Arte Moderno (5 Octubre)
–Nunca he entendido cual es el atractivo del arte moderno.
–Las personas ahora pueden estar alejadas de las imágenes de la realidad para poder representarla. Por ejemplo, esta imagen se llama “Ira en medio día”.
La delgada mujer señalaba un cuadro en colores rojos, amarillos y dorados en un lienzo. No había una forma definida, solo el lienzo rojo con manchas amarillas y doradas en el centro.
–Sigo sin entender porque alguien pagaría cien mil pesos por un cuadro como éste. Deben de estar locos.
–Loco es aquel que no se da cuenta que los demás tienen puntos de vista diferentes antes mismas situaciones.
Caminaron juntos hasta llegar a otra sección de la galería mientras observaban las diferentes pinturas y esculturas en exposición.
–David, sé que no te encanta la galería de arte moderno, así que dime por favor por qué estamos aquí.
–Hace mucho tiempo que no nos vemos. Quería pasar un tiempo con mi amiga y terapeuta de cabecera.
–Me gustaría pensar eso si no te
conociera.
–¿He sido muy obvio entonces?
–Lo suficiente. Tenemos más de un año sin vernos. Y me dejaste escoger el lugar sin chistar. Créeme que se cuándo algo anda mal contigo.
–No estaba en mis planes verte por terapia. Créeme.
–Lo sé. Así que dime por favor qué es lo que te está molestando que no quiere referir con tu nueva terapeuta.
David volteó a verla y después regreso hacia la pintura.
–Esta obra me da hambre, ¿a ti no? Parece un helado gigante de McDonalds. Vamos por un postre y te platico al respecto, ¿te parece?
–Vamos.
Salieron de la galería y caminaron por las calles del centro de la ciudad hasta llevar a un restaurante especializado en comidas dulces y postres, además de cafés. David escogió una mesa lejos de la entrada y el bullicio de la plática de varias mesas. Quería tener un espacio un poco más privado para poder charlar con Janice.
Ordenaron un par de americanos, y una tabla de
samplers que incluía siete diferentes muestras de los postres que
había. Tendía a comer dulce cuando estaba indeciso o
preocupado.
–Se llama Clarissa.
David comenzó a tomar su café negro y a hablar del tema casi al momento en que el mesero se desapareció del lugar.
–Y Clarissa, ¿sabe qué tienes un problema con
ella?
–Podría decirse.
–La respuesta es sí o no.
–Quiero pensar que lo sabe, pero creo que no hice lo adecuado para que entendiera la situación.
–Vamos David, no tiene 15 años como para no entenderlo, ¿o sí? – Janice estaba relajada y comenzaba a comportarse más como una amiga que como terapeuta.
–No me refiero a eso. Hice algo y no creo haber
hecho bien. Ella trabaja conmigo.
–En muchas empresas hay sexo ocasional entre los colaboradores
consensuadamente.
–No hemos tenido sexo. De entrada, no quiero solo sexo.
–¿Entonces?
Volteó a verlo mientras agitaba la cuchara en su taza. Él estaba serio y con la mira dura hacia ella.
–Soy su jefe.
–Oh…– tomó un sorbo del té – Eso explica tu humor y porque te sientes tan mal. ¿Cuándo empezó todo? Y, sobre todo, ¿qué has hecho?
Suspiró mientras tomaba un postre de la charola frente a ellos. Chocolate, Vainilla, Zanahoria, Limón, Queso y Plátano. La tartaleta de frutas ya la había escogido Janice y no había nada que hacer al respecto. Lo dejó a la suerte y tomo el pastel de limón mientras comenzaba a platicar con ella lo que había ocurrido durante las últimas semanas de trabajo.