Agradecimientos
Por encima de todo, hacen falta fe y amigos para sobrevivir. Yo he sido bendecido con muchos amigos que me han reforzado mi fe en Dios Todopoderoso.
Esta novela está dedicada a un grupo no tan ficticio: Conor, Dave, Hugh, Jeff, Ken, Linda «la memsahib» (D. E. P.), Mary, Meg, P. K., Roland y Scott. ¡Que no se moje la pólvora!
Gracias especialmente a mi nueva esposa, Lily Avalancha, por la inspiración, el apoyo y las solícitas correcciones que me ha brindado.
Asimismo, quiero darles las gracias de corazón a las demás personas que me han dado ánimos, que me han facilitado detalles técnicos que utilicé en los bocetos de los personajes, y que me han ayudado mucho durante el proceso de edición: Antonio, Azreel, Ben y Angela, Brent F., Chris F., Cope, Daniel C., «El otro señor Delta», los empleados de FEUS, Grizzly Guy, Ignacio L., Jerry J. en Afganistán, Johannes K., Keith K., el doctor Mark L., J. S. CW3, Dave M., Michael H., Dean R., «Sno» y Terrie.
Gracias a mi editora Emily Bestler de Atria Books por su paciencia y su vista de águila.
Gracias también a J. I. R. por el resumen articulado de «artículos obligatorios y no obligatorios» y D. S. de Montana, por la valiosa información sobre las lesiones cerebrales traumáticas.
Esta novela describe una época catastrófica y nos recuerda:
Porque os he llamado y me habéis rechazado, os he tendido la mano y no la habéis aceptado, sino que habéis desdeñado mis consejos y mis reproches, también me reiré de vuestras desgracias, me burlaré de vosotros cuando tengáis miedo, cuando os azote como una desgracia y la destrucción caiga sobre vosotros como un huracán, cuando os atormenten el desasosiego y la angustia. Entonces me llamaréis, pero no contestaré; me buscaréis, pero no me encontraréis: porque habéis despreciado mi sabiduría y no habéis escogido el temor de Dios, habéis desdeñado mis consejos y mis reproches. Así pues, comeréis el fruto de vuestras decisiones y quedaréis abandonados a vuestros propios medios. Pues si rechazáis la vida sencilla y escogéis la abundancia de los locos sufriréis la destrucción. Pero aquellos que me escuchen estarán a salvo y no temerán mal alguno.
Se lo suplico: ¡hagan las paces con Dios y acopio de alubias, balas y tiritas! Jesucristo es nuestra única esperanza segura.
James Wesley Rawles
Rancho Rawles
Julio de 2011