Capítulo 15
—Gracias otra vez por acceder a verme. Sé que quizá me estoy excediendo, pero espero que lo comprenda. Tiene que hablar con su hija y ayudarla a superar todo aquello para que deje de castigarse.
Lally oyó la voz de Cameron con absoluta claridad al dar la vuelta a un puesto del mercado.
Habían pasado dos días desde que se habían encontrado con la ex mujer de Sam y su nueva familia, y desde que Lally se lo había confesado todo a Cam. Desde entonces Lally había guardado silencio y se había apartado de él. No había podido dejar de pensar en lo que le había dicho, pero sabía que aquellas palabras no cambiaban nada.
—Debería haber sabido que había algo más —dijo la voz de su madre—. Me siento fatal. Todos pensábamos que Lally solo necesitaba un pequeño empujón para volver a disfrutar de la vida, así que hicimos que creyera que nadie necesitaba su ayuda por un tiempo. Nos limitamos a quitarle la seguridad que necesitaba. Cuando ocurrió aquello, todos nos lamentamos de no haberlo sabido antes para haber podido protegerla de Sam Delahunty. Teníamos la sensación de haberle fallado. Pero no sabíamos… el restó.
La sorpresa hizo que Lally diera un paso adelante hasta colocarse delante de ellos. Allí estaban Cam y su madre. De pronto Lally se encontró en los brazos de su madre, haciendo un esfuerzo por no llorar delante de él.
—Lally, no sabes cuánto lo siento.
La voz de su madre la arropó tanto como sus brazos, protegiendo una parte de ella que Lally ni siquiera sabía que estuviera tan destrozada. En ese momento no le importó que Cam se hubiese puesto en contacto con su madre, ni que hubiesen estado hablando a sus espaldas de algo tan personal para ella.
Hundió el rostro en el cuello de su madre y respiró hondo durante un largo rato. Finalmente su madre la apartó lo necesario para poder mirarla a la cara con todo su amor.
—Debería haber hablado más contigo, Lally. No me di cuenta…
—Yo no debería haberme dejado arrastrar por la culpa de ese modo —admitió Lally por fin.
Ella jamás había pretendido hacer daño a Julie o a sus hijos. La habían engañado y, aunque había cometido algunos errores, no había hecho nada con mala intención. Jamás podría haber imaginado lo que iba a suceder.
—No me arrepiento de haber hablado de esto —dijo Cam con voz tranquila y amable—. Pensé que tu madre debía saberlo.
Así era. Lally apartó la vista de su madre y miró a Cam, llevaba una bolsa en la mano.
—Busqué su número en la guía. Ha traído material de pintura. Parece ser que una de tus tías no deja de insistir en que vuelvas a pintar —entonces se quedó callado y meneó la cabeza—. ¿Qué estoy diciendo? Todo eso puede esperar —parecía no saber qué hacer ni qué decir.
Lally sintió que se le encogía el corazón porque, fuera lo que fuera lo siguiente, era evidente que le preocupaba.
Ambos se miraron a los ojos fijamente. ¿Cómo podía responder a tanta amabilidad, a todo lo que había hecho por ella? ¿Qué debía hacer con todo lo que sentía? ¿Con las emociones que le había provocado el ver a Julie y a los niños, pero sobre todo, con lo que sentía por Cameron? Era un verdadero lío que debía desentrañar de algún modo. Debía aceptar el pasado y dejar que formara parte de ella sin hacerle daño.
Pero eso no cambiaría nada respecto a Cameron porque él no la amaba. Era un hombre especial y maravilloso, pero no debía engañarse creyendo que su amabilidad significara algo más.
¿Y si pudiera convencerlo de que podía comprometerse con alguien? ¿Hacerle ver que el insomnio no tenía por qué interponerse en su relación, que el hecho de que hubiese fracasado una vez no significaba que tuviera que volver a hacerlo? ¿Que debía aceptar que su madre no había cuidado de él como debería haberlo hecho y que no tenía por qué seguir esforzándose en mantener el contacto con ella? Cuánto deseaba hacerle ver lo mucho que valía tal y como era. Pero, ¿en qué estaba pensando? Nada de eso cambiaba las cosas, sus limitaciones.
