[1] Aquí excluimos el robo y la rapiña que, sin embargo, no están totalmente ausentes de la historia. El caso de la apropiación privada de los recursos naturales se mencionará en el próximo capítulo. <<

[2] Con el objetivo de concentrarnos en las evoluciones de largo plazo, aquí nos centraremos en la evolución de los promedios decenales. Las series anuales están disponibles en línea. Los aspectos técnicos y metodológicos de esta investigación se presentan de manera más precisa en T. Piketty, «On the Long-Run Evolution of Inheritance: France, 1820-2050», École d’Économie de Paris, documento de trabajo de la EEP, 2010 (versión resumida publicada en The Quarterly Journal of Economics, Oxford University Press, vol. 126, núm. 3, 2011, pp. 1071-1131). Estos documentos están disponibles en el anexo técnico. <<

[3] Los siguientes desarrollos son un poco más técnicos que los anteriores (aunque necesarios para comprender correctamente el origen de las evoluciones observadas); algunos lectores elegirán tal vez saltarse algunas páginas e ir directamente a las implicaciones de esas evoluciones y al análisis del siglo XXI, el discurso de Vautrin y el dilema de Rastignac. <<

[4] El término μ se corrigió para reintegrar las donaciones hechas antes del fallecimiento (véase más adelante). <<

[5] Es decir, si cada año muere 1 de cada 50 adultos. En la medida en que los menores suelen poseer muy poco patrimonio, es más claro describir la descomposición a partir de la tasa de mortalidad adulta (y definiendo μ también a partir sólo de los adultos). Luego es necesaria una pequeña corrección para tener en cuenta los patrimonios de los menores. Véase el anexo técnico. <<

[6] Véase a ese respecto J. Beckert, Inherited Wealth, Princeton University Press, Princeton, 2008, p. 291. <<

[7] Becker jamás expresa de manera perfectamente explícita la idea conforme a la cual el alza del capital humano habría reducido la importancia de la herencia, aunque a menudo está implícita en sus trabajos: en particular, señala de forma regular que la sociedad se volvió «más meritocrática» debido a la creciente importancia de la educación (sin dar mayores precisiones). Becker es también autor de modelos teóricos en los que la herencia permite a los padres compensar a los hijos menos hábiles y menos dotados en capital humano, lo que, por consiguiente, tiende a reducir la desigualdad. Sin embargo, teniendo en cuenta la enorme concentración vertical de la herencia (el decil superior sigue poseyendo más de 60% del patrimonio transmisible y la mitad inferior casi nada), es poco probable que predomine este eventual efecto de redistribución horizontal entre hermanos ricos (por lo demás, poco presente en los datos, que Becker utiliza apenas). Véase el anexo técnico. <<

[8] Desde luego, si se exceptúan las sangrías debidas a las guerras, ocultas aquí por el uso de promedios decenales. Véase el anexo técnico para las series anuales. <<

[9] En Francia ha habido alrededor de 800 000 nacimientos por año (entre 750 000 y 850 000, sin tendencia en uno u otro sentido) de fines de los años cuarenta a principios de la década de 2010 y, conforme a las previsiones oficiales, debería suceder lo mismo a lo largo de todo el siglo XXI. El tamaño de las generaciones se acercaba al millón de nacimientos en el siglo XIX, pero con una mortalidad infantil significativa, de tal manera que el tamaño de las generaciones que alcanzaban la edad adulta en realidad casi no ha cambiado desde fines del siglo XVIII, si se exceptúan las fuertes bajas vinculadas con las guerras y el periodo de entreguerras. Véase el anexo técnico. <<

[10] La teoría de la «tasa de devolución sucesoria» era particularmente popular en Francia en 1880-1910, sobre todo con los trabajos de Foville, Colson y Levasseur, quienes comprobaron con satisfacción que sus estimaciones de la riqueza nacional (obtenidas mediante el censo de activos) eran aproximadamente iguales a 30 veces el flujo sucesorio anual. Este método, llamado a veces estate multiplier («multiplicador sucesorio»), también era empleado en el Reino Unido, sobre todo por Giffen, incluso cuando los economistas británicos —menos dotados de datos sucesorios— preferían utilizar los flujos de ingresos del capital resultantes de los impuestos cedulares sobre los ingresos. <<

