El método

HA llegado el momento de ir más arriba.

 

Entendimos el concepto semillas estelares. Sabemos que están para acompañar el proceso aquí y ahora. Que vienen por primera vez al Planeta Tierra. Que una vez que aceptaron ser humanos quedaron sujetos al proceso de la “humanidad”:
olvidarse quienes son y que han venido a hacer y ser...
crear un ego como contrincante del proceso.

 

Muchas semillas estelares se perdieron en el proceso de convertirse en humano.
Algunas han logrado re-encontrarse con su Ser y su origen.
Muchas de ellas ya se encuentran encaminadas hacia su razón de Ser y Hacer en este planeta.
Otras no quieren recordar. La zona de confort las ha invadido hasta la médula...
Pero hay algunas que por más que lo intenten no pueden solas, necesitan ayuda.
Como te decía más arriba, cuando descubrí lo que estaba enseñando Dolores Cannon me di cuenta que lo había enfocado hacia sanación. No es lo que yo estaba aplicando porque no eran esas las personas que me llegaban. Siempre digo que a mí me llegan los locos, y por locos me refiero justamente a las semillas estelares que son tratadas como raras en este sistema. Como me pasó a mí toda la vida.
A medida que iba aplicando lo que aprendí con Dolores me iba dando cuenta que había otra forma de hacerlo. La gente que iba llegando me iba mostrando que el camino era diferente. Y por ahí fui transitando una nueva manera de hacer esa conexión. Y así fue como me encontré con EL METÓDO.
Anamnésis necesitaba más. Seguía creciendo y expandiéndose. Era algo más grande. Más abarcativo.
Como Argentina estoy lista para caminar en medio de cualquier situación sin temer, conteniendo y sosteniendo cada una de las cosas que se vayan presentando. En medio de ese camino también vengo observando para donde estamos yendo y puedo hacer los ajustes necesarios para corregir el rumbo si hace falta, en bien de todos los involucrados. Y cambiar... y crecer...
No me asusta salirme de los dogmas. Al contrario.
No me ajusto a molde alguno porque eso nos encarcela.
Mi familia es la Humanidad (Tikún en Cáncer) y a ella protejo y cuido.
Esta dedicación tiene costos. La individualidad es uno de ellos. Pero es un costo que vengo pagando toda mi vida sin entender la razones por las cuales mi vida era así. Ahora lo entiendo y lo valoro. Y salí del sistema.

 

Ya no uso más QHHT. Es el Método el procedimiento que sigo para las sesiones de facilitación de la conexión con el Ser. Siento que es esta la forma que me encontró a mí.
Y me di cuenta que, como me pasó cuando hice mi regresión, lo que hago con El Método es apoyar el proceso de las personas para asumirse como SER (en su mejor versión) y salir de la cárcel en la que el sistema las estructura.

 

El Ser se comunica con nosotros de manera simbólica presentando información y acontecimientos en nuestra vida que si los vemos como lo que son, símbolos, nos dan la posibilidad de ejercer el libre albedrío con el cual hemos sido bendecidos.
No uso hipnosis. No hago inducción. No lidero el proceso, solo acompaño. No hago sanación, ni lectura de registros, ni canalizaciones. Ya te lo dije. Solo vibro la energía que porto. Sin embargo, es la experiencia propia e individual de la persona conectada con su Ser quien conduce y logra todo lo que se propone.
¿Qué es El Método?
Una experiencia inolvidablemente transformadora que no puede ser incluida en ningún esquema lógico.
Muchas veces las personas salen diciendo:
Me lo inventé todo o
Pero... ¿cómo? ¿Cómo voy a lograr ser eso?
Esto confirma que es información simbólica diferente a la que estaban acostumbrados a encontrar. Y lo cierto es que no tienen que ser nada que ya no sean en alguna parte de ellos mismos.
También salen diciendo:
Esto ya lo sabía todo en algún lugar de mí...
Y es cierto también. Solo que ahora les ha quedado grabado y exteriorizado. No es tan fácil olvidar lo que nos hemos dicho frente a testigos. De esta manera se establece un compromiso también simbólico con la misión que hemos venido a realizar.

 

En nuestro interior cada uno de nosotros guarda el secreto de lo que será llamado a hacer cuando sea el momento de hacerlo.
El método es la forma con la cual nos conectamos con esa información que reside en nuestro interior.
No es la única forma. Es la forma en la cual acompaño el proceso de las semillas estelares para acceder a esa información. Es la que me bajó a mí. Pero hay miles de otras formas. Una para cada necesidad.

