Padres e Hijos por Gordon e Ilona Andrews

Curran POV 2, Vol II

Floté en un mar de agonía por una eternidad. A veces si me concentraba y bloqueaba el dolor podía escuchar su voz, desde muy lejos. Me enfoqué en el sonido, dirigiéndome lentamente hacia el. Finalmente, después de no se cuanto, regresé e incluso pude figurarme que era lo que ella estaba diciendo.

“… parece un tipo decente. Ahora ellos están atrapados..”

Él tenía a alguien, ella tenía a alguien, nadie estaba hablando, y Kate no sabía que hacer.

Abrí mis ojos. Se veía cansada y agotada. Aún así, nunca en mi vida había visto a alguien tan hermosa. Tampoco había estado tan contento de estar cerca de ella. Por alguna razón la respuesta de su dilema vino a mi más fácil que cualquiera de las otras cosas que realmente quería decir.

“ Haz tratado con la Ley de la Segunda Oportunidad?” le pregunté suavemente. Sus ojos no se abrieron. Tal vez ambos estábamos compartiendo un sueño. Se lo expliqué lo mejor que pude y la abracé lo más duro que fui capaz.

Finalmente ella me miró.

“Te quedaste conmigo,” susurré. Ella dijo algo que no pude escuchar, pero no importaba tanto como el que ella estuviera ahí para decirlo. Le sonreí y me volví a dormir. Sueño real esta vez, no la neblina roja, solo oscuridad. Sabía que ella estaría ahí cuando volviera al mundo. Sin importaba que.

Eventualmente desperté otra vez. Algo estaba en mi brazo y lo quería fuera. En cuanto localicé la fuente de mi irritación, Kate entró en la habitación cargando algo que olía como sopa.

“¿Qué es ésta mierda?” Pregunté mientras tiraba de la aguja de la intravenosa de mi brazo.

“Te mantuvo vivo por once días,” me informó.

¡Casi dos semanas! He estado inconciente por casi dos malditas semanas, y ella se había quedado conmigo. No fue la IV la que me mantuvo vivo. La verdad de ello me dejó de piedra.

Ella me pasó la sopa. La puse a un lado y tiré de ella más cerca. Nos sostuvimos el uno al otro por un momento. Pronto, sin embargo, el familiar golpeteo de Derek rompió nuestra ensoñación y efímera reunión.

“Kate,” preguntó suavemente, claramente pidiendo permiso para entrar. Con una autoridad en su voz que nunca había escuchado, ella le dijo que entrara.

El chico lo hizo.“Tengo a un lobo ahí afuera que quiere verte. El dice que es una emergencia. Probablemente otro reto..”

“¿Reto? ¿Para mí? Cada músculo en mi cuerpo se tensó. Realmente, ¿Acaso están locos? Casi muero y ellos estaban haciendo fila para tener un pedazo de lo que quedaba de mi. Miré a Kate y su cara lo decía todo. Tenía una mirada de resignación y las rotas piezas cayeron en su lugar.

No a mí. Ellos la estaban retando a ella.

Infiernos no. Esta mierda iba a parar ahora mismo.

Derek me vió y repentinamente se quedó en silencio.

“Tráelo. No le digas que estoy despierto.”

El joven lobo cerró su boca, giró y partió rápidamente a cumplir mi orden. El siempre había sido un chico listo.

“¿Ayúdame a levantarme?”

Kate agarró mi mano y tiró de mi. Estaría maldito si me veían acostado en la cama como un debilucho. Mi cuerpo gritaba por comida. Tomé el plato que trajo antes. Mientras antes absorbiera nutrientes, mas rápido me recuperaría.

Mientras tragaba la sopa, Jaime Alicia entró en el cuarto como si le perteneciera. Tan dispuesto a lastimar a mi pareja y tomar lo que es mío. Uno de los mejores peleadores del Clan de los Lobos y un boxeador en su juventud, era alto y bien construido. Lo había visto pelear; era fuerte y rápido. También estaba seguro que Kate podía cortarlo en pequeños pedacitos antes de que la sopa se enfriara. Nunca lo admitiría, pero ella era malditamente buena con esa espada suya. No es que tuviera que hacerlo--- él estaría muerto antes de tocarla.

Ninguno de ellos la lastimaría nunca más. Los mataría a todos antes.

Jaime me miró, su mandíbula cayó.

Terminé mi sopa y hablé. “¿Si?”

El lobo se tiro de rodillas y miro hacia el suelo. Si lo hubiera dudado siquiera un segundo habría arrancado sus pulmones a través de su pecho. Garras, estiro el brazo, y arranco. Sería fácil y lo disfrutaría inmensamente. Podía oler su miedo. Quería rugirle.

“¿Tienes algo que decir?”

