Capítulo 9

Conocí a Alex Mojourn justo después de cumplir quince años. Eso fue justo antes de que él dejara la escuela. Tenía diecisiete y era uno de los mayores, que había sido dejado atrás en cierto punto en la escuela primaria, y yo era de segundo año, estudiante de honor, ratón de biblioteca, chica buenaestos eran todos los términos usados para describirme en ese entonces. Era tímida y retraída, no tenía muchos amigos. Hacía mi tarea y obedecía todas las reglas. Pero por alguna razón, Alex se fijó en mí. Cuando me consideró digna de su atención, bueno, estallaba de la emoción. Empezamos a salir, me llevó a fiestas, salíamos con todos sus amigos.

Fue mi primer novio, mi primer amor, mi primer besomi primer todo. Cuando tenía dieciséis, lo descubrí desvistiendo a una rubia tonta de la universidad en el cuarto de atrás de lo de Roudey, y se convirtió en el primero en romperme el corazón.

Nos hemos visto mucho desde entonces, principalmente porque andábamos en el mismo círculo. Aunque cada vez que nos encontrábamos, cada uno se quedaba en lados opuestos del lugar. Verlo era duro. Hablarle, era aún más difícil. ¿Descubrir que había mentido sobre algo más? Casi devastador. Pero, ¿era eso suficiente? Claro que no. El destino parecía tener algo contra mí, porque teníamos que verlo otra vez, más tarde esa misma noche.

Después de discutir un poco más, y sin ninguna disculpa por transgresiones pasadas, finalmente estuvo de acuerdo en presentarnos a las personas que conocía. Nos pusimos de acuerdo para encontrarnos en el parque detrás del billar a las nueve en punto.

No había otra opción.

—Cuéntame másdijo Kale mientras se sentaba junto a mí en el césped.

Habíamos dejado atrás el billar y compramos refrescos y sándwiches en una bocatería en el centro y nos sentamos debajo de un gran pino detrás del edificio.

— ¿Qué quieres saber?

—Cuéntame cómo fue el crecer aquí. —Él miró del cielo a mi cara, un poco tristeLibre.

— ¿Qué tal si tenemos una conversación en la que no solo me la pase hablando yo? Puedes hacerme una pregunta y luego yo puedo hacerte una.

— ¿A mí?Lucía sorprendido, y luego preocupado.

Miré hacia otro lado.

—Quiero saber cómo creciste tú.

Eso pareció horrorizarlo.

— ¿Por qué? Te dije cómo de horrible era ese lugar.

—Porque

Frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho. Su expresión cambio, no a una enfadada, en verdad; sino a una frustrada.

—Mi mundo no era agradable. Era oscuro, ruidoso y lleno de dolor. No entiendo por qué sigues preguntándome.

—Eso es lo que la gente hace. Tú sabes, cuando estáninteresados.

— ¿Interesados?

—Quiero saber de tu pasado. Eso te hace ser quien eres.

Sus labios se torcieron formando una mueca de enfado, y saltó poniéndose de pie.

—Eso no me hace ser quien soy. Ese lugar no tiene nada que ver con quien soy. Sue me juró

Dejé que mi sándwich de pavo se cayera al suelo y también me puse de pie.

Tome sus manos, y le dije.

Me malentendiste. No me refería a eso como algo malo. —Me volví a sentar en el suelo y lo jalé hacia míTodas las cosas que Denazen hizo, todas las cosas por las que te hicieron pasar, te hicieron fuerte. Saliste de ese lugar de una sola pieza. No eres un zombie ni estás loco ni eres un maniaco con machete en mano. Eso es mucho más de lo que otros puedan decir, te lo apuesto.

Un brillo de algo bailó detrás de sus ojos azules como el hielo. Tristeza y quizá una pequeña chispa de esperanza. Morí un poco con el pensamiento de él encerrado, lejos de todo el mundo.

—No podría extrañar algo que nunca tuve. Pero ahora que sé—Llevó su mano hasta mi cara y la pasó por mi cuello y debajo de mi blusa hasta mi hombro desnudo. Mirando hacia otro lado, me dijoPor favor, no me vuelvas a preguntar acerca de ese lugar otra vez. No quiero que sepas cómo era mi vida antes.

Pude haber discutido. Rayos, yo discutía acerca de todo. Pero la agonía en su voz me hizo sentirme enferma. Necesitaba saber lo que le habían hecho a él, a mamá, pero no podía soportar verlo tan herido por eso.

