Agradecimientos
Un gran abrazo y mi agradecimiento a quienes han posibilitado la existencia de esta trilogía: al chistoso Josh Bank por ser habitualmente maravilloso; a Sara Shandler por sus espontáneos correos electrónicos de «I love Eve», tan enrollados que me entran ganas de bailar. A Joelle Hobeika, extraordinaria editora, por charlar con el mismo entusiasmo tanto del desarrollo de los personajes como de la telerrealidad. A Farrin Jacobs por sus notas «ajá». Y también a Sarah Landis, el «tercer ojo» que todo lo sabe, por ver aquello que se nos había escapado (e incluso más cosas).
A las lúcidas mujeres que auspician estos libros como si fueran propios: a Marisa Russell, por las visitas a los blogs, los retweets y las firmas de libros; a Deb Shapiro por ser la primera en querer saberlo todo sobre Eve; a Kate Lee, mi mejor amiga en Twitter, por su buen hacer y su asesoramiento, y a Kristin Marang, por el tiempo y el cariño dedicados a los aspectos digitales, ya que aquella «conversación» de dos horas fue realmente mágica.
Todo mi afecto y mil gracias a mis amigos de tantas ciudades, amigos que me lo ofrecieron todo y más, desde flash mobs hasta cócteles, para celebrar la publicación de la trilogía. Deseo manifestar mi especial agradecimiento a quienes me mantuvieron a flote durante el proceso: a Helen Rubenstein y Aaron Kandell, que leyeron los primeros borradores de esta novela; a Ali y Ally (mis aliadas, como sus nombres indican), por su comprensión; a Anna Gilbert, Lanie Davis y Katie Sise, amigas a distancia, por manifestar sus opiniones; a Lauren Morphew, lo mismo digo…, y a T. W. F., por hacerme sentir como en casa en Los Ángeles.
Como siempre, una gratitud infinita a mi hermano Kevin y a mis padres, Tom y Elaine, por ser los primeros en quererme y por ser quienes más me quieren.