INTRODUCCIÓN EN TRES TIEMPOS
[1]. Diario 16, 8 de julio de 1990.<<
[2]. José García Abad, Adolfo Suárez. Una tragedia griega, Madrid, 2005, p. 237.<<
[3]. Libro de penosa lectura por lo enrevesado de la sintaxis y lo rudimentario de la reflexión, pasó sin pena ni gloria. Antonio Navalón y Francisco Guerrero, Objetivo Adolfo Suárez, Madrid, 1987.<<
[4]. A. Rubio y M. Cerdán, El Mundo, 15 de noviembre de 1996.<<
[5]. Tres años más tarde, y habiendo pasado ya todo el agua del mundo sobre los puentes de su vida, Suárez lo negó todo. Incluso la relación.<<
[6]. Los lectores curiosos, y con el gálibo alto, pueden leer la minucia de esta truculenta historia en dos versiones. Ernesto Ekaizer, Vendetta, Barcelona, 1996. Pedro J. Ramírez, Amarga victoria, Barcelona, 2000.<<
[7]. José García Abad, op. cit., p. 267.<<
[8]. Transmitidas en este caso por el jesuita José María Martín Patino, consiliario de Tarancón.<<
[9]. El Mundo, suplemento «XX años de nuestra vida. 1975-1995», cap. X.<<
[10]. El Mundo, editorial del 25 de septiembre de 2007.<<
[11]. Justino Sinova, El Mundo, 27 de abril de 2007.<<
[12]. José García Abad, op. cit., p. 21.<<
[13]. El Mundo, 5 de octubre de 2008.<<
[14]. Pedro J. Ramírez, diciembre de 2001.<<
[15]. José García Abad, op. cit., p. 25.<<
[16]. ABC, 25 de octubre de 1979.<<
[17]. Ya, 26 de octubre de 1979.<<
[18]. Pueblo, 2 de noviembre de 1979.<<
[19]. «… qué suerte tendríamos si esta casta de individuos se fueran a vivir a otra parte». El Correo Español-El Pueblo Vasco, 27 de octubre de 1979.<<
[20]. Ya, 30 de octubre de 1979.<<
[21]. Lo que me hizo buscar una sarcástica réplica de Musil que yo recordaba de El hombre sin atributos y que venía al caso como anillo al dedo. «La Iglesia Católica cometió un grave error al amenazar a Galileo con la muerte, y al obligarle a retractarse, en vez de liquidarle sin tanta consideración; porque de su sistema de ver las cosas … han surgido las guías ferroviarias, las máquinas, la psicología fisiológica y la corrupción moral de los tiempos actuales … Probablemente se debió tal error a la excesiva prudencia eclesiástica, pues Galileo no sólo fue el descubridor del movimiento de la tierra y de la ley de la gravedad, sino que fue también un inventor con intereses en el gran capital, según se diría en el lenguaje de hoy.» Robert Musil, El hombre sin atributos, II, Barcelona, 1968, p. 12.<<
[22]. «Uno de los ejemplos más absurdos de esta intencionalidad son los comentarios en torno al libro de Morán.» La Calle, 13 de noviembre de 1979.<<
[23]. El País, 30 de octubre de 1979.<<
[24]. La Vanguardia, 1 de enero de 1980.<<
[25]. Informaciones, 3 de noviembre de 1979.<<
[26]. «Es, evidentemente, un libro apresurado, pero sin pretensiones, irregularmente escrito, pero divertido, artificialmente inflado como biografía, pero interesante en sus disgresiones (sic), descarado con la vida pública de Adolfo Suárez, pero discreto con su vida privada.» El País, 11 de noviembre de 1979.<<
[27]. «Acerca de cierto libro», Informaciones, 3 de noviembre de 1979.<<
[28]. Ya, 1 de noviembre de 1979.<<
[29]. Triunfo, 13 de noviembre de 1979.<<
[30]. Lo más parecido a eso son los desmañados apuntes autobiográficos de José Luis Alcocer, Radiografía de un fraude (Barcelona, 1978).<<