[1] «Ese lugar de perdición proyectaba en todo el barrio un brillo fantástico. Se le designaba mediante perífrasis: “El lugar que usted sabe —cierta calle— bajo los puentes”. Las granjeras de los alrededores temblaban por sus maridos, las burguesas temían por sus sirvientas, pues la cocinera del subprefecto había sido sorprendida allí; y era, por supuesto, la obsesión secreta de todos los adolescentes». <<