AGRADECIMIENTO
Doy las gracias a Kristina Anderson, encuadernadora de libros y artista de San Francisco, por darme a conocer los rudimentos del arte de la elaboración de libros. A Carol Dawson, escritora, y a Lenore Coral, bibliotecaria de Cornell, por refrescar mis recuerdos de Londres en general y de Sotheby en particular. A mi hija, Mona Helen Preuss, por sudar tinta entre viejos catálogos de subastas en la biblioteca de la Universidad de California, en Berkeley. Al personal de la sección de libros raros de la Biblioteca Pública de San Francisco que se mostraron constante y anónimamente eficientes y serviciales. Gracias a todos ellos, y que estén bien tranquilos, porque mis errores son sólo míos.
PAUL PREUSS