[1] Véase H. de Balzac, El pobre Goriot, trad. María Teresa Gallego Urrutia, Alba Editorial, Barcelona, 2011, pp. 80-97. <<
[2] Ibid., pp. 87-88. Para calcular los ingresos y las fortunas, Balzac utilizaba muy a menudo el franco-oro o la libra tornesa (unidades equivalentes desde la instauración del franco «germinal»), a veces el escudo (moneda de plata que valía 5 francos en el siglo XIX) y en contadas ocasiones el luis de oro (moneda de 20 francos, que ya valía 20 libras en el Antiguo Régimen). Todas estas unidades eran tan estables en esa época sin inflación que el lector pasaba fácilmente de una a otra. Véase el capítulo II. Volveremos de manera detallada a los montos evocados por Balzac en el capítulo XI. <<
[3] Ibid., p. 90. <<
[4] Según la prensa, el hijo de un antiguo presidente de Francia, estudiante de la facultad de derecho en París, habría desposado recientemente a la heredera de los almacenes Darty: sin duda no la conoció en la pensión Vauquer. <<
[5] Definimos los deciles para la población adulta (los menores de edad suelen no tener ingresos) y, cuando es posible, a nivel individual. Las estimaciones indicadas en los cuadros VII.1 a VII.3 se apegan a esta definición. Para ciertos países —como Francia y los Estados Unidos—, los datos históricos sobre los ingresos están disponibles únicamente para los hogares (se suman entonces los ingresos de las parejas). Esto modifica ligeramente los porcentajes de los diferentes deciles, pero casi no afecta las evoluciones a largo plazo que nos interesan aquí. En lo relativo a los salarios, los datos históricos suelen estar disponibles a nivel individual. Véase el anexo técnico. <<
[6] Véanse el anexo técnico y el cuadro S7.1 (disponibles en línea). <<
[7] Como ya señalamos, la mediana indica el nivel por debajo del cual se encuentra la mitad de la población; en la práctica, siempre es más baja que el promedio o media, pues las distribuciones siempre se alargan bastante hacia arriba, lo que lleva a la media hacia arriba (y no así a la mediana). Con respecto a los ingresos del trabajo, la mediana suele ser del orden de 80% del promedio (por ejemplo, si el salario promedio es de 2000 euros por mes, el salario mediano es de alrededor de 1600 euros). En lo relativo a los patrimonios, la mediana puede ser sumamente baja: a menudo de apenas 50% del patrimonio promedio, e incluso prácticamente nula si la mitad más pobre de la población no posee casi nada. <<
[8] «¿Qué es el tercer Estado? Todo. ¿Qué representa actualmente en el orden político? Nada. ¿Qué pide? Llegar a ser algo». <<
[9] Según la costumbre, los ingresos de reposición financiados por deducciones salariales (conforme a una lógica contributiva), es decir, las pensiones de jubilación y los subsidios de desempleo destinados a compensar la pérdida de los ingresos del trabajo, fueron incluidos en los ingresos primarios del trabajo. De no haberlo hecho, la desigualdad en los ingresos del trabajo en la población adulta sería bastante —y en parte artificialmente— más elevada que los niveles indicados en los cuadros VII.1 y VII.3 (teniendo en cuenta el importante número de jubilados y desempleados que no disponen de ingresos del trabajo). En la cuarta parte volveremos a las redistribuciones operadas por esos sistemas de jubilación y desempleo que por el momento consideramos como simples elementos de «sueldo diferido». <<
[10] El conjunto de los cálculos —elementales— se detalla en el cuadro S7.1 (disponible en línea). <<
[11] El porcentaje del decil superior estadunidense es sin duda más cercano al 75% del patrimonio total. <<
[12] Véase el anexo técnico. <<
[13] Es difícil decir si este criterio era respetado en la Unión Soviética y en el antiguo bloque comunista, debido a la falta de datos a nuestra disposición. En todo caso, el capital era principalmente propiedad del poder público, lo que limita mucho el interés del tema. <<