[11] En la práctica, a menudo estas dos formas de riqueza se mezclaban en los mismos productos financieros a largo plazo (a semejanza de las múltiples motivaciones de los poseedores): en Francia, los contratos de seguro de vida podían incluir una parte de capital transmisible a los hijos y una parte —en general bastante reducida— pagadera como anualidad (que se extinguía en el momento del fallecimiento del poseedor); en el Reino Unido o en los Estados Unidos, los diferentes tipos de capital de jubilación y de fondos de pensión incluían cada vez más una parte amortizable y transmisible. <<

[12] Según una expresión conocida, la jubilación por reparto es «el patrimonio de quienes no tienen patrimonio». Volveremos en la cuarta parte de este libro (capítulo XIII) al análisis de los diferentes sistemas de jubilación. <<

[13] Para obtener datos detallados a este respecto, véase T. Piketty, «On the Long-Run Evolution of Inheritance», art. citado. <<

[14] Los datos anuales completos están disponibles en línea. <<

[15] Precisemos que estas estimaciones incluyen una corrección relativamente fuerte respecto del diferencial de mortalidad (es decir, el hecho de que las personas más ricas viven en promedio más tiempo), un fenómeno importante pero que no es la explicación del perfil aquí descrito. Véase el anexo técnico. <<

[16] Es decir, exactamente la tasa de crecimiento promedio del periodo 1980-2010. <<

[17] Eso supone que se mantiene tanto la participación del capital en el ingreso nacional en su nivel promedio del periodo 1980-2010 como el sistema fiscal actual. Véase el anexo técnico. <<

[18] En el anexo técnico se presentan otras variantes y otros escenarios de evolución. <<

[19] A algunos les gusta el dinero, otros prefieren los automóviles o la ópera. <<

[20] Se puede ahorrar más cuando se dispone de un salario alto, o bien cuando no se paga renta, o más aún cuando se reúnen las dos condiciones. <<

[21] Por ejemplo, con un ingreso determinado, las personas sin hijos acumulan tanto como las demás. <<

[22] Incluso menos si se sustrae la creciente parte del ingreso nacional que financia las jubilaciones y la salud. <<

[23] Para una descripción técnica más precisa de estas simulaciones, que aspiran ante todo a reproducir la evolución del perfil por edad del patrimonio (tomando como datos las evoluciones propiamente macroeconómicas y demográficas), véase el anexo técnico. <<

[24] Más exactamente: se puede demostrar que la relación μ × m se aproxima a 1·H cuando el crecimiento disminuye, donde H es la duración de una generación, y sin importar cuál es el valor de la esperanza de vida. Con una relación capital/ingreso β del orden de 600-700%, se ve por qué el flujo sucesorio bγ tiende a volver a valores bγ = β·H del orden de 20-25%. La intuición de la tasa de «devolución sucesoria» desarrollada por los economistas del siglo XIX es entonces aproximadamente válida en una sociedad con un bajo crecimiento. Véase el anexo técnico. <<

[25] En realidad, las cosas son un poco más complejas cuando tenemos en cuenta el hecho de que algunos herederos consumen una parte de su herencia. Por el contrario, incluimos en los patrimonios heredados el rendimiento acumulado de esos patrimonios, pero dentro del límite del patrimonio propiedad de los herederos: si se capitalizaran por completo todas las herencias recibidas, incluyendo el rendimiento consumido por los herederos (por ejemplo, en forma de rentas ahorradas), entonces se rebasaría claramente el 100% del patrimonio total. Véase el anexo técnico para otras estimaciones que emplean diferentes definiciones. <<