Con su mirada aun fija en el suelo, sacudió su cabeza negativamente. Ahora sabíamos quien era quien y que era que. El orden necesitaba ser restablecido y el resto de ellos necesitaban ser recordados porque era el Señor de las Bestias.

“El consejo tendrá una reunión en tres minutos. Ve allá y diles que me esperen, y podría olvidar que estuviste aquí.” Por su bien esperaba que nunca olvidara cuan cerca estuvo de una salvaje y dolorosa muerte, porque no le daría una segunda oportunidad.

El salió. El piso fue en un sentido, y yo en el otro. Kate agarró mi brazo para estabilizarme, pero su pierna cedió y ambos caímos en el sofá. Estábamos muy lejos de estar en muestra mejor forma, pero tendría que servir. Juntos, incluso en nuestro estado, éramos mas que rivales para cualquiera de mis súbditos. Bueno, por lo que ellos sabían.

Casi como si ella supiera lo que estaba pensando, Kate preguntó, “¿Estás seguro que estás listo para una reunión del Consejo?”

Me gire hacia ella, poniendo en mi cara una máscara de determinación y amenaza.“Mas les vale estar listos para mí.”

Teníamos que dar un show de fuerza. No podíamos continuar siendo vistos como nada mas que El Señor de las Bestia y su Compañera, indiscutibles maestros de La Manada.

Está en la naturaleza de nuestra especie el que valoremos el poder y la violencia sobre todo lo demás, despiadadamente explotando cualquier debilidad. La autoridad debía ser ejercida en todo momento o se perdía. Mi gente no tenía que amarme ni siquiera tenia que gustarles, pero por Dios que me obedecerían. Si habían olvidado porque era temido, se los recordaría. Si tenía que matar a algunos como un ejemplo, que así fuera.

Me dirigí al baño. Me caí dos veces, pero mi fuerza estaba regresando. La sopa estaba haciendo efecto. Un par de minutos después estaba listo para ir al cuarto del consejo por mi mismo. En nuestro camino, Barrabás, uno de la manada de hienas y uno de los favoritos busca pleitos de B, nos siguió y mantuvo el paso.

Me detuve,“Barrabás, ¿Haz venido a retarme también?” Sabía incluso mientras lo decía que un reto por parte de él era improbable. Barrabás estaba ligeramente loco y podía desobedecer a veces, pero no era estúpido.

Su usual mirada de diversión se evaporó remplazada por una de conmoción e incredulidad.“No mi Señor, estoy ligado a la Consorte.”

Aparentemente todo el lugar se había ido al infierno mientras estaba dormido. Me volví hacia Kate y esperé por algún tipo de explicación.

Ella se encogió de hombros.“Hice un trato con B, y ella me lo dio como una especie de consejero. Te diré acerca de ello después.”

No estaba seguro si quería saberlo; B nunca hacia algo por altruismo. Ella quería algo. Ligeramente recordaba a Kate contándome acerca de ello, pero los detalles se me escapaban. ¿Había asistido a Kate de alguna forma? Un pensamiento me golpeó. “Barrabás, ¿cuántos miembros de la Manada han retado a mi compañera mientras dormía?”

Él pausó, claramente tratando de recordar, finalmente se volteó hacia Kate y preguntó, “¿veintidós?”

Ella asintió silenciosamente.

“¿Cuántos alfas?”

“Solo los Chacales, mi Señor. Los otros eran de la tropa, ni siquiera betas.”

“¿Mataste a los Chacales?”

Ella asintió.

“¿Ambos?”

Asintió.

Barrabás limpió su garganta.“ Y reto al resto de ellos a pelear contra ella. El reto no fue aceptado.”

Por supuesto. No te convertías en alfa por ser tonto. Después que los chacales fueron asesinados, los otros se conformaron con dejar a sus subordinados cansarla. Mahon podría haberlo detenido, pero no lo hizo. Nunca a hecho secreta su desaprobación de Kate, pero quedarse a un lado permitir que la lastimen en mi ausencia… él y yo hablaríamos de esto después. Talvez era tiempo de que mi padre adoptivo se retirara.

Lidiaría con el resto del consejo pronto. A medida que nos acercábamos a la puerta los podía oír murmurando y susurrando dentro. ¿Estaban aburridos? ¿Irritados? Podía arreglar todo eso. Tomé una profunda respiración, abrí la puerta y rugí a mis súbditos como si tuviera toda la intención de acabar con sus vidas en los siguientes segundos.

El repentino silencio era ensordecedor. Oh si, Papi estaba en casa y él no estaba feliz. El recreo se había acabado.

***

Mientras mis alfas se sentaban en silencio, tiré una silla para mi compañera y luego me senté a la cabeza de la mesa. Nadie habló. Recorrí los rostros buscando un reto. Ninguno de ellos tenía el coraje de encontrarse con mi mirada. Todos sabían que tenia que dar una ejemplo y ninguno de ellos estaba ansioso de ser el primero.