—Lally, cariño —le dijo su madre—. Tenemos que hablar, pero supongo que podemos hacerlo en otro momento —no miró a Cam, pero en los ojos de su madre había mucha comprensión. Amor y comprensión, dos cosas que Lally siempre había encontrado en ella.
—Sí, ya hablaremos, mamá —respondió Lally con el mismo amor—. Estoy deseándolo. Y quiero aprender a pintar.
—Me alegro mucho, Lally. Te hará muy bien. Te quiero, hija —añadió antes de darse media vuelta y desaparecer entre la gente.
Lally se volvió hacia Cam. Había miles de cosas que quería decirle, pero no encontraba las palabras para hacerlo.
—Vi la nota en la que decías que habías venido a comprar al mercado.
Había acudido en su busca con la excusa de ayudarlo. No había querido hablar más de su pasado, pero se moría de ganas de estar con él.
—Ya he hecho la compra —dijo, señalando la bolsa que había a sus pies—. ¿Estás enfadada, Lally? —la miró a los ojos—. ¿Te molesta que me haya entrometido en tus cosas? Después de hablar contigo el otro día, yo… tenía la sensación de que no te había ayudado a dejar de sentirte culpable. Y pensé que tu madre pudiera hacerlo.
La miró a la cara a la espera de una respuesta y por fin lo comprendió.
Se había enamorado de Lally. En realidad era muy sencillo, ni siquiera comprendía cómo había podido no darse cuenta antes. La necesitaba más que al aire que respiraba, necesitaba amarla, cuidar de ella, ayudarla a resolver sus problemas, estar a su lado, protegerla y darle fuerzas.
¿Qué debía hacer con esos sentimientos?
—No, no estoy enfadada. Querías ayudarme —Lally empezó a darse la vuelta.
—Espera —le pidió Cam sin saber lo que iba a decir, pero seguro de que no quería que pasara el momento—. ¿Quieres venir al parque conmigo? Está cerca de aquí.
—Bueno —Lally no sabía qué pretendía.
El sentido común le decía que debía marcharse antes de que las cosas se complicaran aún más. Pero llevaba demasiado tiempo huyendo de las cosas. Si Cam quería ir al parque, eso harían.
Caminó en silencio junto a él hasta que llegaron al parque. Cam siguió andando y Lally empezó a preguntarse si pensaba volver a hablar. Pero ella también tenía cosas que decir.
—Dijiste que habías tenido una relación y que había sido un fracaso. Tengo la sensación de que crees que tuviste la culpa de dicho fracaso.
—Así es —Cam la llevó hasta el embarcadero y dejó las bolsas en el suelo. Llevaba un rato tratando de ordenar sus pensamientos, pero no estaba seguro de haberlo conseguido.
Solo sabía que necesitaba expresar lo que sentía. Necesitaba tanto a Lally que no podía alejarse de ella si había la menor oportunidad de poder estar juntos.
—Me acuerdo del día que me entrevistaste en el lago —dijo ella—. Estaba muy nerviosa aquella mañana.
—Yo estoy nervioso ahora.
Se sentaron al borde del embarcadero, con los pies colgando sobre el agua, pero sin tocarla. Cam se volvió a mirarla y sintió que el amor lo invadía por dentro.
—¿Por qué ibas a estar nervioso? —preguntó Lally y meneó la cabeza sin comprender—. Soy yo la que tiene un pasado horrible y lleva seis años sin querer afrontarlo. Me alegro de que mi madre lo sepa todo. No quería ocultárselo a mi familia, pero lo hice y luego nunca he podido confesárselo. Puede que ahora mi madre me ayude a superarlo —bajó la cabeza antes de volver a mirarlo—. A lo mejor te parece una tontería, pero mi madre tiene un lado espiritual que me ayuda mucho.
—No creo que sea una tontería, me parece magnífico —Cam ni siquiera parpadeó, simplemente le ofreció todo su apoyo.
Lally lo observó unos segundos antes de decir:
—Tu madre no te trata como debería. Siento mucho que te haya faltado esa relación con tu madre toda tu vida.
