EL PROBLEMA DEL PUENTE QUEJUMBROSO
Harry Manders
Harry Bunny Manders fue un escritor inglés que también ejerció como ladrón «de guante blanco» hacia 1890-1900. Su adorado compañero y mentor, Arthur J. Raffles, era un jugador de cricket, de la talla de lord Peter Wimsey y W. G. Grace. Pero en privado, era un tipo de vida muy diferente: un revientapisos, un artista semejante a Frégoli en sus rápidos disfraces y un ladrón sólo comparable a Arsenio Lupin. Las narraciones de Manders han aparecido en América en cuatro volúmenes titulados: El revientapisos por afición, Raffles, Un ladrón en la noche, y El señor juez Raffles. «Raffles» ha quedado incorporado al lenguaje inglés (y a otros muchos) como sinónimo del ladrón que es todo un caballero, o de un Jimmy Valentine de alto copete. Los aficionados a las narraciones de misterio, conocen sobradamente al incomparable, aunque trágicamente acabado, Raffles, y a su compinche Manders.
Después de la muerte de Raffles en la guerra de los boers, Harry Manders abandonó la senda del crimen y se convirtió en periodista y autor altamente respetable. Se casó, tuvo hijos, y falleció en 1924. Sus primeras obras las dio a conocer E. W. Hornung, cuñado de Arthur Conan Doyle. Varias obras póstumas de Manders han sido editadas por Barry Perowne. Sin embargo, en una cláusula testamentaria, el autor prohibió la impresión de uno de sus relatos hasta cincuenta años después de su muerte. Ya ha transcurrido el tiempo señalado. Ahora el público podrá saber de qué modo se salvó el mundo del mayor de los peligros. Como también descubrirá que los caminos del gran Raffles y el formidable Holmes (Sherlock Holmes) se cruzaron una vez, al menos.