Me incliné hacia delante y en el tono más calmado que pude manejar, exigí. “Explíquense.”

Silencio.

“Estoy esperando que uno de ustedes me diga por que no hicieron nada mientras mi compañera era asaltada diariamente.”

Finalmente Jim habló. “Sabía que ella estaría bien. Curran, ella tenía que probar que pertenecía.”

“Si,” Mahon gruño.“Nadie esperaba que a ella se le permitiera sentarse a tu lado sin derramar algo de sangre, mi Señor.”

Si, la verdad, lo esperaba. La última vez que revisé yo era el que estaba a cargo por aquí. Era tiempo de recordarles gentilmente eso. Mis ojos estaban en llamas y cada uno de ellos sabía lo que eso significaba.

Me incliné hacia delante y repetí, “¿Permitir?”

Los deje absorberlo.

Se dieron cuenta de golpe. Acababan de decirme que tenía permitido hacer. Escuche al nuevo alfa de los chacales tomar una profunda respiración y retenerla.

Los miré. “Voy a decir esto solo una vez. Yo soy el que permite. Yo les permito a todos ustedes vivir y les permito reinar sus propios clanes como crean conveniente. Si sigue así o no depende únicamente de lo que digan y hagan en los siguientes segundos. Sean muy cuidadosos.”

Fue la Tía B quien habló después “ El Clan Bouda le dio consejo y protección para los retos injustos a la Consorte.” Miró hacia Daniel y su compañera.“Sin embargo, No se puede decir lo mismo de los perros.”

Por supuesto, ella no hubiera levantado ni un dedo para parar a los lobos de cavar su propia tumba. El odio entre los boudas y los lobos era viejo. Los Lobos tenían grandes números, pero los Boudas jugaban mejor el juego.

“No rompimos ninguna ley.” Daniel reclamó. “Todos saben que la alfa del Clan Bouda tiene un trato con la Compañera del Señor de las Bestias.”

Jennifer, su compañera, asintió. “Si, porque quería un estatus especial para sus degenerados.”

Una lenta sonrisa apareció en los labios de B.“Todos sabemos cuanto el alfa del Clan de Los Lobos ama a su compañera y se remite a ella. Solo por curiosidad, ¿cuántos de sus lobos estaba dispuesto a sacrificar para consentirla?”

“La humana tenía que probarse así misma como todos nosotros lo hicimos,” dijo Daniel.“Es la ley. Es justo.”

Ellos hablaban como si ni siquiera estuviera ahí, sentada a mi lado.

“Justo, ¿en serio?” Pregunté. “¿Quién de ustedes a enfrentado veintidós retos en dos semanas?”

Ninguno. Ni siquiera Mahon, nuestro ejecutor, ha matado tantos tan rápido.

Hablando de la ley. Me dirigí a Jennifer directamente.“Si recuerdo correctamente, Daniel, a pesar de haber sido elegido por el retiro de sus predecesores, ha enfrentado exitosamente un número de retos antes de elegirte a ti como su compañera. Sin embargo, tu nunca haz sido desafiada. ¿Sabes porqué? Porque de acuerdo a ley que tan afanosamente citan, cualquiera que te rete también tiene que pelear con Daniel. Los alfas pelean como uno. Si uno de los alfas está herido, es una cortesía entre los miembros de la Manada esperar que ambos estén sobre sus pies antes de que el reto sea llevado a cabo. Es una cuestión de honor. Si tomas el lugar de otro, debes ganar justamente. Ustedes no le ofrecieron la misma cortesía a mi compañera.”

“Ella mató a mi hermana.” Jennifer gritó.

Bien, dejemos salir todo. Para arreglar las cosas de una vez por todas. “Verdad, tu hermana se volvió lupo y la atacó. Kate no lo provocó y mató al que lo hizo. Tu enojo esta mal dirigido. Es más, ella te hizo un favor. Si fueras cualquier clase de alfa, sabrías que detener a tu hermana era tu responsabilidad. Era tu carga, tu eres su pariente más cercano.”

Jennifer apretó sus dientes. Medí mis palabras cuidadosamente. No la podía retar, porque el reto debía venir de su parte. Pero si decía lo suficiente, ella lo haría.

“Mi compañera asumió tu carga y en vez de gratitud, la odias por ello. Ella es el constante recuerdo de tu debilidad. Quieres pelear contra ella, pero no puedes. En cambio mandas a otros a hacer algo que no puedes permitirte hacer. Es tu más grande falta. Sin embargo, porque soy piadoso y justo, te ofreceré una oportunidad para reivindicarte.”