[26] En particular, cuando se dice que el flujo sucesorio representa el equivalente de 20% del ingreso disponible, evidentemente no significa que cada uno reciba al año el equivalente del 20% de ingresos adicionales por medio de un flujo regular de sucesiones y donaciones. Significa, más bien, que cada uno recibe algunas veces en su vida —típicamente en el momento del fallecimiento de sus dos padres, a veces también en forma de varias donaciones— montos mucho más importantes (por ejemplo, de varios años de ingreso) y que en total esas sucesiones y donaciones representan cada año el equivalente de 20% del ingreso disponible del conjunto de los hogares. <<

[27] Los ingresos de reposición (pensiones de jubilación y subsidios de desempleo) se incluyeron en los ingresos del trabajo, al igual que en la segunda parte. <<

[28] Todos los recursos se capitalizaron a los 50 años de edad; pero, desde el momento en que se utiliza el mismo rendimiento para capitalizar los diferentes recursos, la elección de la edad de referencia no tiene ninguna importancia para el cálculo de la participación de la herencia y del trabajo en el total. El tema de la desigualdad en los rendimientos del capital se examinará en el siguiente capítulo. <<

[29] Para un análisis completo de los vínculos entre estos diferentes cocientes, véase el anexo técnico. El hecho de que el flujo sucesorio (hasta 20-25% del ingreso nacional) y los ingresos del capital (típicamente 25-35% del ingreso nacional) a veces puedan adquirir valores cercanos debe ser considerado esencialmente como una coincidencia que resulta de parámetros demográficos y tecnológicos específicos (el flujo sucesorio de equilibrio bγ = β>/H resulta de la relación capital/ingreso y de la duración de las generaciones, mientras que el porcentaje del capital de equilibrio α resulta sobre todo de la forma de la función de producción). <<

[30] Por regla general, 50% de los ingresos más bajos del trabajo recibían colectivamente alrededor de 30% del total del producto del trabajo (véase el capítulo VII, cuadro VII.1) y entonces ganaban en forma individual más o menos 60% del salario promedio (es decir, 40-50% del ingreso nacional medio, teniendo en cuenta el hecho de que los ingresos del trabajo solían representar alrededor de 65-75% del ingreso nacional). Por ejemplo, en la Francia de principios de la década de 2010, 50% de los asalariados peor pagados tenían remuneraciones escalonadas aproximadamente entre una y una vez y media el salario mínimo, ganando en promedio unos 15 000 euros anuales (1250 euros por mes), comparado con 30 000 euros anuales (2500 euros mensuales) para el ingreso nacional medio por habitante. <<

[31] Recordemos que un porcentaje de 6-7% de la masa salarial para el percentil superior significa, por definición, que cada individuo de ese grupo gana en promedio seis o siete veces el salario promedio, es decir, entre 10 y 12 veces el salario medio, recibido por el 50% de los peor pagados. Véanse los capítulos VII y VIII. <<

[32] Se obtienen evoluciones similares a las indicadas en la gráfica XI.10 si se considera el decil superior o el milésimo superior en lugar del percentil superior (que, sin embargo, nos parece el grupo más significativo para su estudio). Véanse las gráficas S11.9 y S11.10 (disponibles en línea). <<

[33] Por definición, 500 000 personas adultas en un país con una población de 50 millones de habitantes mayores de edad, como Francia en la actualidad. <<

[34] La masa de las herencias no dista de haber recobrado su nivel del siglo XIX, pero se volvió más raro recibir herencias lo bastante altas para financiar, sin trabajar, un tren de vida del orden de varias decenas de veces el nivel de vida popular. <<

[35] En torno a tres veces más elevada tanto en los siglos XVIII y XIX como en el XXI (cuando los ingresos del trabajo representaban alrededor de las tres cuartas partes de los recursos totales y los ingresos heredados más o menos una cuarta parte), y casi 10 veces más importante en el siglo XX (cuando los ingresos del trabajo representaban las nueves décimas partes de los recursos totales y los ingresos heredados una décima parte). Véase la gráfica XI.9. <<

