Capítulo 6

Estamos a jueves y hoy hay mucha gente en la heladería, muchos de los jóvenes tras estar aquí se van de fiesta, aunque mañana hayan clases. Hace poco que han llegado compañeros míos, Roberta entre ellos, estaba cerca de su mesa cuando ha comentado que Liam le ha llamado para decirle que no tardará mucho en venir. ¿Será cierto que la ha llamado a ella? Yo creo que es más bien al revés.

- Elen alguien ha venido a buscarte-Me comenta mi madre, alzo la cabeza esperando que sea Liam aunque sé que eso es imposible, y así es, quien está a pocos pocos de mí, es Robert.

- Hola Elen, pasaba por aquí y me ha apetecido uno de vuestros helados-Me comenta sonriente haciendo que sus ojos dorados brillen con intensidad.

- Hola, bien siéntate, ahora mismo te lo pongo -Si quieres vete hija-Miro a mi madre y luego el local lleno de gente.

- No hace falta señora, aquí estoy bien.- comenta Robert Mi madre le sonríe a Robert y este se sienta en la barra mientras le sirvo su pedido.

- ¿Que tal todo?-Me pregunta mientras sirvo otros helados.

- Bien, muy cansada, pero bien.

- Tus padres tienen suerte contigo.

- Y yo con ellos-Le sonrío y Robert me devuelve la sonrisa.

Me voy a atender unas mesas, cuando queda ya poca gente, mi madre me comenta que me siente un rato en una de las mesas con Robert, lo hago y nos trae unos bocadillos con patatas.

- Gracias mama.

- Te lo has ganado.

Mi madre mira a Robert y veo como este sonríe cuando se va.

- Parece que he pasado el visto bueno.

- Si eso parece.

Me tenso ante su comentario, pero sonrío para que no lo note.

- ¿Que tal esta Laia? De Adair hace días que no he sabido nada.

- Pues bien, se le pasará-Espero.

Comemos un rato en silencio y no paro de pensar en que decir para que este deje de ser tan incomodo.

- ¿Tienes planes para mañana? Tal vez podríamos quedar.

- Si, está bien.

- Vaya ¿eso es resignación?-Me sonrojo y niego con la cabeza-. Tranquila, era broma, se que al final conseguiré que te enamores de mi.

Lo miro seria pero cuando sonríe también lo hago. Cuando terminamos de cenar me comenta que se va y lo acompaño a la puerta. Veo a mi madre recogiendo la barra y me acerco a ayudarla.

- Deberías subir a descansar.

- Estoy bien.

Empiezo a recoger, ya se ha ido todo el mundo y es la hora de cerrar.

- Mama… ¿Tú enseguida te enamoraste de papa?

Mi madre me sonríe y luego se acerca a mí.

- Oh no, al principio era un pesado.

- Te estoy escuchando-Dice mi padre tratando de hacerse el ofendido desde la cocina.

- Cállate bobo. Al principio no me atraía, pero al final tras mucho insistir tu padre, yo me di cuenta que estaba enamorada de él, no sé cuando sucedió, solo sé que un día lo vi hablar con otra y dije este es mío que nadie me lo quite, y hasta ahora-Veo el amor reflejado en los ojos de mi madre al echar la vista atrás-. ¿Lo preguntas por Robert?

Asiento.

- Me cae bien, y es muy guapo, no se…

- Dale una oportunidad.

- Si, no quiero arrepentirme después si lo pierdo…

Pero en el fondo pienso que si lo pierdo no me importaría.

Pero eso no lo sé, mira lo que le pasó a mi madre, trato de convencerme.

- Me voy a estudiar.

- Buenas noches cariño.

- Buenas noches.

Llevo un rato tratando de dormirme, pero no dejo de pensar en la conversación de mi madre. Tal vez lo esté precipitando todo, y no va a llegar sin más. Debe de ser eso…

Cojo el móvil y pienso en enviarle un sms a Liam para saber cuando viene. ¡No, eso está mal! Lo dejo en la mesa, evitando así la tentación, pero pese a eso tengo ganas verlo. ¡Si casi no lo conozco! Iré con Robert y lo pasaré genial y no hay más que pensar. Recuerdo las palabras de Liam cuando me dijo que eligiera bien. ¿Estoy haciéndolo?

Me tapo con las mantas y espero que el sueño llegue cuanto antes, no puedo seguir así.

