6
En la unión sexual ideal, un hombre y una mujer comparten ternura, excitación y amor, con el objetivo de librarse por completo de las inhibiciones y sumergirse totalmente en los sentimientos. Sus cuerpos se funden, de modo que dos individualidades se convierten en una unidad. Según escribió Erich Fromm: «El amor erótico comienza con un estado de separación y acaba en la unidad».
La verdadera intimidad no significa exactamente un intercambio de favores, ése «Yo la excito y ella me excita a su vez». Para conseguir la esencia del cariño del otro, usted se ofrece en primer lugar para su placer. Más que actuar como un espectador no comprometido, usted comparte los sentimientos y sensaciones del otro como si fueran suyas.
Aunque casi todos los seres humanos nacen con capacidad para la respuesta sexual normal, hay muchas cosas que bloquean esta culminación definitiva de la relación íntima. Algunas personas opinan que el sexo es algo «malo» «sucio» o «pervertido», porque los padres, los maestros, su religión o la sociedad les grabaron esa idea en la mente durante los años de formación. Otros han aprendido a relacionar sus temores, su ansiedad y esos pensamientos de «soy incapaz de hacerlo» con el acto sexual. Y todavía hay otros que se muestran pasivos ante la cuestión de mejorar su relación sexual por no saber que pueden lograr tina mejor actuación en el lecho marital.
Pero todas las razones se reducen a ésta: no aprendemos el modo de tener orgasmos. Aprendemos cómo no tenerlos. Ahora bien, por lo general cabe olvidar cuanto se ha aprendido a este respecto. Y este es el principio que sirve como base principal pata las nuevas terapias del sexo.
El fracaso sexual no sólo surge de las disfunciones sino también de causas más comunes, tales como la falta de frecuencia, libertad y variedad sexual. Los expertos calculan que los problemas sexuales, de uno y otro tipo, afectan hoy en día a más de la mitad de todos los matrimonios en los Estados Unidos. Pero la relación sexual defectuosa representa algo más que un fallo del mecanismo biológico; repercute en todas las relaciones, impidiendo la intimidad y produciendo tensiones y desacuerdos. El simple alivio de un problema sexual puede tener un efecto profundo en el matrimonio y lograr que las relaciones en general sean más maduras, confiadas e íntimas.
LA BASE PARA EL CAMBIO
La aceptación pasiva de una situación sexual insatisfactoria es el sello de una persona insegura. Usted se engaña a sí mismo si no busca y prueba técnicas que han servido a otros y que pueden mejorar su relación sexual. ¿Por qué sufrir innecesariamente? Con este principio, el AA tiene una meta triple en el área sexual:
(1) Dar información sobre el sexo. Con el fin de tener un orgasmo, usted ha de olvidarse de la realidad y experimentar el abandono. Por, desgracia, la falta de conocimientos o la información incorrecta o anticuada llevan a menudo a acciones inhibidas e impiden la espontaneidad y la expresión de los sentimientos.
(2) Desarrollar una orientación activa hacia el sexo mediante el establecimiento y la consecución de objetivos sexuales. Aunque resulta fácil decir que el objetivo definitivo del sexo en la relación íntima es el intercambio profundo de sentimientos, este concepto tal vez parezca bastante abstracto. Usted busca esta felicidad. Para la mayoría de la gente hay también otras metas presentes, ya sea de modo temporal o permanente. Puesto que el sexo sirve como medio de diversión, el disfrute y el gozo pueden ser una meta primaria. En momentos de tensión, el sexo puede servir como fuente de alivio. En otras ocasiones, tal vez quiera darse mayor relieve a la concepción. Pero también pueden desarrollarse, o existir ya, objetivos menos afortunados. Por ejemplo, el sexo puede convertirse en un deber o en una costumbre ritualista, perdiendo así su espontaneidad.
Usted puede caminar esto.
Adoptar una actitud activa significa que usted examina y evalúa su relación sexual. Luego examina aquellas áreas en las que puede hacer algo para mejorarla, y continúa haciendo esto de modo sistemático, siempre trabajando en cooperación con el otro. Al emprender la acción se tiene la impresión de movimiento y de dominio en la búsqueda de la intimidad definitiva.
(3) Ayudarle a aprender a comunicarse. Muchas personas que demuestran abiertamente sus sentimientos en las relaciones superficiales, evitan dar el paso final de la sinceridad más completa en una situación sexual dentro de sus relaciones íntimas. Puesto que el sexo supone la mutua participación intensa de tantas cosas personales, temen llegar a ser demasiado vulnerables. Sin embargo, mediante el ÁA pueden aprender a comunicarse en este nivel íntimo y, en el proceso de aprendizaje, conseguir una nueva intimidad.
CONOCIMIENTO SEXUAL
Así como usted debe tener un concepto muy claro del papel de la conversación intrascendente en la formación de un círculo social, y de la importancia de una pelea limpia en la relación íntima, también debe saber todo lo referente al sexo con el fin de lograr la culminación. Hay dos dificultades muy comunes:
(1) A algunas personas les faltan conocimientos sexuales. En algunos casos, hombres y mujeres tienen ideas muy rígidas sobre lo que está permitido y es normal en el sexo. Existen aquellos que, con una gran cultura y conociendo todo lo referente a las diversas posibilidades para la relación sexual, se muestran ingenuos y carentes de experiencia en las técnicas del juego sexual. A menudo, ni siquiera reconocen cuán poco saben.
(2) Otros no comprenden hasta qué punto los datos científicos y clínicos han cambiado por completo nuestro conocimiento sexual. La obra de Kinsey y, más tarde, la de Masters y Johnson, abrieron de par en par las-puertas fe’ la investigación científica en esta área tan sensible.
Con é. descubrimiento de nuevos datos se han revisado muchos conceptos sobre la mecánica y la fisiología del sexo. Antes solíamos distinguir entre un orgasmo clitorídeo y un orgasmo vaginal. Ahora Masters y Johnson han demostrado que no hay dos clases de orgasmo: en las mujeres todo clímax surge del clítoris. La falta del orgasmo vaginal no se debe a los conflictos inconscientes, como postulaba Freud (por ejemplo, la envidia del pene) sino que puede obedecer al simple temor de no tener un orgasmo durante el coito, o bien ser un problema mecánico, como por ejemplo cuando la mujer no ha tenido suficiente tiempo para entusiasmarse antes del mismo. Lo que hace parecer distintos los orgasmos vaginal y clitorídeo son los factores emocionales involucrados y el significado que poseen para la mujer.
Las ideas sobre la masturbación han cambiado también. Hace pocos años se la juzgaba no sólo «neurótica» sino causa de enfermedades que iban del cáncer a los trastornos mentales. Más tarde, la masturbación fue considerada por algunos como aceptable pero, al no entender bien su carácter, todos se sentían culpables y deprimidos cuando la practicaban. Hoy en día, nosotros admitimos como buena la masturbación y, en las nuevas terapias sexuales, el enseñar a una persona a masturbarse puede ser el primer paso para mejorar el sexo. Muchas parejas encuentran divertido y excitante el masturbarse en presencia del otro.