[36] En torno a tres veces más elevados tanto en los siglos XVIII y XIX como en el XXI y casi diez veces más en el siglo XX. Sucedería lo mismo con el 10% de los más altos, el 0.1% de los más altos, etcétera. <<

[37] Véase en el anexo técnico un análisis de las condiciones matemáticas sobre las diferentes distribuciones que implican que los rentistas dominan a los ejecutivos (y viceversa). <<

[38] El 1% de las herencias más elevadas en el siglo XIX permitía un nivel de vida anual de 25 a 30 veces más elevado que el nivel de vida popular (véase la gráfica XI.10), es decir, alrededor de 12 o 15 veces el ingreso nacional medio por habitante. El nivel alcanzado por el 0.1% de las herencias más altas era del orden de cinco veces más importante (véase el capítulo anterior para los coeficientes de Pareto), es decir, 60-75 veces el ingreso promedio. El umbral de Balzac y de Austen —20 o 30 veces el ingreso promedio— correspondía aproximadamente al ingreso medio del 0.5% de quienes disponían de las herencias más altas (100 000 personas de los 20 millones de adultos con que contaba la Francia de 1820-1830, o 50 000 personas de los 10 millones de adultos británicos de 1800-1810; tanto Balzac como Austen tenían, pues, un vasto semillero de donde elegir sus personajes). <<

[39] El 1% de los empleos mejor pagados permitía en el siglo XIX un nivel de vida 10 veces más elevado que el popular (véase la gráfica XI.10), es decir, cinco veces el ingreso promedio. Se puede estimar que sólo el 0.01% de las personas mejor pagadas (2000 personas de una población de 20 millones, a lo sumo) tenía un ingreso medio del orden de 20 o 30 veces el ingreso promedio de la época. Sin duda Vautrin no se equivocaba por mucho cuando precisaba que no había más de cinco abogados en París que ganaran más de 50 000 francos anuales (100 veces el ingreso promedio). Véase el anexo técnico. <<

[40] Al igual que en el capítulo II, los ingresos promedio a los que aquí se hace referencia remiten a un ingreso nacional medio por habitante adulto. En 1810-1820, ese ingreso promedio era aproximadamente de 400-500 francos anuales en Francia, y sin duda superaba ligeramente los 500 francos en París. El salario de los sirvientes era la mitad o un tercio de eso. <<

[41] Recordemos que una libra esterlina valía 25 francos en el siglo XIX y hasta 1914. Véase el capítulo II. <<

[42] ¿No había dicho un allegado de Jorge III, apenas 30 años antes, en 1770, a Barry Lyndon que toda persona que dispusiera de un capital de 30 000 libras debería lógicamente ser declarada noble? Cuánto camino recorrido para Redmond Barry, desde la época en que se había alistado en el ejército del rey de Inglaterra, por apenas 15 libras anuales (un chelín diario), es decir, apenas más de la mitad del ingreso promedio por habitante en el Reino Unido de los años 1750-1760. La caída era inevitable. Se advertirá de paso que Stanley Kubrick, inspirado en una célebre novela británica del siglo XIX, cincelaba los montos con la misma precisión que Jane Austen. <<

[43] Véase J. Austen, Sentido y sensibilidad, trad. Ana Ma. Rodríguez, Debolsillo, Barcelona, 2011, p. 237. <<

[44] Ibid., p. 61. <<

[45] Sin embargo, su cinismo acabará por convencer a Rastignac, quien en La casa Nucingen se las arreglará con el marido de Delfina para apoderarse, él mismo, de un patrimonio de 400 000 francos. <<