***

Observo a Robert mientras tomamos la cena, no ha parado de contarme cosas que ha hecho a lo largo de su vida, lo encuentro muy interesante, y me han sorprendido muchas, no sabía que su madre lo abandonó y su padre lo dejó con sus abuelos y son ellos los que lo han criado. Yo no sé que contarle, he tratado de buscar alguna anécdota, algo, pero simplemente escucho, me gusta su voz y su forma de relatarlo todo. Miro la hora. ¿Solo ha pasado una hora? Me sorprendo ante mi pensamiento fugaz y enseguida me siento culpable. No es justo para él.

- Esta cena está muy buena. Conoces sitios realmente buenos.

- Gracias. Lo mejor viene en el postre.

Me sonríe y le devuelvo la sonrisa. Es majo, y simpático y además parece disfrutar de mi compañía. Todo va bien, tal vez quiera forzar las cosas, lo mejor es que me relaje y tal vez sin más llegue esa chispa.

Veo a Robert hacer un gesto con la cabeza al camarero y al poco delante de mí se posa un plato con un postre de chocolate y una rosa roja al lado. Me quedo sin palabras, nunca antes habían hecho algo así por mí, algo late en mi interior. Vamos bien.

- Gracias…Me has dejado sin palabras-La tomo y la huelo, la cara de Robert es de alegría y le dedico una sonrisa.

- Esperaba que te gustara.

La dejo a un lado y pruebo el postr -Esta delicioso, no me sorprende.

- Eso es malo, mi meta es sorprenderte cada día.

Lo observo asombrada y luego solo sonrío. ¿Debería de haberme gustado su comentario? Sí, pero he sentido agobio. No vamos bien.

Como en silencio y por suerte Robert toma mi silencio como que quiero disfrutar de este manjar que me ha dejado sin palabras. No sé qué decir y por más que me retuerzo la cabeza no encuentro palabras apropiadas para llenar este pesado silencio. Al final se me ocurre hablarle del último libro que me he leído. Pero cuando me doy cuenta de que Robert no dice nada decido callarme, lo he aburrido. Debería haber aprendido hace tiempo que a la gente no le interesa saber que se más que ellos, les hace sentir incómodos.

- Lo siento.

- No…Disculpa, solo te estaba admirando. Me encanta todo lo que sabes.

Me sonrojo y sonrío. ¡No le importa! Dicho esto sigo hablándole del libro y luego le cuento algo que he aprendido esta semana en clase.

- ¿Te apetece ir a dar un paseo?-Comenta cortándome con una gran sonrisa. Yo me callo y asiento, aceptando que ya he hablado demasiado y que todo el mundo tiene un límite.

- Claro.

Salimos del restaurante y damos un paseo por un puerto que hay cerca. Robert me cuenta algunas cosas de su universidad y yo asiento mientras las comenta, pero mi mente está lejos de aquí, no paro de pensar que debería hacerle caso, y aunque me estoy enterando de lo que me dice, no le estoy prestando toda la atención que se merece, cuando éramos solo amigos me era más fácil hablar con él, ahora me cuesta hacerlo porque espero todo el rato las mariposas en mi estomago o una señal que me indique que él es para mí. Miro la rosa que me ha regalado que llevo en mano y luego le sonrío, decidida a conocerlo mejor, enseguida pienso en mis padres y luego sin saber por qué en los ojos verdes de Liam, al mirar a Robert casi he deseado que Liam estuviera aquí, me asusto por este pensamiento y lo reprimo con fuerza.

Soy lo suficientemente inteligente como para saber que es mejor no pensar en Liam más que lo necesario, pero aunque no quiera, mi mente no para de pensar en donde estará, en si tardará mucho en volver y lo mucho que lo echo de menos y eso que apenas le conozco. Mi corazón se entristece por el rumbo de mis pensamientos y decido luchar contra este mar de sentamientos y prestar atención a Robert. Lo que siento por Liam es solo atracción, es un joven muy guapo, y ya está.

- Llevo deseando hacer algo desde que te vi.

Robert se detiene y alza su mano a mi mejilla. Lo miro y trato de perderme en sus ojos como lo hago en los de Liam. ¡No dejo de pensar en Liam!

- ¿El qué?