He aquí algunas de las preguntas acerca del sexo que suden hacerme con más frecuencia y que contestaré según los conceptos actuales en este campo en constante cambio, confiando en que mis respuestas aporten algunos conocimientos nuevos que impidan las inhibiciones.
PRIMERA PREGUNTA: ¿Cuál es la relación sexual normal? ¿Cuáles son los límites de las actividades sexuales permitidas en una relación íntima?
Las actividades específicas en cuestión podrían abarcar toda una gama, desde el sexo oral o anal, a realizar el coito en el sudo de la salita de estar o a la ternura del intercambio de palabrotas. ¿Cómo puede usted abandonarse sinceramente si teme hacer algo «anormal» o le preocupa que el otro haga algo que considera «malo»? Su preocupación es comprensible. Incluso hoy en día muchos teóricos y practicantes de gran reputación en el área de la conducía humana siguen creyendo que la única relación sexual «normal» es la que culmina en la «unión genital heterosexual» (es decir, el coito convencional entre miembros del sexo opuesto). Para ellos, cualquier otra forma de relación sexual indica inmadurez o conflicto, o alguna desviación psíquica. Algunos recelan incluso del juego sexual anterior al acto, ya que lo consideran, al menos en parte, una regresión a la sexualidad infantil en la que no hay un escape específico para las actividades sexuales.
Es difícil aislar los datos científicos en los que se basa este estrecho punto de vista. Los estudios de otros mamíferos y de las sociedades humanas demuestran una amplia variedad de conductas sexuales que yo considero aceptables. Casi cualquier cosa que sea anatómicamente posible ha sido probablemente aceptada en alguna parte, alguna vez y algún lugar, como normal.
Los teóricos contemporáneos en el área sexual adoptan la posición general de que casi cualquier cosa es normal entre adultos anuentes mientras sea aceptable para ambos. Cuanto más pueda uno abandonarse en los actos, más puede dejarse ir en los sentimientos.
Esto no significa que no exista una conducta sexual anormal entre adultos anuentes. Significa que la etiqueta de «anormal» no se impone a causa del contenido del acto; en otras palabras: a causa de lo que usted quiere hacer o hace en realidad. El sexo oral, el sexo anal o el fetichismo no son normales ni anormales por sí mismos. El grado de normalidad está relacionado con la libertad de elección que tiene usted. Cuando el acto está fuera de control, se hice compulsivo, y usted carece de libertad de elección, entonces se convierte en anormal.
La relación sexual es «normal» si:
—usted lo hace porque quiere hacerlo, ya sea por su propia satisfacción o por dar gusto al otro;
—se siente libre para hacer otra cosa si quiere.
Si usted sigue estos principios, deje de preocuparse por la anormalidad. Siga adelante, déjese ir, y sea usted mismo.
SEGUNDA PREGUNTA: ¿Qué quiere usted decir con los términos adultos anuentes? ¿Cómo sé yo si hay consentimiento?
Los adultos anuentes, o que consienten, son personas que saben lo suficiente de sus propios deseos para tomar la decisión de si quieren decir sí o no sin coerción ni restricciones.
Usted sabe si hay consentimiento mediante la comunicación, preguntando, discutiendo y hablando con franqueza de materias sexuales. Si uno de los dos ha de leer la mente del otro, saldrá con una respuesta errónea, y de ahí resultarán las inhibiciones.
Pedir algo es expresar una demanda. Usted tiene derecho a decir no. Por ejemplo, su marido desea el sexo oral, pero usted no. Si realmente le disgusta, niéguese a ello. Es mucho mejor decir no que obligarse a hacer algo que no desea. Pero que le disguste no significa que no deba hacerlo nunca. En ocasiones tal vez esté dispuesta a realizar un acto que le moleste sólo por darle gusto a él y demostrarle su amor. Pero lo hará por elección propia, no porque se sienta obligada Asegúrese también de que la emoción auténtica que siente es disgustado no su propia ansiedad o el hecho de que su madre le dijera que «eso era nudo».
TERCERA PREGUNTA: Usted anima la libertad en la conducta sexual pero, en mis fantasías, yo soy distinto de lo normal. Me temo que, si me abandono por completo mis fantasías se apoderarán de mí y acabaré por ser un pervertido. ¿Cree que boy muchas probabilidades de esto?
Si la relación sexual siempre es igual, hay un problema: o bien una actitud pasiva hacia el sexo, o la presencia de una tensión inhibitoria. Los sentimientos sexuales ganan en espontaneidad y profundidad mediante la libertad de acción, y las fantasías son un modo de conseguirlo. Tal vez las fantasías indiquen una fuente potencial de satisfacción que usted no ha probado, pero que debería probar. Compartirlas con el otro quizá dé como resultado un aumento en los estímulos físicos y en la intimidad.
Tal vez le resulten útiles estas realidades acerca de las fantasías sexuales:
Una fantasía sexual no refleja necesariamente la actuación de fuerzas inconscientes y profundas. La mayoría de ellas son simples hábitos, métodos en que usted ha aprendido a comportarse. Hay pruebas que demuestran que usted puede adquirir satisfacción de las fantasías sexuales de modo accidental, como también en otras áreas de la vida acumula conocimientos por puro accidente.
Existe una diferencia entre fantasía y acción. Sólo porque entretenga la fantasía sexual de que está con otra persona distinta en ese momento, ello no significa que desee realmente realizar el acto sexual con esa persona. El hedió de que fantasee sobre si es homosexual no implica que lo sea, o que anhele las actividades homosexuales. Por lo general, todo eso significa únicamente que usted se entregó a una fantasía y que eso le excitó. Nada más.
Las fantasías pueden crear dificultades si llegan a dominarle y a constituir el único medio para que usted experimente satisfacción sexual, o si la fantasía se interpone entre usted y el otro, originando un distanciamiento experimentado por ambos. Si así sucede, enfoque deliberadamente toda su atención en su compañero al llegar al punto en que el clímax es inevitable. De este modo empezará a asociar la excitación sexual con el otro y no con la fantasía, y al fin esa persona reemplazará a la fantasía como fuente de excitación. Una vez sea capaz de hacerlo con la consistencia suficiente, inicie el proceso de interrupción de la fantasía en un momento anterior. Al principio, tal vez sólo retenga la atención unos segundos antes de sentir la necesidad de volver a la fantasía, pero trabaje con empeño y trate» de que ese período de tiempo sea cada vez más largo.
