La autora
Erika M Szabo
Me convertí en una ávida lectora a una edad muy temprana, gracias a mi padre, que me introdujo a la lectura con grandes libros. El bicho de la escritura me picó mucho más tarde, en una tarde lluviosa, cuando no podía encontrar ningún libro nuevo que leer. Mi hija, cansada de verme abatida por toda la casa me recriminó: "Mamá, deja de lloriquear! Si no tienes un libro para leer, escribe uno". Su reto me sorprendió, pero empecé a jugar con la idea. ¿Qué pasaría si hubiera una sociedad secreta con normas y estrictas leyes, ocultos entre nosotros? ¿Y si determinados miembros poseyeran poderes mágicos? ¿Qué pasaría si se pudieran utilizar esas habilidades para hacer el bien o el mal? Nunca he sobresalido en lo que se refiere a seguir las reglas o cánones estipulados, así que descarté las instrucciones que encontré en "cómo escribir libros de ficción, e hice mis reglas personales. Al principio, empecé a jugar con la historia sólo para mi propio disfrute, escribiendo las ideas que se arremolinaban en mi cabeza; que era mucho mejor que ser perseguida por ellas. Seguí escribiendo durante meses, y pronto me di cuenta de que nunca me había divertido tanto en mi vida haciendo algo.
Traducción al español
Carmen G. Monterde
Carmen G. Monterde, nacida en Barcelona y aragonesa de corazón, trabaja como profesora de inglés y group leader con alumnos de todas las edades, en Alicante. Mi generación no lo tuvo fácil en España a la hora de aprender un segundo idioma, además no teníamos las herramientas de las que disponen nuestros hijos hoy en día. Y sin embargo, sigo pensando que hay dos puntos clave que nos pueden llevar al bilingüismo: la motivación y la lectura. Pero hay que empezar cuando son pequeños enseñándoles, no sólo que el inglés es una asignatura a aprobar en el “cole”, sino que es forma de comunicación que nos abre innumerables puertas, como por ejemplo millones de historias que encontramos en los cuentos, los libros, las canciones.. Ya llegará el día que tengamos que sentarnos a hablar con ellos del mundo profesional y esas cosas que a los más pequeños, motivan tan poco.