Nos apoyamos contra el árbol, moví la cabeza hacia un lado, descansándola sobre su hombro. Comencé diciéndole de la primera vez que hice algo estúpido para tener la atención de papá.

—No hacía mucho que papá había empezado a trabajar muchas más horas en Denazen, y me había estado sintiendo algo olvidada. —Suspiré y tomé el borde de mi sándwichÉl estaba distante y frío, a veces era incluso cruel. No entendía nada. Por un tiempo pensé que era yo. Que lo había decepcionado de alguna formaEsa fue mi brillante idea, deslizarme por las escaleras en un trineo de plástico, para mostrarle cuan valiente era obviamente, podría arreglar todo. Tenía 8 años en ese tiempo y termine rompiéndome el brazo derecho.

— ¿Él pensó que fuiste valiente?

Me reí.

—Él pensó algunas cosas, pero valiente no era una de ellas.

Kale jugaba con un mechón de mi cabello. Lo enrollaba en su dedo y lo desenredaba, y luego lo volvía a enrollar otra vez.

—Así que… ¿solían ser cercanos?

—Yo no diría cercanos, pero si normales. Él se iba al trabajo, llegaba a casa y me preguntaba qué había aprendido en la escuela. Hacía mi tarea y veía la televisión con él. —Me encogí de hombrosCosas normales. Pero siempre hubo esabarreraentre los dos.

Tomé un pedazo de pavo de mi sándwich y me lo metí a la boca. Estaba seco y sabia como a goma. Procesado. Nada parecido al real.

—Era como si él me estuviera manteniendo alejada a propósito. Solía pensar que era porque yo me parecía mucho a mamá, pero supongo que ahora sé que eso no es cierto—SuspiréCuando empecé a salir con Alex y sus amigos, metiéndome en problemas y más problemas, pensé que seguramente él tendría algún tipo de reacción.

— ¿Y no la tuvo?

Tomé otro pedazo de pavo del sándwich, pero esta vez en lugar de comérmelo, lo tiré en el pasto. Inmediatamente, una paloma se abalanzó sobre él y se lo llevó.

—No. Obviamente, el me gritó y me regañó, pero todo se sentía vacío. Lo podías sentir, no estaba hablando en serio. Como si solo lo estuviera haciendo porque es lo que se espera que haga.

Kale pensó acerca de eso por un momento y después frunció el ceño.

—No hablemos más de él. Dime otra cosa. Un secreto que nadie más sabe.

Un secreto que nadie más sepa. Tenía uno, y era uno importante, uno que podía cambiar el juego; pero desde Alex, confiar en alguien no me era fácil. Con Kale al contrario, el pensamiento de compartir la más profunda y oscura parte de mi ser, se sentía emocionante y no terrorífico. Aun así, no podía hacer que las palabras salieran. No aún. Dejé de picotear mi sándwich y puse la mano de Kale sobre mi regazo. La volteé y puse pedazos de pasto, uno por uno, y los vi desintegrarse en su palma. Los restos de ellos, se quedaban ahí durante varios segundos antes de salir volando con la brisa. Después de algunos pedazos más, me detenía y trazaba círculos a lo largo de su palma.

Después de un rato, Kale aclaró su garganta.

—Escuela. Cuéntame acerca de la escuela.

Parpadeé.

— ¿Estás hablando en serio?

—Sue solía contarme acerca de un lugar donde la gente de mi edad, se reunía para aprender. Eso siempre me fascinó. —Sonrió— ¿Cuál era tu parte favorita?

Le di una sonrisa torcida.

—Buenohabía una clase, se llamaba castigo o detención

 

 

—No me agradadijo Kale mientras nos acomodábamos en la hierba en el campo detrás de lo de Roudey para esperar a AlexNo me gusta cómo te mira.

— ¿Si? Bueno, yo tampoco soy su fan número uno, pero él podría ser capaz de ayudarnos. Confía en mí, si yo puedo tolerar estar en la misma habitación con él durante un rato, tú también podrás.

—Cuéntame por qué no te agrada.

—Eso está en el pasado. —Me encogí de hombros y quise golpearme a mí misma por el sentimiento que carcomía mis entrañas.