CUARTA PREGUNTA: ¿Y qué me dice de los «auténticos» problemas sexuales? ¿Y ruando el hombre no consigue la erección, o cuando se produce eyaculación prematura? ¿Y cuando la mujer no puede llegar al orgasmo, o la vagina se contrae tanto que el hombre no puede penetrarla o resulta doloroso cuando lo hace?
Estas preguntas representan las disfunciones sexuales más comunes. Hay muchas más variaciones todavía. El modo de pensar actual acerca de las causas de las disfunciones sexuales es el siguiente:
(1) La respuesta sexual es una reacción natural al estímulo sexual. Surge espontáneamente y no puede ser forzada.
(2) Si usted se siente tenso, esta tensión interfiere con el estímulo sexual que no consigue alcanzarle. De ahí que no pueda tener lugar la reacción sexual natural.
(3) La tensión más común es el temor a la disfunción. La mujer se preocupa por si experimentará el clímax; el hombre por si experimentará la erección. Estas tensiones llegan a ser auténticas profecías. Es muy probable que ocurra aquello mismo que temen. Por tanto, la próxima vez todavía se preocupan más, y todavía hacen más probable la disfunción. Y así continúa la espiral sexual neurótica.
(4) Las tensiones del «no involucrado» empiezan a contribuir a esta espiral y sirven asimismo para asegurar la continuidad del problema. Como ejemplo tomemos las reacciones posibles de una mujer cuyo marido tiene ciertos problemas de impotencia.
a. La frustración de la mujer despierta en él la cólera, incluso la rabia. Ella llega a despreciarle.
b. Empieza a dudar de sí misma como mujer. Esto puede llevarla a una aventura extramarital, lo que supone tanto la búsqueda de la satisfacción sexual como de la seguridad de su feminidad.
c. Tal vez ella evite todo contacto sexual, incluso una expresión de afecto. Esto genera una tensión constante entre los dos, y garantiza asimismo que no resolverán su problema sexual.
d. Debido a la tensión, quizás ella desarrolle por su cuenta una disfunción sexual.
La persona que sufre la disfunción experimenta un gran complejo de culpabilidad y falta de adecuación. Pero el «no involucrado» también contribuye con tensiones y conflictos que destrozan la relación.
(5) La premisa más importante de las terapias sexuales recién desarrolladas (que «parten de Masters y Johnson) consiste en reducir la tensión y aumentar la receptividad a los estímulos sexuales. A fin de lograrlo, los terapeutas del sexo han discurrido algunas técnicas bastante complejas y, los que desean información, deben leer Human Sexual Inadequacy,[6] de William H. Masters y Virginia E. Johnson, y The New Sex Therapy (La nueva terapia sexual), de Helen
S. Kaplan.
(6) Como la mayor parte de los nuevos enfoques terapéuticos se basan en ejercicios más bien técnicos, éstos suelen parecer mecánicos e impersonales. La verdad es todo lo contrario. Aun cuando los ejercicios en sí puedan ser mecánicos, el tratamiento siempre recalca la comunicación y el intercambio de sentimientos entre los dos. Tratada con amor y con respeto mutuo, la comunicación y la negociación de los problemas sexuales es capaz de resolver muchas dificultades. He aquí unos cuantos hechos sencillos acerca de las disfunciones:
(a) Sométase siempre el examen médico antes de llegar a una conclusión. La gente suele atribuir con demasiada rapidez razones psicológicas a los problemas sexuales. Cierto número de condiciones médicas pueden originar disfunciones sexuales.
(b) Hable del problema. Asegúrese de que lo conoce a fondo. Muchas parejas creen que el problema sexual entre ellos es una cosa cuando en realidad es otra. Por ejemplo, un estudiante recién casado acudió a mí con el problema de la eyaculación prematura, aun cuando podía mantener la erección dentro de la vagina de la esposa durante un período hasta de media hora sin eyaculación. La investigación demostró que la esposa era más bien frígida y, como él no podía aguantar lo suficiente hasta que ella experimentara el clímax, ambos le echaban la culpa a él cuando, en realidad, el hombre actuaba del modo más correcto. Terminé por tratar la frigidez de la esposa y así se resolvió el problema.
c. Recuerde el principio general al tratar de alterar una disfunción: reducir la tensión e incrementar los estímulos. Quite énfasis al aspecto del sexo que le causa problemas. Base el placer en otros aspectos sexuales.
Por ejemplo, si el problema es la potencia del hombre, él teme que no habrá erección suficiente para penetrar a la mujer. Durante un período de varias semanas, ambos podrían probar el juego amoroso del modo más excitante, agradable y tierno posible, pero sin el menor intento de llegar al coito. Cuando la mujer no llega al clímax, utilícese el mismo método, sobreentendiéndose que no se hará intento alguno por llevarla al coito. La preocupación «¿Tendré un orgasmo?» es lo que origina la tensión. De este modo se evita la tensión y se aumenta el estímulo sexual en otras áreas.
d. Preste mucha atención a las condiciones (tiempo, lugar, luces encendidas o no) con las que consigue éxito sexualmente, y utilícelas.
CASO
Un hombre de cuarenta años vino a mi despacho con el problema de la impotencia sexual. Durante el acto amoroso no podía conseguir la erección en absoluto. Sin embargo, cuando él y su esposa se acariciaban estando ambos totalmente vestidos, sí lo conseguía. Martin lo atribuía a dos cosas: la presión de la ropa en el área genital, y a que sabía que no se esperaba de él que actuara sexualmente. Su esposa comprendía que Martin sí llegaba a la erección en esas condiciones, pero ni ella ni él tenían la menor idea de cómo aprovechar esto para mejorar su problema sexual.
Les puse como tarea que imaginaran el mejor modo de aprovecharlo. En la siguiente sesión me vinieron con un plan... y resultó. Martin iría completamente vestido, desde el traje hasta los zapatos. Su esposa quería estar desnuda, pero, según él, eso le supondría una tensión, de modo que llegaron a un compromiso: llevaría el vestido, pero nada debajo. Se sentarían y se acariciarían. Cuando Martin consiguiera la erección y ella estuviera dispuesta, él se bajaría los pantalones permitiendo que emergiera el pene, y ella se sentaría en su regazo de cara a él. De este modo dieron el primer paso para resolver la disfunción.
Para tener algunas ideas sobre el modo de alcanzar mayor excitación sexual les recomiendo Sexual Stimulation de S. G. Tuffill.
e. Examine sus satisfacciones e insatisfacciones en otras áreas de su relación. El sexo no existe en un vacío, y con frecuencia usted puede agravar sus problemas sexuales mediante un resentimiento que no ha expresado acerca de alguna otra cosa.
f. Ambos pueden tomar la decisión conjunta de solicitar ayuda profesional. No tiene por qué sufrir, ni imaginar, un tratamiento largo e interminable de resultados dudosos. Los nuevos métodos terapéuticos para las disfunciones sexuales son relativamente breves y con frecuencia muy efectivos. Si no sabe de ningún tratamiento disponible, pregúntele a su médico.
