—Te agradezco lo que estás haciendo por mí.

—Me asusta pensar qué hubieras hecho si yo no hubiera estado aquí. Estuve a punto de irme con Charlie en su viaje.

—Mi ángel de la guarda debe de estar cuidándome bien.

—Desde luego que alguien lo está haciendo. Ah, y cuando puedas hablar con tranquilidad, cuéntame más acerca de ese Jason.

—Seguiremos en contacto.

Leslie le entregó el teléfono a Jason.

—¿Está bien?

—Sí, gracias a Dios —contestó ella mirando por la ventanilla—. Ha dejado de llover, así que deja que conduzca yo.

El se quedó pensativo unos segundos y después asintió.

—De acuerdo, haremos un trato. Conduciré hasta que paremos a comer.

Ella lo miró sorprendida. Estaba arriesgando su vida por ayudarla.

—No podría haber hecho esto sin ti. Te estaré eternamente agradecida.

—Bien. Mi recompensa será el masaje que me darás esta noche.