Kale me miró fijamente. Era como si pudiera ver a través de mí. Asomándose más allá de toda la mierda, viendo directamente en mi cabeza. Y dentro de mi corazón.

Él empezó a ponerse de pie, pero lo detuve.

—Solíamos salir juntos. Y me engañó.

— ¿Salir juntos?RepitióLa cosa de las manos, ¿verdad? ¿Te hizo sentir especial?

Era en ocasiones como estas en las que me resultaba difícil ver a Kale como alguien peligroso y capaz de asesinar a alguien. Él eraPodía verlo a veces cuando lo miraba a los ojos, pero lo era aún más. Demasiado inocente.

—Una vez, sí, me hizo sentir especial. Luego, un día, ya no lo hizo.

Kale parecía confundido.

—Entonces, ¿por qué me detuviste cuando lo iba a tocar? Él hizo algo malo, ¿no? ¿Te hizo daño?

Yo era la última persona que debería estarle explicando acerca del bien y del mal a alguien.

—Sí, me hizo daño, pero a veces las personas se hieren unas a otras. Es parte de la vida.

Kale asintió.

—Y cuando hacen cosas malas, deben ser castigados.

Yo gruñí.

—Lo que te enseñaron en Denazen, está mal, Kale. Hay diferentes niveles de maldad en el mundo. Muchos niveles.

— ¿Por qué?

—Por qué, ¿qué?

— ¿Por qué hacerlo tan confuso? Hay bien y hay mal. ¿Por qué necesita haber niveles diferentes?

Mi cabeza estaba empezando a girar.

— ¡Porque así es como es! No tratas a un asesino y a alguien que roba del centro comercial de la misma manera. No podrías condenar a un infiel con el mismo castigo que a un violador. Algunas cosas malas son peores que otras.

—Eso no tiene sentidosiseó con sus puños cerradosLo que está mal, está mal. Obedeces las reglas o recibes un castigo. ¿Por qué tiene que ser tan confuso?

—Porque es más complicado.

—Esa palabra otra vez. Complicado. La usas demasiado.

Lo miré a los ojos.

—Está mal ir por el mundo matando gente. No es tu trabajo, ni el de Denazen, decidir quién vive y quién muere.

— ¿Quién decide entonces?

Me encogí de hombros.

—El gobierno y los que hacen las leyes, pero el punto es que, es raro castigar crímenes con la muerte.

Él pareció sorprendido.

—Entonces, ¿cómo los castigan?

—Los criminales van a juicio, y un juez y un jurado escuchan su caso. Si son hallados culpables, se les encarcela.

— ¿Encarcela?

—Sí, ya sabes. Encerrarlos.

El entendimiento cruzó por su cara, seguido de algo másalgo casi triste.

—Ahora entiendo.

Tuve la sensación de que él aún no lo entendía, pero no tenía tiempo para preguntarle porque Alex ya había llegado. Del otro lado del campo, Alex caminaba hacia nosotros, con sus brazos balanceándose a sus costados. Sus ojos iban de Kale a mí y sus labios se torcían en una mueca enfadada.

— ¿Estoy interrumpiendo algo?

Ignoré lo celoso que parecía y me puse de pie.

— ¿Dónde están esas personas?

—Ellos no van a venir. Nosotros tenemos que ir a ellos.

— ¿A dónde?

Alex se encogió de hombros.

—La ubicación cambia cada día por razones de seguridad. Esta noche, están en el viejo almacén abandonado que está a las afueras de la ciudad. Podemos usar mi coche.

Sin esperar una respuesta, se dio la vuelta y empezó a caminar.

Me apresuré para alcanzarlo, con Kale a mi lado.

—Espera, la ubicación de qué exactamente.

Él disminuyó la velocidad pero no se detuvo. Me sonrió por sobre su hombro, guiñó el ojo y dijo.

La fiesta, por supuesto.

 

 

Desde el exterior, el almacén parecía vacío. No había multitudes reunidas en la entrada. No había luces ni música a todo volumen. Solo inquietante silencio. Cuando lo cuestioné si ese era el lugar correcto o no, Alex solo nos señaló que siguiéramos adelante y saliéramos del auto.

Nos dirigimos a la parte de atrás, donde encontramos a dos tipos corpulentos, parados en frente de una puerta de metal. Alex se giró hacia mí, mientras nos acercábamos a ellos. Estaba sonriendo como un niño que acababa de robar la última galleta.

