino en ambos extremos de Delagua. Cuando el Granjero Coto cuenta que al Patrón (tal como aún se lo llama en todo B, corregido después por «el Jefe») no se lo ha visto en una semana o dos, B difiere un poco de RR, pues en este punto el joven Tom Coto interrumpe a su padre:

–Se llevaron a su madre, esa tal Lobelia -intervino el Joven Tom-. De eso hará unos seis meses, cuando empezaron a construir barracas en Bolsón Cerrado sin su permiso. Les ordenó que se marcharan, así que se la llevaron. La metieron en las Celdas Agujeros. Se han llevado a otros que echamos más de menos; pero no se puede negar que mostró más valor que la mayoría.

–Es ahí donde están casi todos -dijo el granjero-, en Cavada Grande. Hemos oído que transformaron las viejas Celdas Agujeros en un fuerte, y desde ahí salen de correrías, a «recolectar». Aun así creo que en total no hay más de doscientos en la Comarca. Si permanecemos unidos podemos dominarlos.

–¿Tienen armas? – preguntó Merry.

Quizás esto significase que las Celdas Agujeros eran una prisión en los días anteriores a la llegada de los «rufianes» a la Comarca. Posteriormente, la historia que cuenta el Joven Tom de Lobelia se eliminó en esta parte de la narración, y se sustituyó por la pregunta de Pippin «Pero Hobbiton no es el único lugar en que están acuartelados, ¿no?», que lleva al Granjero Coto a informar de los otros lugares donde se atrincheran los «rufianes» aparte de Hobbiton, igual que en RR (pp. 383-384), y a mencionar un origen distinto de las Celdas Agujeros: «los viejos almacenes subterráneos en Cavada Grande».

A la pregunta de Merry «¿Tienen armas?» el Granjero Coto responde, igual que en RR, con el relato sobre la resistencia de los Tuk, pero sin la referencia al padre de Pippin (Paladín Tuk), el Thain, y su negativa a tener algo que ver con las pretensiones de Lotho (Cosimo):

–¡Ya ves, Frodo! – dijo Merry-. Sabía que tendríamos que combatir. Bueno, ellos empezaron.

–No exactamente -dijo Coto-. O en todo caso no fueron ellos los que empezaron con las flechas. Los Tuk empezaron. Verán, los Tuk tienen esas cavernas profundas en las Colinas Verdes, los Smiles28 como ellos las llaman, y los rufianes no pueden llegar hasta ellos…

Con Frodo aún firmemente al mando en Delagua, Merry marchó al galope con Pippin hacia Alforzada (a diferencia de RR). Una vez se hubo ido, Frodo reiteró la orden de evitar cualquier matanza en todo lo posible (igual que en RR 384-385), pero luego continuó: «Muy pronto recibiremos la visita de la pandilla de Hobbiton. Ha pasado más de una hora desde que expulsamos de aquí a los cuatro rufianes. No hagáis nada hasta que yo dé la orden. ¡Dejad que vengan!» En RR es Merry quien advierte que los hombres de Hobbiton pronto irán a Delagua, y concluye «Tengo un plan»; a lo que Frodo sólo responde: «Muy bien. Tú te encargarás de los preparativos.» La llegada de los hombres, y su captura junto a la hoguera donde el Granjero Coto parecía estar solo, es exactamente igual a la historia final, excepto en que, por supuesto, es Frodo y no Merry quien se dirige al cabecilla; y cuando la refriega ha terminado y los hombres están encerrados y atados con cuerdas en una de sus propias cabañas, el Granjero Coto dice «Ha regresado justo a tiempo, señor Frodo.»

Luego sigue la descripción que le hace Coto a Sam del estado en que se encuentra el Tío («Ahora está en una de esas nuevas casas de la Comarca, casas del Patrón las llamo yo»), y la partida de Sam para ir a buscarlo, prácticamente como en RR (p. 387). Una vez más es Frodo, no Merry, quien pone centinelas y se va solo con el Granjero Coto a su casa: «Se sentó con la familia en la cocina, y los Coto, por pura cortesía, le hicieron unas pocas preguntas, pero estaban más interesados en lo que acontecía en la Comarca. En medio de la charla, irrumpió Sam con el Tío». La narración del Granjero de los «problemas», que termina con la historia del Joven Tom de cómo se llevaron a Lobelia a las Celdas Agujeros (RR 387-390), se insertó en B en un anexo extenso; y en esta época las anteriores suposiciones de Frodo acerca de cómo había empezado todo (p. 116) y los primeros comentarios del Joven Tom sobre Lobelia (pp. 119-120) fueron eliminados.29

