LA DETENCIÓN DE LA BANDA DE LOS HORNOS

OTRO hecho que definió la orientación de la investigación fue el episodio ocurrido a mediados de enero, cuando Sergio Camaratta detuvo en Valeria del Mar a los cuatro criminales de Los Hornos. Al ser interrogados habían manifestado: "Llámelo a Prellezo que nosotros trabajamos para él".

La presencia en Pinamar de más de una decena de custodios encargados de la protección de Alfredo Yabrán, en conjunción con la fotografía que José Luis Cabezas le tomó al empresario contra su voluntad, más un incidente protagonizado por algunos de esos custodios con dos periodistas de Canal 8 de Mar del Plata en el verano del '95, plantearon la alternativa de que existiera una banda tripartita que operaría en la zona y que habría matado al fotógrafo.

Esta organización tendría en su seno roles perfectamente delimitados, ya que entre custodios y policías había una fluida comunicación e intercambio de datos, en tanto a los ladrones comunes correspondía el trabajo sucio. Para los uniformados quedaba el contralor de las misiones encomendadas a los civiles.

La declaración de la verdulera Griselda Skerlj y sus hijos Ariel y Diego Silva corroboraron lo antedicho, cuando contaron a Macchi que, pocos días antes del secuestro de Cabezas el oficial Aníbal Luna, que hacía los controles regulares en la zona, los visitó para anticiparles que en la segunda semana de enero se realizaría un operativo antidrogas, y "que iba a caer alguien". A Luna lo acompañó ese día José Luis Auge, uno de los integrantes de la banda de Los Hornos, que se hizo pasar por policía. Se trataba de la coartada para justificar el movimiento sospechoso previo al secuestro de José Luis Cabezas.

También madre e hijos reconocieron a Pedro Villegas: el 25 de enero a las 0.30, al volante de un Fiat Uno blanco estacionado sobre la calle Rivadavia, a la vuelta de la casa de Cabezas, en compañía de otros dos hombres. "Los tipos estaban sentados en el asiento de atrás y no sé quiénes eran, pero al que estaba del lado del conductor ya lo había visto un día antes manejando una Trafic que pasó por ese lugar. Después de que mataran a Cabezas me di cuenta de que era Villegas, el marido de Pepita la pistolera, porque salió un identikit en un diario y más tarde vi en televisión cuando la esposa lo acompañó al salir de la cárcel", aseguró Ariel.

Actualmente, el oficial Aníbal Luna está procesado como partícipe primario del crimen, ya que se sospecha que fue el encargado de seguir al fotógrafo y mantener informado de sus pasos a Prellezo.

Por otra parte, deben tenerse presentes las continuas comunicaciones entre el oficial de calle Manuel Gómez, numerario de la comisaría de Pinamar, y el departamento de Ballenas 99, desde donde un grupo de vigilantes controlaba los movimientos en las inmediaciones del chalet Narbay, propiedad de Alfredo Yabrán.

Otro elemento que tuvieron en cuenta los investigadores fue que Sergio Camaratta, jefe de destacamento en Valeria del Mar, ordenó en la madrugada del homicidio el cierre del casino de Valeria del Mar y de varios locales nocturnos de ese balneario. A lo que debemos sumar que en General Madariaga ocurrió exactamente lo mismo, a instancias del oficial de calle de la comisaría local.

Si asociamos estos hechos, a su vez, con que en la comisaría de Pinamar no respondieron los pedidos de auxilio efectuados desde la residencia de Andreani, los pesquisas ya contaban con indicios suficientes para cerciorarse de la complicidad de los hombres de la fuerza en el homicidio o, por lo menos, en el encubrimiento.

Al respecto, Fogelman expresó en más de una oportunidad que el modus operandi adoptado por los participantes del asesinato recuerda cómo operaban las patotas que actuaron durante los años de la represión.