—Aquí está el filtro de entrada. —Inclinó su cabeza hacia los hombres que estaban de guardiaEl chico de la derecha puede saber si eres un Six o no. Sin anormalidad genética, no hay entrada.

Mi boca se abrió completamente y un escalofrío me recorrió entera.

— ¿Me estás diciendo que solo me dejarán pasar si tengo una habilidad?

Ese era un inesperado y potencialmente desastroso giro de acontecimientos.

Alex se relajó y tronó sus nudillos. Se apoyó en ellos y mostró sus dientes.

—Creo que este es un concepto totalmente extraño para ti, pero no tienes otra opción.

Sin esperar una respuesta, se giró a ver a los dos hombres.

—Hola, chicos.

Los porteros se giraron.

—Mierdasusurré. Intentando esconder el terror que sabía estaba escrito en mi cara. Pasé delante de Alex, empujándolo. Tenía que adquirir el control de la situación antes de que fuera demasiado tarde. Si no lo hacía, habría algunas explicaciones que tendría que dar. Estando en medio de los dos hombres, sonreí dulcemente y posé mis manos sobre mis caderas. Eso hacía dos cosas. Acentuaba mi delgada cintura, y también me permitía enganchar mis pulgares al material de mi camiseta, estirándola, solo un poco más ajustada. Tenía que hacerlo bien para que nadie sospechara— ¿Los hacen pararse aquí solos durante toda la noche?

El mayor de los dos, se tomó el puente de la nariz y cerró los ojos, pero el más joven me sonrió de vuelta. Bingo. Se inclinó sobre la puerta, estirando su brazo y flexionándolo sutilmente.

—Tenemos una hora de descanso a mitad de la noche.

Moví mi cabeza hacia la puerta.

—Una hora es mucho tiempo para meternos en algunos problemas. Si me dejas entrar, te esperaré. Apuesto a que podremos encontrar un rincón tranquilo para poder conocernos mucho mejor.

Su sonrisa se hizo más grande al tiempo que abría la puerta, haciéndonos señas a Alex, Kale y a mí para que entráramos.

Al entrar, Alex negó con la cabeza, con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Eres la única chica normal que conozco que podría entrar coqueteando a un lugar como este.

Avancé por la puerta con Kale a mi lado. Alex trató de empujarlo para tener su lugar, pero con una sola mirada de Kale y el sutil gesto de quitarse el guante, teníamos a Alex avanzando detrás de nosotros. Nos dirigimos a una mesa vacía en la esquina posterior del lugar donde había menos gente. Kale se ponía nervioso con las multitudes así que esperaba que eso lo ayudara a relajarse un poco.

Gruesos y aterciopelados pedazos de ónix cubrían las paredes mientras que las luces estroboscópicas bailaban a su alrededor, rozando sus bordes antes de iluminar el techo con una variedad de colores como un arcoíris. Alrededor de la capa del fondo del lugar había varios bares improvisados, cada uno atendido por una bonita y despampanante rubia. El nivel superior era una masa de cuerpos, todos bailando y golpeándose al sonido proveniente de las bien escondidas bocinas. El sistema de sonido, al igual que la acústica, era fantástico.

—Así que, ¿qué es todo esto?pregunté, teniéndome que inclinar más cerca de Alex de lo que me hubiera gustado para que pudiera oírme.

No podía evitar estar bastante atenta de sus piernas presionadas firmemente contra las mías. De alguna manera, termine en medio de él y Kale.

—Aquí es donde los Six se van de fiesta. Vienen de todos lugares. Si crees que los raves cerca del río eran salvajes, no has visto nada aun.

Quería golpearlo.

—Ya entendí que es una fiesta, idiota. Lo que no entiendo es por qué es solo de Sixes. Y ya que tocamos el tema… ¿Por qué les dicen Sixes?

—Porque Stan Lee ya tiene la patente de los mutantes, ¿tal vez?Alex se rió, inclinándose hacia atrásHay una anormalidad genética que se expresa en el sexto cromosoma. No es increíblemente original pero es un término apropiado.

Después de buscar con la mirada por todo el lugar, me tocó el hombro y señaló hacia el nivel superior. Levanté la cabeza hacia el cielo, para poder ver a una chica pequeña y delgada en un corpiño de cuero azul y unas lindas botas quien vació una caja por encima del barandal. Era como nieve plateada, un millón de piezas metálicas de colorido confeti, lloviendo sobre la multitud. Con un movimiento de la muñeca de la joven, el confeti detuvo su descenso y empezó a girar y moverse encima de la pista de baile, moviéndose al ritmo de la música. Era hermoso.