“No me disculparé ni inclinaré ante ella. Prefiero morir.” Jennifer mordía el aire como un perro loco.

Ya veremos acerca de eso.“Otra vez te haz confundido. Lo que ofrezco es una oportunidad para la venganza que buscas, pero apropiadamente esta vez. Rétanos. Pareja contra pareja, como se supone que sea.”

Le di al resto una mirada de advertencia.“Nadie interferirá. Sólo ustedes dos contra nosotros dos. Es la Ley.”

Kate se tensó a mi lado. Encontré su mano bajo la mesa y le di un delicado apretón para asegurarle que solo estaba simulando y que todo estaría bien. Bueno, no realmente, pero estaba seguro que incluso como estábamos, podíamos derrotarlos, y a todos los demás si fuera necesario. Mientras ellos creyeran que podíamos hacerlo, no tendríamos que hacerlo.

Jennifer empezó a levantarse --ella era realmente estúpida o loca-- y Daniel agarró su brazo muy rápido para ver , y la forzó de vuelta. Ella cayó en la silla, con fuerza.

Ella abrió la boca. El le dio una mirada plana. Ella la cerró y bajo la mirada. Su cara se puso roja. Así que él no estaba dispuesto a dejar que botara su vida y la de él. Era lo que esperaba.

Daniel agacho su cabeza en un pequeño asentimiento.“El Clan Lobo ruega por el perdón de la Consorte. Estamos sinceramente arrepentidos por cualquier ofensa que pudimos haber hecho. Deseamos expresar nuestra continua lealtad y obediencia al Señor de Las Bestias y su Compañera.”

Bien dicho. Talvez aún había esperaza para él después de todo.

“¿Qué hay acerca del resto de ustedes?” mi mirada se quedó por un momento en los alfas del clan de La Ratas. Thomas y Robert Lonesco sacudieron sus cabezas al unísono.

Thomas, el mayor y más alto del par, habló. “no tenemos ningún perro en esta pelea.” El sonrió un poco, mostrando unos muy blancos y parejos dientes. “No votamos por ella por que no sabíamos lo suficiente de ella. La compensamos.”

Kate se inclinó hacia a mi y dijo suavemente,“Después que maté a los chacales, me mandaron chocolate.”

Bien, realmente me gustaban ambos me habría arrepentido de matarlos.

Mire a los reemplazos de los chacales anteriormente mencionados.

La hembra, Tracy, habló. “No tenemos ningún problema con la Consorte. Estamos en deuda con ella por nuestra actual posición.”

Era lo menos que esperaba. Todo lo que quedaba era el Clan Nimble (Ligero) y Los Pesados de Mahon. Con el viejo oso lidiaría de forma privada. El Clan Nimble era un tipo de anormalidad dentro de la sociedad shapeshifter. Sus alfas, una vieja pareja asiática, reinaba no porque eran los más fuertes, si no por su edad y sabiduría la cual era altamente respetada por sus miembros. No los lastimaba tampoco que sus leales betas fueran un vicioso par que era temido por el resto del clan y muchos de la Manada. Cuidaban a sus ancianos de cualquier daño y estaba claro que ellos tomarían el lugar como alfas cuando el tiempo llegara.

El Alfa del Clan Nimble se levantó, en toda su altura e hizo una profunda inclinación sin que su mirada dejara la mía. Se sostuvo por un momento y luego se enderezó y proclamó en un tono muy formal,“El Clan Nimble recuerda el entendimiento que su majestad nos ha mostrado, y nunca nos deshonraremos pagando esa amabilidad con traición o abuso de confianza. La Consorte ha peleado admirablemente y ganado un lugar de respeto al lado de nuestro Señor.”

Okay, un simple“te respaldamos” hubiera sido suficiente pero si el se sentía mas cómodo con la formalidad, que así sea.

“Nosotros respetamos al Clan Nimble y tenemos su amistad en alta estima.” Ahh, eso le llegó, casi sonríe, se inclinó una vez más y se sentó.

Casi listo.

“Buen, entonces todo está arreglado. Si no hay nada más, pueden partir en paz. Mahon tu quédate.”

El resto se fue tan rápido como pudo manteniendo un semblante de dignidad.

Kate se volteó hacia mi. Sus ojos preguntándome,“¿Quieres que me quede?”

Silenciosamente sacudí mi cabeza.“No, no quieres estar aquí para la siguiente parte.”

***

Observé al Consejo de la Manada salir del cuarto con sus colas entre las patas. Uno por uno, huyeron, cuidadosos de no mirarme a mi o al Oso. Finalmente el último de los cambia formas atravesó las puertas. Solo estábamos los dos.

Mire a Mahon de la forma en que un alfa mira a sus súbditos. Mahon cruzó sus masivos brazos.

“Hemos llegado a esto entonces.”