- Esto-Y baja sus labios a los míos y me besa sin dejarme lugar a la protesta. Yo siento sus labios cálidos y no me desagrada el beso, lo dejo hacer decidido, queriendo más que nunca a tener los pies en el suelo. Lo sigo pasiva y aunque sus labios son cálidos, su calidez no me traspasa como debería.

Robert parece darse cuenta de mi falta de entusiasmo y se separa pero antes de eso me da un ligero beso en los labios.

- Demos un paseo-Me toma la mano y yo lo sigo-. Tengo fe.

Yo no digo nada, pues ahora mismo siento que el único que tiene fe en esto es él. ¿No debería haber sentido algo con el beso?

No sé, en las pelis saltan chispas, hasta las protas sienten cohetes, y algunas levantan el pie, mies pies han estado en el suelo… ¿No era eso lo que quería? Sí, pero no así. Para lo lista que soy para unas cosas, soy algo inocente para otras. Nunca he estado con nadie más allá de unos picos inocentes robados. Y ahora me siento muy perdida. En el fondo hasta he llegado a pensar que las películas románticas son un flaco favor para las jóvenes, pues yo no he sentido las chispas, y quizás los besos sean siempre así.

Tal vez por eso la gente se enrolla con unos y con otros, pues es lo mismo uno que otro por qué no se siente nada…Creo que es mejor que deje este tema, pues me temo que daré vueltas y vueltas y no llegaré a nada concreto.

Robert comenta de volver y no me niego, ahora necesito estar sola con mis pensamientos. Cuando llegamos a mi casa me da un ligero beso y me dice que me llamará para quedar, yo le digo vale bajando del coche y aunque no me guste reconocerlo, en el fondo estoy huyendo de él por si se lo ocurre volver a besarme.

Seguro que mañana por la mañana, más calmada me daré cuenta de que hoy tenía un día malo y ya está. Estoy sacándolo todo de quicio. Abro la puerta de mi casa y me despido de él con la mano.

Al llegar a mi cuarto me cambio y no tardo en meter en la cama desando que con el sueño todas estas dudas se despejen.

No se qué hora es cuando me suena el móvil, lo cojo enseguida y respondo sin mirar ni la hora, ni quien me llama.

- ¿Quien?

- Vaya voz de sueño -Liam se ríe y mi corazón da un vuelco.

- Es tarde.

- Si, cerca de las tres de mañana, acabo de llegar…Estoy bajo tu casa, creía que estarías de fiesta o que habrías quedado con tu amigo especial, pero veo que no. Siento haberte despertado. Nos vemos.

- ¡Espera! ¿Donde estas?

- En la parte trasera…

- Bajo, dame unos minutos.

- No hace falta.

Le cuelgo y salgo de la cama, pienso que ponerme, al final opto por coger la bata, las zapatillas. Me miro al espejo antes de bajar y no me veo tan mal, mi bata es rosita y con un simpático personaje en uno de los lados, y mi cara de sueño total, tal vez debería…no, si me arreglo pensará que me arreglo para él. Mejor que me vea en actitud despreocupada. Además él no me gusta, me da igual que me vea así vestida. Sin hacer ruido y tratando de ignorar la voz de mi interior que me dice: ¿no?, salgo por la escalera exterior trasera y nada más salir a la calle veo a Liam, esta esperándome con una gran sonrisa. Cuando me acero a él mira mi indumentaria y sonríe.

- Bonito pijama.

- Solo me ves la bata.

- Se te ve el pantalón de cuadros por debajo.

Me sonrojo y lo ignoro.

- ¿Que tal todo? Roberta sabia que volvías, se lo dijo a todos.

- Lo sé, me llamó varias veces esta semana, según ella para comentarme cosas de clase.

- Que buena compañera.

- Ambos sabemos lo que busca de mí.

- A ti.

- Si. ¿Y qué tal tú? ¿Como ha ido todo?

- Bien…

- No te veo muy convencida-Miro al suelo y un golpe de aire me hace temblar, siento algo cálido sobre mis hombres y al mirar a Liam veo que me ha puesto su chaqueta.

- No…

- Si te constipas me sentiré muy culpable. Además, no debería haberte echo salir de la cama.

- Quería verte -Liam me sonríe con calidez y yo me tapo con su chaqueta enseguida me llega su perfume.

- ¿Que ha pasado? No nos conocemos de mucho, pero puedes confiar en mí.