Una fuerte explosión robó mi atención del confeti bailarín. Un fornido chico sin camisa estaba cerca de la entrada con sus brazos levantados por encima de su cabeza, chispas salían de cada una de las yemas de sus dedos, mientras que una chica que no parecía mayor de 12 años, lo miraba con una gran sonrisa. Flotando en el aire sobre su cabeza por unos segundos, las chispas se movieron y saltaron hasta que formaron una sola palabra: Amber.

Frente a nuestra mesa, una pareja se detuvo lo suficiente para besarse apasionadamente. La chica me parecía familiar, estaba segura que había estado en mis clases de inglés o matemáticas del año pasado. Cuando sus labios se tocaron, el aire silbó y chisporroteo, enviando espirales de humo en dirección al cielo.

—Wowfue todo lo que pude decir mientras desaparecían entre la multitud.

Alex me sonrió, una expresión demasiado familiar que me dije a mi misma, no había extrañado.

Debajo de sus labios, Fred, el piercing amarillo de carita sonriente, parecía guiñar el ojo. Sacudí la cabeza para liberarme de la estupidez. No había forma de que yo regresara ahí.

—Así que aquí pueden ser ellos mismos.

—Exacto. Nadie tiene que esconderse.

— ¿No es un poco peligroso? Digo, con personas como mi padre y Denazen que nunca están lo suficientemente lejos, ¿es inteligente tener a tantos Sixes reunidos en un solo lugar? ¿Qué pasa si son emboscados o algo así?

— ¿Emboscados? Creo que necesitas dejar de ver tanta televisión, Dez. —Se rióYa te había dicho, la ubicación cambia todo el tiempo. Además, la policía local no representa ningún peligro, tenemos algunos Sixes en la fuerza policíaca.

— ¿Cómo sabe la gente donde va a ser la fiesta, si la ubicación siempre está cambiando? Apuesto a que no envían correos electrónicos masivos

Sonrió otra vez.

—Anuncio clasificado.

— ¿Huh?

—Cada tarde, alguien pone un anuncio en la sección de Lecciones. Cuando los Sixes llaman al número que aparece en el anuncio, se les hace una pregunta. Si la responden correctamente, les dan otro número al cual llamar

— ¿Así que es como una búsqueda del tesoro?

—Exactamente.

— ¿No podría alguien adivinar la respuesta?

Sacudió la cabeza.

—Nah. Es muy poco probable. Generalmente es algo muy tonto y poco relacionado. Algo que solo uno de nosotros sabría. La primera vez que llamas, debes de conocer a alguien para saber la respuesta. Algo que pasó en una fiesta pasada, o te pueden dar un nombre y preguntarte cuál es su cuatro uno, uno.

— ¿Cuatro uno, uno?

—Si sabes cuál es cuatro uno, uno de un Six, sabrás cuál es su don. Su habilidad.

—Bueno. ¿Qué hay con Denazen? ¿No creen que puedan encontrarlos sin el anuncio?

—Tú misma viste el exterior. ¿Pensabas que esto era algo más que un edificio viejo y abandonado?

—Cierto. ¿Qué hay con eso?

Alex se encogió de hombros.

—Un Sixdijo con un guiño. Miró hacia su reloj y suspiróTenemos un poco de tiempo antes de que ella esté aquí. —Me extendió su mano y señaló la pista de baile con la cabeza— ¿Deberíamos?

El lugar estaba bastante ruidoso. Seguro lo había escuchado mal.

—No me invitaste a bailar en serio, ¿o sí?

Se deslizó y se puso de pie. La manga de su playera oscura se movió revelando una parte del tatuaje que se escondía debajo. El símbolo chino de la libertad. Recuerdo haberle preguntado por qué el de la libertad. Me había dicho que le gustaba ese símbolo. Otra cosa más en la que me había mentido.

—Es solo un baile, ¿qué daño podría hacernos?

Lo pensé. La música sonaba y el aire era electrizante. En la pista de baile, los cuerpos se movían y se balanceaban perdidos en el ritmo. ¿Dolería permitirme unos minutos de normalidad? Recordé la forma en que nuestros cuerpos se movían juntos. Incluso después de todo ese tiempo, ese recuerdo me hizo sonrojar y envió una ola de calor por mi cuerpo. Me puse de pie, asintiendo.