La entrada del Tío en la cocina de los Coto se describe como en RR (pp. 390-391); pero luego en B sigue:

A primera hora de la mañana oyeron el potente toque del cuerno de Merry, y cerca de cien Tuk y otros hobbits entraron marchando procedentes de Alforzada y las Colinas Verdes. Toda la Comarca estaba encendida, dijeron, y los rufianes que merodeaban por las Tierras de Tuk habían huido; en su mayor parte al este del Brandivino, perseguidos por otros Tuk.

Ahora había suficientes fuerzas para mantener una guardia fuerte en el Camino del Este desde Cavada Grande hasta el Brandivino, y para poner otra guardia en Delagua. Cuando todo estuvo arreglado y bajo el mando de Pippin, Frodo, Sam y Merry, con el Granjero Coto y una escolta de cincuenta, emprendieron la marcha a Hobbiton.

Entonces el texto continúa con la historia de la llegada a Hobbiton y el encuentro con Ted Arenas, y la entrada en Bolsón Cerrado, descrita casi palabra por palabra como en RR (pp. 394-396);30 y termina con la llegada de Saruman y su muerte a manos de Lengua de Serpiente (al respecto véanse pp. 114-125). El texto B finaliza igual que el capítulo en RR, cuando Merry dice «Y el final definitivo de la guerra, espero», Frodo lo llama «el golpe definitivo» y Sam dice «Yo no diré que es el fin, hasta que hayamos arreglado este desbarajuste». ¡Pero de este modo no hay ninguna Batalla de Delagua!

La Batalla se relata en dos páginas insertadas que están numeradas como adicionales («19a, 19b)») en la paginación continua del texto que nos ocupa. Si dicha paginación indica que estas páginas se escribieron e insertaron más tarde, y no sé qué otra cosa podría indicar, parecería que mi padre (todavía siguiendo la historia de A, en la que la visita a Hobbiton precedió a la batalla, p. 112) continuó hasta el final del episodio de Bolsón Cerrado sin darse cuenta de que no había narrado la historia de la Batalla de Delagua. Pero eso parece imposible. Mucho más probable es que advirtiera, a medida que escribía la historia de la visita a Hobbiton, que el orden de la narración en A debía invertirse, de modo que el capítulo terminara con el golpe definitivo de la Guerra «a las mismas puertas de Bolsón Cerrado»; pero postergó la batalla y la insertó después en el texto que ya había paginado hasta el final.

Independientemente del momento de la inserción, el texto existente (en el que los preparativos para la defensa a la mañana siguiente son inmediatamente anteriores a la visita a Hobbiton) se alteró para quedar como el de RR (pp. 391-392), y la llegada de los hombres por el Camino del Este y su emboscada en el camino de barrancas altas que llevaba a Delagua se narra casi igual que en la historia final: las pocas diferencias en este pasaje se deben en su mayor parte al hecho de que Merry acompañara a Pippin a Alforzada. El mensajero procedente de las Tierras de Tuk no menciona al Thain (véase p. 120), y dice que «el señor Peregrin y el señor Merry vienen con toda la gente de que pudimos prescindir»; fue Nick Coto, no Merry, quien había estado fuera toda la noche e informado de la llegada de los hombres, que calculó en un número de «cincuenta o más» («Son casi un centenar», RR); y cuando los Tuk llegaron «oyeron el potente toque del cuerno de Merry». Pero desde el punto en que la retirada de la emboscada quedó bloqueada para los rufianes, cuando los hobbits empujaron más carretones hasta el camino, el texto B difiere notablemente de la historia narrada en RR:

Una voz les habló desde lo alto.

–Bien -dijo Frodo-, han caído en una trampa. Lo mismo les sucedió a los bandidos de Hobbiton, y ahora todos están prisioneros. ¡Depongan las armas! Luego retrocederán veinte pasos y se sentarán en el suelo. Y cualquiera que intente escapar será hombre muerto.

