MONSTRUOS DEL PASADO
En noviembre de 1987 fue descubierto otro monstruo del pasado. Un cráneo y otros huesos de un ave marina, un poco parecida a los modernos pelícanos, fueron descubiertos en unas rocas de unos 30 millones de años de antigüedad durante unas excavaciones para construir un aeropuerto en Charleston, Carolina del Sur, El animal fue llamado «pseudodontron».
Comparemos este monstruo con el ave marina actual más grande, el albatros viajero. Si el albatros tiene una envergadura de tres metros y medio, el antiguo pelícano la tenía tal vez de hasta seis. Pero incluso esta envergadura palidece en comparación con la de un buitre ahora extinguido, el ave terrestre más grande de la que tengamos noticia, que alcanzaba los siete metros y medio. Y los más grandes pterosaurios conocidos (reptiles voladores que vivieron hace 65 millones de años o más) tenían una envergadura de hasta doce metros.
Nos preguntamos cómo podían volar estas criaturas. El ave actual más pesada, la avutarda kori, pesa unos dieciocho kilos y vuela con dificultad. Los albatros, a pesar de su envergadura, son más ligeros, tal vez no pesan más de diez kilos, y les cuesta alzar el vuelo. La mayor parte del tiempo la pasan planeando en el aire, más que volando, valiéndose de las corrientes de aire ascendentes más que de los músculos de las alas.
En cambio el pelícano extinguido debió pesar hasta cuarenta kilos, y de su estructura ósea se desprende que podía mover las alas arriba y abajo pero no batirlas para impulsarse hacia delante. Indudablemente aquel pelícano sólo podía planear, pero en tal caso, ¿cómo se elevaba para hacerlo? ¿Cómo despegaba del suelo? Es un enigma. Y esto se aplica también al buitre extinguido y a los grandes pterosaurios.
Otro enigma es por qué animales que existieron en el pasado eran mucho más grandes que los que viven ahora. El primate viviente más grande es el gorila, que tiene la altura de un hombre y puede pesar hasta ciento ochenta kilos. Pero hace unos pocos millones de años hubo una especie todavía mayor, el «Gigantopithecus» («mono gigante»), que tenía casi tres metros de altura y podía pesar hasta cuatrocientos cincuenta kilos.
El mamífero terrestre más grande de los ahora existentes es el elefante africano, que mide tres metros de altura hasta la cruz y puede pesar seis toneladas. Sin embargo, hace de 20 a 40 millones de años vivió un rinoceronte gigante (sin cuernos sobre la nariz), el «Baluchitherium» («bestia de Beluchistán»), que medía hasta cinco metros y medio de altura en la cruz, como las jirafas más altas. Tenía hasta ocho metros y medio de largo desde la cabeza hasta la cola y pesaba unas veinte toneladas.
Y hace unos 150 millones de años vivió un dinosaurio gigante llamado «Brachiosaurus» («lagarto de brazos»), que fue el animal terrestre más grande que ha existido. Tenía seis metros de altura en la cruz, y un cuello tan largo que podía levantar la cabeza a doce metros del suelo, lo bastante como para mirar por la ventana del cuarto piso de una casa moderna. Podía pesar hasta ochenta toneladas, trece veces más que nuestros elefantes más grandes.
O consideremos las aves. Las más grandes de las actuales pesan demasiado para poder volar, pero se desenvuelven bien en todo lo demás. El avestruz tiene el récord de las aves hoy vivientes. Posee un cuello tan largo que la cabeza puede elevarse hasta dos metros y medio del suelo. Puede pesar hasta ciento veinte kilos y correr a velocidades de hasta sesenta y cinco kilómetros por hora.
Pero hace sólo unos pocos siglos vivía en Nueva Zelanda el moa, parecido a un avestruz gigante, con una altura de cuatro metros hasta la cabeza y un peso de más de doscientos kilos.
Tenía el récord de altura, pero no de peso. En el siglo XVII, el «pájaro elefante», o Aepyornis, aún vivía en Madagascar. Sólo tenía unos tres metros de altura, pero pesaba cuatrocientos cincuenta kilos. Ponía el huevo más grande que se conoce, con una capacidad de casi nueve litros, siete veces más grande que el de un avestruz.
O consideremos los insectos. Hay escarabajos de hasta dieciocho centímetros de largo, y algunos pesan hasta un kilo.
Pero hace unos 300 millones de años había libélulas con un cuerpo de más de treinta centímetros de largo y una envergadura de hasta setenta centímetros.
¿Puede decirse por tanto que está degenerando la vida? Yo no lo creo. Pienso que a la larga los seres pequeños y ágiles se desenvuelven mejor que los grandes y torpes. Además, hoy tenemos nuestras propias maravillas.
A fin de cuentas, el animal más grande de todos los tiempos vive en la actualidad. Es la ballena azul. Puede tener hasta veintisiete metros de largo y pesar hasta 130 toneladas, el doble de largo y de peso que el dinosaurio más grande de todos los tiempos.
Tampoco es probable que hubiese jamás árboles más altos que los de madera roja de hoy en día (y algunas otras especies), que alcanzan alturas de ciento veinte metros. Y también viven actualmente los árboles más pesados (y por ende la forma de vida más pesada). Son las secoyas, cuyos ejemplares más grandes pueden pesar hasta seis mil setecientas toneladas (cincuenta veces más que la ballena más grande).
Por último, también vive hoy la especie más inteligente de todos los tiempos, la única capaz de producir filosofía, ciencia, tecnología, arte, literatura; la única que enciende fuego, utiliza la electricidad y se planta en la Luna. Es el Homo sapiens y, en términos geológicos, no nacimos hasta ayer.