Conclusión
Al realizar este viaje podemos apreciar, en toda su extensión, la magnitud e importancia del trabajo realizado: el sentido de unidad y concepto casi operístico de Star Wars, la indisoluble identificación de Indiana Jones con la popular marcha, el portentoso nexo musical con las imágenes en Parque Jurásico y la variada e imaginativa temática en Harry Potter. En todas estas franquicias otros compositores aportaron su visión, aunque reutilizando —casi siempre— material del maestro. De no ser así, tuvieron como referencia el estilo y concepto originales: Joel Mcneely (Star Wars: Shadows of the Empire, 1996), Kevin Kiner (Star Wars: The Clone Wars, 2008), Laurence Rosenthal / Joel Mcneely (The Young Indiana Jones Chronicles, 1992), Don Davis (Jurassic Park III, 2001), Patrick Doyle (Harry Potter and the Goblet of Fire, 2005), Nicholas Hooper (Harry Potter and the Order of the Phoenix, 2007 / Harry Potter and the Half-Blood Prince, 2009) y Alexandre Desplat (Harry Potter and the Deathly Hallows-Part I, 2010 / Part II, 2011). Ejemplos de partituras con mucho oficio, sin embargo tienen una diferencia en común: las escritas por Williams continúan interpretándose en conciertos y son mundialmente populares, las otras no.
El compositor logra, a través de sus melodías, marcar la memoria colectiva en los seguidores de estos filmes. Basta escuchar algunas para recordar al instante las películas correspondientes, siendo muy pocos los autores que lo consiguen. Es tan robusta la asociación musical que productores, directores e incluso los mismos compositores se inclinan por utilizarlas. Además resulta la decisión más adecuada, ofreciendo al resto de episodios unidad. Puede decirse que el maestro marcó la pauta y el resto la continuó, aunque es una difícil tarea igualar —más aún rebasar— su legado en dichas sagas.