[46] En octubre de 1788, cuando se preparaba para salir de Normandía, Young escribía: «Europa tiene ahora un carácter tan uniforme que las familias que disponen de 15 000 a 20 000 libras de ingreso tienen más o menos el mismo modo de vida en todas partes». (Se trata de libras tornesas, equivalentes a un franco germinal, lo que representaba más o menos 700-900 libras esterlinas, el equivalente de 35 veces el ingreso promedio francés o inglés de la época). Más adelante precisa su intención: con semejante ingreso se podía tener «seis sirvientes varones, cinco mujeres, ocho caballos y una mesa abierta»; en cambio, con sólo 6000 u 8000 libras tornesas, apenas se podía pagar «dos sirvientes y tres caballos». Es necesario señalar que el ganado representaba una parte importante del capital y de los gastos: en noviembre de 1789, Young vendió en Tolón su caballo por 600 libras tornesas (es decir, cuatro años de salario anual para un «sirviente ordinario»); el precio era representativo para la época. Véase el anexo técnico. <<

[47] Este temor había sido expresado desde 1958 por M. Young en The Rise of the Meritocracy, Thames & Hudson, Londres, 1958, 180 pp. <<

[48] El tema de la escala de los salarios del sector público se cristalizaba en incontables conflictos políticos en la época. Los revolucionarios habían intentado establecer en 1792 un escalafón virtuoso limitado (que finalmente sería instaurado en 1948 y muy pronto deformado con primas poco transparentes para los más altos funcionarios, y que está todavía vigente). Napoleón creó un pequeño número de muy altos salarios, tan escasos que en 1831 Thiers no vio interés en reducirlos («Con tres millones de más o de menos dados o retirados a los prefectos, los generales, los magistrados, los embajadores, tenemos ya sea el lujo del Imperio o la simplicidad estadunidense», añade en el mismo discurso). También Tocqueville señalaba el hecho de que a los altos funcionarios estadunidenses de la época se les pagaba menos que en Francia, viendo en ello uno de los signos infalibles del espíritu democrático que prevalecía en los Estados Unidos. A pesar de muchas peripecias, este puñado de salarios muy elevados perduró en Francia hasta el primer conflicto mundial (y, por lo tanto, hasta la caída de los rentistas). Sobre estas evoluciones, véase el anexo técnico. <<

[49] Véase T. Piketty, Les Hauts Revenus en France au XXe siècle: Inégalités et redistributions, 1901-1998, Grasset, París, 2001, p. 530. <<

[50] Se abandonó entonces una lógica de la necesidad a favor de una lógica de la desmesura y del consumo relativo y ostentoso. Thorstein Veblen no decía otra cosa cuando en 1899 escribió Teoría de la clase ociosa: el sueño igualitario estadunidense ya estaba muy lejos. <<

[51] Véase M. Lamont, Money, Morals and Manners. The Culture of the French and the American Upper-Middle Class, University of Chicago Press, Chicago, 1992, 320 pp. Las personas entrevistadas por Lamont estaban sin duda más cerca del percentil 90 o 95 de la jerarquía de los ingresos (incluso del 98 o 99 en algunos casos) que del percentil 60 o 70. Véase asimismo a J. Naudet, Entrer dans l’élite. Parcours de réussite en France, aux États-Unis et en Inde, Presses Universitaires de France, París, 2012, 315 pp. <<

[52] Para no ensombrecer demasiado el panorama, en las gráficas XI.9 a XI.11 únicamente representamos los resultados del escenario central. Los obtenidos con el escenario alternativo son aún más inquietantes y están disponibles en línea (véanse las gráficas S11.9 a S11.11). La evolución del sistema fiscal explica por qué el porcentaje de la herencia en los recursos totales de las generaciones puede rebasar claramente su nivel del siglo XIX sin que suceda lo mismo con el nivel del flujo sucesorio como proporción del ingreso nacional: los ingresos del trabajo son hoy en día gravados en un nivel muy sustancial (del orden de 30%, en promedio, si se excluyen las cotizaciones de jubilación y desempleo que financian los ingresos de reposición), mientras que la tasa efectiva promedio de imposición de la herencia es inferior a 5% (en cambio, la herencia da lugar a los mismos derechos que los ingresos del trabajo en lo tocante al acceso a las transferencias en efectivo —educación, salud, seguridad, etc.— financiadas por los impuestos). Las cuestiones fiscales se estudiarán en la cuarta parte de este libro. <<