Muchos de los hombres, a pesar de las maldiciones de sus compañeros más ruines, obedecieron en el acto. Pero más de una veintena dio media vuelta y cargó sendero abajo. Los arqueros hobbits escondidos en aberturas de los setos abatieron a seis antes de que llegaran a las carretas. Algunos se rindieron, pero diez o más atravesaron las carretas y se dispersaron campo traviesa al parecer en dirección a Bosque Cerrado.

Merry lanzó un potente toque de cuerno. Le respondieron a la distancia.

–¡No irán muy lejos! – dijo-. Todos estos campos están llenos de cazadores.

A los rufianes muertos los cargaron en carretones, los transportaron hasta un antiguo arenal de las cercanías y los enterraron: los Arenales de la Batalla, lo llamaron desde entonces. A los otros los condujeron hasta la aldea para encerrarlos con sus compañeros.

Así concluyó la Batalla de Delagua, 1419, la [única›] última librada en la Comarca, y la única desde la Batalla de los Campos Verdes, 1137,31 en la lejana Cuaderna del Norte. Por consiguiente, aunque sólo murieron seis rufianes y ningún hobbit, hay un capítulo dedicado a ella en todas las historias, y los nombres de todos los participantes fueron inscritos en una Lista y aprendidos de memoria. De esa época viene el considerable incremento de la fama y la fortuna de los Coto.

La conexión con la visita a Hobbiton se estableció con estas palabras:

Cuando todo estuvo arreglado, y después de comer un almuerzo tardío, Merry dijo:

–Bueno, Frodo, ya es hora de tratar con el Jefe.

El Granjero Coto reunió una escolta de unos cincuenta hobbits robustos, y luego emprendieron el viaje a pie a Bolsón Cerrado: Frodo, Sam, Merry y Pippin abrían la marcha.

Las palabras «Cuando todo estuvo arreglado» se emplean ahora para referirse al final de la batalla y a la disposición de los muertos y de los rufianes capturados; antes (p. 121) aludían a los preparativos hechos para enfrentarse con el enemigo que se acercaba.

La historia del encuentro con Saruman en Bolsón Cerrado se escribió dos veces en B; la primera versión degeneró pronto en una especie de letra garabateada en el momento en que mi padre reconsideró el inicio del episodio. Doy aquí el primero:

–No lo dudo, no lo dudo. Pero no lo hiciste, de modo que ahora puedo darte la bienvenida. – Allí de pie, en la puerta, estaba Saruman; parecía bien alimentado y mucho menos desgraciado que antes. Los ojos le brillaban, maliciosos y divertidos.

La luz se hizo de súbito en la mente de Frodo.

–¡Zarquino! – exclamó.

Saruman se echó a reír.

–De modo que ya has oído mi nombre, ¿eh? Creo que así me llamaban mis hombres en los buenos tiempos. Eran tan leales. Y así me han seguido hasta aquí, ¿verdad? En realidad lo encuentro bastante alentador.

–No me imagino por qué -dijo Frodo-. En cualquier caso, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Un poco de maldad mezquina? Gandalf me advirtió que aún eras capaz de eso.

[Tachado: -¿Necesitas preguntarlo? – dijo Saruman.] -Me hacéis gracia vosotros, señoritos hobbits -dijo Saruman-, cabalgando por ahí con todos esos grandes personajes, tan seguros y tan pagados de vosotros mismos; creyendo que habéis hecho grandes cosas, y que ahora podíais volver y disfrutar de la paz del campo. La casa de Saruman podía ser destruida, y él expulsado. Pero no el señor Bolsón. ¡Oh, no! Él es realmente importante.

«Pero el señor Bolsón sigue siendo un tonto. Y ni siquiera es capaz de ocuparse de sus propios asuntos, siempre ocupándose de los asuntos de los demás. No cabe esperar otra cosa de un pupilo de Gandalf. Tiene que perder el tiempo y volver por un. camino dos veces más largo que el necesario. La Comarca estará bien. Bueno, pues después de nuestro breve encuentro pensé que me adelantaría a vosotros y os daría una lección. Habría sido una lección más dura si hubierais perdido más tiempo. De todos modos, pude hacer algo que os será difícil reparar en vuestra vida. Os servirá como advertencia para que dejéis en paz a otra gente y no seáis tan engreídos. Y será un placer para mí pensarlo y resarcirme así de las injurias que he recibido».