QUINTA PREGUNTA: ¿Cómo influye en la relación sexual el concepto cambiante de la influencia del papel de la mujer?
El papel de la mujer en el sexo ha cambiado, desde luego. Ya ha desaparecido la idea de que ella es el objeto pasivo de la búsqueda por parte del hombre de su propia satisfacción, y que está «mal» por su parte el iniciar y participar activamente en el sexo. La mujer tiene los derechos y responsabilidades que provienen de la igualdad, y por tanto ha adquirido la responsabilidad de su propia satisfacción.
Sin embargo, más de una mujer todavía echa pasivamente sobre el hombre la carga de satisfacer las necesidades de ella. Para lograr una mejor relación sexual, ella debe enseñar al hombre a satisfacerla. Lo cual significa decirle: «Eso me gustó» o «Sé más amable», o cualquier' cosa que desee comunicar, intercambiando sentimientos e ideas, tomándole de la mano y demostrándole qué, dónde y cómo quiere que le haga algo. La aceptación de la responsabilidad significa también que ella ha de actuar con el fin de incrementar su propio placer, por ejemplo moviendo la pelvis de modo que aumenten los estímulos.
También la mujer ha de aceptar la responsabilidad de satisfacer al hombre. Ha de dejarse enseñar para darle mayor gusto, preguntando cuando ignore algo y atendiendo a sus explicaciones. Al desarrollar la sensibilidad hacia él y sus sentimientos, ella consigue mayor realización y ambos mayor intimidad.
Esta consecución de la igualdad sexual por parte de las mujeres ha producido problemas. Hay pruebas crecientes que demuestran que el reconocimiento de que las mujeres tienen derecho a la realización sexual ha sido experimentada por muchos hombres como una exigencia y una tensión, lo cual origina la ansiedad en el acto sexual, que puede llevar a una disfunción. Los informes indican un índice creciente de impotencia entre los hombres. Ahora las mujeres han de ayudar a evitar esta tensión mediante la comprensión y la comunicación.
LA ORIENTACIÓN ACTIVA
Al contrario de las técnicas que «caminan los temores profundos e inconscientes que afectan a la libido, di método del AA utiliza gráficos, pruebas, enfoques y ejercicios para la mejora del acto sexual. Como resultado, cuando los pacientes acuden a mí por dificultades sexuales y comprenden lo que será el tratamiento, se rebelan en principio contra lo «mecánico». Dicen: «Yo quiero disfrutar del sexo cuando me apetezca. Todo ese sistema que me propone es artificial y despersonalizado. Quitará espontaneidad al acto sexual»
No comprenden la verdad. Naturalmente, el propósito es llegar al sexo libre y espontáneo. Sin embargo, si usted tiene dificultades sexuales, ya ha aprendido hábitos insatisfactorios. El AA se propone simplemente establecer nuevos hábitos más de su gusto. Una vez queden éstos establecidos, puede olvidarse de los informes y de le» ejercidos, con lo que volverá 1a espontaneidad o comenzará de un modo totalmente nuevo.
¿Le gustaría disfrutar del sexo con mayor frecuencia?
¿Cree usted que el otro posee la habilidad física pero que parece siempre frío y desinteresado mientras hacen el amor?
¿Le gustaría que el otro fuera más activo en d juego amoroso?
AI enfocar activamente la mejora de su vida sexual, tiene que decidir primero dónde se halla ahora y dónde desea llegar. Luego debe dar los pasos necesarios para conseguir esta meta. Fundamentalmente, este proceso explica las tres partes siguientes:
(1) Señale con precisión la conducta sexual que desea modificar. Esta precisión en la conducta deseada difiere de otras que menciono en este libro, ya que aquí hay dos personas involucradas. Es importante que ambos vean el problema del mismo modo, y que formulen un objetivo mutuamente aceptable. El mismo acto de negociar dicho objetivo puede aportar una mayor intimidad y comprensión. Por ejemplo, si hablan sobre la frecuencia del sexo, esta conversación hará que se expresen los sentimientos mutuos sobre el sexo, el otro y sus propios deseos. Y aumentará el cariño entre ambos.
(2) Organice un plan sistemático de cambio de conducta. Deben definirse las conductas específicamente y, sobre todo, dé tal modo que se las pueda contar y medir. Con el fin de ilustrar este método en el área sexual voy a ofrecer unos programas de ejercidos de laboratorio en lo referente a la toma de decisiones sexuales, la satisfacción sexual y la frecuencia del sexo. Recuerde que usted desea una serie de éxitos y el avance hada una meta a largo plazo, por lo que los objetivos que fije para cada paso han de ser razonablemente alcanzables.
(3) Ponga el plan en marcha. La toma de notas es un medio efectivo para observar qué cambios tienen lugar. Como ocurre con cualquier hábito nuevo, estas nuevas conductas tal vez parezcan al principio artificiales y forzadas, pero finalmente se convertirán en parte de usted mismo. Ya las modificará para adecuarlas a su estilo personal y continuar después con el paso siguiente. Si no consigue o no logra mantener el éxito deseado, convénzase de que hay algo erróneo en su programa. O ese paso era demasiado difícil, o usted y el otro no estaban realmente de acuerdo con respecto al objetivo o el procedimiento. Hablen de ello y busquen otra forma distinta.
AJUSTE DEL PROCESO DE TOMA DE DECISIONES SEXUALES
Hace poco, Tom y Beth Jones vinieron a consultarme por un problema sexual. Lo que se iniciara como un matrimonio feliz, había fracasado en unos cinco años. El problema fundamental era que ambos creían que el otro tomaba todas las decisiones sobre el sexo, desde dónde y cuándo, hasta la terminación del coito. Ambos se sentían constreñidos al respecto, pero jamás habían expresado sus sentimientos. Beth me dijo: «Yo no puedo hablar acerca del sexo». Y Tom repitió lo mismo.
Les hice contestar por escrito a un test sobre responsabilidad sexual marital, según el modelo ideado por Richard y Freida Stuart en la obra Marital Pre-Courtseling Inventory. Cuando revelé a ambos las respectivas respuestas, su primera reacción fue la incredulidad. Beth dijo a Tom: «No es posible que tú creas que yo decido cuándo tener relación sexual. Tú eres el que siempre toma las decisiones». Tom dijo: «No es posible que tú creas que lo decido yo. {Si tú siempre tomas la decisión!». Hicieron comentarios similares («No es posible que tú creas... Así es como yo siento») con respecto a sus respuestas a todas las preguntas del test. De ahí pasaron a defender su caso, ambos tratando de probar que estaban en lo cierto. Les corté en seco. De pronto vieron la parte humorística de las respuestas, soltaron una carcajada y se fueron a casa resueltos a cambiar sus sentimientos modificando primero sus actos. En este caso el problema principal era el de la comunicación. Una vez definido el problema, fácilmente pudieron adoptar la acción correctiva.