—Tienes razón, ¿cuánto daño hará un pequeño baile?

Su sonrisa se ensanchó.

—Exactamente.

— ¿Qué dices, Kale? ¿Quieres que tu primer baile sea conmigo?

Kale intercalaba su mirada de mí a la pista. Estaba lleno de gente, pero yo ya había divisado una pequeña esquina casi al final que estaba casi vacía. Sería seguro. Él también debió haberla visto porque sonrió y se levantó. Por el rabillo del ojo, pude verlo sonriéndole a Alex, era una sonrisa que decía nah, nah, nah, nah, ella me eligió a y no a ti. Dejamos a Alex sentado solo en la mesa, con una amarga expresión en su cara.

Mis dedos se enredaron con los de Kale, y nos dirigí al final de la pista.

Acercándome a él, susurré.

No me lo tomes a mal, pero sabes que es bailar, ¿verdad?

Él no respondió. Con una extraña sonrisa sobre sus labios, me tomo de las manos y me acerco a él mientras los lentos y rítmicos sonidos de la nueva canción empezaban. Acercándome a él y alejándome con vueltas, Kale se movió en la pista con habilidad y seguridad. Con un metro ochenta, más o menos, de estatura, tenía la altura perfecta para mí. No tenía que ponerme de puntillas pero aun así tenía que estirarme un poco. La música sonaba dentro de mi cerebro, llenando cada espacio, y mis ojosbueno, ellos estaban fijos en Kale y nada más, la forma en que nos movía alrededor del pequeño espacio en el que bailábamos. Sus ojos brillaban y su cabello flotaba sobre su cara, en ese momento, parecía un chico normal. Nos movíamos a través de la pista con giros elegantes y algo extravagantes. Por un segundo, caí en pánico, seguramente íbamos a estrellarnos contra alguien, pero cuando miré bien, vi que la multitud había retrocedido, formando un círculo alrededor de nosotros. Nos observaban, algunos animándonos y otros aplaudiendo. Kale, tomando ventaja del espacio extra, me hizo girar salvajemente lejos de él, moviendo sus pies en alguna elaborada maniobra, antes de atraerme hacia él nuevamente, con una extravagante pirueta final, que me dejo mareada y desorientada, y emocionada. Muy emocionada.

La multitud estalló en aplausos y gritos, y yo no podía borrar la sonrisa de mi cara. Lo tomé de la mano y lo lleve lejos de la multitud que ya volvía a reclamar la pista de baile.

— ¡Eso fue increíble! ¿Dónde aprendiste a bailar así?

Sus ojos están fijos sobre los míos, intensos y firmes. No estaba frunciendo el ceño, pero su expresión era bastante seria.

— ¿Estuvo bien?

Apreté su mano.

— ¿Bien? Estuvo

De pronto, como si alguien hubiera apagado las luces, todo a mí alrededor desapareció. La música, las personas, todo. Lo único que no se desvaneció, lo único que seguía ahí, era Kale. La afilada “curva” de su mejilla, su mandíbula angular, con todo y su tic nervioso, todo a unos centímetros de mí. Sus labios, presionados formando una delgada línea mientras esperaba mi veredicto, lucían suaves e invitantes. Cuán fácil sería inclinarse sobre ellosdespués de todo, solo unos centímetros nos separaban.

Había tomado la decisión de ir a por ellos cuando una larga mano me tocó el hombro.

— ¡Dios!Salté hacia adelante, casi empujando a Kale sobre un gran hombre con un moicano.

—Ella está lista para vertedijo Alex con los brazos cruzados.

Parecía molesto. Bien. Había bailado con Kale principalmente para hacerlo enfadar, pero ahoralas cosas se sentíandiferentes.

Seguimos a Alex a través del mar de personas y por las escaleras para llegar al segundo nivel. Pasamos otro bar y a la derecha, había una sencilla puerta. Alex tocó tres veces y después giró la perilla. Esta se abrió haciendo un sonido inquietante.

—Alex me dijo que estás buscando nuestra ayudadijo una voz desde el otro lado del cuarto.

