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Nota para el lector

Algunos lectores se habrán dado cuenta de que en La mano del diablo hemos hecho algo muy poco habitual. Es posible que algunos profesores reaccionen con un gesto de exasperación, preguntándose cómo se ha podido cometer esa vil ofensa contra la alta literatura.

Nos referimos al atrevimiento con el que hemos sacado al conde Isidor Ottavio Baldassare Fosco de las páginas de La dama de blanco, la gran novela del escritor Victoriano Wilkie Collins, para introducirlo, tal como es, en La mano del diablo.

Aclaremos, para aquellos lectores que no conozcan a Collins, que este autor inventó la novela policíaca moderna al publicar su obra La piedra lunar. A nuestro juicio, La dama de blanco, editada pocos años antes (1860), es su mejor novela, así como uno de los libros más populares de la época victoriana * .

Pedimos disculpas por tomar prestado el personaje del conde Fosco, pero era el mayor homenaje que podíamos hacer a uno de nuestros escritores favoritos, un autor cuya influencia en nuestras obras es incuestionable. Nuestra deuda con Wilkie Collins (no solo nuestra, sino de todos los escritores del género policíaco, lo sepan o no) es enorme. Si por ventura algunos de nuestros lectores más curiosos se sienten incitados a leer La dama de blanco, nos alegraremos mucho. En cuanto a los críticos que puedan elevar su voz contra la usurpación del personaje de Fosco y considerarla como una transgresión contra la literatura, les respondemos lo siguiente:

 

Braveggia, urla! T'affretta

a palesarmi il fondo dell alma ria!

 

 

ó ó ó