La segunda versión de B es prácticamente igual a RR, excepto en que en ningún momento se menciona el terrible cadáver de Saruman y la niebla que flotó «como una figura pálida y amortajada» por encima de la Colina de Hobbiton; el pasaje no se introdujo basta que mi padre lo escribió en las galeradas de El Retorno del Rey.

Es una copia de la Primera Edición, junto al episodio hay escrita a lápiz una nota interesante:

Saruman regresó a las Tierras Brunas32 el 28 de agosto. Entonces se dirigió al Camino del Sur y luego marchó hacia el norte cruzando el Aguada Gris en Tharbad, y desde allí al NO al Vado de Sarn, y así entró en la Comarca y en Hobbiton el 22 de septiembre: un viaje de unas 460 [millas] en 25 días. De ese modo hizo una media de 18 millas por día, evidentemente lo más rápido que pudo. Así pues, dispuso de 38 días para hacer daño en la Comarca; pero la mayor parte ya lo habían realizado los rufianes siguiendo sus órdenes, ya planeadas y dadas antes del saqueo de Isengard.

En La Cuenta de los Años la fecha de la llegada de Saruman a la Comarca es el 22 de septiembre, y el 30 de octubre la de la llegada de los «viajeros».al Puente del Brandivino.

En una fase tardía del trabajo en el texto B (pero anterior a la inserción del extenso anexo en el que el Granjero Coto cuenta la historia de la Comarca desde que Frodo y sus compañeros se fueran, véase p. 121 y nota 29) mi padre percibió que la experiencia de Frodo lo había cambiado y retraído hasta tal punto que no podía tener papel alguno en «El saneamiento de la Comarca» tal como se ha descrito. La forma en la que estaba el texto no requería una gran reconstrucción; el cambio total del papel de Frodo en los acontecimientos se realizó mediante muchas alteraciones pequeñas (a menudo sustituyendo simplemente «Frodo» por «Merry») y unas pocas adiciones breves. Casi todas han sido mencionadas en el texto anterior.

El tercer y muy cuidado manuscrito («C») que siguió a B, coincide con el texto de RR en casi todos los pasajes, y la mayoría de las diferencias son cuestiones insignificantes. Fue en ese manuscrito donde Cosimo Sacovilla-Bolsón se convirtió en Lotho, y en el que se introdujeron las referencias al Thain (véanse pp. 120, 122). El número de hombres en la Batalla de Delagua se había incrementado a «más de setenta», y la ferocidad de la batalla había aumentado: los hombres atrapados treparon por las barrancas por encima del camino y atacaron a los hobbits ya en la primera versión de C; en una corrección posterior el número de los hombres y de los muertos en ambos bandos se aumentó aún más. Las palabras originales de C «Merry en persona mató al más grande de los rufianes» se sustituyeron por «… el líder, un bruto grande de ojos taimados parecido a un orco enorme»; en relación a esto cf. la descripción del hombre-orco «Zarquino» en Bolsón Cerrado en la versión A, p. 110. Por último, se hizo una adición importante a C concerniente a Frodo: «Frodo había estado presente en la batalla, pero no había desenvainado la espada, preocupado sobre todo en impedir que los hobbits, exacerbados por sus pérdidas, matasen a aquellos adversarios que ya habían depuesto las armas» (RR 394).

Ahora sólo faltaba el pasaje que describía la partida del espíritu de Saruman y su cadáver.

NOTAS

1 Posteriormente el pasaje se corrigió a lápiz. La pregunta «¿Quién es el Alcalde?» se puso en boca de Merry, y la respuesta pasó a ser «El Patrón de Bolsón Cerrado»; la de Frodo «¿Y quién es el Oficial Jefe?» recibió la misma respuesta. Luego sigue: «¿Patrón? ¿Patrón? Supongo que se refiere al señor Cosimo». «Supongo que sí, señor Bolsón, pero ahora tenemos que decir El Patrón, nada más.»

Más adelante, donde en RR (p. 370) se dice que «Era evidente que el nuevo «Jefe» tenía medios para enterarse de las novedades», en A se dice «El Nuevo Alcalde [? o] el Oficial Jefe»; pero esto se cambió por «el Patrón o el Oficial Jefe». Cuando fueron «arrestados» en Los Ranales, a Frodo y a sus compañeros les dicen que es «por orden del [Alcalde›] del Oficial Jefe», mientras que RR (p. 372) es «Por orden del Jefe».

