Mi perro no me hace caso  cuando lo llamo.

Este es uno de los problemas más frecuentes que los propietarios de perros  podemos sufrir. Ese perro que en casa es un ángel y  obedece, resulta que cuando lo soltamos y dejamos libre para que corra, no  nos hace caso  cuando lo llamamos. La situación puede ser desesperante, estresante y a veces hasta peligrosa porque se nos puede escapar y ser atropellado.

En otras ocasiones puede molestar  a personas que no les agrada la presencia de perros y que  les tienen miedo.

Para que te hagas una idea de lo que significa para tu perro que lo sueltes, es como si llevaras un adolescente a una fiesta muy divertida y a los 10 minutos lo llamas para que regrese   a casa. Aunque lo llames enfadado no va a querer dejar esa fiesta.  A tu perro le pasa lo mismo, sin embargo, si se adiestra correctamente vendrá a tu comando sin problemas.

¿Cuáles pueden ser las causas?

  Su nombre lo ha asociado a un estímulo negativo. Si sabes de antemano que no te va a hacer caso no lo llames repetidamente  por su nombre, porque si lo llamas y no acude lo estás enseñando a desobedecer. Con esta acción lo que aprende es que puede oír su nombre 40 veces y  no pasa nada, hasta que después de media hora a él le  parece bien y se deja atar. Mientras,  tú habrás perdido los nervios y habrás caído en el peor error que casi todo el mundo comete  que es gritarle:

-! Eh, Rudy, ven aquí, que vengas, Rudyyyyyyyy, que no te voy a dar huesos hoy, Rudyyyyyyyyy!.

No viene porque con esos gritos sabe que no va a tener algo  que sea  para él más interesante que revolcarse  por la hierba, oler, jugar con sus amigos, etc.

Otro estímulo negativo es llamarlo únicamente para ponerle la correa y llevártelo a casa cuando se lo está pasando muy bien con sus amigos.

Asocia el hecho de llamarlo con fin de fiesta. Lógicamente a la siguiente vez  que lo llames  cuando lo sueltes  y se encuentre  en esas mismas circunstancias,  no te hará caso porque sabe lo que le espera.

Otra cosa que no puede hacerse  cuando tarda mucho en venir y de pronto aparece, es  echarle la bronca.

Asociará venir con bronca. Tienes que hacer todo lo contrario, jamás le  regañes si viene, felicítalo y dale una golosina, de esta manera, estás  dándole reforzamiento positivo.

-Por falta de apego hacia ti.

El apego es uno de los instintos más destacados en la vida de  un perro, esto es lo que lo hace formar parte de un grupo.  Las reglas de la "manada" son irrompibles y muy estrictas. El apego es lo que les hace respetar las diferentes jerarquías de cada miembro. Al separarse de su madre y entrar a formar parte de una familia humana, adoptan un nuevo líder o se hacen ellos los líderes.

Los problemas de desobediencia vienen porque tú no has reforzado ni le has dejado claro tu papel de líder a tu perro, y esto trae como consecuencia el rol jerárquico dominante adoptado por él respecto a ti y tu familia.

Si va de líder, él es el jefe. Cuando lo saques irá por delante, se subirá a todas partes en casa, entrará donde le dé la gana, no te hará caso cuando lo llames porque él es el que manda. (En este mismo capítulo verás las estrategias para tratar este tipo de problemas).

Hay casos en que  el problema es porque  se trata de un perro miedoso que  está pendiente de los ruidos y de todo lo que se mueve, como consecuencia deja  en segundo plano la  atención hacia el propietario.

Para entenderlo te voy a poner un ejemplo:

Si tú vas con un amigo al  que le da mucho miedo los perros  y de pronto  tenéis cinco perros alrededor; en esa situación tu amigo no va a prestar  atención a nada  de lo que tú le  estás contando, va a estar centrado en  vigilar a los perros para que no se  le acerquen. Tu amigo para superar el problema debería de ser tratado por la fobia a los perros.

