La nueva teoría y perspectiva psicológica
Este libro presenta a los hombres y a la psicología masculina bajo una visión diferente. Al beber de las fuentes de la mitología y de la teología he descubierto que la actitud patriarcal de hostilidad hacia los hijos es muy evidente. Esta misma actitud está también presente en la teoría psicoanalítica.
Describo el efecto del antagonismo y rechazo paternal de la psicología masculina en el capítulo dos. “Padres e hijos: los mitos nos hablan del patriarcado”. Este capítulo incorpora las visiones de la psicoanalista Alice Miller, que señala que el mito de Edipo comienza con el intento del padre de asesinar a su hijo. En cualquier familia o cultura en la que los hijos sean vistos como amenazas para el padre y sean tratados como tales, la psique de un hijo y el clima cultural se verán negativamente afectados. Estoy presentando una nueva perspectiva psicológica.
Además, Los dioses de cada hombre es una psicología de los hombres que considera importante el impacto de la cultura en el desarrollo de los arquetipos. Éste es un nuevo énfasis en la psicología junguiana.
En el capítulo doce, “El dios ausente”, especulo sobre la aparición de un nuevo arquetipo masculino, una posibilidad explicada por la teoría de los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake[7].
Al final este libro proporciona una forma sistemática y coherente de comprender la psicología de los hombres a través de los arquetipos masculinos personificados en los dioses griegos (que también están presentes en las mujeres). Mi anterior libro, Las diosas de cada mujer, describía las diosas griegas y los arquetipos femeninos (que también están presentes en los hombres) como base de una psicología arquetípica femenina. En conjunto, los dos libros presentan una nueva psicología sistemática para hombres y mujeres que explica la diversidad que hay entre nosotros y nuestra complejidad interior. Esta psicología basada en el panteón de las deidades griegas refleja la riqueza de nuestra naturaleza humana y nos indica la divinidad que experimentamos cuando lo que hacemos surge de lo más profundo que hay en nosotros y sentimos la dimensión sagrada en nuestras vidas.