Presentación

El rasgo característico de nuestro tiempo es el cambio. No solamente el cambio tecnológico, sino uno más profundo que recorre desde los modos de relacionarse a los tiempos biológicos. La ciencia ficción surge cuando el ser humano advierte que su mundo no es estático, que nace y muere en mundos distintos, diferenciados por la incorporación de nuevas herramientas y máquinas que primero afectaron a los modos de producción y luego a la vida cotidiana. Con estos cambios surgió la noción de progreso y de ahí a la pregunta seminal de la ciencia ficción: ¿qué nos depara el futuro?

Ciencia ficción es un rótulo para agrupar obras con iconografía y temática ya convencionales (otros mundos, otros seres, el futuro) que ocultan en sus pliegues intereses más complejos y elusivos. Si el robot supo derivar en el interrogante filosófico sobre qué es el hombre, y los viajes espaciales se convirtieron en un paisaje de la mente, es porque la naturaleza de la ciencia ficción es dinámica y se inquiere constantemente sobre los cambios y sus implicaciones. Es arriesgado hablar de rasgos de la ciencia ficción como si estuviéramos ante un corpus homogéneo, con ideas compartidas, pero al menos podemos afirmar que ese núcleo duro que tiene como virtud la especulación y la indagación sobre los cambios y sus consecuencias sobre el hombre, es el que otorga sentido a esta antología.

Además, en el seno de la ciencia ficción hay una tensión que se expresa ya desde el nombre: la contraposición entre ciencia (objetividad, racionalidad) y ficción (subjetividad, relato, mito). Esta tensión refleja un conflicto central de la cultura occidental que se manifiesta a través de una profunda incomprensión entre los mundos de la ciencia, la investigación y las «ciencias duras», y el de las humanidades y las artes. En la zona franca que hay en las fronteras entre estos dos mundos es donde extiende su territorio la ciencia ficción, en particular sus formas más cercanas a la prospectiva y la especulación.

La autonomía y la libertad que ofrece la ciencia ficción permitió que los habitantes de ambos mundos pudieran coexistir sin incomodarse, generando un caudal de literatura que, en sus cumbres, permite reunir lo mejor de ambos mundos: maravilla, indagación de cuestiones morales, especulación contrafáctica, reflexión sobre la condición del hombre y la realidad, y sobre las innovaciones tecnológicas y científicas.

Vale señalar, además, que hoy se puede advertir un intenso proceso por el cual las obras de ciencia ficción están perdiendo sus signos distintivos externos. Es decir, ya sea en la presentación de los libros o en sus contenidos, cada vez más se elude una identificación con la ciencia ficción como género editorial. Aquel fenómeno tuvo su auge en los Estados Unidos durante el siglo pasado, pero ha confluido y transformado la literatura en general. No es casualidad que novelas como La chica mecánica de Paolo Bacigalupi, La carretera de Cormac McCarthy, La mujer del viajero del tiempo de Audrey Niffenegger, Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro, El sindicato de policía yiddish de Michael Chabon, El cuento de la criada de Margaret Atwood o El mapa del tiempo de Félix J. Palma, sean leídas hoy al margen de portar o no una etiqueta genérica.

Terra Nova: antología de ciencia ficción contemporánea pretende ser un espacio para difundir este tipo de ciencia ficción en su formato breve; cuentos y novelas cortas que hoy día tienen difícil acomodo en libros o revistas. Así, buscamos promover la producción de un tipo de ficción caracterizada por su calidad especulativa y literaria, de relatos que indaguen sobre estas cuestiones sin perder de vista que la narrativa debe ser atractiva como lectura. Y potenciar, especialmente, a los autores que escriben originalmente en castellano.

Para esta convocatoria hemos recibido 190 relatos escritos en español, a los que debemos sumar las decenas de cuentos leídos en inglés. El resultado es esta selección que, creemos, sobresale de lo común: ocho relatos que avanzan sobre nuevos territorios con originalidad, intensidad y belleza, estimulando al lector para que amplíe su horizonte de percepción.

LUIS PESTARINI

MARIANO VILLARREAL