No respondí.

“Ya era tiempo. He estado esperando por esto. Necesitamos resolverlo.”

Bien, nos entendíamos.“¿Quieres resolverlo aquí, viejo, o tienes otro lugar en mente?”

Mahon lo pensó durante un largo momento.“Vamos a necesitar espacio. Este lugar es muy pequeño.”

“A la terraza del cuarto piso entonces.”

La terraza, una superficie plana de una de las torres mas pequeñas, era un cuadrado de piedra, con cerca de veinte por cincuenta yardas (18.2 X 45.7 metros). En la primavera y en el verano la usábamos para cenas y reuniones al aire libre, pero en invierno estaba desierta. Nos daría suficiente espacio y privacidad también.

Esto entre Mahon y yo no iba a ser una exhibición. No era una pelea a muerte tampoco, pero si alguien de la Manada llegaba a ser testigo de ésta, podría convertirse en una. Tendría que matar a Mahon, y no quería hacerlo. Mahon no era mi padre, pero yo era su hijo.

Esto era entre los dos y cuando terminara sabríamos de una vez por todas cual de los dos era el mas fuerte.

Caminé a través de las puertas. El me siguió. Afuera del cuarto Derek me vio y se alejó de la pared. Lo observe y le dije,“Sígueme,” y seguí caminado. El chico se quedo un paso detrás de nosotros. Necesitaríamos un guardia para evitar que el resto de la Manada metiera sus narices donde no debían y no podía ser Jim o Kate. Jim era mi mejor amigo. El interferiría. Kate … Esto era algo que no quería que ella viera. Derek haría lo que le dijera y mantendría al resto afuera.

Los tres recorrimos el camino hacia el cuarto piso. Una sólida puerta de madera cerraba la entrada a la terraza.

Miré a Derek.“Te paras aquí. Nadie pasa al otro lado de esta puerta.” sostuve su mirada durante un momento más para asegurarme de que tenia su atención.“Nadie.”

“Si, Mi Señor.”

Abrí la puerta y Mahon y yo salimos. El frío aire golpeó mis pulmones.

La puerta se cerró detrás de nosotros.

Había oscurecido. El cielo estaba oscuro e inmenso, y las pequeñas luces de las estrella lo perforaban con su fría luz. Detrás de nosotros las grises torres de la Guarida bloqueaban la luna, pero estaba ahí, salpicando su luz en la nieve esparcida en el claro que rodeaba a la Guarida. Más allá, se alzaba el oscuro bosque.

La terraza se extendía ante nosotros, cubierta con blanca nieve sin tocar. Antes que esto terminara, la pintaríamos de rojo.

“¿Cómo te place hacerlo?” Preguntó Mahon.

“No así y tu media forma apesta,” Le dije.“Te quiero en tu mejor momento. Así que será mejor que saques al oso.”

“En ese caso, será mejor que me ataques en tu forma de guerrero. Te dará una mejor oportunidad.”

“No es necesario.” Le respondí.

Apoyó su mano sobre mi hombro y dijo suavemente,“Mi hijo, si dudas o te contienes, te voy a romper.”

Lo intentarás.“No mas charlas.”

Lo deje ir. El calor me llenó. Había una tremenda calidez. Era como ser estirado en un potro mientras eras quemado. Y todo te tiraba: huesos, tendones, músculos, la piel quedaba tirante. El nebuloso velo que no notaba cayó y repentinamente el mundo era dolorosamente claro. Lo olía todo, el viento del frío cielo, una pizca de humo de la cocina de la Guarida, la piedra seca, la limpia nieve, y el pelaje de un enorme oso esperando para romper mi espalda.

Oso. Un olor familiar. Seguro. El mismo olor que sentí hace años, cuando no tenía un lugar a donde ir y Mahon me dijo que tenía un hogar. Era enorme entonces, grande y rudo, mas alto que yo por casi un pie (30 cms).“Puedes quedarte aquí muchacho. Te trataremos como uno de los nuestros. No tienes que llamarme papá, con Mahon será suficiente.” Al otro lado de la terraza, el Kodiak sacudió su cabeza. Era enorme, casi doce pies de alto, y pesaba casi una tonelada.

Ir cara a cara con el estaba fuera de la cuestión. Me sacudí, probando el cambio. Todo había caído en su lugar. No estaba en mi mejor momento, pero eso estaba bien. Estaba demasiado enojado para que omportara en esta lucha.

La gigante y lanuda bestia se alzó sobre sus patas y me rugió. Así es, muéstrame ese vientre grande y suave. Abrí mi boca y le rugí de vuelta, opacando el suyo. Adelante, chico gordo.

