MORALEJA

Belleza en la mujer es tesoro inefable,

y cuando la admiramos nunca causa cansancio.

Mas es prenda sin precio y aun mejor si cabe

esa forma de ser que llamamos agrado.

Fue lo que su madrina le enseñó a Cenicienta.

En ello la educó e instruyó con empeño

y con tan buen acierto que hizo de ella una reina.

(Tal es la moraleja que sacamos del cuento).

Hermosas, vale más que un peinado airoso

ese don para hacerse de un corazón las amas.

El agrado es el don más cierto de las hadas.

Sin él, nada se puede, con él se puede todo.