- Lo sé-Cambio la mirada y dejo de observar sus intensos ojos verdes y pienso si decírselo o no, al final opto por hacerlo-.

Tú… ¿Te has besado con muchas jóvenes?

Liam alza las cejas y luego me mira divertido.

- No soy virgen, si esa es tu segunda pregunta.

- No seas tonto… sé que no eres virgen, no esperaba…es decir -Liam se ríe y yo me relajo-. Lo que quiero decir es que si todos los besos son iguales, no tengo mucha experiencia en el tema…-

Le digo algo flojo y mortificada, pero lejos de sentirme avergonzada por mi confesión, al menos no ante él. Con Liam siempre tengo la sensación de que puedo hablar de cualquier tema y él no se burlará de mí. Tras pensar eso me doy cuenta de que así no avanzo, me separo algo de Liam y miro hacia la noche.

- No todos son iguales, hay personas que te gustan más que otras y por lo tanto sientes más. No te gustan los besos de tu enamorado.

- Yo no he dicho eso…

- Quizás eso sea por algo.

- ¿A ti te gustan los de la chica que has ido a conquistar?

- No hablamos de mí y aun no la he besado.

- Me extraña.

- A mi no, su padre no se separa de ella, es una autentica lapa. O al menos lo es hasta que sepa que de suceder algo su hija esta prometida conmigo.

Me río por su forma de decirlo.

- Que lastima por ti.

- Me daba igual, si hubiera querido besarla lo hubiera hecho.

- Todo un don Juan.

- Es posible, pero ahora volvamos al tema. ¿Que te preocupa? No estás obligada a que él te guste Elen.

- Ya…pero mis padres no se gustaron a simple vista…

- Tal vez no se dieron cuenta a simple vista que se gustaban, pero el amor estaba allí.

- ¿Tu crees?

- No los conozco, pero puede ser.

- Robert no besa mal, pero…

- No te molestes, pero me importa bien poco como besa Robert.

- Umm…lo siento. Tal vez sea frígida.

Liam se ríe y luego noto su mano en mi cuello pues él ahora mismo está tras de mí. Me acaricia y enseguida despierta en mí un sinfín de terminaciones nerviosas.

- No te rayes Elen, lo que tenga que ser será. Disfruta de todo y no dejes que nadie te diga hacia donde tienes que ir. Si tu destino no es Robert, y es otro, lo sabrás. No te agobies.

Acepto su caricia y sintiendo un impulso me hecho hacia atrás y me apoyo en su pecho.

- No me cae mal…

- Dale tiempo.

- Gracias-Alzo la mirada y Liam me mira con calidez-.

Gracias por escucharme.

- De nada. Me gusta hacerlo, me hace olvidar.

Liam deja de acariciarme y se aleja.

- Está empezando a refrescar, y va a empezar a hacer frío, será mejor que me vaya.

Le tiendo la chaqueta.

- Tíramela ahora por la ventana, no te resfríes.

Me la pongo y tras decirle adiós subo por las escaleras y sin hacer ruido cierro la ventana que da a las escaleras y voy a mi cuarto, cuando abro la ventana, Liam ya está bajo, le tiro la chaqueta y le digo buenas noches con los labios. Me quedo mirándolo hasta que llega hasta su moto, que está en una parte oscura del garaje, casi no se ve y al verlo alejarse, me quedo con la sensación de que Liam parecía muy solo, resignado. ¿Habrá pasado algo? Tal vez quería hablar de algo y le he atosigado con mis tonteras. Me meto en la cama y cojo el móvil para mandarle un sms:

¿Estás bien? Me acabo de dar cuenta de que parecías…triste. ¿Ha pasado algo? Puedes confiar en mí.

Besos.

Lo releo y lo mando, me quedo un rato esperando su

respuesta pero al ver que no llega lo dejo sobre la mesita. Cuando estoy casi dormida, me llega un sms y cojo el móvil, es de Liam: Estoy bien. Pero gracias por ser de las pocas personas que sabe ver más allá de lo que quiero mostrar. No me equivoqué contigo. Besos, descansa, nos vemos pronto.

Lo leo varias veces y cuando dejo el móvil y me acuesto me doy cuenta que tengo pintada en el rostro una amplia sonrisa, y por esta vez no hago nada para que desaparezca, solo por esta noche me apetece dormirme recordando los bellos ojos de Liam.

Solo por esta noche…