Mi mejor apuesta era desangrarlo. Lanzarme, morder o desgarrar, y alejarme antes de que esas grandes patas pudieran conectar. No dejarlo agarrarme o sostenerme. Si lo hacia, Mahon podía tirarme a un abrazo y aplastar mi cabeza con sus mandíbulas. Y si era suertudo, vendría a mi justo así, parado en dos patas con su vientre expuesto.

Me enterré en la nieve, probando el terreno. Mi garra encontró hielo revistiendo a las piedras. Una capa.

Vamos Oso, Ven a mi.

Cayo en cuatro patas y saltó hacia a mi con su cabeza bajada. Maldición. Si lo dejaba, el trataría de forzarme al suelo. Había matado a un oso antes, y fue la pelea mas difícil de mi vida.

Mahon seguía moviéndose, cambiando a un balanceo de lado a lado. El oso se arrastraba. Se veía torpe, pero lo dejaba usar la parte mas gruesa de su pelaje y grasa que envolvía sus cuartos delanteros como un escudo. Y un ataque por el flanco tampoco serviría sin consecuencias. Arrastrándose o no, el era rápido.

Nunca peleamos, no así, pero lo había visto matar durante los últimos quince años, y sabía que el usaría esa grande cabeza como un combo. Ser golpeado de cabeza por un oso era como ser pateado por un caballo. Me noquearía y luego pondría todo ese peso sobre mi.

Era tiempo de bailar. Lo deje acercarse a cinco pies de mi. Mahon se lanzó. Lo esquive hacia un lado y enterré mis garras en su cabeza y cuello. La mayoría de lo que alcancé fue pelaje y grasa, pero lo había herido. El oso se sacudió, tratando de que lo soltara. Me agarré y di una gran mordida a su oreja. El familiar sabor de la sangre inundó mi boca.

Mahon bramó de dolor.

Si, eso iba a dejar una marca.

De repente mis patas dejaron el suelo, y empezamos a movernos. Me empujo hacia atrás, como un martillo a un clavo. Dios, el era jodidamente fuerte.

No había nada que pudiera hacer acerca de eso, excepto soltarlo. Solté mi agarre. Muy tarde. La pared golpeó en mi espalda y todo el grueso del oso chocó contra mi.

Ouch.

°°°°°°°°

 

Lado de Kate.

El muro se sacudió. Del otro lado de la pared Curran estaba recibiendo una paliza y el me había dejado afuera y al chico maravilla en posición junto a la puerta para asegurarse de que se quedara cerrada.

El cuarto estaba lleno de cambiaformas. Los Alfas, los Betas, cualquiera con cualquier tipo de rango se había abierto camino a la habitación.

Jim estaba sobre Derek. El chico maravilla había crecido, pero Jim aun era cerca de tres pulgadas mas alto y el aprovechaba cada centímetro.“Muévete.”

Derek no respondió.

“Es una Orden.”

Derek miro directamente hacia el frente. El mensaje estaba claro. Jim tendría que matarlo antes de que abriera la puerta.

Esto era inútil. Me abrí camino fuera de la habitación hacia el pasillo. Barabás salió detrás de mi. Me arrastre por el pasillo hacia abajo, lejos de la multitud. Mi pierna estaba en fuego. Por una vez desee haber traído ese estúpido bastón, así podría moverme mas rápido. Doblamos la esquina.

“¿ Hay algún otro lugar desde el cual pueda llegar a la terraza?” Le susurré.

“Llegar, no. Ver, si.”

“Llévame ahí.”

“Hay escaleras.” Barrabás me advirtió.

“Llévame ahí o te tiraré por la ventana.”

“Por este camino Alfa.”

°°°°°°°°°°° Curran

Mordí el puente de la nariz de Mahon, Bienvenido a alas mandíbulas del león.

El gruño de dolor y cayó.

Caí en la nieve, rodé de pie, y corrí, poniendo algo de distancia entre nosotros. Mis costillas dolían. El calor fluía, uniendo los hueso fracturados. Ningún daño mayor, pero uno mas así y estaría acabado.

Tenía que desangrarlo. Adentro y afuera. Si cortaba lo suficiente su cráneo, el Lyc-V repararía el daño, pero no antes de que Mahon sangrara. Suficiente sangre en sus ojos, y sería mucho más fácil de manejar. El oso se arrastró hacia delante. Corrí hacia el, con las garras listas. °°°°°°°°°°°

Lado de Kate

Cincuenta millones de jodidos escalones, cada paso disparando una ráfaga de dolor a mi cadera, al punto de que quería desgarrarme la pierna para encontrar la fuente de este.

Vamos Kate, empuja. Empuja.

“Lamento esto,” Barrabás dijo.

“¿Lamentas qué?”

