[1] Véase el cuadro complementario S2.1 (disponible en línea) para los resultados detallados por subperiodo. <<

[2] El ejemplo emblemático es la Peste Negra de 1347, que habría ultimado a un tercio de la población europea, anulando así varios siglos de lento crecimiento demográfico. <<

[3] Teniendo en cuenta el envejecimiento, el ritmo de crecimiento de la población adulta mundial fue aún más elevado: 1.9% por año en promedio de 1990 a 2012 (el porcentaje de adultos en la población mundial pasó de 57 a 65% durante ese periodo; en 2012 alcanzó aproximadamente 80% en Europa y en Japón, y 75% en América del Norte). Véase el anexo técnico. <<

[4] Si la fecundidad es de 1.8 hijos (vivos) por mujer, es decir, 0.9 hijos por adulto, entonces la población disminuye mecánicamente en 10% por generación, es decir, −0.3% por año. A la inversa, una fecundidad de 2.2 hijos por mujer, es decir, 1.1 por adulto, conlleva una tasa de crecimiento generacional de 10% (es decir, +0.3% anual). Con 1.5 hijos por mujer, la tasa de crecimiento es de −1.0% anual; con 2.5 hijos es de +0.7%. <<

[5] En el marco de este libro, es imposible tratar como se merecen los innumerables trabajos históricos, sociológicos y antropológicos que analizan la evolución y las variaciones de los comportamientos demográficos (en un sentido amplio: fecundidad, nupcialidad, estructuras familiares, etc.) por países y regiones. Citemos simplemente los trabajos de Emmanuel Todd y Hervé Le Bras sobre el mapeo de los sistemas familiares en Francia, Europa y el mundo, desde L’Invention de la France [La invención de Francia], Le Livre de Poche, París, 1981, reedición de Gallimard, París, 2012, 528 pp., hasta L’Origine des systèmes familiaux [El origen de los sistemas familiares], Gallimard, París, 2011, 768 pp. Desde un aspecto muy diferente, mencionemos los trabajos de Gosta Esping Andersen sobre los diferentes tipos de Estado de bienestar y la creciente importancia de las políticas que apuntan a favorecer la conciliación entre la vida familiar y la profesional (véase por ejemplo Trois Leçons sur l’État providence [Tres lecciones sobre el Estado-providencia], Seuil, París, 2008, 134 pp.). <<

[6] Véase el anexo técnico para las series detalladas por país. <<

[7] La tasa de crecimiento prevista de la población mundial entre 2070 y 2100 es de 0.1%, según el escenario central; de −1.0%, según el escenario bajo, y de +1.2%, según el escenario alto. Véase el anexo técnico. <<

[8] Véase P. Rosanvallon, La Société des égaux, Seuil, París, 2011, pp. 131-132. (La sociedad de iguales, trad. Víctor Goldstein, Manantial, Buenos Aires, 2012). <<

[9] El PIB promedio en el África Subsahariana fue, en 2012, aproximadamente de 2000 euros por habitante, es decir, un ingreso promedio de 150 euros por mes (capítulo I, cuadro I.1). Sin embargo, los países más pobres (por ejemplo, Congo-Kinshasa, Níger, Chad, Etiopía) se encuentran en niveles dos o tres veces más bajos, y los más ricos (por ejemplo Sudáfrica), en niveles dos o tres veces más elevados (cercanos a los de África del Norte). Véase el anexo técnico. <<

[10] Las estimaciones de Maddison —frágiles para ese periodo— sugieren que el punto de partida de Norteamérica y Japón en 1700 fue más bajo (más cercano al promedio mundial que al de Europa Occidental), de tal manera que el crecimiento total de su ingreso promedio entre 1700 y 2012 habría sido más cercano a 30 veces que a 20. <<

[11] En un periodo amplio, el número promedio de horas trabajadas por habitante se dividió aproximadamente entre dos (con variaciones significativas entre países), de tal manera que el incremento de la productividad resultó dos veces más elevado que el de la producción por habitante. <<

[12] Véase el cuadro complementario S2.2 (disponible en línea). <<

[13] El lector interesado encontrará en el anexo técnico series históricas de ingreso promedio expresadas en moneda corriente para un gran número de países desde principios del siglo XVIII. Si se desea obtener ejemplos detallados de los precios alimentarios, industriales y de servicios en Francia en los siglos XIX y XX (tomados de diversas fuentes históricas, en particular de los índices oficiales y de los libros de precios publicados por Jean Fourastié), o realizar un análisis de las ganancias del poder adquisitivo correspondientes, véase T. Piketty, Les Hauts Revenus en France au XXe siècle: Inégalités et redistributions 1901-1998, Grasset, París, 2001, pp. 80-92. <<

[14] Desde luego, todo depende del lugar en el que compra sus zanahorias (hablamos aquí del índice promedio). <<

[15] Véase T. Piketty, Les Hauts Revenus en France au XXe siècle, op. cit., pp. 83-85. <<