8 Aquí hay una nota en el manuscrito que en parte es ilegible: «sólo Cosimo…;¿Qué le pasó a Otho?» En «Tres es compañía» (La

Comunidad del Anillo p. 98) se dice que Otho Sacovilla-Bolsón «había muerto algunos años antes, a la madura aunque decepcionante edad de ciento dos años», lo que se remonta a una fase temprana.

27 Una nueva versión del arresto en Los Ranales y de la conversación de Sam con Robín Madriguera se insertó en el manuscrito B. Esta es casi igual que en RR, pero tal como se escribió por primera vez, la respuesta de Robín a la pregunta de Sam «Fue así como se enteraron de nuestra llegada, ¿eh?» era distinta:

–No directamente. Hace unas dos horas recibimos un mensaje del jefe en Bolsón (¡errado diciendo que ustedes tenían que ser arrestados. Imagino que alguien se escabulló desde el Puente hasta Cepeda, donde hay una pequeña banda de Hombres. Anoche alguien atravesó Los Ranales en un caballo grande.

Esto se sustituyó en el acto por el texto de RR (p. 374), pero con «Uno [un jinete] llegó anoche desde Bam». Bam era lo que aquí se leía en la Primera Edición. En la Segunda Edición se cambió por Surcos Blancos (que aunque aparece en el mapa de la Comarca no se menciona en el texto de la Primera Edición), y el nombre Bam se le dio a la granja de Maggot en «Un atajo hacia los hongos» (CA 131): «Estamos en las tierras del viejo Maggot» de la Primera Edición pasó a ser «Estamos en Bam, las tierras del viejo Maggot.»

X

LOS PUERTOS GRISES

La redacción original del último capítulo de El Señor de los Anillos fue la continuación del largo e ininterrumpido borrador («A») que abarca «El saneamiento de la Comarca» y «Rumbo a casa» (véanse pp. 91, 96), y que yo dejé al final de la Batalla de Delagua en la p. 113. El texto continúa:

Y así el año llegó a su fin. Ni siquiera Sam podía censurar la fama y los honores de Frodo en su propio país. Los Tuk estaban muy seguros en su posición tradicional -y después de todo, sus hombres fueron los únicos que jamás se rindieron a los rufianes- y también eran demasiado generosos para tener celos de verdad; sin embargo, era evidente que el nombre de Bolsón sería el más famoso en la historia de los Hobbits.

Desde este punto el texto de A, tosco pero ahora completamente legible, difiere de la forma final del capítulo no en lo que realmente se cuenta ni en cómo se cuenta, sino en la ausencia de varios rasgos importantes y de bastantes detalles que se añadieron más tarde. Por ejemplo, así como el rescate de Lobelia Sacovilla-Bolsón de las Celdas Agujeros de Cavada Grande y la cesión de su propiedad se describen casi igual que en RR, no hay mención de Fredegar Bolger; y no se dice nada de la expulsión de las pandillas de hombres en el sur de la Comarca realizada por Merry y Pippin. Frodo se convirtió en Alcalde, no en Suplente, aunque la diferencia sólo fue de título, ya que puso como condición para aceptar el cargo que Will Pieblanco volviera a ser el Alcalde tan pronto como «estuviese de nuevo en condiciones»; y su inactividad en el cargo no se menciona. En el primer texto que escribió mi padre, el relato en RR (pp. 402-406) del trabajo de restauración y reparación, de la plantación por parte de Sam de retoños de árboles, de la fertilidad del año 14201 y de la boda de Sam con Rosita Coto, se alcanzó casi en su totalidad. En este texto no hay referencia a los «Hombres de Zarquino», y el nombre jocoso dado en Delagua al restaurado Bolsón de Tirada fue «Cabo de los Rufianes». La semilla de la cajita de Galadriel se describe «como una almendra o una baya reseca», de color amarillo dorado; Sam la plantó en el Campo de la Fiesta «donde se había quemado el árbol» (véase p. 109).