[53] Sucedía lo mismo con las propiedades rurales con un valor de 30 000 libras de las que nos habla Jane Austen, en un mundo en el que el ingreso promedio por habitante era del orden de 30 libras anuales. <<

[54] El tema del botín oculto en las Bahamas también hizo su aparición en la cuarta temporada de la serie Desperate Housewives (Carlos Solís tiene que recuperar sus 10 millones de dólares, lo que le origina muchas complicaciones con su esposa), serie por lo general bastante amable y con poca tendencia a mostrar las desigualdades sociales bajo una luz inquietante, salvo, desde luego, cuando aparecen los inquietantes terroristas ecológicos (una amenaza al orden establecido) o las minorías conspiradoras mentalmente retrasadas. <<

[55] Volveremos a este tema en el capítulo XIII. <<

[56] Esta proporción podría incluso rebasar el 25% en el marco del segundo escenario. Véase la gráfica S11.11 (disponible en línea). <<

[57] En comparación con las teorías socioeconómicas de Modigliani, Becker o Parsons, la teoría de Durkheim, formulada en La división del trabajo social, tenía el mérito de ser principalmente una teoría política del final de la herencia. No tuvo más éxito que las demás teorías, aunque se puede considerar que las guerras del siglo XX sólo postergaron el problema hacia el siglo XXI. <<

[58] Véase la entrevista con Mario Draghi, Le Monde, 22 de julio de 2012. <<

[59] Para nada tengo la idea de subestimar la importancia del problema planteado por los taxis. Sin embargo, de ahí a hacer de ello el problema central que debe enfrentar el continente europeo —o incluso el conjunto del capitalismo mundial— a lo largo del siglo XXI, hay un paso que no me atrevo a dar. <<

[60] En Francia, menos del 1% de los hombres adultos tenían derecho a voto durante la Restauración (90 000 electores de 10 millones; ese porcentaje pasó después al 2% durante la Monarquía de Julio). El empadronamiento para ser elegible era aún más estricto: menos del 0.2% de los hombres adultos lo lograban. El sufragio universal masculino, brevemente introducido en 1793, se aplicó a partir de 1848. El Reino Unido contaba con menos de 2% de electores hasta 1831, luego de que una serie de reformas en 1831 y sobre todo en 1867, 1884 y 1918 terminaron gradualmente con las exigencias en términos de propiedad mínima. Véase el anexo técnico. <<

[61] Los datos alemanes presentados aquí fueron reunidos por C. Schinke, «Inheritance in Germany, 1911-2009: A Mortality Multiplier Approach», Paris School of Economics, tesis de maestría, 2012. Véase el anexo técnico. <<

[62] El nivel británico parece ser un poco inferior (20-21% en lugar de 23-24%). Sin embargo, hay que subrayar que se trata de una estimación del flujo fiscal y no del flujo económico, y entonces es probable que esté un poco subestimada. Los datos británicos fueron reunidos por A. Atkinson, «Wealth and Inheritance in Britain from 1896 to the Present», London School of Economics, CASE Pepers núm. 178, Centre for Analysis of Social Exclusion, 2013. <<

[63] Si esto ocurriera a nivel mundial, el rendimiento global del capital podría bajar y una mayor riqueza del ciclo de vida podría, en parte, sustituir a la riqueza transmisible (en la medida en la que un menor rendimiento desalienta el segundo tipo de acumulación más que el primero, lo que no es seguro). Volveremos a estos temas en el capítulo XII. <<

[64] Véase a este respecto el apasionante libro de A. Gotman a partir de conversaciones realiza-das con dilapidadores de herencias importantes: Dilapidation et prodigalité, Nathan, París, 1995, 367 pp. <<

[65] En particular, Modigliani simple y llanamente omitía tomar en cuenta los ingresos capitalizados en los patrimonios heredados. Kotlikoff y Summers, por su parte, los tomaban en cuenta sin límite (incluso si la herencia capitalizada rebasaba el patrimonio del heredero), lo que también era incorrecto. Véase el anexo técnico para un análisis detallado de estos temas. <<