MUERTE DE LOS DINOSAURIOS; UNA NUEVA PISTA
Hace una década surgió la teoría de que los dinosaurios (y algunas otras especies vivas) resultaron muertos, hace 65 millones de años, por la colisión de un meteorito bastante grande o de un cometa con la Tierra. Otros científicos sostienen que grandes erupciones volcánicas y otras anomalías climáticas acabaron con los dinosaurios. Pero los partidarios del impacto parece que están en lo cierto pues ahora se ha encontrado una nueva prueba que avala su teoría.
Jeffrey L. Bada, de la Scripps Institution of Oceanography, de La Jolla, California, ha descubierto aminoácidos en sedimentos depositados hace 65 millones de años.
Los aminoácidos son los constitutivos de las proteínas.
Cada molécula de proteína está hecha con una o más cadenas de aminoácidos, desde una docena hasta varios centenares. En general los aminoácidos de la Tierra sólo son producidos por tejidos vivos.
En tal caso no tendría nada de extraordinario encontrar aminoácidos en materiales que fueron depositados hace 65 millones de años. A fin de cuentas entonces había mucha vida, y todas las formas de vida formaban aminoácidos. ¿Por qué no habíamos de encontrarlos?
Bueno, en primer lugar es teóricamente posible un número incalculable de aminoácidos, pero las proteínas formadas por organismos vivos sólo emplean veinte clases diferentes de aquellos. Más aún, todas las formas de vida, sean virus, robles, estrellas de mar, serpientes o seres humanos, forman y emplean los mismos veinte aminoácidos, con muy raras excepciones. Nadie sabe por qué los organismos vivos emplean estas veinte clases, y qué tienen de malo todas las demás para no ser utilizadas.
Sin embargo los aminoácidos encontrados por Bada en las antiguas rocas, en junio de 1989, son de dos tipos: isovalina y ácido alfa-aminoisobutírico. Estos no se encuentran en las proteínas y, que nosotros sepamos, generalmente no los forman seres vivos. Una clase rara de hongos forma alguna isovalina, pero esto es muy excepcional.
¿Hay otros sitios donde puedan encontrarse aminoácidos?
Pues sí. Hay ciertos meteoritos llamados «condritas carbonosas» que contienen pequeñas cantidades de agua y de compuestos de carbono. Entre los compuestos de carbono hay algunos aminoácidos. Y de hecho entre los aminoácidos encontrados en meteoritos ocasionales están la isovalina y el ácido alfa-aminoisobutírico. Es posible por tanto que los aminoácidos sean resultado de un gran impacto de un meteorito o de un cometa que los contuviese y los desparramase sobre la faz de la Tierra.
¿Podemos estar seguros? Después de todo aquellos raros hongos forman isovalina. Tal vez hace 65 millones de años algunos animales que después se extinguieron produjeron grandes cantidades de unos aminoácidos que ahora son raros pero que entonces no lo eran.
Pero podemos estar seguros de que no fue así. Los aminoácidos, como otras muchas sustancias importantes para la vida, tienen moléculas asimétricas y pueden existir en dos formas, izquierda o derecha (igual que los guantes y los zapatos). Ocurre que las enzimas de los seres vivientes hacen aminoácidos que son todos de forma izquierda. Las formas izquierdas encajan fácilmente entre ellas para hacer cadenas útiles para la formación de moléculas de proteínas. Las formas izquierda y derecha, mezcladas, no darían resultado. Desde luego una cadena constituida sólo por formas derechas también funcionaría; pero cuando empezó la vida, hace 3500 millones de años, las formas izquierdas fueron inicialmente empleadas gracias a algún proceso casual, y desde entonces los aminoácidos son de forma izquierda. Incluso los raros hongos que producen isovalina contienen sólo isovalina de forma izquierda.
Sin embargo, si los aminoácidos se forman por procedimientos artificiales o casuales, como cuando se producen en los tubos de ensayo de los químicos por reacciones químicas ordinarias, ambas formas, izquierda y derecha, aparecen en iguales cantidades. Ninguna aventaja a la otra. Los aminoácidos encontrados en los meteoritos están presentes como formas izquierdas y formas derechas en iguales cantidades, y esto nos indica que fueron producidos por reacciones químicas en las que no intervinieron las enzimas de organismos vivos.
Los aminoácidos encontrados en los sedimentos de 65 millones de años de antigüedad presentan también formas derechas e izquierdas en cantidades iguales; esto es una sólida señal de que no fueron formados por seres vivos en la superficie de la Tierra, sino por procesos no de vida en un meteorito o un cometa.
Este descubrimiento plantea desde luego algunas cuestiones. ¿Cómo es posible que los aminoácidos no fuesen destruidos por el calor del impacto? La respuesta no es fácil. Los aminoácidos no son moléculas muy resistentes y normalmente no pueden soportar tanto calor. Tal vez existían en el interior de grandes pedazos del objeto que chocó, y fueron protegidos del calor.
Más desconcertante aún es el hecho de que estos aminoácidos de fuera de este mundo no se encuentren exactamente en la línea de sedimento que marca el tiempo de 65 millones de años en el pasado, sino a distancias por encima o por debajo de aquella línea. Tal vez estuvieron en principio en la capa sedimentaria adecuada, pero en todos estos millones de años se movieron arriba o abajo a través de las rocas. Esto no parece convincente, pero Bada está investigando rocas en otras zonas y tal vez los próximos datos nos den alguna explicación.