En A no se menciona la primera enfermedad de Frodo en marzo de 1420, cuando en ausencia de Sam el Granjero Coto lo encontró en la cama «aferrando una piedra blanca que llevaba al cuello suspendida de una cadena» (el regalo que le hizo Arwen en «Numerosas separaciones»). El pasaje en RR (p. 407) que describe la magnificencia de los atavíos de Merry y Pippin, en contraste con la «vestimenta ordinaria» de Frodo y Sam, está ausente, y también la referencia posterior a la joya blanca que siempre llevaba Frodo. Como mi padre había escrito un par de páginas antes que «Ni siquiera Sam podía censurar la fama y los honores de Frodo en su propio país» el pasaje tan diferente de RR se encuentra, por supuesto, ausente: «Frodo se retiró poco a poco de todas las actividades de la Comarca, y a Sam le apenó que lo trataran con tan escasos honores en su propio país. Pocos eran los que conocían o deseaban conocer sus hazañas y aventuras…»

La enfermedad de Frodo el seis de octubre de 1420, fecha del ataque de los Espectros del Anillo a la Cima de los Vientos dos años antes, está mencionada, pero no la de marzo de 1421. Se narra el bautizo de la hija mayor de Sam, Elanor («nació el veinticinco de marzo, una fecha que Sam anotó»), siguiendo la sugerencia de Frodo, y se describe el libro voluminoso con tapas de cuero rojo, aunque no hay mención de la página de portada y de la serie de títulos rechazados por Bilbo; el texto escrito en el libro terminaba en el Capítulo 77 (número marcado con un signo de interrogación).2

La última parte del capítulo fue escrita sin titubear, aunque no todos los elementos de la historia final estuvieron presentes desde el principio. En el encuentro de Frodo y Sam con los Elfos en Bosque Cerrado no se hace mención de los Grandes Anillos de Elrond y Galadriel;3 en Mithlond, Círdan el Guardián de las Naves no aparece (pero es introducido en una adición al margen posterior), ni se dice que Gandalf lleve el Tercer Anillo; y la visión de Frodo del «país lejano y verde a la luz de un rápido amanecer» está ausente (aunque también se esbozó toscamente al margen; la unión del cruce del Mar de Frodo «con el sueño que había tenido en casa de Tom Bombadil de un país verde y lejano» había sido mencionada en la carta de mi padre de noviembre de 1944, véase p. 66). Doy aquí el texto A desde la llegada de la compañía a Mithlond:

Y cuando hubieron dejado atrás la Comarca, y bordeando las faldas meridionales de las Quebradas Blancas llegaron a las Quebradas Lejanas y a las Torres, vieron el Mar; y así descendieron por fin hacia Mithlond, los Puertos (Irises en el largo estuario de Lune. Y allí había un navío que se mecía en el puerto, y en el muelle se erguía una figura toda vestida de blanco. Era Gandalf, y les dio la bienvenida; y ellos se regocijaron, porque entonces supieron que él partiría también.

Pero Sam ahora tenía el corazón acongojado, y le parecía que si la separación iba a ser amarga, más triste aún sería el solitario camino de regreso. Pero mientras aún seguían allí de pie dispuestos a subir a bordo, Merry y Pippin llegaron a galope tendido. Y Pippin reía en medio de las lágrimas.

–Ya una vez intentaste tendernos un lazo y te falló, Frodo, y esta vez estuviste a punto de conseguirlo, pero te ha fallado de nuevo.

–No fue Sam quien te traicionó esta vez -dijo Merry-, sino el propio Gandalf.

–Sí -dijo Gandalf-. Porque es mejor que sean tres los que regresen, y no uno solo. Bien, aquí, queridos amigos, en las playas del Mar, termina por fin nuestra comunidad en la Tierra Media. Id en paz. No os diré: no lloréis, porque no todas las lágrimas son malas.

Frodo besó entonces a Merry y a Pippin, y por último a Sam, y subió a bordo; y fueron izadas las velas, y el viento sopló, y la nave se deslizó a lo largo del [? pálido] Golfo de Lune. Y de nuevo fue de noche; y Sam miró el mar y sólo vio una sombra en las aguas que se perdió en el Oeste. Y se quedó allí de pie un rato, oyendo el suspiro y el murmullo de las olas sobre las playas de la Tierra Media, y aquel sonido permaneció en su corazón para siempre, aunque jamás habló de ello. Junto a él estaban Merry y Pippin, y no hablaban.

La larga cabalgada de vuelta a la Comarca se describe casi con las mismas palabras que en El Retorno del Rey. Y así la Tercera Edad llegó a su final definitivo, en esta separación tan memorable, sin titubeos y con una sencillez confiada; las inconfundibles voces de Merry y Pippin, la voz aún más inconfundible de Gandalf en sus últimas palabras en la Tierra Media, y el comienzo del viaje que se llevaba al Verdadero Oeste a los hobbits Bilbo y Frodo, dejando atrás a Sam.