LABORATORIO SEXUAL — EJERCICIO I
Propósito: Decidir la satisfacción con la actual toma de decisiones sexuales en su matrimonio.
Primer paso: Tome su cuaderno del AA, o una hoja de papel, y haga este cuadro:

Segundo paso: Bajo la columna «Quién las toma», indique quién toma la decisión (tal como usted lo ve) acerca de cada parte del acto sexual. Indíquelo utilizando la siguiente escala:
1. El hombre siempre.
2. Casi siempre el hombre.
3. Más el hombre que la mujer.
4. Los dos igual, poco más o menos.
5. Más la mujer que el hombre.
6. Casi siempre la mujer.
7. La mujer siempre.
Tercer paso: En la columna siguiente, utilizando la misma escala, diga quién le gustaría a usted que tomara la decisión.
Cuarto paso: Si los números difieren, sustraiga el menor del mayor, y anótelo en la última columna. Esto le dará una idea del deseo de su propia satisfacción en el proceso de la toma de decisiones sexuales. Por ejemplo, si en el apartado A «Cuándo tener relación sexual» aparece un 5 («más la mujer que el hombre») tanto en la segunda como en la tercera columna, usted está satisfecho con esta situación. Sin embargo, en el apartado B «Tomar la iniciativa para empezar» tal vez aparezca el número 7 («la mujer siempre») en la segunda columna, y el número 4 («los dos igual, poco más o menos») para indicar quién le gustaría usted que la tomara. Lo que demuestra que, si usted es mujer, cree que siempre toma la iniciativa y se siente insatisfecha porque le gustaría que tal decisión fuera compartida del mismo modo.
La importante no es quién toma las decisiones, sino si usted se siente satisfecho con ello.
Quinto paso: Una vez completado el test por usted, el otro debe responder por su parte. No se deben mirar las puntuaciones hasta que ambos hayan terminado.
Sexto paso: Comparen los cuadros. Discutan cualquier discrepancia de dos o más puntos. Si hay diferencia en la puntuación, no intenten demostrar que la suya es la mejor. Den por sentado que el otro tiene una base razonable para su puntuación, y traten de comprenderla.
Si los cuadros revelan tan solo pequeñas discrepancias, inicien la acción necesaria.
UN CASO SENCILLO
Rita y Leonard, joven pareja de solteros que compartían un apartamento en Soho, no se llevaban demasiado bien sexualmente. El test de toma de decisiones demostró que ambos creían que Leonard tomaba casi siempre las decisiones (2), que él deseaba 3 (más el hombre que la mujer), que Rita quería 4 (igualdad). Ambos estuvieron de acuerdo en que ella debía iniciar con más frecuencia la actividad sexual. El acto sexual se realizaba por término medio tres veces a la semana. Tarea que les impuse: durante el mes siguiente, Rita había de iniciar cualquier relación sexual tanto si le apetecía hacerlo como si no, y además tres veces a la semana. Esto le resultó muy difícil. Se le había grabado en la mente la actitud de su madre: —«Es malo que una mujer tome un papel activo en el sexo»— y, debido a esto, nunca había aprendido a hacerlo.
Con Leonard como maestro, aprendió a ser la iniciadora, a hablar del sexo, a comenzar el juego amoroso y a pasarle los brazos en torno y decir: «Ahora». Al cabo de cuatro semanas, Rita había aprendido lo suficiente para detener el tratamiento. En ese momento era capaz de iniciar el acto sexual con frecuencia bastante para satisfacer tanto a ella misma como a Leonard.
Si usted encuentra que existe una notable diferencia entre usted mismo y el otro en lo referente a una o más de las decisiones sexuales, tal vez haya de dedicarse primero a otras áreas con pequeñas discrepancias hasta llegar a la principal.
MEJORA EN LA CALIDAD DE LA RELACIÓN SEXUAL
En el siguiente ejercicio de laboratorio usted va a decidir el área del sexo que necesita una mejora, y a aprender la ayuda que pueden prestarle ciertas técnicas de conversación franca sobre los hechos.
LABORATORIO SEXUAL — EJERCICIO II
Propósito: El estudio de las insatisfacciones y satisfacciones sexuales.
Éste es un modo sencillo de evaluar sus propias relaciones sexuales.
Primer paso: Tome el cuaderno del Aprendizaje Asertivo o una hoja de papel, e identifique los aspectos y etapas diferentes del sexo según sigue:
A. Preliminares para el juego sexual.
B. Juego sexual.
C. Coito.
D. Postcoito.
E. Expresión de sentimientos por parte del otro.
F. Propia expresión de los sentimientos.
G. Frecuencia del juego sexual.
H. Duración del juego sexual.
I. Frecuencia del coito.
J. Duración del coito.
Segundo paso: Demuestre lo que le satisface de cada acto colocando el número adecuado junto a cada letra. Estos números representan el grado habitual de satisfacción que usted ha experimentado en el pasado próximo.
0. Terrible.
1. Malo.
2. Más flojo.
3. Muy bien.
4. Magnífico.
5. Éxtasis.
Al puntuarse, en este test adaptado de uno similar de Richard B. Stuart, cuidado con el llamado «efecto de halo», resultado muy común en puntuaciones de este tipo. Hay dos clases de «efecto de halo». Usted tiene la impresión general de satisfacción sexual y lo aplica a cada apartado. O bien permite que los sentimientos de un apartado se mezclen con los otros. Por ejemplo, usted cree que el coito es «terrible» (0), y deja que esto influya en su juicio del juego sexual, mientras que en realidad tal vez juzgue el juego sexual «muy bien» (3). Intente considerar cada acto por separado.
Tercer paso: En su cuaderno del AA, o en una hoja de papel, escriba tres cosas que usted puede hacer para que el otro se sienta más satisfecho sexualmente. Luego escriba tres cosas que el otro puede hacer para que usted obtenga mayor satisfacción. Éstas deben ser:
Específicas. No diga: «Debería ser más cariñoso». Especifique las conductas que indican cariño. Por ejemplo, «Debe decir más cosas tiernas» o «Debería besarme más».
Positivas. No diga: «No debería levantarse de la cama tan pronto después del acto sexual». Diga lo que hay que hacer: «Debería quedarse conmigo más tiempo después del acto sexual».
Cuarto paso: Tanto usted como el otro han de hacer este ejercicio por separado y luego comparar los resultados. A veces, el mismo reconocimiento de un problema específico da como resultado una conversación espontánea que luego lleva a un cambio. De este modo mejora la situación y aumenta la satisfacción y la intimidad.