[16] Ibid., pp. 86-87. <<

[17] Para obtener un análisis histórico de la constitución de estos diferentes estratos de servicios, de finales del siglo XIX a finales del XX, a partir del ejemplo de Francia y de los Estados Unidos, véase T. Piketty, «Les créations d’emploi en France et aux États-Unis. “Services de proximité” contre “petits boulots”?», Les Notes de la Fondation Saint-Simon, núm. 93, 1997, 55 pp. Véase asimismo «L’emploi dans les services en France et aux États-Unis: une analyse structurelle sur longue période», Économie et Statistique, Institut National de la Statistique et des Études Économiques, París, núm. 318, 1998, pp. 73-99. Debe señalarse que en las estadísticas oficiales, la industria farmacéutica se incluye en la industria y no en los servicios de salud, así como la industria automotriz y aeronáutica se cuenta en la industria y no en los servicios de transporte, etc. Sin duda, sería más pertinente reunir las actividades en función de su finalidad (salud, transporte, vivienda, etc.) y abandonar totalmente la distinción agricultura/industria/servicios. <<

[18] Sólo se toma en cuenta la depreciación del capital (la reposición de los edificios y equipos usados) en los costos de producción. Sin embargo, la remuneración del capital público —neta, libre de la depreciación— se fija convencionalmente en cero. <<

[19] Véase el anexo técnico. <<

[20] Hervé Le Bras y Emmanuel Todd no dicen otra cosa cuando hablan de los «Treinta Gloriosos culturales» al describir el periodo de 1980-2010 en Francia —caracterizado por una fuerte expansión educativa—, en oposición a los «Treinta Gloriosos económicos» de los años 1950-1980. Véase Le Mystère français, Seuil, París, 2013, 154 pp. <<

[21] Sin duda, el crecimiento fue casi nulo a lo largo de los años de 2007 a 2012, debido a la recesión de 2008-2009. Véase el cuadro suplementario S2.2 disponible en línea para las cifras detalladas de Europa Occidental y América del Norte (apenas diferentes de las cifras indicadas para Europa y los Estados Unidos en su conjunto), y de cada país por separado. <<

[22] Véase R. Gordon, «Is U. S. Economic Growth Over? Faltering Innovation Confronts the Six Headwinds», NBER Working Paper, núm. 18 315, National Bureau of Economic Research, Cambridge, agosto de 2012. <<

[23] Es necesario subrayar que la tasa de crecimiento de la producción mundial por habitante, estimada en 2.1% anual entre 1990 y 2012, cae a 1.5% si en vez de esa variable se examina el incremento de la producción por habitante adulto. Esto resulta mecánicamente del hecho de que el crecimiento demográfico pasa de 1.3 a 1.9% anual en ese periodo, según se considere a la población en su conjunto o a la población adulta. Con estos datos, se observa la importancia de la cuestión demográfica para dividir un mismo crecimiento global del PIB mundial de 3.4% anual. Véase el anexo técnico. <<

[24] Sólo el África Subsahariana y la India permanecerían rezagadas. Véase el anexo técnico. <<

[25] Véase el capítulo I, gráficas I.1 y I.2. <<

[26] La ley del 25 germinal año IV (14 de abril de 1796) confirmó la paridad de la plata con el franco, y la ley del 17 germinal año XI (7 de abril de 1803) fijó una doble paridad: el franco valía 4.5 gramos de plata fina y 0.29 gramos de oro (es decir, una relación oro/plata de 1/15.5). La ley de 1803, promulgada algunos años después de la creación del Banco de Francia (1800), dio lugar a la apelación «franco germinal». Véase el anexo técnico. <<

[27] En el marco del patrón oro vigente de 1816 a 1914, la libra esterlina valía 7.3 gramos de oro fino, es decir, exactamente 25.2 veces la paridad del oro con el franco. Existen algunas complicaciones vinculadas con el bimetalismo plata-oro y con su evolución, que aquí pasaremos por alto. <<

[28] Hasta 1971, la libra esterlina se subdividió en 20 chelines, que valían cada uno 12 peniques (es decir, 240 peniques por libra). La guinea valía 21 chelines, es decir, 1.05 de libra. A veces se utilizaba para fijar ciertos precios o tarifas de servicios profesionales y en los almacenes de lujo. En Francia, la libra tornesa también se subdividía en 20 denarios y 240 centavos hasta la reforma decimal de 1795. Desde esa fecha, el franco se subdividió en 100 céntimos, a veces llamados «centavos» en el siglo XIX. En el siglo XVIII, el luis de oro era una moneda que valía 20 libras tornesas, es decir, aproximadamente una libra esterlina. Se utilizaba asimismo el escudo, que valía 3 libras tornesas hasta 1795, y que luego designó a una moneda de plata que valía 5 francos de 1795 a 1878. Si se juzga por la manera en que los novelistas pasan de una unidad a otra, parecería que sus contemporáneos dominaban perfectamente esas sutilezas. <<

[29] Las estimaciones a las que nos referimos atañen al ingreso nacional promedio por adulto, que nos parece más significativo que el ingreso nacional promedio por habitante. Véase el anexo técnico. <<

[30] El ingreso promedio alcanzó 700-800 francos anuales en Francia en la década de 1850-1860, y 1300-1400 anuales entre 1900 y 1910. Véase el anexo técnico. <<