ORACIÓN

Fue una amiga, ya muerta, quien con amoroso cuidado reunió estos cuentos, escritos a la ventura y en tantos sitios, para morir olvidados. Cuando un día me los entregó, después de muchos años, yo creí hallar en ellos el perfume ideal de sus manos. ¡Pobres manos frías, ojalá pudieseis ahora volver a perfumar estas páginas!