Quinto paso: Tal vez necesiten estructurar la conversación. Aunque es fácil decir: «Hablen de sus problemas sexuales», muchos tienen dificultades para seguir este consejo, porque el sexo es un tema en exceso emocional. Algunos de nosotros somos incapaces de hablar de él de modo constructivo, y algunos no pueden hablar de él en absoluto.
Programe una serie de tres charlas de veinte minutos de duración. Éstas deben obedecer a dos reglas básicas. No saque a relucir el pasado (ya sea algo sucedido la noche anterior o hace diez años) a menos que la experiencia ilustre una conducta deseada. No mencione en absoluto lo que desea que el otro deje de hacer. Recalque las conductas específicas que desea incrementar. Frase equivocad«: «¡No me des esos mordiscos tan bruscos!». Frase correcta: «Muérdeme con más ternura».
En las conversaciones, utilicen el cuestionario como base. (Doy por sentado que tienen dificultades para habar sobre el sexo y requieren el programa paso a paso). Cada conversación no debe durar más de veinte minutos, y han de decidir por adelantado quién hablará primero. Cada uno dispone de diez minutos. Utilicen un despertador. Deben parar cuando suena la campanilla, aunque sea en medio de una ¿ase importante. El propósito de esto es impedir que la discusión se vaya de la mano en la primera etapa del adiestramiento en estas conversaciones. Por supuesto, pueden durar menos incluso de los veinte minutos asignados.
Primera conversación: Uno describe un mínimo de tres actos (máximo de seis) que el otro puede hacer para mejorar la experiencia sexual. Durante esta diaria inicial, el papel del segundo consiste simplemente en comprender lo que se desea. El o ella puede hacer preguntas y observa— dones, pero sólo con el fin de aclarar las cosas. Cuando el primero termina, o suena el reloj, el segundo tiene su tumo y describe las acciones que él desea.
Segunda conversación: El primero revela sus sentimientos y pensamientos sobre lo que desea del segundo. Un simple «Bien» no servirá. El, o ella, debe decir lo que realmente piensa de cada cambio deseado de conducta.
Si es adecuado, él o ella pueden hablar de fantasías. En este punto, d segundo no debe discutirlo, porque ha de comprender cómo se siente el otro. Entonces, el segundo revela sus pensamientos sobre los deseos del primero. Podría decir, por ejemplo:
—Es obvio que deseas más sexo oral, pero eso me produce tensión y ni siquiera estoy seguro de que me guste hacerlo. No creo que en esto pueda concederte lo que deseas. Pero también has dicho que te gustaría realizar con más frecuencia el acto sexual estando tú encima. Eso sí me encantaría hacerlo.
Tercera conversación: En este punto, ambos deben haber establecido ya alguna comunicación y ganado en conocimientos y comprensión de las necesidades y deseos del otro. Ahora pueden planear un curso de acción. Tal vez lleguen a un completo acuerdo. De lo contrario, pueden negociar o incluso redactar un contrato sexual.
OTROS PASOS DE COMUNICACION ACTIVA
Anime el paso siguiente en una dirección positiva. Nada, es cero. Incluso si una pareja sólo obtiene satisfacciones del hecho de yacer juntos y serenamente abrazados, eso es ya un punto de partida. ¿Qué paso podría darse a continuación en la dirección adecuada? Es mejor decirse: «¿Qué podemos hacer» y no «¡Qué terrible es todo!». Y aténgase siempre a lo específico.
Limite las conversaciones sobre el sexo a la conducta, más que el modo de ser de una persona. Muchos caen en la trampa de echar la culpa a la persona y no al acto. Esas pullas: «No eres bastante mujer» o «No eres un hombre» dejan al otro impotente, herido o cada vez más indiferente. Pero la declaración: «Parece que te preocupa demasiado d sexo» puede llevar a esta pregunta constructiva: «¿Qué podemos hacer ambos para que tú te preocupes menos?»
Diga lo que le guste. La simple declaración: «Me gusta lo que haces» durante el juego amoroso puede ser una comunicación muy útil. Especifique claramente al otro aquello que él, o ella, puede hacer para excitarle, cosas que ya se han hecho, o que le gustaría probar. Si no están de acuerdo, discútanlas.
Saque al exterior las cosas que le molestan. Limitarse a decir: «Tenemos un problema» o «Lamento lo de anoche» no satisface esta condición. Insisto en que se hable de cosas específicas.
Un auténtico bloqueo en las comunicaciones tiene lugar cuando uno de los dos simula el clímax y el otro cree en el estímulo. Con frecuencia, la mujer actúa como si hubiera llegado al clímax, y engaña al hombre. Esto le lleva a él a pensar que está haciendo lo adecuado y, como resultado, no mejora el acto sexual. También los hombres simulan el clímax. En realidad, pueden llegar a la eyaculación física pero sin experimentar ningún sentimiento orgásmico. En la relación íntima, la deshonestidad impide siempre que una pareja resuelva sus dificultades sexuales.
Si usted tiene un largo historial de problemas sexuales, compártalo con el otro. Por lo menos, tal vez su revelación alivie las dudas que el otro tenga acerca de su sexualidad, con lo que reducirá la tensión. También ayudará a decidir el paso siguiente.
Preste atención a lo que pueda hacer de modo distinto. Pregúntese: «¿Qué puedo hacer para que el otro esté menos tenso? ¿Qué puedo hacer para que esto resulte más excitante para él... o bien para mí?». No caiga en la trampa de decir: «Ella debería ser distinta» o «Ella debería resolver sus fallos». Estas acusaciones no llevan a una acción constructiva.
Practique la enseñanza sin palabras. Demostrar el cómo quizá valga más que mil palabras. Por ejemplo, son mayoría los hombres que no saben estimular el clítoris. Tienden a tocar la parte superior, mientras que la mayoría de las mujeres prefieren el roce por los lados. Guíe pues la mano del otro. Muévala de modo que le cause placer, demostrándole en qué punto tocar, que presión aplicar, el ritmo que le gusta. Luego utilice términos como: «más suave», «más fuerte», «más de prisa», «más despacio», mientras él repite el movimiento.
AUMENTO EN LA FRECUENCIA DEL SEXO
Muchas personas desean modificar las conductas sexuales, en especial la frecuencia del contacto sexual. Es útil que ambos estén de acuerdo en intentar un cambio, aunque difieran en el objetivo definitivo.
¿Con qué frecuencia realiza el acto sexual?
¿Con qué frecuencia le gustaría realizarlo?
Para decidir esto, ha de definir claramente lo que quiere decir con las palabras «acto sexual», distinguiendo entre el coito en sí y el juego sexual sin coito.
La distinción es importante. Muchas personas creen que todo juego amoroso debe llevar a la realización sexual, o al menos al clímax. Entonces, si por alguna razón son incapaces en determinado momento de tener relación sexual o de conseguir el clímax, evitan todo juego amoroso. De este modo se privan, tanto a sí mismo como al otro, de una experiencia satisfactoria y disfrutable. Esta insistencia en el acto sexual puede, en realidad, interferir con el aumento en su frecuencia.