—Un día dijiste que viajábamos tanto que era probable que la mitad de las veces ni siquiera supiera dónde estaba al despertar —en aquel momento no le había dado importancia, pero se había dado cuenta de que la tenía—. Hace mucho tiempo de eso, pero creo que desde entonces he tenido miedo a quedarme dormido. Temía despertar y que mi madre se hubiese ido sin mí. Ahora suena tan ridículo. No había vuelto a pensar en ello hasta la noche que… que me acosté contigo.
—Te acostumbraste a no dormir.
—Ni esperaba volver a hacerlo a menos que me sintiera completamente a salvo y feliz —que era como se había sentido abrazando a Lally aquella noche. No era de extrañar que al despertar hubiese necesitado demostrarle aquellos sentimientos—. Tú me hiciste sentir así y mucho más.
Pero lo importante no era que hubiese dormido y necesitaba hacérselo entender.
—No me estoy expresando muy bien. No necesito ninguna cura mágica para el insomnio. Iré de nuevo a algún especialista y, si puede curarme sabiendo que tiene que ver con ciertos traumas de la infancia, será estupendo. Pero si no… —hizo una pausa para tomar aire y reunir fuerzas—. No puedo dejar que el insomnio, los problemas de la infancia o la relación que tengo con mi madre me impidan intentar tener una relación con alguien que me importa —tragó saliva—. Creo que cuando dos personas se quieren de verdad, se puede solucionar casi cualquier cosa, ¿no te parece?
La miró a los ojos y no supo bien qué había en ellos. ¿Brillaban de ternura? Cam solo quería que Lally le hiciese un hueco en su corazón.
Le tomó las manos entre las suyas.
—Yo pensaba que nunca podría tener una relación y culpaba de ello al insomnio y a mi adicción al trabajo. Creía que no tenía nada que ofrecer a una mujer porque ya había fracasado una vez. Pero me he dado cuenta de que nunca amé a Gillian —de nuevo tomó aire—. Y no creo que tampoco ella me amara a mí —pero eso ya no importaba—. Me he enamorado de ti, Lally. No soporto la idea de perderte y no dejo de buscar excusas para que no tengas que irte. Se me ocurrió pedirte que siguieras siendo mi ayudante y vinieras conmigo allá donde vaya. Pero no quiero solo eso. Te quiero a ti —eso era lo que necesitaba decirle.
—No comprendo —por mucho que lo intentara, no lo entendía—. Conoces mi pasado.
—Y tú el mío. Quiero que nos demos la oportunidad de ser felices juntos. Tenemos que olvidarnos del pasado, Lally. Lo que nos haya sucedido debe hacernos más fuertes, pero no podemos aferrarnos a ello.
Necesitaba que ella se diera cuenta también.
Lally miró a Cam. ¿Quería que fuera feliz con él? ¿Había dicho que la amaba? ¿Sería posible? Tenía que serlo porque Cam no lo habría dicho si no lo sintiera realmente.
Un rayo de esperanza surgió por fin en su interior. Lo miró a los ojos y supo que debía abrirse plenamente a él.
—Yo también me he enamorado de ti. Me di cuenta la noche que hicimos el amor. Entonces no lo comprendí, ni sabía qué hacer con lo que sentía porque estaba seguro de que nunca podrías sentir lo mismo por mí.
—¿Tú me amas? —preguntó Cam y la estrechó en sus brazos—. Dímelo otra vez.
—Te amo —dijo ella y se sintió bien al admitirlo—. ¿De verdad crees que tenemos futuro? —se atrevió a preguntarle.
Se atrevió a hacerlo porque deseaba que fuera así. Si había alguna posibilidad de que estuvieran juntos, quería aprovecharla. Por primera vez en seis años, tenía esperanza en el futuro.
—Sí. Sí, Lally —aseguró él con toda la sinceridad del mundo—. Quiero pasar la vida entera contigo y creo que podemos ser felices si lo intentamos.
Lally asintió.
—Si nos amamos y nos aceptamos. Yo seré comprensiva con tu insomnio y comprenderé también que tengas que dedicar horas y horas al trabajo cuando te acompañen las musas.