[14] Notemos que la desigualdad sigue siendo elevada en la «sociedad ideal» descrita en el cuadro VII.2 (el 10% de los más ricos poseen una masa de patrimonios más elevada que el 50% de los más pobres, aunque sean cinco veces menos numerosos; el patrimonio promedio del 1% de los más ricos es 20 veces más elevado que el del 50% de los más pobres). No está prohibido tener objetivos más ambiciosos. <<
[15] Es decir, 400 000 euros en promedio para dos adultos, por ejemplo una pareja. <<
[16] Véanse los capítulos III, IV y V. Las cifras exactas están disponibles en línea en el anexo técnico. <<
[17] Para los bienes duraderos, véanse el capítulo V y el anexo técnico. <<
[18] Exactamente 35/9 de 200 000 euros, es decir, 777 778 euros. Véase el cuadro S7.2 (disponible en línea). <<
[19] Para darse cuenta de ello, basta con prolongar el ejercicio aritmético antes descrito. Con un patrimonio promedio de 200 000 euros, la «muy fuerte» desigualdad del capital descrita en el cuadro VII.2 corresponde a un patrimonio promedio de 20 000 euros para el 50% de los más pobres, 25 000 euros para el siguiente 40% y 1.8 millones de euros para el 10% de los más ricos (de los cuales, 890 000 euros para el primer 9% y 10 millones para el 1% superior). Véanse el anexo técnico y los cuadros S7.1 al S7.3 (disponibles en línea). <<
[20] Si se restringe al capital financiero y profesional, es decir, al control de las empresas y de las herramientas de trabajo, entonces el porcentaje del decil superior rebasa el 70-80% del total. La propiedad de las empresas sigue siendo una noción relativamente abstracta para la inmensa mayoría de la población. <<
[21] Esta creciente asociación entre las dos dimensiones de la desigualdad podría resultar, por ejemplo, del alza de la tendencia de la inscripción universitaria (volveremos a ello). <<
[22] Los cálculos subestiman ligeramente los verdaderos coeficientes de Gini, puesto que se basan en la hipótesis de un número finito de grupos sociales (los indicados en los cuadros VII.1 a VII.3), cuando la realidad subyacente es la de una distribución continua. Véanse el anexo técnico y los cuadros S7.4 al S7.6 (disponibles en línea) para los resultados detallados obtenidos con diferentes números de grupos sociales. <<
[23] Se utilizan también las relaciones P90/P50, P50/P10, P75/P25, etc. (donde P50 corresponde al percentil 50, es decir, a la mediana, P25 y P75 a los percentiles 25 y 75, respectivamente). <<
[24] Del mismo modo, la elección de medir la desigualdad a nivel individual o del hogar puede tener un impacto mucho mayor —y sobre todo más volátil— sobre las relaciones interdeciles del tipo P90/P10 (en particular, debido al número a veces elevado de mujeres amas de casa) que sobre el porcentaje de la mitad inferior en el total. Véase el anexo técnico. <<
[25] Véase, por ejemplo, el dictamen Stiglitz-Sen-Fitoussi publicado en 2009. <<
[26] Estas «tablas» deben ser comparadas —por lo menos en sus intenciones— con el famoso Cuadro económico publicado por François Quesnay en 1758, que ofrecía la primera representación sintética del funcionamiento de la economía y de los intercambios entre grupos sociales. También se pueden encontrar «tablas sociales» mucho más antiguas en varios países desde la Antigüedad. Véanse las interesantes tablas reunidas por B. Milanovic, P. Limbert y J. Williamson, «Measuring Ancient Inequality», NBER Working Paper núm. 13 550, octubre de 2007. Véase asimismo B. Milanovic, The Haves and the Have-Nots: A Brief and Idiosyncratic History of Global Inequality, Basic Books, Nueva York, 2010, 356 pp. Por desgracia, el grado de homogeneidad y de comparabilidad de estos materiales no es siempre satisfactorio. Véase el anexo técnico. <<