Un manuscrito del capítulo independiente («B») siguió después, posteriormente numerado «LX» y titulado «Los Puertos Grises». Se escribió antes de que se introdujera el cambio de la reputación de Frodo en la Comarca, pero tras las correcciones y adiciones coincide con la forma final en casi lodos los puntos en los que difería A. Sin embargo, mi padre todavía no se dio cuenta de que Fredegar Bolger se consumía en las Celdas Agujeros junto con Will Pieblanco y Lobelia Sacovilla-Bolsón; y de Lobelia se dijo en un primer borrador del pasaje sobre ella que «Nunca se recuperó de la noticia del asesinato de Cosimo, y dijo que no había sido culpa de él; lo había descarriado ese perverso Zarquino y jamás pretendió hacer ningún daño».

La primera enfermedad de Frodo aún se hallaba ausente en el texto original B, y cuando se introdujo fue con estas palabras:

En marzo Sam estaba lejos realizando su trabajo forestal, y Frodo se alegró, ya que había estado enfermo y habría resultado difícil ocultárselo a Sam, El doce de marzo4 se sintió dolorido y apesadumbrado por una gran sensación de oscuridad y no podía hacer mucho más que deambular aferrando la joya de la Reina Arwen. Pero después de un rato el ataque pasó.

Una idea que jamás llegó a desarrollarse aparece en este manuscrito en un pasaje garabateado a toda velocidad, al parecer para insertarlo antes de «La pequeña Elanor tenía casi seis meses, y 1421 había entrado ya en el otoño» (RR 408):

A mediados del verano Gandalf apareció de repente, y su visita se recordó durante mucho tiempo por las cosas asombrosas que sucedieron a todas las hogueras (que los [? niños] hobbits encienden la víspera del solsticio de verano). Luces de muchos colores iluminaron la Comarca entera hasta que llegó el amanecer, y pareció que el fuego [?? enloqueció para él] sobre toda la tierra, de modo que la hierba se inflamó con joyas centelleantes, y toda la noche colgaron de los árboles flores rojas y doradas, y la Comarca estuvo llena de luz y de canciones hasta que llegó el amanecer.

No se encuentra ningún otro rastro de esta idea. Quizá mi padre pensó que cuando Gandalf declaró que su tiempo había acabado no quería decir otra cosa.5

La página de títulos del Libro Rojo de la Frontera aparece por primera vez en B, con los títulos de Bilbo escritos uno encima del otro y todos tachados (que es el significado de la frase: «tachados uno tras otro», RR 409):

Memorias de un Saqueador Aficionado

Mi Viaje Inesperado

Historia de una Ida y una Vuelta y Qué Sucedió Después

Aventuras de Cinco Hobbits

El Caso del Gran Anillo (recopilado de los registros y notas de B. Bolsón y otros)

Lo Que Hicieron los Bolsón en la Guerra del Anillo (aquí terminaba la letra de Bilbo, y Frodo había escrito:)

La Caída de El Señor de los Anillos y El Retorno del Rey (tal como los vieron B. y F. Bolsón, S. Gamyi, M. Brandigamo, P. Tuk, complementado con información proporcionada por el Sabio)

En la copia a máquina que siguió a B se añadió:

Junto con extractos de los Libros de la Tradición traducidos por B. Bolsón en Rivendel6

En B aparecían los Tres Anillos de los Elfos en los dedos de sus portadores, pero aún no se mencionan sus nombres. No fue hasta las galeradas del libro cuando se añadió «Vilya, el más poderoso de los Tres» a la descripción del Anillo de Elrond, el Anillo de Gandalf se llamó «Narya el Grande», y el de Galadriel pasó a ser «Nenya, el anillo forjado de mithril».

Por último, tanto en A como en B mi padre encerró entre corchetes, su habitual señal de duda, ciertas palabras que le dijo Frodo a Sam en Bosque Cerrado: «No, Sam. No todavía, en todo caso; no más allá de los Puertos. [Aunque también tú fuiste un Portador del Anillo, si bien por poco tiempo: también a ti te llegará la hora, quizá].»

NOTAS