Capítulo 18
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Enfrentarse a lo inesperado
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En este capítulo
• Perder un embarazo en estado avanzado
• Tomar una decisión cuando el bebé padece una anomalía
• Buscar ayuda: dónde encontrar apoyo
• Sobreponerse y prepararse para intentarlo de nuevo
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Ojalá no existiera la necesidad de incluir este capítulo. Ojalá todas las parejas que esperan un bebé acabaran con un bebé sano en sus brazos. Suele ser así, pero no todo el mundo tiene tanta suerte. Las personas que se enfrentan a la muerte del feto o descubren que su bebé tiene una anomalía grave necesitan saber qué ocurre y cómo reaccionar cuando las cosas no salen según lo esperado. Si estás pasando por uno de los problemas que mencionamos en este capítulo, esperamos que encuentres de utilidad la información que incluimos.
Quizá te interese leer este capítulo porque has tenido un embarazo que no llegó a término. Si es así, el embarazo actual seguramente hará que te sientas nerviosa. Esto es normal. Conocemos a muchas mujeres que vivieron malas experiencias y nos damos cuenta de que lo único que de verdad puede aliviar su ansiedad es tener en brazos a un bebé sano.
Una forma de aliviar un poco la preocupación
es hablar con el médico sobre la situación. Pídele que te ayude a
trazar un plan de acción que aumente al máximo tus posibilidades y
te enseñe a hacer frente a cualquier imprevisto. Cuando creas que
estás haciendo todo lo posible por evitar un problema recurrente,
quizá logres tranquilizarte un poco. Tu preocupación no
desaparecerá del todo, pero recuerda que, aunque una parte del
proceso está en manos de la naturaleza, pueden tomarse ciertas
soluciones médicas para aumentar las probabilidades de que tengas
un bebé sano.
Superar varios abortos
Desgraciadamente, los abortos en el primer trimestre se producen con relativa frecuencia. Los médicos calculan que entre el 15 y el 20 % de los embarazos reconocidos –los que han dado positivo en una prueba de embarazo– terminan en aborto. Y se cree que se pierden muchos más embriones antes de que se sepa que existen, es decir, antes de que la mujer se haga la prueba. En la mitad de las ocasiones, la causa del aborto en el primer trimestre es la presencia de alguna anomalía cromosómica en el embrión o en el feto. Otro 20 % de los abortos que se producen al comienzo de la gestación se deben a anomalías estructurales del embrión. Por lo general, se producen de forma espontánea y no suelen ser recurrentes.
Entre el 80 y el 90 % de las mujeres que han
tenido un solo aborto dan a luz a un bebé sano en el próximo
intento.
Los abortos recurrentes –técnicamente, la pérdida de tres embarazos seguidos– son mucho menos comunes: ocurren sólo entre un 0,5 y un 1 % de las mujeres. Son muchas las causas que contribuyen al aborto recurrente, incluidas las siguientes:
• Causas genéticas.
• Anomalías uterinas.
• Causas inmunitarias, aunque no todos los médicos están de acuerdo con este factor.
• Secreción inadecuada de progesterona.
• Ciertas infecciones, aunque esta causa no está clara.
• Síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos o trastornos de coagulación (consulta el capítulo 17).
• Ciertas toxinas ambientales o fármacos, como antipalúdicos y algunos anestésicos.
Casi todos los médicos sugieren que las mujeres se sometan a ciertas pruebas después de haber tenido tres abortos espontáneos, aunque algunos empiezan a hacerlas incluso antes. Como la causa más común de aborto son las anomalías cromosómicas, un primer paso es hacer pruebas a los cromosomas del tejido fetal, siempre que sea posible.
Existen varias estrategias para tratar los abortos recurrentes, pero los médicos no han llegado a un consenso acerca de cuál es la mejor. Es más fácil optar por una estrategia si se sabe cuál es el problema. Por ejemplo, tu médico podría ser capaz de reparar quirúrgicamente un útero de forma irregular. Si los médicos no encuentran la causa de los abortos recurrentes, resulta más difícil saber qué tratamiento es el mejor. Sin embargo, incluso si no se intenta ningún tratamiento, las mujeres que han padecido tres abortos consecutivos siguen teniendo más del 50 % de probabilidades de tener un embarazo normal y que llegue a término.
Enfrentarse a la pérdida de un embarazo avanzado
Cuando se hace referencia a la pérdida de un embarazo avanzado, se está hablando de la muerte fetal, ya sea intrauterina o en el período inmediato después del parto. Afortunadamente, estas pérdidas no son frecuentes y no suelen ocurrir más de una vez. Algunas de las causas que provocan la pérdida de un embarazo avanzado son:
• Anomalías cromosómicas.
• Otros síndromes genéticos.
• Defectos estructurales.
• Desprendimiento prematuro de una placenta de grandes proporciones (consulta el capítulo 16).
• Anticuerpos antifosfolipídicos o trastornos de coagulación (consulta el capítulo 17).
• Compresión del cordón umbilical.
• Causa desconocida, lo que es muy común.