En la esquina, sentada sobre un cómodo reclinable rojo, la única cosa que había en la habitación, estaba una señora de apariencia mayor. Arrugada y casi totalmente fuera de lugar, parecía ser la típica abuelita, vestida con ropa floreada y cabello canoso. Pero la mirada que había en sus ojos estaba lejos de ser la típica de una abuelita. Algo me decía que esta abuelita podría echarse unos rounds con mi padre y ni siquiera sudar.

La puerta se cerró tras de mí.

—No, técnicamente, estamos buscando al Reaper.

Los ojos de la señora se estrecharon.

—Cuida tu lengua, niña.

Sonreí e hice una reverencia.

—Me lo dicen a menudo.

—Dez

La mujer levantó su mano para detenerlo.

—Está bien, Alex. Esta me divierte.

Al otro lado de la habitación estaba una puerta, con dos hombres bastante fornidos sin ninguna expresión en su cara frente a ella. La mujer le chasqueó los dedos dos veces y el tipo de la derecha desapareció por la puerta. Unos minutos después, reapareció con un vaso de plástico lleno de un líquido rojo. Ella tomó el vaso y le hizo una seña para que se retirara mientras ella se acercaba el vaso a los labios. Tuve que reprimir una risita ante la imagen de ese enorme tipo sirviéndole en todo momento a la abuelita.

Obviamente, ella tenía gran influencia sobre esas personas.

—Así que… ¿Qué eres tú, como la Abu Don de la Mafia de los Six?

Ella se rió, revelando que le faltaban algunos dientes.

—Algo así.

Le siguieron unos momentos de silencio por lo que decidí ir a por ello.

—Ya que no sé cuál es mi límite de tiempo aquí, iré directa al grano. Mi padre es el idiota que está a cargo de Denazen. Nos dijeron que este tipo, el Reaper, es algo así como un Maestro Yoda para ustedes, los Sixes. Mi madre está siendo retenida en Denazen y ya que el Reaper es el único que alguna vez ha salido de ahí con vida, necesito su ayuda para entrar, rescatarla y salir de ahí.

Listo. Corto, dulce y al grano.

La anciana se rió.

—No pides mucho, ¿verdad?

—Hey, tengo que soñar en grande. —Le dije.

Ella se volteó a ver a Kale.

—Si te las arreglaste para liberarte de las cadenas de Denazen, ¿por qué sigues aquí? Seguramente sabes que Cross no va a darse por vencido contigo, ¿verdad?

—Cross es implacableconfirmo Kale. Se paró junto a mí, enderezo sus hombros y tomo mi manoPero me quedo con Dez.

El chico que había caído por el terraplén, aterrizando a mis pies, el Six que había intentado matarme, se había convertido en algo más. No sabía cuándo había sucedido, ni cómo, pero ahí estaba.

—Voy a traer de vuelta a mi madre y no dejaré que se lleven a Kale de regreso.

Ella permaneció en silencio por unos momentos, perdida en sus pensamientos.

—Te ayudarérespondió finalmente. Pero mi dicha duró pocoPero por supuesto, necesito que hagas algo por mí.

Qué sorpresa.

Había una trampa.

Siempre había una maldita trampa.

— ¿Qué quieres? Porque si me pides que te de la cabeza de un caballo, no hay trato.

—Denazen ha sido un dolor de cabeza, una espina en el costado para los Sixes de todas partes por largo tiempo. Y estoy segura que puedes darte cuenta de que hemos estado buscando una manera de sacarlos del camino.

No había deducido eso, pero seguro, lo que fuera.

—Ok

—De lo que carecemos, sin embargo, es de cierta información.

— ¿Qué clase de información?

—Hay una base de datos principal con los nombres de todos los Sixes que Denazen tiene actualmente en cautiverio. Necesito esa información.

Me quedé sin palabras. No había palabras que pudiera pensar para responder a una petición como esa. ¿Cómo diablos esperaba esa mujer que entrara a Denazen, y que inclusive me dejaran copiar esos archivos secretos?

— ¿Estas drogada o algo?

—Tú pediste nuestra ayuda. Yo ya he dicho mi precio. —Sujetando su bastón, se puso de pieMi oferta no va a caducar. Creo que es un intercambio justo. Dame la información que necesitamos y te ayudaremos a encontrar al Reaper para que puedas liberar a tu madre. —Se detuvo en la puertaTambién te ofreceré un bonus. Si me consigues la información que busco, le daré la ayuda que Kale necesita para controlar su don.