Me tomó en brazos y corrió por las escaleras. Dos segundos y salimos por una puerta de fierro hacia una pequeña terraza de piedra. Estábamos en una de las torres de al lado, en un ángulo de noventa grados de la Guarida principal. Dos pisos bajo nosotros, un enorme oso y mi león ajustaban cuentas en la sangrienta nieve.

Oh Curran. Estúpido, estúpido hombre.

Barrabás me bajo al suelo.

Mahon estaba respirando duro. Sus peludos flancos se levantaban y bajaban soltando nubes de vapor a través de su nariz. Sangre empapaba sus lados. Curran cojeaba ligeramente, favoreciendo su pierna izquierda.

Curran se lanzo, un borrón. Sostuve mi respiración. Se acercaba a Mahon, cortaba su cara y se retiraba, evitando un barrido de la colosal garra del oso por un pelo.

Curran estaba tratando de desangrar a Mahon, pero el Lyc-V lo estaba curando más rápido de lo que él podía herirlo. Tarde o temprano Mahon lo atraparía. Y hace una hora Curran había estado inconciente en su cama.

“ Llévame a esa terraza,” Dije entre dientes.

“No puedo,” dijo Barrabás.“Es muy lejos.”

Yo no podía saltar la distancia, no con mi pierna.“Lánzame.” “Hay cincuenta yardas entre nosotros y ellos, sin mencionar la caída de

treinta pies. ” Barrabás dijo.

“Tu cuerpo aterrizaría entre un enojado oso y un león loco de sangre. Es

mi deber asistirte en cualquier forma que pueda, pero el suicidio no está en el

menú.”

Mi rodilla cedió. Me apoyé en la barandilla de piedra y observé a Curran

pelear. Era todo lo que podía hacer.

°°°°°°°°°°°

El iba a atraparme. Mi costado dolía como el infierno y mi visión estaba un poco borrosa. Mahon había golpeado mi cabeza dos veces con sus patas. Se sintió como ser golpeado por un auto. No podía tomar mas golpes fuertes a la cabeza. Tenia que derrotarlo y acabar con esto.

Mahon me golpeó. Se lo devolví y retrocedí.

Tenía que incitarlo a que entrara en cólera. Si se paraba en sus patas traseras, tendría una oportunidad.

Olí a Kate. Ella estaba aquí. De alguna forma ella estaba aquí. Si sacaba mis ojos de Mahon, el me dría una paliza. ¿Porqué ella no podía hacer lo que le dicen por una maldita vez, solo una maldita vez?

Mahon atacó.

Esquivé hacia la izquierda, directo a la pared. El pensó que me tenía y se acerco: enorme, rápido, imparable. Salté sobre la pared, di la vuelta en el aire, y aterricé sobre él. Hola viejo. Mis garras perforaron su piel y corté su pelaje con mi juego de cuatro garras, rasgando desde su cabeza hasta su peludo trasero. Mahon bramó de dolor.

Salté libre y mordí su nariz. La pata del oso atrapó mi costado. Tomé el golpe---dolió como el infierno--- y golpee su nariz, cortándola. Uno, dos, tres. Otra vez. Otra vez.

El cargó contra mi otra vez. Su cabeza hacia abajo. Viré a la derecha, cerré mis mandíbulas en su oreja lastimada y mordí el resto de ella. El oso gruño, en dolor y furia.

Escupí la oreja y la patee hacia el con mi garra. No, no puedes mantenerla. No sabe tan bien.

El enorme Kodiak bramó como una sirena y se paró.

Sip, eso lo hizo, ahora el estaba lindo y enojado.

Con un gruñido que sacudió la tierra se lanzo hacia mi, todo oso, sin pensamiento humano o estrategia, motivado por pura ira y dolor. Sería su perdición o la mía.

°°°°°°°°

Lado Kate

Mahon se levantó en sus patas traseras. Curran cojeó alejándose. Su lado estaba sangrando---una mala señal. El Lyc-V no estaba manteniéndose a la par con la sanación.

Mahon continuó moviéndose. Curran retrocedió hacia el borde de la terraza. Sin lugar a donde ir.

Si lo perdía aquí, en esta idiota pelea, después de que luché y lo cuidé por dos semanas, después de que lloré y pensé que el estaba muriendo. Lo encontraría en la siguiente vida y lo mataría otra vez.

Mahon lanzo un amplio golpe. Curran se agacho bajo las enormes garras, sorprendentemente rápido, y enterró sus propias garras en la pata trasera izquierda del oso y mordió duramente.

Sabía muy bien cuanta presión esas mandíbulas podían ejercer. El mordió atravesando el pelaje y el músculo, y la pierna de Mahon se dobló como un mondadientes roto, mientras los enormes colmillos del felino destrozaban sus huesos.

