1.- Influencias

Aunque nos gusta pensar que somos como somos, que a partir de cierta edad es ya muy difícil cambiar, en realidad no somos conscientes de que estamos cambiando continuamente. Y no solamente eso, si no que además los seres humanos somos seres cambiantes y adaptables por naturaleza. El problema radica en admitir precisamente que nuestra mente es maleable, tanto para bien como para mal, pudiendo así influir positiva o negativamente en nuestras actitudes y percepciones. Lo realmente difícil es llegar a un punto de inflexión en nuestras vidas que nos lleve a admitir que a diario consumimos ingentes cantidades de telebasura, escuchamos canciones que fomentan y magnifican apegos, criticamos como forma de relacionarnos, etc...

Está claro que cualquier medio de comunicación que entre en contacto con nuestras mentes, las alimenta a niveles insospechados, influyendo en nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. En nuestras manos y en las de nadie más está el consentir y permitir que sigan introduciendo basura en nuestro hogar, en nuestras mentes. El precio por no hacer nada al respecto es muy elevado, la depresión es una enfermedad mental que afecta ya casi al 20 % de las personas que vivimos en países desarrollados, países en los que además fallecen más personas por suicidio que por accidentes de tráfico. Habría que recordar que la depresión no hace distinción alguna, afectando a ricos y pobres, jóvenes y ancianos, y hombres y mujeres. Resulta curioso que aun sabiendo lo anterior, los políticos inviertan grandes cantidades de dinero en campañas informativas y preventivas para evitar ese tipo de accidentes mortales, algo realmente loable, y sin embargo no inviertan un duro en campañas informativas y preventivas para intentar reducir el otro tipo de fallecimientos. Claro que para hacer algo así, primero deberían de admitir que el modelo de sociedad consumista en el que vivimos conduce inexorablemente al sufrimiento humano, porque se basa en crear el sentimiento de insatisfacción generalizada en la sociedad, para que consumiendo aliviemos esa sensación tan desagradable.

Thich Nhat Hanh dice en su libro silencio: "Nuestros sentidos son como ventanas que dan al mundo exterior. Muchas personas las dejan abiertas de par en par a todas horas, permitiendo que las imágenes y los sonidos del mundo les invadan y penetren, aumentando el sufrimiento de su triste y desasosegado ser"... "Las conversaciones también son un tipo de alimento sensorial. Supón que hablas con una persona llena de amargura, envidia o deseo. Durante la conversación absorbes su energía. A decir verdad, la mayoría de los alimentos sensoriales que consumimos nos hacen sentir peor en lugar de mejor." (aunque por costumbre, nos da la sensación de que nos sentimos mejor, pero como ya he dicho con anterioridad, el precio a pagar, a largo plazo, es realmente elevado).

Mahatma Ghandi decía: “Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino".

Andy, en su libro comprensión y velocidad lectora, dice: "La lectura debe ser considerada hoy en día como un proceso interactivo de comunicación donde se establece una relación entre el texto y el lector, quien a través de su capacidad lectora; procesa, organiza, sintetiza, analiza y valora la información leída para interiorizarla como lenguaje personal construyendo su propio significado".