Las mujeres que sufren la pérdida de un
embarazo muchas veces se preguntan: “¿Tengo yo la culpa?”. La
respuesta casi siempre es no. No tienes que agravar tu pena
echándote las culpas. A muchas pacientes les resulta de gran ayuda,
después de que el dolor inicial haya empezado a ceder, reunir los
informes del embarazo, incluyendo los datos anatomopatológicos, y
consultar a un médico o a un especialista. A veces pueden
identificar la causa de la pérdida, pero no siempre es así. Sea
como sea, la mayoría de las mujeres se sienten mejor después de
buscar con el médico una estrategia para evitar la pérdida de
futuros embarazos. Además, así reducen su sensación de impotencia.
Los grupos de apoyo también pueden ser una gran ayuda (consulta el
apartado “En busca de ayuda” más adelante en este capítulo).
En embarazos posteriores, el médico puede aconsejar la realización de varios análisis de sangre para controlar la presencia de ciertas anomalías que se asocian con la pérdida fetal. Muchas veces, si ya sufriste la pérdida en un embarazo avanzado, el médico seguirá estrechamente el progreso de la gestación con ecografías regulares y pruebas de bienestar fetal. Quizá te recomiende que des a luz unos días antes de la fecha probable, anticipándose al inicio natural del parto. Seguramente te sentirás nerviosa en los embarazos siguientes, lo que es totalmente normal, pero ten presente que es poco probable que pierdas un bebé por segunda vez.
Las anomalías fetales
Todos los futuros padres se preguntan si su bebé será “normal”. Por regla general, la respuesta es sí. No obstante, entre un 2-3 % de los bebés tienen anomalías importantes. Algunas pueden solucionarse e influyen poco en la calidad de vida del niño. Pero a veces el problema puede tener una mayor gravedad, tanto si se trata de una anomalía estructural como si es cromosómica o genética.
Cuando se detecta una anomalía, la primera
pregunta que muchas mujeres nos hacen es: “¿Es culpa mía?”. La
respuesta, en la mayoría de los casos, es no. Por lo que se sabe de
las anomalías fetales, casi todas son esporádicas, es decir, se
producen de forma aleatoria y no tienen causas identificables. Si
el médico no puede identificar las causas, es poco probable que ese
mismo tipo de anomalía se presente de nuevo en otros embarazos. En
cambio, si la causa es genética, hay ciertas probabilidades de que
se repita.
Si a tu bebé se le diagnostica una anomalía congénita con una ecografía u otro tipo de prueba, el médico seguramente recomendará que te hagas más análisis para buscar otros factores asociados con ese problema en particular. Puede sugerirte que hables con un experto en genética para que te informe sobre las implicaciones. Si es un defecto estructural, que puede tratarse o solucionarse quirúrgicamente, tu médico te recomendará que consultes al especialista que puede tratar al bebé cuando nazca. Estas conversaciones te preparan para lo que sucederá después del parto y durante la vida de tu hijo.
Nadie quiere recibir la noticia de que su bebé sufre una anomalía, pero es útil saberlo por varias razones:
• Si sabes que existen ciertos trastornos, como anemia fetal u obstrucción de las vías urinarias, los médicos pueden tratarlos.
• Esta información te permite prepararte para lo que sucederá cuando nazca el bebé.
• Estás en condiciones de controlar el embarazo y considerar todas las opciones posibles.
• Comprendes mejor lo que debes hacer para sobrellevar los embarazos futuros.
En busca de ayuda
Si tu embarazo no ha salido como esperabas, el primer lugar donde puedes buscar apoyo –y el más evidente– es tu pareja. Tus familiares, amigos o miembros de la comunidad religiosa también pueden ser un gran consuelo. A muchas parejas les ayuda recibir consejo de un psicoterapeuta o de un trabajador social. También hay grupos de apoyo que aportan comprensión y te permiten compartir sus conocimientos sobre el problema. Si tienes acceso a Internet, encontrarás una cantidad ingente de grupos de apoyo.
Empezar a superarlo
Naturalmente, ya desde el primer trimestre, las parejas sienten un fuerte vínculo emocional con el hijo que todavía no ha nacido. Como resultado, la pérdida del feto les causa el mismo dolor que experimentarían ante la pérdida de un familiar o de un amigo íntimo. La pérdida de un feto no es menos trágica que la de un hijo. Los padres que deciden interrumpir un embarazo por culpa de alguna anomalía también sufren una enorme pena.
Ambos padres deberían reconocer la necesidad –y el derecho– de sentir dolor por la pérdida de un embarazo. La reacción emocional es un largo proceso que pasa por una serie de etapas: que se inicia con la conmoción y la negación, después evoluciona hacia la ira y, finalmente, acaba en la aceptación y la capacidad de seguir viviendo. Sin embargo, cada miembro de la pareja sentirá el dolor de forma diferente.
Después de pasar por estas etapas y de recuperarte física y emocionalmente, estarás lista para probar de nuevo. Muchas veces, un miembro de la pareja supera el proceso de duelo más rápidamente que el otro. Asegúrate de que ambos estáis listos antes de intentarlo otra vez. Y recuerda que un embarazo que llega a término, aunque es un gran acontecimiento, no acaba de reemplazar al que se ha perdido, por lo que el proceso de duelo es necesario. Desde un punto de vista médico, primero hay que completar el proceso que te llevará a encontrar las posibles causas de la pérdida y a trazar un plan de acción para el próximo embarazo. También debes saber que vas a vivir tu siguiente embarazo con un cierto nerviosismo y que necesitarás todavía más comprensión por parte de tu familia, amigos y profesionales de la salud.