EL TRITIO: POR QUÉ ES CRUCIAL
En estos días hemos oído hablar mucho de algo llamado «tritio». Dicen que estamos en peligro de quedarnos sin él debido al cierre de las empresas que lo fabrican y que si se agotan no podremos hacer estallar nuestras bombas de hidrógeno en caso necesario. Emprenderemos un desarme nuclear unilateral e involuntario.
Pero ¿qué es el tritio y por qué es necesario? ¿No es el material que se emplea para la bomba de hidrógeno? ¿No la llaman por esa razón bomba de hidrógeno?
Sí, pero el tritio es una forma de hidrógeno. El hidrógeno tiene tres formas. Los átomos de hidrógeno ordinario consisten en un pequeño núcleo formado por un protón, con un electrón girando a su alrededor. Todos los átomos de hidrógeno tienen exactamente un protón en el núcleo, pero algunos poseen además uno o dos neutrones. El neutrón es tan pesado como el protón, pero no afecta a la naturaleza química del átomo.
Así, un átomo de hidrógeno ordinario con un solo protón en el núcleo es «hidrógeno 1». Un hidrógeno con dos partículas en su núcleo, un protón y un neutrón, es dos veces más pesado y es «hidrógeno 2». Un hidrógeno con un protón y dos neutrones en el núcleo es tres veces más pesado, y es «hidrógeno 3». Al hidrógeno 2 se le llama generalmente «deuterio», de una palabra griega que significa «segundo», porque es el segundo de los tres hidrógenos. De manera parecida, al hidrógeno 3 se le llama «tritio», de la palabra griega que significa «tercero».
El hidrógeno se puede someter a «fusión». Sus pequeños átomos pueden apiñarse sometidos a un calor y una presión enormes, para formar átomos más grandes, liberando muchísima energía en el proceso.
El hidrógeno 1 funde con gran dificultad. Lo hace en el Sol, pero aquí en la Tierra no podemos imitar las condiciones extremas del centro del Sol. El hidrógeno 2 funde con más facilidad, y el hidrógeno 3 más fácilmente que los otros dos.
Por consiguiente, si queremos fabricar una bomba de hidrógeno preferiremos el hidrógeno 2 al hidrógeno 1, y sobre todo el hidrógeno 3 (tritio). Pero hay un pega: de cada 100 000 átomos de hidrógeno existente en la Tierra, 99 985 son de hidrógeno 1, y 15 de hidrógeno 2. Hay tanto hidrógeno en los mares y es tan fácil de separar el hidrógeno 2 que si quisiéramos podríamos tenerlo a toneladas. Pero el hidrógeno 2 no funde tan fácilmente para nuestros fines. Necesitamos al menos algún hidrógeno 3, y sólo hay cantidades insignificantes de él en la naturaleza. Sencillamente, no se puede obtener en cantidades útiles.
¿A que se debe todo esto? El hidrógeno 1 y el hidrógeno 2 son estables. Conservarán su identidad durante períodos de tiempo inconmensurables. En cambio el hidrógeno 3 es radiactivo. Se desintegra en helio 3 (virtualmente inútil en reacciones de fusión) a tal velocidad que, en doce años y medio, se ha desintegrado la mitad de la cantidad que sea. Por consiguiente, hace tiempo que desapareció todo el tritio que existió en la Tierra. La única razón de que existan todavía restos de él es que los rayos cósmicos forman constantemente algunos átomos de tritio en la atmósfera.
Sin embargo, los científicos aprendieron a obtener tritio por medio de ciertas reacciones nucleares, y se construyeron enormes fábricas en las que podían realizarse aquellas reacciones. No se forma tritio suficiente para hacer bombas de hidrógeno sólo con él, pero sí lo bastante para que, añadiéndole deuterio que actúa como fulminante, pueda empezar la fusión. El calor de la fusión inicial mantendrá en marcha las cosas mientras quede algún deuterio.
Pero las fábricas de tritio deben mantenerse en funcionamiento mientras queramos tener bombas de hidrógeno, pues el tritio que fabrican se descompone continuamente, y nada podemos hacer por remediarlo. Debemos fabricar tritio a la misma velocidad con que se descompone, para poder disponer siempre del necesario para nuestro arsenal de bombas de hidrógeno.
Lo malo es que las fábricas de tritio son viejas, anticuadas y poco seguras; hay fugas radiactivas que contaminan el medio ambiente, y dan lugar a residuos radiactivos de los que se ha dispuesto de manera descuidada. Durante años esto se ha mantenido en secreto y no se ha hecho nada importante para remediarlo, por razones de «seguridad nacional».
El secreto se ha filtrado ahora, y naturalmente la gente no quiere estar expuesta a envenenamiento por la radiación, al cáncer, a defectos de nacimiento y a la muerte, ni siquiera por razones de seguridad nacional. Por consiguiente se han cerrado las fábricas de tritio. Repararlas y darles un mínimo de seguridad costaría muchos miles de millones de dólares y muchos años de trabajo. Construir fábricas nuevas y mejores costaría todavía más dinero y más años. Mientras tanto el tritio que tenemos se está descomponiendo lentamente, y ésta es la situación.
¿Por qué no se repararon las fábricas y se modernizaron, poco a poco, en el curso de los años? Presumo que porque el Gobierno prefería gastar el dinero en otras cosas y siempre podía ocultar los fallos y el peligro detrás de la cortina de humo de la seguridad nacional.
Es deprimente. ¿Cuántos otros fallos, cuántas otras causas de ruina oculta nuestro Gobierno bajo la bandera de la seguridad nacional?