Para aumentar la frecuencia del acto sexual, debe descubrir primero con qué frecuencia lo realiza en verdad. En un área tan sensible como el sexo, resulta fácil deformar lo que sucede realmente. Hay que comprobar la realidad.
LABORATORIO SEXUAL — EJERCICIO III
Propósito: Llevar un informe de modo que, con una sola mirada, sepa usted cuándo tuvo distintas clases de actividad sexual, en qué consistieron y con qué frecuencia tuvieron lugar cada semana.
Primer paso: Compre un calendario de buen tamaño, preferiblemente uno en el que cada día aparezca en su propio recuadro, lo que da mayor facilidad a las anotaciones. Debe tener espacio suficiente para llevar los informes, y márgenes muy amplios. Se usará el margen de la derecha para los totales semanales.
Segundo paso: Utilice el código siguiente para anotar la conducta sexual que en realidad tuvo lugar.
J... significa que tuvo lugar el juego sexual.
C... significa que hubo una relación sexual en la que uno, o los dos, llegaron al clímax.
A... significa que ese día tuvo lugar el acto sexual. Da por sentado que estuvo precedido por el juego sexual.
Tercer paso: En los días en que hay conducta sexual, anote el símbolo adecuado en el ángulo superior derecho de ese día. Si tiene lugar más de un contacto sexual, escriba un segundo símbolo bajo el primero.
Cuarto paso: Al término de la semana, anote los totales de cada acto en el margen del calendario. Para llevar buena cuenta de esta conducta, consérvense los datos durante cuatro semanas.
Por ejemplo, durante la primera semana Mark y Mary tuvieron relación sexual dos veces, y luego sexual sin clímax una vez, para un total de tres experiencias sexuales. Durante la segunda semana, hubo también tres experiencias sexuales, una de cada clase. Durante la tercera semana, hubo cuatro contactos sexuales: juego sexual sin ritmo dos veces, juego sexual con clímax una vez, coito una vez. En esta semana, Mark y Mary tuvieron dos experiencias sexuales un sábado.
Les pregunté: «¿Qué me dicen de las experiencias sexuales del sábado?». Esto llevó a una explicación específica, que ambos sabían pero de la que nunca habían hablado. Los sábados por la mañana, su hijo de doce años, y su niña, de diez, salían temprano de casa para sus actividades en el club. El matrimonio no tenía nada «urgente» que hacer, de modo que, tras la partida de los niños, se hacían con frecuencia el amor. Nunca habían comprendido con qué frecuencia ocurría esto, ni sus implicaciones; Mary se sentía más cómoda al tener relación sexual con los niños fuera de casa, y Mark experimentaba mayor deseo sexual en los fines de semana, cuando estaba más relajado y descansado.
El mismo reconocimiento de estos sentimientos llevó a un cambio. Mark y Mary empezaron a salir de la ciudad de vez en cuando, en los fines de semana... y sin los niños. El hecho de que ambos sabían que el sexo era la razón principal para estas minivacaciones, añadía excitación: «Me hace sentir deliciosamente perversa», dijo Mary.
Al llevar un buen informe de los hechos, usted puede empezar a tener una idea más clara de aquellas cosas que desea cambiar.
Al decidir sobre la frecuencia del sexo, tal vez se encuentre trabado por algún obstáculo psicológico. Como muchos de mis pacientes, tal vez se haga estas tres preguntas.
— ¿Cuál es la frecuencia normal? Se nos ha educado para tener tales dudas sobre nuestra educación sexual, tales temores ante las desviaciones, que nos parece una amenaza el estar por encima, o por debajo, de la frecuencia «normal». Y ésta depende de su salud y condiciones físicas, de su edad, de lo que siente por el otro y de la clase de relaciones que mantienen, del ambiente inmediato y el estilo de vida en general, y otras muchas variables. No puede decidir lo que es normal, así que olvídese de la normalidad y haga lo que quiera.
— ¿Cómo sé yo con qué frecuencia deseo el sexo? En mis fantasías hay un coito constante, y sé que soy incapaz de eso. Por esto, la toma de notas y el conservar los informes le harán comprender la realidad. La semana pasada tuvo relación sexual cuatro veces. ¿Le gustaría quedarse en ese nivel o mejorarlo? Pruébelo y vea qué le satisface más en realidad. Porque no lo sabrá a menos que lo decida en la acción.
— ¿De qué sirve decidir lo que quiero? El otro no 'estará de acuerdo conmigo. Como con otros muchos aspectos de la relación íntima, tal vez difieran las necesidades y deseos de cada uno. Puede que usted no consiga lo que quiere, pero recuerde que la conversación activa es mejor que la aceptación pasiva de lo insatisfactorio.
—¿Cómo se pasa de muy poca a más relación sexual?
Una técnica del AA: utilizar el método de las aproximaciones sucesivas, lo que supone que ambos fijen una fecha para el sexo y conserven los informes.
CASO
Roy, de treinta y cinco años, y Peggy, de treinta, casados hace seis años y sin hijos (ninguno de los dos los deseaba) querían aumentar la frecuencia del acto sexual. Sus dificultades maritales llegaron al colmo cuando Peggy descubrió que Roy había tenido varias aventuras breves con otras mujeres. Él afirmó que esto obedecía al hecho de que se sentía continuamente frustrado: «Peggy y yo tenemos relación sexual en muy pocas ocasiones», me dijo. Peggy se quejó de que Roy la perseguía con demasiada intensidad y frecuencia.
En ese tiempo estábamos trabajando sobre otros problemas en nuestro tratamiento, pero decidimos la frecuencia sexual mediante el uso del método del calendario durante cuatro semanas. Los informes demostraron que, durante las dos primeras semanas, Roy y Peggy habían realizado el acto sexual una vez y, durante las dos semanas siguientes, dos veces y juego amoroso con clímax una vez (ella le llevó al clímax manualmente). No podían ponerse de acuerdo sobre la frecuencia deseada. Él deseaba el coito tres o cuatro veces a la semana, y una vez era más que suficiente para ella.
Utilizamos el método de la aproximación sucesiva en forma de citas para el sexo. Cada semana habían de tener al menos una «cita» para el acto sexual, o más si ambos lo deseaban. Cada cita había de fijarse con veinticuatro horas de anticipación, y el momento elegido con discreción. Por ejemplo, no habían de fijar una cita para el día en que él sabía que había de trabajar horas extra y llegaría muy tarde a casa. El propósito de la cita no sería el coito, sino el juego sexual; toques, caricias, hablar íntimamente del sexo. Fijaron un contrato especial sobre el coito, debido a la impresión que Peggy tenía de ser explotada sexualmente y porque así era en realidad. El objetivo mutuo: que Roy despertara el deseo en Peggy. Cláusulas del contrato:
No se haría un intento por llegar al coito a menos que Peggy dijera en voz alta: «Te deseo». Si no lo deseaba, no había de ofrecer razones ni disculpas. Sin embargo, en el desayuno de la mañana siguiente, ella había de decir a Roy dos cosas específicas que él podía haber hecho y que tal vez la hubieran movido a desear el acto. No había de pronunciar una palabra sobre lo que él hubiera hecho mal.