Cam se echó a reír.
—Sigo teniendo una fecha de entrega que respetar, pero debo admitir que desde que hicimos el amor, la novela no me ha preocupado demasiado. Seguía escribiendo, pero solo podía pensar en ti —tomó aire—. Gillian decía que no podía soportar mi adicción al trabajo y mi insomnio, así que pensé que no tenía nada que ofrecerte. Yo no tengo buena relación con mi madre y tú tienes una familia enorme. No sé si encajaré.
Lally sonrió dulcemente.
—Parece que con mi madre te llevas muy bien.
Él asintió.
—Tu madre es amable, generosa y comprensiva… como tú.
Aquellas palabras llegaron directamente al corazón de Lally.
—Solo tienes que multiplicar por cien a mi madre y ya tienes a toda la familia —le dijo, bromeando—. Eres un hombre increíble, Cam, así que no creo que tengas ningún problema para encajar.
De pronto se dio cuenta de que estaban hablando de estar juntos para siempre. ¿Acaso Cam quería…?
—Me encantaría formar parte de tu familia —confesó con amor, esperanza y necesidad—. Y me gustaría tener hijos contigo para formar nuestra propia familia cuando estemos preparados para ello.
En ese momento, Lally se entregó por completo a aquel hombre que había sido su jefe, su amante, su amigo y que iba a serlo todo para ella. La idea de tener un hijo la llenó de un amor que ni siquiera alcanzaba a explicar.
Se abrazó a él y lo besó en los labios.
—¿Quieres casarte conmigo, Lally? ¿Dejarás que te abrace por la noche, que te ame y que esté a tu lado dormido o despierto, pero feliz de estar contigo? —titubeó unos segundos antes de continuar—: No sé si podré establecerme en un solo lugar. Nunca lo he intentado, pero llevo un tiempo pensando que el edificio podría convertirse en una magnífica casa familiar, así que podríamos intentarlo…
—Sí —sí a todo lo que había dicho—. Sé que podremos solucionarlo todo. Los dos tendremos que adaptarnos a ciertas cosas y comprender al otro —Lally iría a cualquier lugar con él, pero también sería maravilloso poder estar cerca de su familia.
—No voy a apartarte de ellos, Lally —prometió, como si le hubiera leído la mente.
—Podemos viajar y volver con la familia siempre que podamos. Si no necesitas vivir en Sydney por los negocios.
—Me he acostumbrado a llevar los negocios a distancia y no veo por qué no voy a poder seguir haciéndolo —Cam sonrió y la abrazó—. Sé que voy a querer mucho a tu familia, pero sobre todo voy a quererte a ti. Sé que lo conseguiremos, Lally.
Ella asintió.
—El pasado nos ha hecho como somos, pero el futuro lo haremos juntos.
—Sí —asintió él con voz profunda—. Sí, Lally.
Y allí, en el pequeño embarcadero del parque, Cam le explicó a Lally la alegría que sentía al pensar en compartir el futuro con ella. Lally escuchó cada palabra mientras el sol se levantaba sobre el lago y lo inundaba todo con su brillo.
—Estoy impaciente por casarme contigo, por verte caminar hacia mí, sabiendo que podré amarte y cuidarte para siempre.
—Yo también lo estoy deseando —respondió ella con el corazón lleno de amor por él.
Se fundieron en un beso apasionado.
—Nuestro futuro empieza ahora —dijo él poco después—. Quiero compartirlo todo contigo, Lally. Quiero que aprendas a pintar y animarte a que sigas haciendo mosaicos.
—Mientras podemos viajar por toda Australia haciendo mosaicos con piedrecitas de playa.
Cam la miró a los ojos y le entregó su corazón.
—Siempre que volvamos a nuestra casa y nos instalemos en ella. Habrá habitaciones de sobra para que venga a vernos toda tu familia y mi madre, si alguna vez consigo convencerla.
—Puede que lo consigamos algún día —en aquel momento, Lally creía que cualquier cosa era posible.
Un hogar, una familia, un futuro y la felicidad. Y, aunque siguieron viajando, fue eso exactamente lo que consiguieron.
Fin