De la misma manera,  para un perro miedoso es mejor que se le trate el miedo  con un experto en adiestramiento, porque este problema es el que  lleva a la

falta de atención hacia su propietario.  Este tipo de perros en lugares aislados y sin estímulos pueden obedecer satisfactoriamente. Pero cuando tu perro tiene alrededor muchos  estímulos, entonces  el adiestramiento requiere más esfuerzo con ellos para  que respondan positivamente al comando.

Estas son las causas más frecuentes, pero puede haber otras que no son tan habituales. Es importante que analices bien cuál podría ser la causa y actuar de la forma correcta.

Antes de soltar a tu perro tienes que seguir una serie de pasos:

Primero tienes que practicar dentro de casa cuando esté tranquilo  y, cuando  lo haga bien, lo practicas  al aire libre. Pero recuerda, es necesario  que la zona no tenga  distracciones.

Dentro de casa le ponemos la correa  a nuestro perro, diremos la palabra  que utilicemos para llamarlo ("ven", "aquí") y cuando se acerque le damos inmediatamente la chuche y felicitaciones. Lo importante al principio es que  asocie la palabra con premio. Después de repetir el ejercicio varias veces nos alejaremos un poco de él y le volveremos a decir la palabra para  premiarlo cuando se acerque. Seguiremos repitiendo el ejercicio  y poco a poco aumentaremos el nivel de dificultad:  en otras habitaciones fuera de la vista del perro, añadiendo distracciones para probar el nivel de atención.

Cuando  el perro haya entendido  la orden y se acerque  la mayor parte de las  veces a nuestro comando en casa, podremos empezar a practicar en la calle.

Para practicar en la calle tienes que elegir una zona lo más tranquila posible y sin muchos estímulos.

Preferiblemente parques para perros o jardines vallados.

Si es la primera vez que lo sueltas tienes que estar muy relajado de lo contrario tu perro lo notará  y puede dificultar todo.

Recuerda que la calle supone mucho estímulo  para el perro así que allí deberíamos comenzar  también poco a poco, atado y en momentos en que no haya perros, juegos ni cosas que llamen demasiado su atención.

Este  ejercicio lo debes repetir todos los días, por poco tiempo para no  saturar al perro y que  no pierda el interés por el premio.

Si el problema es que crees que su nombre lo ha asociado a un estímulo negativo, prueba a llamarlo varias veces durante sus ratos de juego, felicítalo y vuelve  a darle permiso para seguir jugando u olfateando.

Asocia su nombre siempre con un estímulo positivo. Tienes que llamarlo por su nombre al mismo tiempo que le das sus chuches preferidas y lo acaricias.

Tienes que hacer la llamada en tono alegre y que resulte interesante para él.

Si está en pleno juego y lleno de  excitación con otros perros no conseguiremos  que nos haga caso si no hemos practicado bien este ejercicio. Sobre todo  porque sabe que es para ponerle la correa.

Cuando el problema es de apego, aparte de practicar los ejercicios anteriores es muy importante dejar bien claro a tu perro que tú eres su líder, para ello tienes que  crear ese apego empezando por la comida. Siempre que puedas le ofreces la comida directamente de tu mano, y cuando se la dejes en un recipiente se la retiras a los 15 minutos. De esta manera, comprenderá que tú  eres quien le proporciona su alimento y depende de ti.  Siempre ve  tú delante al salir de casa, al subir al ascensor, al entrar a cualquier sitio, y le ordenas que se siente.

No dejes que entre a los lugares prohibidos en casa, ni que  se suba a la cama o al sofá  si tú no lo deseas. Durante el paseo, tú controlas el paseo.

El cachorro comerá siempre después de que lo hayas hecho tú. Tú controlarás el juego de tu cachorro: cuando empezar y cuando acabar. De esta manera, entenderá que tú eres el líder. El resto de la familia debe actuar igual que tú y utilizando los mismos comandos.