Si no había acto sexual, pero sí juego amoroso, a la vez siguiente (si Roy lo deseaba) ella había de llevarle a él al clímax, ya manualmente, ya oralmente (la elección era suya). El propósito de esta regla de «la vez siguiente» consistía en empezar a cambiar su idea de que todo juego sexual había de llevar al clímax. Se fijó una excepción a esta regla: en un momento no fijado de antemano, si Peggy deseaba llevarle a él al clímax, le estaba permitido.
De este ejercicio se siguieron dos conclusiones. Roy se hizo más sensible a las necesidades sexuales de Peggy. Cesó de explotarla. Al ir cambiando él, Peggy empezó a sentirse menos explotada, defendió sus derechos sexuales en vez de retirarse del sexo y empezó a obtener un placer notable en el hedió de excitar a Roy. Ambos se respetaron más, mutuamente, y aumentó la intimidad.
Al término de dos meses y aunque todavía quedaban muchos problemas por resolver, Roy había abandonado sus aventuras extramaritales y el acto sexual tenía lugar espontáneamente y con tal frecuencia que ya no sentían las necesidades de fijar citas de antemano.
Si usted utiliza el método de aproximación sucesiva con el fin de aumentar la frecuencia sexual, recuerde bien su objetivo: una serie de éxitos.
—Fije las citas por anticipado y con un nivel de frecuencia ligeramente superior al actual.
—Aumente el número de citas poco a poco. No fije demasiadas para descubrir luego que no puede cumplirlas. Este aumento puede ser algo tan mínimo como una cada tres semanas.
—El propósito de la cita es el contacto sexual, no necesariamente el acto sexual.
—Utilice el método del calendario, antes descrito, a fin de llevar un informe.
—Cuando consiga la frecuencia deseada, continúe con el método y con los informes durante varias semanas adicionales.
—Si en algún momento empieza a retroceder, dispóngase a fijar citas de nuevo.
CONVERSACION SEXUAL
En la comunicación íntima las palabras pueden tener un efecto que sobrepase a la pura instrucción o alabanza. Al resultar excitantes en sí mismas, aumentan la participación mutua en los sentimientos.
PUEDE UTILIZAR PALABRAS ESPECÍFICAS PARA MEJORAR SU VIDA SEXUAL SEGÚN ESTOS TRES MODOS:
(1) Utilice palabras con las que el otro comparta sus sentimientos de ternura, como el clásico «Te amo».
(2) Utilice palabras con el propósito de estimularse mutuamente. Éstas van desde los simples adjetivos «magnífico» y «maravilloso» a llamar la atención a las reacciones corporales como: «Estoy temblando... Mira cómo me has puesto», expresar sentimientos: «Me siento a punto de estallar... Me vuelves loco».
Algunas palabras o frases resultan excitantes en sí mismas. Palabras como «pezón» o «vagina» o frases que las contengan intensifican la experiencia sexual. Puede resultar excitante el uso de las mismas a fin de pedir o describir algo. Por ejemplo, frases como: «Chúpame el pezón» o «¡Qué grande está tu miembro en mi vagina!» añaden una dimensión extra a su vida sexual.
Si tiene objeciones a estas palabras o frases, sustitúyalas por otras que le gusten más. Hay quienes hallan muy útil el dar nombres a distintas partes de la anatomía y tratarlas como individuos y amigos: «Hola, Johnny —dice la esposa al pene de su marido—. Me alegro de verte de nuevo. Voy a darte un besito». Algunas personas llegan a tener un lenguaje totalmente propio.
La utilización de este lenguaje sexual hace algo más que aumentar la excitación. Expresado entre marido y mujer, esta clase de conversación los aleja del resto del mundo y aumenta la intimidad entre ambos.
(3) Compartan la experiencia más tarde. Hablen y recuerden sus experiencias sexuales, lo mismo que hacen con otras actividades compartidas. Hablen también de lo qué podrían tratar de hacer. La simple declaración: «He oído hablar mucho de vibradores... Me gustaría probar uno alguna vez» puede llevar a un ¿rea distinta de actividad sexual.
COMPARTAN MUTUAMENTE SUS FANTASÍAS
Lo que puede llevar a una mayor intimidad y nuevas fuentes de gozo.
Si no tiene fantasías sexuales, intente desarrolladas. Piense en alguna una vez al día. Trate de hacerla después más larga y más excitante (situaciones de fantasía muy populares: sexo en un burdel de París, trabajar como prostituta, tener un harén, llevar ropas sensuales, disfrutar de un exceso de potencia. Al principio, tal vez las fantasías sean muy pedestres, pero es posible que al fin se vuelvan imaginativas y espontáneas.
—Si experimenta tensión al revelar sus fantasías, o si el otro parece tenso al oírlas, dígaselas poco a poco. Primero déle el esquema general y vaya descubriendo gradualmente los detalles. Al ir sintiéndose más a gusto, podrá compartir toda la fantasía.
CASO
Acudió a mí una mujer con un caso de frigidez parcial. No podía llegar al clímax durante el acto sexual. Me habló de su fantasía favorita para mas turbar se, en la cual ella ara una joven muchacha polinesia que copulaba con todos los marineros de un barco. Pensaba mi paciente que, al utilizar dicha fantasía durante el acto sexual, sería capaz de tener un orgasmo. Pero a la vez creía que hacerlo sería, «desleal con su marido».
Animada por mí, le contó a él su fantasía de los mares del Sur. Con gran sorpresa por su parte, el marido la animó a que la utilizara durante el acto sexual, lo cual trajo el clímax. Además, él fue añadiendo mejoras, empezando a hablar, por ejemplo, durante el coito, como uno de los miembros de la tripulación. Animado por su actuación, el marido continuó con ello mucho tiempo, después incluso efe que ella dejara de necesitar la fantasía para llegar al
Clímax.
Al modificar la conducta sexual usted puede cambiar su vida y, con ello, aportar una mayor felicidad a toda su vida y su personalidad. Como esta mujer, también usted puede enfocar la cuestión sexual activamente. Si no puede hacer pruebas con todas las ideas del AA que le he ofrecido en este capitulo, tome primero una... y luego otra. Tal vez ellas cambien su vida. Pero al ir avanzando hada la meta de una mayor intimidad en sus relaciones, recuerde una cosa: el mejor afrodisíaco de todos es el amor.