Curran giró y pateó con sus piernas traseras, un movimiento que ningún león podría pensar sin un cerebro humano manejándolo. Su golpeado cuerpo osciló y su espalda chocó contra la pierna herida de Mahon. Por medio segundo el oso se mantuvo de pie por pura fuerza de voluntad, y luego cayó, de espaldas, como un gigante con las piernas cortadas.

Oh mi Dios.

Curran rodó fuera del camino antes de que el enorme cuerpo lo aplastara. Mientras el estaba de espaldas, Curran puso sus patas delanteras y peso en su pecho. La enorme cabeza del león inclinándose hacia abajo. Curran abrió su boca. Su mandíbula se cerró en el cuello de Mahon y lo sostuvo, fácilmente, casi gentilmente.

Una enorme pata marrón se elevó y cayó.

Había terminado. Curran ganó.

"

Me acosté en la nieve, exhausto. Mi cuerpo volvió a su familiar forma humana. Todo me dolía. Mi cuerpo se sentía caliente, como si me estuviera quemando desde adentro.

“ Buena pelea muchacho,” dijo Mahon desde algún lugar a la derecha. “Estoy orgulloso de ti.”

“Cállate.”

La nieve se estaba derritiendo a mi alrededor. El líquido frío se sentía bien en mi piel. Bueno, eso era muy agradable. Podía quedarme ahí por un momento, mientras no tuviera que moverme.

“¿Aún crees que ella vale la pena?” Mahon preguntó tranquilamente.

“Por supuesto. Ella es mi Compañera.”

Mahon suspiró. “Así que estás decidido.”

“¿Crees que estaríamos sangrando aquí en la nieve si no estuviera seguro?”

“Buen punto.”

Tomé un puñado de nieve y lo puse en mi cara. Mmm… eso se sentía bien.

“Esperaba que ella fuera uno de nosotros,” Mahon dijo.

“Bueno, no siempre puedes tener lo que quieres. Yo esperaba que mi pueblo no tratara de matar a mi Compañera mientras yo estaba acostado muriendo.”

“No llegó a eso,” Mahon dijo.“Ella es más fuerte de lo que cualquiera de nosotros pensó.”

“Yo lo sabía.”

“Me lo imaginaba.” Mahon suspiró. “Ella nunca nos entenderá completamente.”

“No es siempre acerca de ustedes. Esta vez es acerca de mi. Ella me entiende y eso es suficiente.”

Había algún tipo de conmoción tomando lugar detrás de la puerta.

“Nunca haremos esto otra vez,” Mahon dijo.

“Eso depende de ti. Cada vez que necesites que te lo recuerde…”

Mahon se rió. “Te crié muy bien.”

La puerta voló de sus bisagras y se deslizó por la nieve, con Derek en ella. Bueno, no podía decir que el chico no lo intentó.

Martha apareció en la terraza.

“Oh-oh,” Mahon murmuró.

La esposa de Mahon miró hacia abajo a nosotros. Sus manos fueron a sus caderas.“¿cuál de ustedes idiotas quiere explicarme que diablos está pasando?”

Con gran esfuerzo levanté mi brazo y apunte en la dirección de Mahon. “Él.”

Kate apareció en la puerta.

“¿Qué le hiciste al muchacho?” Martha exigió.

“¿Qué le hice al muchacho?¡¿qué me hizo a mi?!

Kate te arrodilló a mi lado. Levanté mi mano y acaricié su mejilla.

“Eres un idiota.” Me dijo.

“Lo sé. Martha ya nos lo dijo.”

“¿Está arreglado?” Martha exigió. No parecía estar dirigido a mi, así que no respondí.

“Si.” Mahon respondió.

“Bien. Arriba.”

Hubo un poco de movimiento y luego ambos fueron camino a la puerta hacia la luz de la Guarida. Cuando pasaron por nuestro lado, Mahon inclinó su cabeza.“Mi Señor. Mi Señora.”

Entonces se fueron. Con Derek siguiéndolos cargando la puerta.

“¿Quieres irte?” Kate me preguntó.

“No aún.”

Se sentó en la nieve a mi lado. Puse mi brazo alrededor de ella, jalándola mas cerca. Derek puso la puerta en su lugar. Estábamos solos. Solo nosotros, la nieve y las estrellas.

“Ese fue un buen movimiento con el salto,” ella dijo.

“¿Lo viste?”

“Lo vi.”

Le sonreí. “Patee su trasero.”

“Si, lo hiciste. Esa nieve debe de estar congelándote. ¿Necesitas que te ayude a pararte, patea traseros?”

“Esa es mi línea.”

Se rió suavemente.“No te puedo cargar, sabes.”

“Dame otros cinco minutos. Y seré capaz de caminar.”

Nos sentamos en la nieve y miramos las estrellas. Mañana tendría que lidiar con todas sus mierdas de nuevo. Pero ésta noche era nuestra. Nos la ganamos.

EL FIN.