 

Ahora, cuando hablo del SER, ¿a qué me refiero?
Tenemos la tendencia a creer que somos solo el ego.
Hace tiempo que venimos empezando a despertar a una parte más grande de nosotros mismos.
O a la parte real de nosotros mismos.
Usamos palabras para intentar definirnos: Mente - Alma - Espíritu - Cerebro - Conciencia - Carácter - Personalidad - Creencia - Ego - Yo.
Todas son palabras con las cuales buscamos explicar quienes somos desde esta realidad.
Hay una versión de quienes somos vista desde arriba.
El tema es que cuando intentamos verbalizar esa parte que somos llegamos a palabras desde esta dimensión dual e ilusoria y creamos conceptos tales como verdad.
Hay una verdad de algo que somos.
Y esa verdad es solo una etiqueta puesta desde este mundo dual ilusorio.
Hay una verdad más allá de cualquier palabra.
Y esa verdad es el SER.
Una realidad sin divisiones y sin ilusiones. Una verdad de la cual todos formamos parte por toda la eternidad.
Fractalmente. Infinitamente.
No alcanza la mente humana para entender el concepto y no alcanza el vocabulario para definirlo.
Por eso se expresa simbólicamente.
Siendo una experiencia única e individual que cada uno decodificará como pueda.
Y EL METODO se fue abriendo y creciendo y surgió la idea FACILITADORES...
Pero, ¿Quiénes son los facilitadores? Los que facilitan la conexión, los practitioners. La puerta que abrís para encontrarte con vos. Las antenas de la conexión.
De todas maneras, ya sabemos, no importa que puerta abras... del otro lado siempre estás vos mismo.
Cuando viajo a veces me encuentro con personas que ya hicieron la conexión con otro facilitador y de todas maneras quieren hacer la conexión conmigo también.
También me encuentro con facilitadores que se sienten frustrados al ver que, si bien hicieron ya la conexión a través de ellos, también la quieren hacer a través de mí.
Cada facilitador es una antena diferente.
Y ser antena no es una tarea menor.
Pero tampoco es una tarea “mayor”.
Es como si fuéramos diferentes puertas para llegar al mismo lugar interior.
Lo importante no es la puerta que uses.
Es lo que hay del otro lado de la puerta.
Y siempre, siempre, siempre, del otro lado está lo mismo: TU SER, TU INTERIOR, VOS en todo tu esplendor.
Son diferentes vías de acceso.
Incluso podés encontrar puertas cerradas también.
Pero eso no es casual. Hay alguna razón simbólica por la cual elegiste esa puerta y no otra.
No son los facilitadores los que eligen a las personas.
Son las personas las que eligen al facilitador.

 

La responsabilidad de cada facilitador (responsable) es la misma:
SERVIR
RESPETAR EL LIBRE ALBEDRIO

 

Si fuera por mí... probaría con todos los facilitadores.
Todas son distintas puertas que me conducen a mi interior.
Así que todas ellas son bienvenidas, siempre y cuando respeten el espíritu con el cual EL METODO es aplicado.

 

