Agradecimientos

 

De pequeña solo jugué con un muñeco y los motivos fueron dos: le era demasiado fiel para jugar con otros y siempre pedía instrumentos musicales por Navidad.

Mi vida ha sido música desde que nací: las colecciones de vinilo de mi padre, la entonada voz de mi madre por toda la casa, los largos viajes escuchando The Beatles, Bee Gees, ABBA o The Carpenters (son los primeros que me vienen a la cabeza entre tantos más) y las clases de piano desde los cinco años. Por ello, gracias a mis padres, por hacerme crecer bajo la mejor de las bandas sonoras y apoyarme cuando quise subirme a un escenario.

Sissi me ha permitido vivir un sueño. Lo he sentido tan real que, cuando llegaba el final del libro, sentí como si terminara una gran gira. Gracias, Sissi y gracias Matty, por darme la mano. Gracias, Dean, por representar lo que es el amor incondicional. Gracias, María, por ser mi Nenne.

Tengo que agradecer a muchas cantantes reales este libro, pues sus vidas, sus carreras musicales y sus experiencias fueron el mejor espejo donde Sissi podía mirarse: Taylor Swift ha sido mi mayor inspiración, pero no puedo olvidar a Avril Lavigne, Britney Spears, Kina Grannis, Colbie Caillat, Cassedee Pope, Miley Cyrus, Christina Aguilera, Chantal Kreviazuk, Sarah McLachan…. Y tantas otras, que además han acompañado con su música a mi teclado.

Quico, gracias por comprender, apoyar y animar mis locuras (musicales y literarias). Las entradas al British Summer Time de 2015 será siempre el mejor de los regalos de mi vida.

Mención superespecial a mis sobrinas Inés y Sofía, por descubrirme lo que son los s´mores, el secreto Mianus Rope, las rutinas de la vida en un instituto americano y, en definitiva, por hacer que Greenwich fuese tan real.

Mis lectores merecen todo el agradecimiento del Universo pues hacen que un latido de mi corazón se convierta en uno suyo. Victoria Rodríguez, gracias por ser mi medio lichi en este mundo literario y siento haberte hecho llorar en el baño (otra vez). María Cabal, mi inagotable animadora en los momentos más grises, gracias por estar siempre ahí. Daniel Ojeda, ese alma libre que vibraba en mi misma sintonía, que se introdujo en mi mundo y quiso cantar junto a mí. Hay conversaciones que no tienen precio. Ana Lara, en ti encontré a la mejor guardiana de libros y por ello no podían faltar tus palabras sobre esta historia. Caro Musso, nadie lo entenderá como tú y lo sabes, amiga.

Gracias a María Martínez por acogerme con los brazos abiertos. A todas las amigas y compañeras escritoras (sois demasiadas, pero sabéis quiénes sois) que me han animado, apoyado y empujado a continuar.

Esther Sanz, mi editora (o mi nueva hada madrina), gracias por «tener vibraciones conmigo», por sentir que esta historia era maravillosa y abrirme las puerta de Titania. Grandes cosas están por llegar, seguro.

Si pudiera pintar un gracias en el cielo sería para mis lectores. Para ti, que estás leyendo esto y con ello te llevas un latido de mi corazón. Gracias por dejarme salir de mi escritorio y «hacer magia».