Francisco Ynduráin dejó escrito: «Hasta la aparición de Aconsejo beber hilo (1954) la obra de Gloria no había alcanzado plenitud y la singularidad inconfundible de tono y voz (…) El estoicismo popular y una templada resignación dignifican siempre su expresión, como si al ponerse en verso cobraran grados de estilización para pasar depurados a un plano de arte verbal».