Y ¿qué filosofía respetan?
Siempre los consultantes intentan, como primer paso, deshacerse de la decisión. Nos ponen a los facilitadores en un lugar de jerarquía respecto de ellos mismos y creen, inconcientemente, que nosotros podríamos tomar una decisión mejor que la que ellos mismos podrían tomar.
No podemos. No debemos.
No porque sea inmoral hacerlo, o porque hayamos hecho algún juramento, o por el código de ética que nos creamos.
Simplemente porque no podemos quitar el libre albedrío de las personas. Esa libertad que les permite equivocarse y corregir el error, para no volver a repetirlo. O para repetirlo si lo necesitan.
O no equivocarse y disfrutar de las consecuencias de sus actos, buenas y malas. O sufrir, o reír, o amar, o resentirse, también.
No estamos para juzgar.
Estamos para observar con ánimo de sostener.
No estamos ahí para tomar decisiones, como no estamos ahí para atestiguar acontecimientos, solamente. Estamos ahí para hacer de espejos, para contener el dolor, para acompañar en el sufrimiento, para apoyar en las reflexiones, para brindar un espacio de reflexión propicio, donde los males únicamente aparecen para dar lugar al cambio y la transformación.
No está bueno revolcarse en las miserias. Aunque a veces es necesario para entender el mensaje que nos quieren otorgar.
¿Somos demasiado dramáticos? Sí, a veces somos demasiado dramáticos con interpretaciones. Pero la idea no es sumergirse en el dolor. La idea es trascender la experiencia. Tomar lo que la misma trajo para decirnos y ser libres. Libres de pensamiento, palabra y obra. Libres de corazón, para poder entregarnos a la vida como la vida se entrega a nosotros a cada instante.
A nosotros, los facilitadores, también nos pasan cosas cuando presenciamos el dolor humano. Nos dan ganas de abrazar a nuestros compañeros ahí presentes, como intentando hacer que, en el abrazo fraterno, la condena se diluya. Contenerlos en su llanto, abrazarlos hasta que se calmen... decirles que van a ser mejores personas cuando puedan incorporar las aventuras y desventuras de la vida.
Me gustaría poder, con el abrazo quitarles el dolor, o el sufrimiento. Pero al quitarles el sufrimiento les estaría quitando la experiencia... y le estaría robando su libre albedrío. Muchas veces me siento perversa mirando pasar el dolor humano sin poder hacer nada. Pero más que dar un gran abrazo, no hay nada que pueda hacer. No estoy ahí para hacer algo, sino para ayudarlos a resignificar la experiencia y para ayudarme a mí misma también. Los consultantes no son casualidad. Cada uno de ellos me ayuda a integrar mis partes rotas. Me ayuda a transitar mi propio dolor. El abrazo intenta entregar mi corazón, buscando hacer desaparecer la pena. A veces, sólo conseguimos mitigar el dolor. Y ese dolor que estamos mitigando, no es el dolor del otro, es el dolor de nosotros, nuestro propio dolor. Hasta que nos damos cuenta que todos los seres humanos sufrimos, de una u otro manera, los mismos sufrimientos.
Tenemos también dudas. ¿Cómo puedo saber si estoy ayudando a esta persona? Y supervisamos las consultas y facilitaciones que brindamos. Las supervisamos con otros facilitadores para asegurar la objetividad y sanidad del proceso.
Los consultantes no llegan a nuestro espacio por casualidad. Y, la mayoría de las veces, no hablan de ellos, hablan de nosotros, sin saberlo. Algunos nos dan también la fuerza para hacer nuestros propios milagros cotidianos.
O el entendimiento para lograr nuestra propia transformación y alquimia.
No todos los consultantes nos gustan. Y no tienen que gustarnos. No con todos logramos empatía. Tengo que buscar en todos ellos algo que me conmueva, sino, no podría tratarlos. Tengo que ver su luz, más que su oscuridad. Es la negatividad que encuentran en ellos mismos los que los trae a la consulta. Tengo que hacer el esfuerzo de encontrar la luz que portan para revelar, porque sobre ella trabajo. Admiro el potencial humano.
Todos los seres humanos traen algo que puede conmover profundamente a otro ser humano. Sólo hay que tomarse el trabajo de buscarlo. Y de entrometerse en medio de las infortunios para poder hacer surgir las fortalezas que le dan el valor de ser un ser humano.
En la vida de todas las personas hay miserias. Pero, no son nuestras miserias las que nos definen. Es lo que hacemos con ellas en la vida lo que nos presenta en sociedad.
Los métodos que usa un consultante para salvarse a sí mismo, son los métodos que aprovecharemos para sugerir a otro consultante para que inicie el camino de su propia transformación. A veces lo que funciona para uno, funciona para otros. Y a veces, hay que descubrir senderos nuevos. Escribir es uno de ellos. Porque cuando escribimos no hay público, no hay audiencia, entonces no hay actuación. Hay sólo verdad expuesta crudamente ante uno mismo. La verdad interna que nos salva o nos condena.
Pero, en todo caso, siempre nos redime.
Como facilitadora, sólo tengo preguntas. Las respuestas deben proveérselas los consultantes por sí mismos. Y deben buscarlas en su interior. No hay gurú, ni maestro, ni sacerdote, rabino, médico o psiquiatra que pueda darte la respuesta que necesitás. Y si lo hay, no es una respuesta que te vaya a dar desde el alma, sólo te la dará desde ese ego que necesita para cubrir sus agujeros internos buscando ponerte en una situación de inferioridad desde la cual él manda y vos obedeces.
A cada cual según su grado y según su necesidad. No puedo decir qué hacer como no puedo decir qué no hacer.
Todos somos seres únicos e irrepetibles, libres de elegir. Y libres de no elegir también. No tengo ningún poder más que sobre mi propia vida.
Y en este sentido, elegí ayudar a entender como método para intentar entender mi propia humanidad.
Todos los consultantes nos traen un mensaje.
Gracias por eso.
¿Qué llevamos nosotros?
La puerta para salir del sistema y la zona de confort.
¿Estás listo?